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Manjar Sabático

01-01-2022

Salmos 123

1 «Cántico gradual» A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en los cielos.
2 He aquí, como los ojos de los siervos [miran] a la mano de sus señores, y como los ojos de la sierva a la mano de su señora; así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios; hasta que tenga misericordia de nosotros.
3 Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros; porque estamos muy hastiados de menosprecio.
4 Muy hastiada está nuestra alma del escarnio de los que están en holgura, y del menosprecio de los soberbios.

La Verdad Acerca de los Ángeles. Capítulo 11: Los ángeles desde el tiempo de David hasta el cautiverio babilónico

El reino de David

El arca permaneció en la casa de Abinadab hasta que David fue coronado rey. Entonces reunió a treinta mil hombres elegidos de Israel y fue a buscar el arca de Dios. El arca fue colocada sobre un carruaje nuevo que era conducido por Uza y Ahío, los hijos de Abinadab. David, y toda la casa de Israel, celebraban delante del Señor con toda clase de instrumentos musicales. “Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban. Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios”. 2 Samuel 6:6-7. Uza se enfureció con los bueyes porque tropezaron. Además, manifestó desconfianza en Dios, como si Aquel que había traído el arca de la tierra de los filisteos no pudiera cuidar de ella. Los ángeles que acompañaban el arca castigaron la presunción impaciente de Uza al poner sus manos sobre el arca de Dios. —Spiritual Gifts 4a:111. {VAAn 131.1; TA.126.1}

Con el objeto de extender sus conquistas entre las naciones extranjeras, David decidió aumentar su ejército y requerir servicio militar de todos los que tuviesen edad apropiada. Para llevar a cabo este proyecto, fue necesario hacer un censo de la población. El orgullo y la ambición fueron lo que motivó esta acción del rey… {VAAn 132.1; TA.127.1}

El objeto de esta empresa era directamente contrario a los principios de la teocracia. Aun Joab protestó a pesar de que hasta entonces se había mostrado tan sin escrúpulos… “Más la orden del rey pudo más que Joab”. {VAAn 132.2; TA.127.2}

A la mañana siguiente el profeta Gad le trajo a David un mensaje: “Así ha dicho Jehová: tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas para que yo la haga… ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora y mira qué responderé al que me ha enviado”. {VAAn 132.3; TA.127.3}

La contestación del rey fue: “Caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres”. 2 Samuel 24:12-14. —Historia de los Patriarcas y Profetas, 809-810. {VAAn 132.4; TA.127.4}

A esto siguió una rápida destrucción. Setenta mil murieron como resultado de una pestilencia. David y los ancianos de Israel, profundamente humillados, clamaron delante del Señor. El ángel de Jehová, enviado por Dios, iba en camino a destruir Jerusalén… Con vestiduras de guerra y una espada en su mano que apuntaba hacia Jerusalén, el ángel se presentó ante David y los que estaban con él. Aterrorizado, David clamó a Dios que tuviera compasión por las ovejas de Israel. En su angustia, confesó: “Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre”. 2 Samuel 24:17. —The Spirit of Prophecy 1:385-386. {VAAn 132.5; TA.127.5}

El ángel exterminador se había detenido en las inmediaciones de Jerusalén. Estaba en el monte Moria “en la era de Ornán jebuseo” [1 Crón. 21:18]. Por indicación del profeta, David fue a la montaña, y edificó allí un altar a Jehová, “y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel”. 2 Samuel 24:25. {VAAn 133.1; TA.128.1}

El sitio en que se construyó el altar, que de allí en adelante había de considerarse como tierra santa para siempre, fue obsequiado al rey por Ornán. Pero el rey se negó a recibirlo… “Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro”. 1 Crónicas 21:25. Este sitio, ya memorable por ser el lugar donde Abrahán había construido el altar para ofrecer a su hijo, y era ahora santificado por esta gran liberación, fue posteriormente escogido como el sitio donde Salomón erigió el templo… {VAAn 133.2; TA.128.2}

Desde los mismos comienzos del reinado de David, uno de sus planes favoritos había sido el de erigir un templo a Jehová. A pesar de que no se le había permitido llevar a cabo ese propósito, no había dejado de manifestar celo y fervor por esa idea. —Historia de los Patriarcas y Profetas, 811-812. {VAAn 133.3; TA.128.3}

El Señor, mediante su ángel, instruyó a David y le dio un modelo del edificio que Salomón había de construir para él. El ángel fue comisionado a acompañar a David mientras éste escribía, para beneficio de Salomón, las instrucciones recibidas en relación con la construcción del templo. —Spiritual Gifts 4a:94. {VAAn 133.4; TA.129.1}

Salomón

El aprecio del pueblo se tornó hacia Salomón así como había ocurrido con David, y le obedecían en todo. Un ángel fue enviado para instruir a Salomón. En la noche, Salomón soñó que Dios conversaba con él: “Y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día… Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?” 1 Reyes 3:5-9. —Spiritual Gifts 4a:96-97. {VAAn 134.1; TA.129.2}

Además de los querubines que estaban situados sobre la cubierta del arca, Salomón mandó hacer otros dos ángeles de mayores dimensiones, que fueron colocados a cada extremo del arca, para representar a los ángeles celestiales que siempre protegían la ley de Dios. Es imposible describir la belleza y esplendor de ese tabernáculo. Allí, como en el santuario del desierto, el arca fue tenida en solemne reverencia, y colocada bajo las alas de los querubines que permanecían sobre el piso. —The Spirit of Prophecy 1:413. {VAAn 134.2; TA.129.3}

Elías

Elías se presentó ante Acab para denunciar su apostasía y la de Israel, e informarle acerca de los juicios de Dios. Dios entonces dirigió al profeta a un lugar seguro en las montañas, en las cercanías del arroyo de Querit, para apartarlo del poder de Jezabel. Allí honró al profeta enviándole comida de mañana y de tarde mediante un ángel del cielo. Cuando el arroyo se secó, le envió a la viuda de Sarepta, y en la casa de ésta realizó un milagro cada día para mantener alimentados al profeta y a la familia de la viuda. —Testimonies for the Church 3:288. {VAAn 134.3; TA.130.1}

Frente al rey Acab y a los falsos profetas, y rodeado por las huestes congregadas de Israel, estaba Elías de pie, el único que se había presentado para vindicar el nombre de Jehová. Aquel a quien todo el reino culpaba de su desgracia se encontraba ahora delante de ellos, aparentemente indefenso en presencia del monarca de Israel, de los profetas de Baal, los hombres de guerra y los millares que le rodeaban. Pero Elías no estaba solo. Sobre él y en derredor de él estaban las huestes del cielo que le protegían, ángeles excelsos en fortaleza. —La Historia de Profetas y Reyes, 107. {VAAn 135.1; TA.130.2}

A plena luz del día, y rodeado por miles—hombres de guerra, profetas de Baal y el mismo monarca de Israel—, permanece el indefenso Elías, aparentemente solo; pero no lo está. La más poderosa hueste de ángeles lo rodea; ángeles que exceden en fortaleza han venido del cielo para proteger al fiel y justo profeta. Con voz firme y decidida pregunta: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra”. 1 Reyes 18:21. —Testimonies for the Church 3:280. {VAAn 135.2; TA.130.3}

En el Carmelo, mientras Israel dudaba y vacilaba, la voz de Elías rompió nuevamente el silencio: “Sólo yo he quedado profeta de Jehová; más de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio del fuego, ése sea Dios”. 1 Reyes 18:22-24. —La Historia de Profetas y Reyes, 109. {VAAn 135.3; TA.131.1}

Cuán gozosamente Satanás, aquel que cayó como rayo del cielo, hubiera venido en auxilio de los que había engañado y controlado sus mentes, y quienes ahora estaban plenamente dedicados a su servicio. Con gusto hubiera enviado un rayo del cielo para encender sus sacrificios. Pero Dios había puesto límites a Satanás y restringido su poder. A pesar de todas sus estratagemas, no pudo enviar ni una sola chispa al altar de Baal. —The Review and Herald, 30 de septiembre de 1873. {VAAn 136.1; TA.131.2}

¿Desamparó Dios a Elías en la hora de prueba? ¡Oh, no! Amaba a su siervo, tanto cuando Elías se sentía abandonado de Dios y de los hombres como cuando, en respuesta a la oración, el fuego descendió del cielo e iluminó la cumbre de la montaña. Mientras Elías dormía, le despertaron un toque suave y una voz agradable. Se sobresaltó y, temiendo que el enemigo le hubiese descubierto, se dispuso a huir. Pero el rostro compasivo que se inclinaba sobre él no era el de un enemigo, sino de un amigo. Dios había mandado un ángel del cielo para que alimentase a su siervo. “Levántate, come”, dijo el ángel. “Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua”. {VAAn 136.2; TA.131.3}

Después que Elías hubo comido el refrigerio preparado para él, se volvió a dormir. Por segunda vez, vino el ángel. Tocando al hombre agotado, dijo con compasiva ternura: “Levántate y come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios”, donde halló refugio en una cueva. 1 Reyes 19:5-8. —La Historia de Profetas y Reyes, 121-122. {VAAn 137.1; TA.132.1}

En el desierto, en la soledad y el desaliento, Elías había dicho que estaba cansado de la vida, y había rogado que se le dejase morir. Pero en su misericordia el Señor no había hecho caso de sus palabras. Elías tenía que realizar todavía una gran obra; y cuando esta obra estuviese hecha no iba a perecer en el desaliento y la soledad. No le tocaría descender a la tumba, sino ascender con los ángeles de Dios a la presencia de su gloria. —La Historia de Profetas y Reyes, 170. {VAAn 137.2; TA.132.2}

Un poderoso ángel se acercó con las palabras del Señor para él: “¿Qué haces aquí, Elías?” Con amargura de espíritu Elías profirió su queja: “He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”. {VAAn 137.3; TA.132.3}

Pidiéndole que saliera de la cueva en la que había estado escondido, el ángel le ordenó estar en pie en el monte, delante del Señor. Mientras Elías obedecía la orden, “He aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva”. 1 Reyes 19:9-13. Su petulancia se había silenciado; su espíritu había sido suavizado y subyugado. Ahora sabía que una firme confianza en Dios, le permitiría siempre encontrar ayuda en tiempo de necesidad. —The Review and Herald, 23 de octubre de 1913. {VAAn 137.4; TA.132.4}

Cuando Elías estaba por abandonar a Eliseo, le dijo: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí”. 2 Reyes 2:9. —Obreros Evangélicos, 121. {VAAn 138.1; TA.133.1}

“El [Elías] le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; más si no, no. Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. {VAAn 138.2; TA.133.2}

“Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!” 2 Reyes 2:10-12. —La Educación, 56-57. {VAAn 138.3; TA.133.3}

Eliseo

En el segundo libro de los Reyes se registra una misión especial de los santos ángeles para guardar al siervo elegido del Señor. Eliseo estaba en Dotán y el rey de Siria envió gente de a caballo, y carros, y un gran ejército para prender al profeta. “Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?” 2 Reyes 6:14-15. —Atlantic Union Gleaner, Agosto 20, 1902. {VAAn 138.4; TA.134.1}

Respondió el profeta: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos”. Y para que el siervo reconociese esto por su cuenta, “Oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo”. 2 Reyes 6:16-17. Entre el siervo de Dios y las huestes de enemigos armados había un círculo protector de ángeles celestiales. Habían descendido con gran poder, no para destruir, ni para exigir homenaje, sino para rodear y servir a los débiles e inermes siervos del Señor . —La Historia de Profetas y Reyes, 192. {VAAn 139.1; TA.134.2}

No le tocó a Eliseo seguir a su maestro en un carro de fuego. Dios permitió que le aquejase una enfermedad prolongada. Durante las largas horas de debilidad y sufrimiento humanos, su fe se aferró a las promesas de Dios, y contemplaba constantemente en derredor suyo a los mensajeros celestiales de consuelo y paz. Así como en las alturas de Dotán se había visto rodeado por las huestes del cielo, con los carros y los jinetes de fuego de Israel, estaba ahora consciente de la presencia de los ángeles que simpatizaban con él; y esto le sostenía. —La Historia de Profetas y Reyes, 197. {VAAn 139.2; TA.134.3}

Isaías

En los tiempos de Isaías, la idolatría misma ya no provocaba sorpresa. Las prácticas inicuas habían llegado a prevalecer de tal manera entre todas las clases que los pocos que permanecían fieles a Dios estaban a menudo a punto de ceder al desaliento y la desesperación… {VAAn 139.3; TA.135.1}

Pensamientos como éstos embargaban a Isaías mientras se hallaba bajo el pórtico del templo. De repente la puerta y el velo interior del templo parecieron alzarse o retraerse, y se le permitió mirar al interior, al lugar santísimo, donde el profeta no podía siquiera asentar los pies. Se le presentó una visión de Jehová sentado en un trono elevado, mientras que el séquito de su gloria llenaba el templo. A ambos lados del trono, con el rostro velado en adoración, se cernían los serafines que servían en la presencia de su Hacedor y unían sus voces en la solemne invocación: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”. Isaías 6:3. —La Historia de Profetas y Reyes, 227-228. {VAAn 140.1; TA.135.2}

Una gloria indescriptible emanaba del Personaje sobre el trono, “y sus faldas llenaban el templo”. Querubines a ambos lados del trono brillaban con la gloria que los rodeaba por estar en la presencia de Dios. Cuando sus cantos de adoración resonaban con profundas notas, los pilares de la puerta temblaban como sacudidos por un terremoto. Estos seres santos cantaban sus alabanzas y brindaban gloria a Dios con labios no contaminados por el pecado. El contraste entre la débil alabanza que Isaías estaba acostumbrado a brindar a su Creador y las indescriptibles loas de los serafines, llenó al profeta de temor reverente y un sentimiento de indignidad. Por un momento tuvo el sublime privilegio de apreciar la pureza sin tacha del exaltado carácter de Jehová. {VAAn 140.2; TA.135.3}

Mientras los ángeles cantaban: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”, la inigualable majestad, la gloria, y el infinito poder del Señor pasaron ante el profeta en visión, e hicieron una impresión indeleble en su alma. A la luz de esta extraordinaria y refulgente revelación del carácter divino, su propia indignidad interior se hizo claramente manifiesta. Sus propias palabras le parecieron viles. —The Review and Herald, 16 de octubre de 1888. {VAAn 141.1; TA.136.1}

Los serafines, que moran en la presencia de Dios, cubren sus rostros y sus pies con sus alas al ver al Rey en su hermosura. Cuando Isaías vio la gloria de Dios, su alma fue postrada en el polvo. El resultado inmediato de la visión que tuvo el privilegio de presenciar fue un sentimiento de su propia indignidad. Este será siempre el resultado sobre la mente humana cuando los rayos del Sol de justicia brillen gloriosamente sobre el alma… Cuando la gloria de Cristo es revelada, el agente humano no encuentra gloria en sí mismo, porque la deformidad de su alma se hace manifiesta y el orgullo y la glorificación propia se extinguen. Muere el yo, y Cristo vive en su lugar. —Bible Echo and Signs of the Times, Diciembre 3, 1894. {VAAn 141.2; TA.136.2}

Tal era la perspectiva que arrostraba Isaías cuando fue llamado a la misión profética; sin embargo, no se desalentó, pues repercutía en sus oídos el coro triunfal de los ángeles en derredor del trono de Dios: “Toda la tierra está llena de su gloria”. Isaías 6:3. Y su fe fue fortalecida por visiones de las gloriosas conquistas que realizará la iglesia de Dios, cuando “la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Isaías 11:9 .—La Historia de Profetas y Reyes, 275. {VAAn 141.3; TA.137.1}

Ezequiel

A orillas del río Quebar, Ezequiel contempló un torbellino que parecía venir del norte, “una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente”. Cierto número de ruedas entrelazadas unas con otras eran movidas por cuatro seres vivientes. Muy alto, por encima de éstos “se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él”. “Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas”. Ezequiel 1:4, 26; 10:8. {VAAn 142.1; TA.137.2}

Las ruedas eran tan complicadas en su ordenamiento, que a primera vista parecían confusas; y sin embargo se movían en armonía perfecta. Seres celestiales, sostenidos y guiados por la mano que había debajo de las alas de los querubines, impelían aquellas ruedas; sobre ellos, en el trono de zafiro, estaba el Eterno; y en derredor del trono, había un arco iris, emblema de la misericordia divina. {VAAn 142.2; TA.137.3}

Como las complicaciones semejantes a ruedas eran dirigidas por la mano que había debajo de las alas de los querubines, el complicado juego de los acontecimientos humanos se halla bajo control divino. En medio de las disensiones y el tumulto de las naciones, el que está sentado más arriba que los querubines, sigue guiando los asuntos de esta tierra. —La Historia de Profetas y Reyes, 393. {VAAn 142.3; TA.138.1}

Testimonio: 02-11-2017

Anoche, amados, noviembre 2 del 2017, el Señor me dio un sueño. En este sueño yo veía cómo las personas, en los diferentes lugares donde estaban, salían —por la desesperación—, buscando refugio en otros lugares. Entonces, yo veía cómo las personas se iban, y por más que yo trataba de decirles: “miren, pero, ¡quédense! ¡porque aquí es donde Dios nos tiene, y aquí es donde nosotros tenemos que estar! ¡Ahora es el momento de ayudar, de ayudar al que está al lado de nosotros!” Ellos escapaban por su vida, en la desesperación, porque como no se habían preparado no sabían qué hacer. Su desesperación los llevaba a buscar otras tierras, otros rumbos. Entonces yo me trataba de parar al frente de ellos porque vi una línea muy larga, y ellos entraban por esa puerta, y ya cuando entraban por esta puerta pues ya no los veía más, era como que esa puerta los llevaba a los diferentes destinos a donde ellos querían ir. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p1}

Entonces mientras yo estaba en esa desesperación de tratarlos, de que ellos entendieran, y agarrarlos para que no se fueran, apareció entonces mi acompañante y me dijo: “Daisy, déjalos. Su suerte ya está echada”. Entonces yo dije: “Señor, pero yo estoy tratando de que se despierten, de que se den cuenta que, no importa donde quiera que se vayan, esto va a ser mundial, y va a llegar. Entonces, va a ser más difícil para ellos, porque si no se prepararon ahora, o sea antes en tiempo de paz, ahora en tiempo de guerra va a ser más difícil”. Entonces me dijo: “tranquila”. Entonces me llevó a otro lugar, en ese otro lugar, cuando fui allí, vi personas que estaban sentadas, estas personas habían perdido su casa, tenían muy poco que comer, pero tenían un arroyo. Ellos, de ahí, tomaban su agua, y lo poco que tenían de comer no solamente comían ellos, sino que compartían con otros. Entonces yo decía: “Señor, pero, ¡mira! Están ahí tratando de levantar sus paredes, su casita, porque se les vino abajo. Y, ¿por qué ellos no están en desesperación? Y aquellos que tenían, hasta, casas de cemento, que no se les cayó nada y no perdieron nada, ¿por qué están con esa desesperación?” Entonces mi acompañante me dijo: “es que no es la preparación material únicamente, necesitamos la preparación espiritual. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p2}

Entonces yo veía cómo estas personas se desenvolvían, y cómo, a su vez, mientras en el diario de su vida, de ellos desenvolverse, en el camino, también ayudaban a otras personas que también estaban caídas, a que se levantasen. ¡Fue tan linda aquella escena! Se pareció mucho a lo que estamos viviendo ahora aquí en Puerto Rico, y en México, y en otros lugares que ustedes ya conocen [pues] esto es de ámbito, ya, nacional lo que está pasando, [se conoce] en todo el mundo. Entonces, en ese momento, cuando ya estoy en un lugar, ahí viendo todo lo que estaba pasando, desperté. Y, cuando desperté: “¿ya?” -dije-, “¿ya? ¿ya se acabó?” —dije para adentro de mí, en mi mente—. Entonces, la voz volvió y me dijo: “tu esposo te va a decir algo”. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p3}

Entonces, en este momento yo me quedé así. Eran alrededor de las tres y media de la mañana, casi las cuatro, por ahí. Entonces me quedo mirando a mi esposo y digo: “pero, ¿cómo que mi esposo me va a decir algo? ¡[si] él está totalmente dormido!” Y en este momento mi esposo me dice: “Daisy, tuve un sueño”, y comenzó a contarme el sueño. Entonces me dijo: “tengo que leer algo, y cuando abrió su biblia, cayó en Jeremías 40. Entonces como ya me habían dado este capítulo para otra persona que tenía que enviárselo anteriormente, éste, me llamó mucho la atención. Entonces comencé a leer Jeremías 40 y cuando leí Jeremías 40 el Señor me dijo: lee Jeremías 40 pero lee también hasta el 44. Entonces este es el matinal que tuvimos esta mañana todos acá en nuestra casa y nos pudimos dar cuenta de que, cuando Dios habla a los que van a traer el castigo sobre las naciones desobedientes, muchas veces los que traen el castigo son aún más obedientes que los que realmente nos decimos ser los hijos de Dios. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p4}

Entonces allí vemos esta dinámica, amados hermanos, de cómo Dios, pues, fue llevando a Jeremías a instruir al pueblo, más el pueblo no hizo caso. Ellos pensaron que, yendo a Egipto a buscar comida, a buscar lo que ellos necesitaban, allí encontraron la espada, allí encontraron la muerte, allí encontraron el hambre y la sed para ellos y sus familias. Quiera Dios que cada uno de nosotros que escuchemos esto, recapacitemos y nos demos cuenta, porque yo los pude ver en el sueño que ellos salían más no podían regresar, porque la situación se había puesto tan terrible y tan precaria que había sido bien difícil, bien difícil, y ellos estaban enterrando sus manos en la tierra para buscar comida más no la encontraban. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p5}

Quiera Dios que sigamos las instrucciones de Dios y nos estemos quietos, y que podamos darnos cuenta que estamos bajo la dirección de un Dios todopoderoso, que todo lo que está pasando en este mundo no está pasando de incógnito ante sus ojos, sino que él está al control de todo, esto es un tiempo de que tiene que pasar lo que tiene que pasar, más Dios está pendiente de sus verdaderos hijos. Si confiamos en Él, no vamos a salir huyendo a ningún lugar, sencillamente vamos a esperar en Cristo Jesús, vamos a esperar sus órdenes. Si el Señor dice: “muévete”, te mueves. Si el Señor dice: “quédate”, te quedas. Si el Señor dice: “ve, haz esto, di esto, come esto, no comas esto”, hazlo. Porque el Señor está dando instrucciones contundentes en estos últimos días para que sus hijos sepan lo que tienen que hacer. Quiera Dios que esto no caiga en oídos sordos y que todos nos podamos preparar, y que todos más que prepararnos físicamente, materialmente, más que eso, es prepararnos espiritualmente en Cristo Jesús. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p6}

Jeremías 40

1 Palabra que vino a Jeremías de parte de Jehová, después que Nabuzaradán capitán de la guardia le envió desde Ramá, cuando le tomó estando atado con esposas entre todos los que fueron llevados cautivos de Jerusalén y de Judá que fueron desterrados a Babilonia.
2 Tomó pues, el capitán de la guardia a Jeremías, y le dijo: Jehová tu Dios habló este mal contra este lugar;
3 y Jehová lo ha traído y hecho según lo había dicho; porque pecasteis contra Jehová, y no oísteis su voz, por eso os ha venido esto.
4 Y ahora yo te he soltado hoy de las esposas que tenías en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo miraré por ti; mas si no te parece bien venir conmigo a Babilonia, déjalo; mira, toda la tierra está delante de ti; ve a donde mejor y más cómodo te pareciere ir.
5 Y aún no se había vuelto él, cuando [le dijo]: Vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo; o ve a donde te pareciere más cómodo ir. Y el capitán de la guardia le dio provisiones y un presente, y le despidió.
6 Se fue entonces Jeremías a Gedalías hijo de Ahicam, a Mizpa, y moró con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.
7 Y como oyeron todos los príncipes del ejército que estaba por el campo, ellos y sus hombres, que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ahicam sobre la tierra, y que le había encomendado los hombres, y las mujeres, y los niños, y los pobres de la tierra, que no fueron llevados cautivos a Babilonia.
8 Vinieron luego a Gedalías en Mizpa, [esto es], Ismael hijo de Netanías, y Johanán y Jonatán hijos de Carea, y Seraías hijo de Tanhumet, y los hijos de Efi netofatita, y Jezanías hijo de un maacatita, ellos y sus hombres.
9 Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y tendréis bien.
10 Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros, tomad el vino, los frutos del verano y el aceite, y ponedlo en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado.
11 Asimismo todos los judíos que [estaban] en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que [estaban] en todas las tierras, cuando oyeron decir como el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá, y que había puesto sobre ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán,
12 todos estos judíos regresaron entonces de todas las partes adonde habían sido echados, y vinieron a tierra de Judá, a Gedalías en Mizpa; y tomaron vino y muchísima fruta de verano.
13 Y Johanán, hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban en el campo, vinieron a Gedalías en Mizpa,
14 y le dijeron: ¿No sabes de cierto como Baalis, rey de los hijos de Amón, ha enviado a Ismael hijo de Netanías, para matarte? Mas Gedalías hijo de Ahicam no los creyó.
15 Entonces Johanán hijo de Carea habló a Gedalías en secreto, en Mizpa, diciendo: Yo iré ahora, y heriré a Ismael hijo de Netanías, y ningún hombre lo sabrá: ¿por qué te ha de matar, y todos los judíos que se han reunido a ti se dispersarán, y perecerá el resto de Judá?
16 Pero Gedalías hijo de Ahicam dijo a Johanán hijo de Carea: No hagas esto, porque falso es lo que tú dices de Ismael.

Jeremías 41

1 Y aconteció en el mes séptimo, que vino Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la simiente real, y algunos príncipes del rey, y diez hombres con él, a Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y juntos comieron pan allí en Mizpa.
2 Y se levantó Ismael hijo de Netanías, y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, matando así a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto sobre la tierra.
3 Asimismo hirió Ismael a todos los judíos que estaban con él, con Gedalías en Mizpa, y a los soldados caldeos que allí se hallaron.
4 Sucedió además, un día después que mató a Gedalías, cuando nadie [lo] sabía [aún],
5 que venían unos hombres de Siquem y de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba, y rotas las ropas, y arañados y traían en sus manos ofrenda y perfume para llevar a la casa de Jehová.
6 Y de Mizpa les salió al encuentro, llorando, Ismael hijo de Netanías: y aconteció que como los encontró, les dijo: Venid a Gedalías, hijo de Ahicam.
7 Y fue que cuando llegaron al medio de la ciudad, Ismael hijo de Netanías los degolló, [y los echó] dentro de una cisterna, él y los hombres que con él estaban.
8 Mas entre aquellos fueron hallados diez hombres que dijeron a Ismael: No nos mates; porque tenemos en el campo tesoros de trigos, y cebadas, y aceite, y miel. Y los dejó, y no los mató entre sus hermanos.
9 Y la cisterna en que echó Ismael todos los cadáveres de los hombres que él había matado a causa de Gedalías, era la misma que el rey Asa había hecho a causa de Baasa, rey de Israel; la llenó de muertos Ismael, hijo de Netanías.
10 Después Ismael llevó cautivo a todo el resto del pueblo que [estaba] en Mizpa; a las hijas del rey y a todo el pueblo que en Mizpa había quedado, el cual Nabuzaradán, capitán de la guardia, había encargado a Gedalías, hijo de Ahicam. Los llevó, pues, cautivos Ismael hijo de Netanías, y se fue para pasarse a los hijos de Amón.
11 Y oyó Johanán hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban con él, todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Netanías.
12 Entonces tomaron todos los hombres, y fueron a pelear con Ismael hijo de Netanías, y lo hallaron junto al gran estanque que [está] en Gabaón.
13 Y aconteció que como todo el pueblo que [estaba] con Ismael vio a Johanán hijo de Carea, y a todos los príncipes de la gente de guerra que estaban con él, se alegraron.
14 Y todo el pueblo que Ismael había traído cautivo de Mizpa, se tornaron, y volvieron, y se fueron a Johanán hijo de Carea.
15 Mas Ismael hijo de Netanías se escapó delante de Johanán con ocho hombres, y se fue a los hijos de Amón.
16 Y Johanán hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que con él [estaban], tomaron todo el resto del pueblo que habían recobrado de Ismael hijo de Netanías, de Mizpa, después que hirió a Gedalías hijo de Ahicam: hombres de guerra, y mujeres, y niños, y los eunucos que Johanán había hecho tornar de Gabaón;
17 y fueron y habitaron en Gerut-quimam, que es cerca de Belén, a fin de partir y meterse en Egipto,
18 por causa de los caldeos; porque temían de ellos, por haber herido Ismael hijo de Netanías a Gedalías hijo de Ahicam, al cual el rey de Babilonia había puesto sobre la tierra.

Jeremías 42

1 Y vinieron todos los capitanes de la gente de guerra, y Johanán hijo de Carea, y Jezanías hijo de Osaías, y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor,
2 y dijeron al profeta Jeremías: Sea acepta nuestra súplica delante de ti, y ora por nosotros a Jehová tu Dios, por todo este remanente (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como nos ven tus ojos),
3 para que Jehová tu Dios nos enseñe camino por donde vayamos, y lo que hemos de hacer.
4 Y el profeta Jeremías les dijo: Ya he oído. He aquí que voy a orar a Jehová vuestro Dios, como habéis dicho; y será que todo lo que Jehová os respondiere, os [lo] declararé; no os reservaré palabra.
5 Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea testigo entre nosotros de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros.
6 Sea bueno, o sea malo, a la voz de Jehová nuestro Dios, al cual te enviamos, obedeceremos; para que, obedeciendo a la voz de Jehová nuestro Dios, tengamos bien.
7 Y aconteció que al cabo de diez días vino palabra de Jehová a Jeremías.
8 Y llamó a Johanán hijo de Carea, y a todos los capitanes de la gente de guerra que con él [estaban], y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor;
9 Y les dijo: Así dice Jehová Dios de Israel, al cual me enviasteis para presentar vuestras súplicas delante de Él:
10 Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré, y no os destruiré; os plantaré, y no os arrancaré: porque arrepentido estoy del mal que os he hecho.
11 No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del cual tenéis temor; no temáis de su presencia, ha dicho Jehová, porque con vosotros [estoy] yo para salvaros y libraros de su mano:
12 Y os daré misericordias, y tendrá misericordia de vosotros, y os hará volver a vuestra tierra.
13 Mas si dijereis: No moraremos en esta tierra, no obedeciendo así a la voz de Jehová vuestro Dios,
14 y diciendo: No, antes nos entraremos en tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni tendremos hambre de pan, y allá moraremos;
15 Ahora por eso, oíd la palabra de Jehová, remanente de Judá: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Si vosotros volviereis vuestros rostros para entrar en Egipto, y entrareis para peregrinar allá,
16 entonces sucederá que la espada que teméis, os alcanzará allí en tierra de Egipto, y el hambre de que tenéis temor, allá en Egipto se os pegará; y allí moriréis.
17 Será pues, que todos los hombres que tornaren sus rostros para entrarse en Egipto, para peregrinar allí, morirán a espada, de hambre, y de pestilencia: no habrá de ellos quien quede vivo, ni quien escape delante del mal que traeré yo sobre ellos.
18 Porque así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi enojo y mi ira sobre los moradores de Jerusalén, así se derramará mi ira sobre vosotros, cuando entrareis en Egipto; y seréis por juramento y por espanto, y por maldición y por afrenta; y no veréis más este lugar.
19 Jehová habló sobre vosotros, oh remanente de Judá: No entréis en Egipto: sabed por cierto que os aviso hoy.
20 ¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Porque vosotros me enviasteis a Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros a Jehová nuestro Dios; y conforme a todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, háznoslo saber así, y [lo] pondremos por obra.
21 Y os lo he denunciado hoy, y no habéis obedecido a la voz de Jehová vuestro Dios, ni a todas las cosas por las cuales me envió a vosotros.
22 Ahora, pues, sabed de cierto que moriréis a espada, de hambre y de pestilencia, en el lugar donde deseasteis entrar para peregrinar allí.

Jeremías 43

1 Y aconteció que como Jeremías acabó de hablar a todo el pueblo todas las palabras de Jehová su Dios, [esto es], todas las palabras por las cuales Jehová su Dios le había enviado a ellos,
2 dijo Azarías hijo de Osaías, y Johanán hijo de Carea, y todos los varones soberbios dijeron a Jeremías: Mentira dices; no te ha enviado Jehová nuestro Dios para decir: No entréis en Egipto a peregrinar allí;
3 sino que Baruc, hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en mano de los caldeos, para matarnos y para hacernos trasportar a Babilonia.
4 No obedeció, pues, Johanán hijo de Carea, y todos los capitanes de la gente de guerra, y todo el pueblo, a la voz de Jehová para quedarse en tierra de Judá;
5 sino que tomó Johanán hijo de Carea, y todos los capitanes de la gente de guerra, a todo el remanente de Judá que había vuelto de todas las naciones adonde habían sido echados, para habitar en la tierra de Judá.
6 a hombres y mujeres y niños, y a las hijas del rey, y a toda alma que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado con Gedalías, hijo de Ahicam hijo de Safán, y al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías;
7 y entraron en tierra de Egipto; porque no obedecieron a la voz de Jehová; y llegaron hasta Tafnes.
8 Y vino palabra de Jehová a Jeremías en Tafnes, diciendo:
9 Toma con tu mano piedras grandes, y escóndelas en el barro, en el enladrillado que [está] a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de los hombres de Judá;
10 y diles: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y extenderá su pabellón sobre ellas.
11 Y vendrá, y herirá la tierra de Egipto: los que a muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio, y los que a espada, a espada.
12 Y yo pondré fuego a las casas de los dioses de Egipto; y las quemará, y a ellos llevará cautivos; y él se vestirá la tierra de Egipto, como el pastor se viste su capa, y saldrá de allá en paz.
13 Además, quebrará las estatuas de Bet-semes, que está en tierra de Egipto, y las casas de los dioses de Egipto quemará a fuego.

Jeremías 44

1 Palabra que vino a Jeremías acerca de todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, que moraban en Migdol, y en Tafnes, y en Nof, y en tierra de Patros, diciendo:
2 Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá: y he aquí que ellas [están] el día de hoy asoladas, y ni hay en ellas morador;
3 A causa de la maldad que ellos cometieron para hacerme enojar, yendo a ofrecer incienso, honrando a dioses ajenos que ellos no habían conocido, [ni] vosotros, ni vuestros padres.
4 Y envié a vosotros a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviándolos, diciendo: No hagáis ahora esta cosa abominable que yo aborrezco.
5 Mas no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para no ofrecer incienso a dioses ajenos.
6 Se derramó, por tanto, mi furor y mi ira, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron destruidas y desoladas, como están hoy.
7 Ahora, pues, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande mal contra vuestras almas, para ser talados varón y mujer, y niño de pecho, de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno;
8 haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para morar, de suerte que os acabéis, y seáis por maldición y por oprobio a todas las naciones de la tierra?
9 ¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros padres, y de las maldades de los reyes de Judá, y de las maldades de sus esposas, y de vuestras maldades, y de las maldades de vuestras esposas, que hicieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén?
10 No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley, ni en mis estatutos que puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.
11 Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo pongo mi rostro contra vosotros para mal, y para destruir a todo Judá.
12 Y tomaré el remanente de Judá que puso su rostro para entrar en la tierra de Egipto para morar allí, y en la tierra de Egipto serán todos consumidos. Caerán a espada y por el hambre serán consumidos; por la espada y el hambre morirán desde el menor hasta el mayor; y serán [causa] de blasfemia, de espanto, de maldición y de oprobio.
13 Pues castigaré a los que moran en tierra de Egipto, como castigué a Jerusalén, con espada, y con hambre, y con pestilencia.
14 Y del remanente de Judá que entraron en tierra de Egipto para morar allí, no habrá quien escape, ni quien quede vivo, para volver a la tierra de Judá, por la cual suspiran ellos por volver para habitar allí; porque no volverán sino los que escaparen.
15 Entonces todos los que sabían que sus esposas habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran multitud, y todo el pueblo que habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo:
16 [En cuanto a] la palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti;
17 sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y fuimos saciados de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno.
18 Mas desde que cesamos de ofrecer incienso a la reina del cielo, y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y a hambre somos consumidos.
19 Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso nosotras hicimos tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin [saberlo] nuestros maridos?
20 Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres, y a todo el vulgo que le había respondido esto, diciendo:
21 ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso que ofrecisteis en las ciudades de Judá, y en las plazas de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes, y el pueblo de la tierra?
22 Y no pudo soportar más Jehová a causa de la maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho: por tanto vuestra tierra fue en asolamiento, y en espanto, y en maldición, hasta no quedar morador, como hoy.
23 Porque habéis quemado incienso y pecasteis contra Jehová, y no obedecisteis a la voz de Jehová, ni anduvisteis en su ley, ni en sus estatutos, ni en sus testimonios; por tanto ha venido sobre vosotros este mal, como en este día.
24 Y dijo Jeremías a todo el pueblo, y a todas las mujeres: Oíd palabra de Jehová, todos los de Judá que [estáis] en tierra de Egipto:
25 Así habla Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, diciendo: Vosotros y vuestras esposas hablasteis con vuestras bocas, y con vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo: Cumpliremos efectivamente nuestros votos que hicimos, de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones; confirmáis a la verdad vuestros votos, y ponéis vuestros votos por obra.
26 Por tanto, oíd palabra de Jehová, todo Judá que habitáis en tierra de Egipto: He aquí he jurado por mi grande nombre, dice Jehová, que mi nombre no será más invocado en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre judío, diciendo: Vive el Señor Jehová.
27 He aquí que yo velo sobre ellos para mal, y no para bien; y todos los hombres de Judá que [están] en la tierra de Egipto, serán consumidos a espada y de hambre, hasta que perezcan del todo.
28 Y los pocos hombres que escaparen de la espada, volverán de tierra de Egipto a tierra de Judá, y todo el remanente de Judá, que ha entrado en Egipto a morar allí sabrá la palabra de quién ha de permanecer, si la mía, o la suya.
29 Y esto [tendréis] por señal, dice Jehová, de que en este lugar os visito, para que sepáis que de cierto permanecerán mis palabras para mal sobre vosotros.
30 Así dice Jehová: He aquí que yo entrego a Faraón Hofra rey de Egipto en mano de sus enemigos, en mano de los que buscan su vida, como entregué a Sedequías rey de Judá en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, su enemigo que buscaba su vida.

Testimonio: 23-09-2018

Amados, septiembre 23, 2018. En la madrugada, el Señor me comenzó a hablar acerca de que debemos tener todo pecado confeso delante de Él para poder estar listos ante la prueba final. Se me dijo que todo pecado que llega a nuestra memoria del pasado, es aquel que no está debidamente confesado y perdonado. No es sólo pedir perdón”, se me instruyó, “sino pedir perdón con un corazón contrito y humillado, y con un genuino arrepentimiento, y apartarse de dicho pecado y no mirar atrás. Este es el tiempo de hacerlo”, se me dijo, “el Espíritu Santo, si así lo desean y lo piden, os recordará todos vuestros pecados inconfesos, y tendrán en su mente una escena exacta de dicho momento, con detalles, para poder darse cuenta de dicho pecado y poder confesarlo como el cielo demanda delante de Dios”. {Daisy Escalante: 23-09-2018, es.p1}

“Esta es la obra final que Cristo Jesús está haciendo en el Lugar Santísimo del Santuario Celestial”, se me dijo. “Y es el momento de ponernos a cuentas para que, así, podamos soportar la hora de prueba”. Entonces, en ese momento, pregunté: “Señor, mi mente finita, ¿cómo podrá saber si ya estoy totalmente a cuentas contigo?” Entonces se me dejó saber que, al ser estos pecados perdonados, ya no nos acordaremos más de ellos por gracia y misericordia de su Nombre. Entonces en ese momento exclamé: “¡Aleluya, bendito Dios! ¡Santo, Santo! ¡porque tus caminos son justos y verdaderos!” Entonces se me dijo: “recuerda”. Y comenzó a darme una lista: “el Espíritu Santo tocará la puerta, se le debe dejar entrar. Él los convencerá de pecado y de juicio. El obrará en el que lo deje entrar en genuino arrepentimiento. Su vida pecaminosa pasará como película ante ustedes para que reconozcan que Yo Soy Dios y todo lo sé y nada se esconde a mi presencia. Aceptar con corazón contrito y humillado la reprensión y confesarlo y apartarse enteramente. Sólo así podrán ser aceptados y perdonados y, ante el fuego, no serán consumidos, sino que éste los refinará. Y, así, podrán obtener la victoria, pues podré morar en ustedes y serán por siempre mi tesoro especial”. {Daisy Escalante: 23-09-2018, es.p2}

“La prueba final ya es venida”, me dijo, “y mi trabajo es casi terminado. ¡Dichoso el que en Mí confía! ¡Dichoso el que pone la mano en el arado y no vuelve atrás! ¡Dichoso el que no teme llamar al pecado por su nombre! ¡Dichoso el que es leal a Dios antes que a los hombres! ¡Dichoso el que deja todo lo que el mundo ofrece por el reino de Dios! ¡Dichoso el que toma su cruz y me sigue! ¡Dichoso el que su único pensamiento es hacer mi voluntad! ¡Dichoso el que es maltratado y aborrecido por mi Nombre! ¡Dichoso el que ama siendo odiado! ¡Dichoso el que lucha por el bien hacer con todas sus fuerzas! ¡Dichoso el que odia el pecado, pero ama al pecador! ¡Dichoso el que medita en mi ley, ordenanzas y estatutos! ¡Dichoso el que vive ante mi presencia! ¡Dichoso el que lleva la palabra de mi paciencia a este mundo, aunque éste la rechace! ¡Dichoso el perseguido sin causa alguna! Pues el que así hiciere heredará el reino de los cielos”. Me dijo: “haced, pues, esto y viviréis”. {Daisy Escalante: 23-09-2018, es.p3}

¡Bendito Dios por su amor! Ese amor y su fidelidad que no merecemos, [es la] que [hizo que], siendo pecadores, Cristo murió por cada uno de nosotros. Amados, al despertar yo estaba feliz al saber que un Dios tan infinito, excelso y sublime, es tan grande en misericordia, justicia y amor, y la imparte a cada uno de sus hijos. ¡Bendito el Eterno Dios por siempre! Cuando desperté, amados hermanos, se me dieron tres versículos: “Habacuc 2:4, Miqueas 4:8 y Malaquías 4”. {Daisy Escalante: 23-09-2018, es.p4}

Quiera el Señor que cada uno de nosotros podamos ponernos a cuentas con Dios, ¡con un Dios tan bello, tan misericordioso, tan sublime, tan excelso! Un Dios que hace todo y nos dice todo lo que debemos hacer para que podamos estar a cuentas con Él. Su amor no lo entendemos, es demasiado grande. Nuestro corazón se enternece al saber que un Dios tan infinito se compadece de cada uno de nosotros que no lo merecemos. Sólo su amor y su gracia es la que llega hacia nosotros para que nosotros podamos, si somos, ¿verdad? fieles, seres pensantes, seres racionales, agarrarnos de ese amor. Y no soltarlo, para así poder pasar la prueba final y estar con Él eternamente, vivir con Él eternamente en la Patria Celestial. {Daisy Escalante: 23-09-2018, es.p5}

Es mi deseo y oración que cada uno de nosotros pueda llegar allá, podamos ser más que vencedores en Cristo Jesús. No por nosotros, solamente Él en nosotros. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 23-09-2018, es.p6}

Habacuc 2:4

4 He aquí se enorgullece aquel cuya alma no es recta en él; mas el justo por su fe vivirá.

Miqueas 4:8

8 Y tú, oh torre del rebaño, la fortaleza de la hija de Sión vendrá hasta ti: y el señorío primero, el reino vendrá a la hija de Jerusalén.

Malaquías 4

1 Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno; y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel día vendrá y los abrasará, dice Jehová de los ejércitos, el cual no les dejará ni raíz ni rama.
2 Mas para vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
3 Y hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo haré esto, dice Jehová de los ejércitos.
4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.
5 He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová grande y terrible.
6 Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres; no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.

Testimonio: 29-09-2018

Amados, hoy sábado 29 de septiembre de 2018, el Señor me hizo una pregunta: ¿cómo podréis ser salvos en vuestro inicuo corazón?” Y respondió: “haced frutos dignos de arrepentimiento y hallaréis descanso para vuestras almas” Me dio Oseas 2:4, Amós 2:4-5, Miqueas 2:4 y Habacuc 2:4. {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p1}

“Siloé fue destruida” —me siguió diciendo—, “y sus habitantes desterrados y en ellos surgió el lema: ‘¿no estaba Jehová con ellos? ¿cómo, pues, ha venido tan gran mal?’ Pero mi pueblo por precio me ha dejado y en sus alhajas se ha gozado. Forzando pensamientos en su corazón, diciendo: ‘portadores somos de la verdad y ninguno como nosotros, así que Jehová no hará bien ni mal con nosotros por amor a su verdad’. Mas yo os digo, casa rebelde —que desdeñáis mis palabras y torciste el juicio y ocultas la verdad, uniéndote así a mi adversario en su lucha de destrucción—, que no quedará delante de ti ni raíz ni rama, por cuanto desechaste mis dichos y te olvidaste y no te detuviste a pensar que tu momento llegaría. Hoy Yo, el Eterno, traigo sobre ti tan grande mal que te verán tus hermanas, que te aborrecieron, y se espantarán al verte, ellas mismas se estremecerán y se vestirán de luto por ti al ver tu suerte. Como Jerusalén serás deshecha, y como Sodoma, tus pecados te consumirán”. {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p2}

Seguía diciendo: “Yo te di el cofre de mi conocimiento y me llegué a ti para ser tu marido, y por precio me desechaste; cuando el precio arde, y mi pago es eterno. ¿Cómo, pues, te has puesto a tal locura? ¿cómo cambiar lo efímero por lo eterno?” —preguntaba. “Aún los magnates de la tierra luchan [a] su manera, por la inmortalidad, creyendo al que pronto morirá, que él se las dará. Y tú, que la tenías gratuitamente, garantizada por la justificación por la fe, la has desdeñado. ¡Oh, generación mala y perversa, que te comes el pan del pobre y te haces sentar en mesa de ricos! ¡Tus barrigas ensanchas en tus deleites, deteniendo la verdad en tus puertas! ¿Y crees, acaso, que no se ve? Ciertamente, impune[mente] no serás, y las aves del campo de ti se saciarán pues no habrá quien se vuelva a ti. Tus mismos hijos te odiarán y a una te matarán cuando se den cuenta que los has envilecido como tú a ellos. ¿A dónde escaparás y de dónde vendrá tu socorro?” —preguntaba. “No habrá paz en ti, pues como estampida que pasa y todo a su paso queda como el polvo, así será tu fin. Se acordarán mis elegidos, que una vez en ti encontraron la verdad, y, espantados de tus abominaciones, salieron llorando de tus puertas. Y ahora, desde lejos, lo único que pueden hacer es llorar y sufrir por ti. ¿Cómo pudiste perder el camino y no apartarte a preguntar por él? ¿Cómo pudiste matar al que, indignado de pérdidas, se detenía para saber? ¿Cómo osas enjuiciar a mis hijos y no pensar que Jehová tiene en el cielo su trono y sus ojos observan y sus párpados examinan a los hijos de los hombres?” {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p3}

“Mía es la tierra y su plenitud, sus habitantes y todo lo que en ella habita. ¿Cómo, pues, el hijo se puede levantar contra el padre y pensar que lo vencerá? ¿cómo, pues, el hermano atacará a su hermano y saldrá ileso? Vivo Yo que, aunque esto así pasara, no habría triunfo para el mal y nunca lo habrá. Te creíste fuerte y sabia y te uniste al hoyador de mi verdad conociendo su destino. Más Yo os digo que no habrá más sangre en Jerusalén que en vuestra casa, porque ésta está desierta y el Santo de Israel ya no es contigo. Has vendido tus hijos por precio y has marcado sus habitantes con marca que yo no puse. La sangre de ellos está sobre ustedes porque por sus palabras halagüeñas los engañaron, más mi justicia aún sigue siendo eterna y no pagarán más de lo convenido. Porque cada cual lleva el regalo, dado por mí, del libre albedrío, y éste puede decidir por voluntad propia qué hacer. Por tanto, como Padre Eterno que reconozco que ninguno puede ser engañado sin deponer su libre albedrío, vendrá sobre ti desolación como en los días de Noé. Serás barrido y sólo quedará de ti el recuerdo porque Yo, el Santo de Israel, salgo al encuentro para dar tu justo castigo.” {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p4}

“Mis ovejas oyen mi voz y me siguen. ¿Cómo decís a mi alma: ‘escapa al monte cual ave’? Porque, he aquí, los malos flecharon el arco y apercibieron sus saetas sobre la cuerda para asaetear en oculto a los rectos de corazón. Pero mis ojos observan y mis párpados examinan a los hijos de los hombres. Toda cosa encubierta será revelada porque el hombre finito nunca podrá esconderse de lo infinito.” {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p5}

“Mi pueblo verdadero me amó y se gozó en mis dichos, guardando mis decretos. Y mi ley reparó. Mis muros también, y aseguró mis portillos. Y por sus puertas la injusticia no pasó ni la mentira entró. Y se gozaron en mi Palabra, estos se gozaron en mis palabras, y me buscaron. Sí, me buscaron en la soledad y Yo salí a su encuentro para ser su Padre y ellos mis hijos. Yo les enseñé mis palabras y las atesoraron en su corazón y su luz alumbró a otros que, al igual que ellos, las amaron. Más una cosa les ordené: ‘Efraín es dado a los ídolos, déjalo’.” {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p6}

“Ellos lo miraron, lloraron por él, pero no se detuvieron. Porque, por donde yo caminaba, ellos me seguían y Yo los alejé de aquel lugar. Y llegaron a ser templos y altares vivientes, inmóviles ante la maldad y sin temor ante la muerte.” {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p7}

“Yo soy su Rey y ellos mis príncipes, y ni todo el infierno con sus instigadores podrán contra ellos porque los comanda el Santo de Israel, y su hueste angelical los resguarda. Porque me amaron, mi palabra no desecharon, y amaron al Santo de Israel.” Entonces me siguió diciendo: “estas palabras, pues, dirás para que recorran la tierra como evidencia de que el Santo de Israel está en control de su verdadero pueblo y sus súbditos tras su retaguardia. ¡Dichoso el que en Mí confía! Retén lo que tienes para que nadie tome tu corona.” {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p8}

Luego de esto, amados hermanos, se me indicó abrir el libro: Eventos del tiempo final”, en la página 187. Cuando abrí, allí aparece la Carta 45, del 28 de diciembre de 1891, y es una carta corta que aparece en este libro. Y quiero leérselas, dice así: {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p9}

“No habrá tiempo de gracia después de la venida del Señor. Los que dicen que la habrá, están engañados y extraviados. Antes que Cristo venga, existirá un estado de cosas como el que existió antes del diluvio. Y después que el Salvador aparezca en las nubes del cielo, a nadie se le dará otra oportunidad para obtener la salvación. Todos habrán hecho su decisión. Antes del cierre de la historia de este mundo, se quitará el oscuro velo de las mentes de los que hayan estado dispuestos a aceptar la prueba. Cuando el mundo entero esté iluminado por la gloria del ángel que desciende del cielo, los corazones serán purificados al aceptar a Cristo… Las iglesias se están convirtiendo rápidamente al mundo, tienen música sublime y decoraciones espléndidas, pero son árboles infructuosos que no llevan nada más que hojas. Como el Señor desenmascaró a la higuera, así desenmascarará a esos hipócritas pretenciosos… Ha llegado el tiempo en que se hará todo tipo de engaño: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas.” Es posible que hablen palabras hermosas, pero todo el tiempo están tratando de ver cómo pueden conseguir ganancia para sí mismos. Están llenos de egoísmo y contrarrestan los propósitos de Dios, malversando sus bienes. El Salvador declara: “Por sus frutos los conoceréis”.” {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p10}

Y cita, aquí, Mateo 7:15-16.

Amados, dejo estas palabras con ustedes. Que sea Dios el que nos dirija, el que nos guarde. Que su Espíritu Santo constriña nuestro corazón y podamos llegar a ese arrepentimiento genuino que es lo único que va a pasar la prueba final delante de Dios. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 29-09-2018, es.p11}

Oseas 2:4

4 Y no tendré misericordia de sus hijos, porque [son] hijos de prostitución.

Amós 2:4-5

4 Así dice Jehová: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no revocaré [su castigo]; porque despreciaron la ley de Jehová, y no guardaron sus ordenanzas; y los hicieron errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres.
5 Meteré por tanto fuego en Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén.

Miqueas 2:4

4 En aquel tiempo se levantará sobre vosotros refrán, y se endechará una amarga lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; Él ha cambiado la porción de mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros campos! Los dio y los repartió a otros.

Habacuc 2:4

4 He aquí se enorgullece aquel cuya alma no es recta en él; mas el justo por su fe vivirá.

Mateo 7:15-16

15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?

Testimonio: 12-07-2019 #01

Amados, 12 de julio, 2019. En sueños, dijo mi acompañante: “observa”. Observé y vi dos culebras que salían de un gran nido de serpientes, comisionadas a una importante y vil misión. Seguí observando y vi un caballero. Este, con grandes ganas de aprender para lograr completar su labor. Este se esforzaba, le vi en un aula de clases. Mientras estudiaba, vi una serpiente entrar y colgarse de su cuello. Esta se convirtió en mujer a mi vista, pero el hombre, al parecer, la veía y no notaba su mutación. Entonces yo dije: “¡oh Señor! ¿debo decirle?” Entonces se me dijo: “habla”. Hablé y di la alerta más no fui escuchada. {Daisy Escalante: 12-07-2019 #01, es.p1}

La escena cambió en ese entonces, y vi al hombre afanado en su labor. Y, mientras lo observaba, yo vi otra culebra llegar, ésta era más grande que la anterior, y una cara más terrible que la anterior y se convirtió en mujer. Fue donde el hombre que trabajaba, y su seducción era aún mayor que la anterior. Esta hablaba y su aliento adormeció al hombre y éste, éste, se envolvió en sus amores y adulteró con ella y así quedó bajo su hechizo. {Daisy Escalante: 12-07-2019 #01, es.p2}

Mi desespero fue tal, al ver esto, que luché por despertarlo de tal sueño y traté de que entendiera que aquella mujer era una simple serpiente. En ese momento él quedó estático y atento. Por un momento pensé que razonaría, más renegó de la razón y quedó atrapado en el infernal hechizo. Yo lloré amargamente, al verle así, y mis lágrimas no notaron su proceder. Entonces, se me ordenó alejarme y dejarle en su mal proceder. Entonces se me dijo: “hay camino que al hombre parece derecho más su fin es camino de perdición”. ¡Al alejarme de él sentí tanto dolor y compasión por él! Más no podía hacer nada por él; se me dejó saber que ninguno que juegue con la serpiente podrá librarse de ella. {Daisy Escalante: 12-07-2019 #01, es.p3}

Dijo mi acompañante: “apartaos de lo inmundo, de la lengua engañosa y de los labios perversos que corren a soltar redes y enredar almas hasta sumergirlas en aguas turbulentas de perdición”. {Daisy Escalante: 12-07-2019 #01, es.p4}

Amados ahí desperté. Con un dolor grande en mi corazón, porque estos hechizos infernales, si los acariciamos, van a llegar a ser nuestra perdición. Quiera Dios que cada uno de nosotros sea librado de este hechizo infernal, porque nos aferremos a Cristo Jesús, nos humillemos a él y no prestemos oído a seducción y doctrinas de demonios. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 12-07-2019 #01, es.p5}

Testimonio: 10-02-2021

Febrero 10, 2021. En sueños, yo veía una iglesia [en la] que había algunas personas que hablaban de que debían estar seguros pues venía una gran tempestad. Pero se les animaba a permanecer allí por seguridad, ante la tempestad. Pronto se me ordenó hablar y decirles a todos: ”¡salgan, salgan! ¡los que queden aquí serán traicionados!” Unos salieron, otros quedaron, sintiéndose seguros, y otros, titubeaban. {Daisy Escalante: 10-02-2021 , es.p1}

Vi una madre sacar a sus hijos fuera del lugar y no encontraba dónde ir. Se me indicó orientarla y llevarla a lugar seguro. [Cuando] ya estaba en lugar seguro, recordó haber dejado en la iglesia su Biblia e Himnario Antiguo. La exhorté a no volver por ellos, y que cantara y repitiera, de memoria, a sus hijos lo que sabía, pero no me hizo caso. Salió del lugar de refugio con sus hijos y fue a buscarlos [Biblia e Himnario]. Al llegar a la iglesia, ésta tenía la puerta cerrada. Y ésta la abrió y entró. Y no había luz dentro de ella. Se fatigaba esta mujer, y sus hijos, en caminar y caminar por ella, buscando su Biblia e Himnario. Todo estaba empolvado, había libros regados por doquier. {Daisy Escalante: 10-02-2021 , es.p2}

Mientras ella seguía, con sus hijos, la búsqueda, una mujer llegó y le dijo: ”¡vengan, salgan! ¡vengan conmigo a lugar seguro!” Vi [a] la mujer y sus hijos montarse en el carro con aquella mujer, y ésta los llevó a un lugar donde sólo estaban los grandes predicadores de la iglesia, según esta mujer. A éstos se les daba gran banquete alimentario, más a la mujer y a sus hijos se les daba la sobra de ellos. Y ésta, y sus hijos, aguantaban hambre. {Daisy Escalante: 10-02-2021 , es.p3}

Se me indicó sacarla de ahí. Y le exhortaba a ella a hacerlo. Así, luego de mucho pensar, me hizo caso y la llevé al lugar que, se me indicó, era seguro para ella y sus hijos. Pero se me indicó decirle que, por haber demorado tanto, ya no sería lo mismo y su estadía allí iba a ser segura, pero muy sufrida. Vi que todos los que estaban allí estaban seguros en aquella montaña, pero no habían hecho importantes preparativos y todos carecían de algo, de algo importante. Les pregunté el porqué de esto, y me dejaron saber que salieron a última hora y tenían sólo lo que pudieron arrastrar con sus manos en su huida. Vi agonía en sus ojos, más ya no había más que hacer. Su demora les causó este gran problema. Allí, bajo estas circunstancias dejé [a] aquella mujer, que, luego de estar en sitio seguro, titubeó y salió de él por lo físico de la Biblia y el Himnario; por no tenerlo internalizado en su mente y en su corazón. {Daisy Escalante: 10-02-2021 , es.p4}

La escena cambió y fui llevada a un lugar donde otras personas sabían que debían salir y aún estaban atoradas, porque su carro estaba descompuesto. Les exhorté a caminar por fe y dejarlo atrás pero no quisieron escuchar. Vi, al pasar el tiempo, que les entregaron su carro, ya listo, y éstos se montaron en él —con sus cosas—. Les vi subir por una montaña con el carro, y en esta calle, que se tornaba cada vez más inclinada, el carro perdía velocidad. Les vi poner toda velocidad posible al carro, pero éste perdía potencia cada vez más. Y siguió así hasta perder toda la velocidad; y terminó parándose. Ellos lloraban, se pusieron tras el carro [para] empujarlo, pero era inútil. Allí, en ese momento, ya no les vi más. {Daisy Escalante: 10-02-2021 , es.p5}

La escena cambió y fui llevada a un lugar donde otros, entre todo lo que tenían, se sentían seguros ante la gran tempestad. Se me indicó decirles: “suelten, mínimo, las tres cuartas partes de sus cosas, pues no les servirán ante lo que se avecina”. Pero me miraron y se rieron sin hacer caso. Vi cómo arremetió la tempestad y ellos, por proteger sus cosas, perecieron con ellas. {Daisy Escalante: 10-02-2021 , es.p6}

La escena cambió. Y fui llevada a una cumbre escarpada de montaña. Ahí, unas familias pobres, en todo sentido, pero hacendosas, vivían —en aquel lugar—. Estos no vivían de recuerdos pasados ni de zozobras futuras, sino que aprovechaban con gran ánimo y felicidad el presente. No tenían mucho, pero cada cosa era necesaria y eso les hacía su vida fácil en acomodo y limpieza, permitiendo, así, que tuvieran tiempo de gran calidad para el estudio de la Palabra de Vida. No había muchas actividades en el día, pude notar, pero la agricultura, preparación de alimentos, aseo personal y estudio de la Palabra eran su rutina diaria. Veía yo, en el rostro de ellos, que estaban sumamente relajados y felices. Vi cómo la tempestad arreciaba, pero ellos no mudaban su tranquilidad. {Daisy Escalante: 10-02-2021 , es.p7}

Fui entonces llevada a la gran llanura. Allí, veía como robots a las personas que estaban allí. Su movimiento era lento, su vista distante; esto me indicaba que algo sumamente impactante les había pasado. Mi recorrido, allí, continuó. Y vi el lugar principal de donde salían estas personas con esta situación: ¡era un enorme hospital! Yo les veía entrar a él en una enorme fila. Y, los que salían, que no eran todos los que entraban, salían cambiados un poco. Pero luego, en su caminar, algo de ellos seguía cambiando hasta convertirlos en como los vi al principio, como robots; como máquinas que no razonaban por su propia cuenta. ¡Fue muy triste verlos así!, más ninguno desistía de entrar a aquel lugar. {Daisy Escalante: 10-02-2021 , es.p8}

Ahí desperté. Y me dijeron estas palabras: “el que no acate fielmente, al pie de la letra, toda instrucción proveniente del Eterno, perecerá”.

¡Oh, amados! Ruego, imploro al Señor por su pueblo en la ancha faz de la tierra, para que podamos solamente ser fieles al Señor, caminar por fe y no por vista. [Ruego] que podamos dejar atrás todo aquello que no es importante en esta hora, porque lo más importante en esta hora, amados hermanos, es seguir al Cordero por dondequiera que Él va. Seguir sus pisadas, sus instrucciones, permitirle que Él trabaje en nuestras vidas, en la transformación de nuestro carácter, para que así, amados hermanos, podamos ir a puerto seguro. ¡Sigamos las instrucciones fieles y verdaderas del Señor! ¡Vayamos a los lugares donde Él quiere que estemos, de la manera que Él quiere que estemos! para que, así, podamos vencer por su gracia y por su misericordia; por su justicia imputada a la vida de cada uno de nosotros. ¡Que el Señor nos bendiga! {Daisy Escalante: 10-02-2021 , es.p9}

Himno 64: Hay anchura en su clemencia

Himno 64

Himno 65: Dios de luz y gloria excelsa

Himno 65