Manjar Sabático
02-05-2020
Santiago 4
1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros?
2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar, combatís y guerreáis, y no tenéis porque no pedís.
3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
4 Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
5 ¿Pensáis que la Escritura dice en vano: El espíritu que mora en nosotros, codicia para envidia?
6 Mas Él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
7 Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y huirá de vosotros.
8 Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad vuestras manos; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y [vuestro] gozo en tristeza.
10 Humillaos delante del Señor, y Él os exaltará.
11 Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de su hermano, y juzga a su hermano, este tal habla mal de la ley, y juzga la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.
12 Uno es el dador de la ley, que puede salvar y perder, ¿quién eres tú que juzgas a otro?
13 ¡Vamos ahora! Los que decís: Hoy o mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, compraremos y venderemos, y ganaremos;
14 cuando no sabéis lo que [será] mañana. Porque, ¿qué [es] vuestra vida? Ciertamente es un vapor que aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
15 En lugar de lo cual [deberíais] decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos, haremos esto o aquello.
16 Mas ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala.
17 Así que, al que sabe hacer lo bueno, y no [lo] hace, [le] es pecado.
EGW: Patriarcas y Profetas, Pags. 322 y 323
Las horas designadas para el sacrificio matutino y vespertino se consideraban sagradas, y llegaron a observarse como momentos dedicados al culto por toda la nación judía. Y cuando en tiempos posteriores los judíos fueron diseminados como cautivos en distintos países, aun entonces a la hora indicada dirigían el rostro hacia Jerusalén, y elevaban sus oraciones al Dios de Israel. En esta costumbre, los cristianos tienen un ejemplo para su oración matutina y vespertina. Si bien Dios condena la mera ejecución de ceremonias que carezcan del espíritu de culto, mira con gran satisfacción a los que lo aman y se postran de mañana y tarde, para pedir el perdón de los pecados cometidos y las bendiciones que necesitan. {PP 322.1}
El pan de la proposición se conservaba siempre ante la presencia del Señor como una ofrenda perpetua. De manera que formaba parte del sacrificio diario, y se llamaba “el pan de la proposición” o el pan de la presencia, porque estaba siempre ante el rostro del Señor. Lo dicho en Éxodo 25:30 era un reconocimiento de que el hombre depende de Dios tanto para su alimento temporal como para el espiritual, y de que se lo recibe únicamente gracias a la mediación de Cristo. En el desierto Dios había alimentado a Israel con el pan del cielo, y el pueblo seguía dependiendo de su generosidad, tanto en lo referente a las bendiciones temporales como a las espirituales. El maná, así como el pan de la proposición, simbolizaba a Cristo, el pan viviente, quien está siempre en la presencia de Dios para interceder por nosotros. Él mismo dijo: “Yo soy el pan de vida […] que desciende del cielo”. Juan 6:48-51. Sobre el pan se ponía incienso. Cuando se cambiaba cada sábado, para reemplazarlo por pan fresco, el incienso se quemaba sobre el altar como recordatorio delante de Dios. {PP 322.2}
La parte más importante del servicio diario era la que se realizaba en favor de los individuos. El pecador arrepentido traía su ofrenda a la puerta del tabernáculo, y colocando la mano sobre la cabeza de la víctima, confesaba sus pecados; así, en un sentido figurado, los trasladaba de su propia persona a la víctima inocente. Con su propia mano mataba entonces el animal, y el sacerdote llevaba la sangre al lugar santo y la rociaba ante el velo, detrás del cual estaba el arca que contenía la ley que el pecador había transgredido. Con esta ceremonia y en un sentido simbólico, el pecado era trasladado al santuario por medio de la sangre. En algunos casos no se llevaba la sangre al lugar santo (véase el Apéndice, nota 9); sino que el sacerdote debía comer la carne, tal como Moisés ordenó a los hijos de Aarón, diciéndoles: “Os la dio para llevar el pecado de la comunidad”. Levítico 10:17. Las dos ceremonias simbolizaban igualmente el traslado del pecado del hombre arrepentido al santuario. {PP 322.3}
Esta era la obra que se hacía diariamente durante todo el año. Con el traslado de los pecados de Israel al santuario, los lugares santos quedaban manchados, y se hacía necesaria una obra especial para quitar de allí los pecados. Dios ordenó que se hiciera expiación para cada una de las sagradas divisiones lo mismo que para el altar. “Así lo limpiará y lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel”. Levítico 16:19. {PP 323.1}
Una vez al año, en el gran día de la expiación, el sacerdote entraba en el lugar santísimo para limpiar el santuario. La obra que se llevaba a cabo allí completaba el ciclo anual de ceremonias. {PP 323.2}
El día de la expiación, se llevaban dos machos cabríos a la puerta del tabernáculo, y se echaba suerte sobre ellos, “una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel”. Vers. 8. El macho cabrío sobre el cual caía la primera suerte debía ofrecerse como ofrenda por el pecado del pueblo. Y el sacerdote debía de llevar la sangre más allá del velo, y rociarla sobre el propiciatorio. ““Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados. De la misma manera hará también con el Tabernáculo de reunión, que está entre ellos en medio de sus impurezas”. Vers. 16. {PP 323.3}
“Pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados. Así los pondrá sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por medio de un hombre destinado para esto. Aquel macho cabrío llevará sobre sí todas sus iniquidades a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto”. Vers. 21, 22. Únicamente después de haberse alejado al macho cabrío de esta manera, se consideraba el pueblo libre de la carga de sus pecados. Todo hombre debía humillar su corazón mientras se realizaba la obra de expiación. Todos los negocios se suspendían, y toda la congregación de Israel pasaba el día en solemne reverencia delante de Dios, en oración, ayuno y profundo análisis del corazón. {PP 323.4}
Mediante este servicio anual se enseñaban al pueblo importantes verdades acerca de la expiación. En la ofrenda por el pecado que se ofrecía durante el año, se había aceptado un sustituto en lugar del pecador; pero la sangre de la víctima no había completado expiación por el pecado. No había previsto más que un medio en virtud del cual el pecado se transfería al santuario. Al ofrecerse la sangre, el pecador reconocía la autoridad de la ley, confesaba la culpa de su transgresión y expresaba su fe en Aquel que había de quitar los pecados del mundo; pero no quedaba completamente exonerado de la condenación de la ley. {PP 323.5}
Testimonio: 16-06-2018 (La Siega)
Amados, junio 16, 2018. Frente a mí estaba, en sueños, este personaje. ¡Era muy precioso! Era resplandeciente, y, en sus manos, traía unas semillas. Mientras yo miraba esas semillas, que eran grandes, ¡eran preciosas!, eran muchas semillas, él comenzó a hablar y dijo: “La mies está madura. Mis mensajeros están casi listos, ellos son los que dividirán al mundo entero en dos, en la paja y en el trigo, con mi mensaje. Esforzaos en toda sabiduría y ciencia celestial pues a quien quiero la doy. Avanzad en el entendimiento de la Palabra de Vida, y no divaguéis entre lo inmundo y lo verdadero. Ninguno que no haga este hábito podrá subsistir en la prueba final. Sólo la fe a un Escrito Está será su arma contra el maligno”. {Daisy Escalante: 16-06-2018 , es.p1}
“No hay mies sin siembra de semilla y no hay cosecha si ésta no crece, ¿qué estaremos dispuestos a hacer para tener una buena cosecha?” —preguntó—. Y él mismo contestó: “el buen agricultor hace esto: prepara la tierra, corta la maleza, suelta la tierra, prepara los surcos, abona el suelo naturalmente, siembra la planta, tapa sus raíces, la aterra, la cobija de las temperaturas extremas y le da agua a su tiempo cada mañana. La cuida de los invasores, la poda y la vuelve aterrar a su tiempo. Al hacer este vínculo con ella y proveerle todo lo necesario, esta crece fortalecida y, pronto, se verá su robusto fruto”. {Daisy Escalante: 16-06-2018 , es.p2}
“Al tener frutos requerirá más alimento y más riego: alimento semanal y riego dos veces al día, mientras ésta mantiene su fruto. Refresca sus raíces, para una buena asimilación de alimento, y refresca con heno la tierra para que conserve su humedad. Estos cuidados haced en mi huerto, pues es un don de Dios. Recoged mi lluvia a su tiempo y dad acción de gracias. Y cuidad [este] precioso don, pues cada ser depende de ella para subsistir. Todo esto, y aún más, hace el buen agricultor. El buen agricultor se acuesta pensando en su huerto y se levanta mirando su huerto. Sabe, y entiende, que la subsistencia de sus plantas es la suya propia. No la abandona, sino que está con ella hasta el fruto final. La cuida y protege como su posesión más preciosa. Mira los tiempos y conoce las estaciones, y se prepara para ellas. Almacena la lluvia y guarda el torrente del líquido precioso para el tiempo malo. Reconoce cuál de sus siembras es apta para cada estación, y la cultiva feliz, confiando de que siempre tendrá, con el método, el producto deseado”. {Daisy Escalante: 16-06-2018 , es.p3}
“Yo Soy el agricultor”, decía, “que paso mis cuidados a todos en el mundo. Y mi semilla es buena, más la tierra árida, pedregosa, la poca profunda y llena de espinas la ahoga y aún está, ella, presa fácil del depredador. Esto os lo he dicho antes, cada vez que cultivéis, sabed que de igual manera Yo hago con cada uno de vosotros, y aún más. En el sembrar aprenderéis y seréis conscientes de mis cuidados por vosotros. Esto os acercará a Mí y os preparará en oración y reflexión, en llanto y ruego, en arrepentimiento, amor, justicia y verdad para la cosecha final”. {Daisy Escalante: 16-06-2018 , es.p4}
“Mis libros están abiertos a dicho conocimiento. Buscadme y me hallaréis porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y Yo sanaré vuestra tierra y traeré la lluvia a su tiempo si se humillare mi pueblo e invocare mi nombre con manos limpias y con corazón contrito y humillado. Y, así, hallaréis descanso para vuestras almas y seréis saciados”. {Daisy Escalante: 16-06-2018 , es.p5}
Después de esto, amados, se me dieron unos versículos: “Colosenses 2:9; Mateo 13; Marcos 4; Lucas 8; 2 Crónicas 7:12-22; Colosenses 4:5; 1 Samuel 2:9; Habacuc 2:9; Filipenses 2:9-11; Oseas 2:8-9; Colosenses 2:4; Abdías 1:3; Miqueas 4:6-13; Proverbios 2; Apocalipsis 22:1-7”. {Daisy Escalante: 16-06-2018 , es.p6}
Espero en el Señor que esto sea de bendición para cada uno, empezando por mí, primeramente, y nos demos cuenta de que el Buen Agricultor desea que cada uno de nosotros estemos preparados para lo que, ya, nos viene encima. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 16-06-2018 , es.p7}
Colosenses 2:9
9 Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
Mateo 13
1 Y aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar.
2 Y grandes multitudes se juntaron a Él, y entrando Él en una barca, se sentó, y toda la multitud estaba a la ribera.
3 Y les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
4 Y cuando sembraba, parte [de la semilla] cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
5 Y parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó luego, porque no tenía profundidad de tierra;
6 Pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
8 Mas parte cayó en buena tierra y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
9 El que tiene oídos para oír, oiga.
10 Entonces vinieron los discípulos, y le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
11 Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado el saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.
12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; mas al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
13 Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
14 Y en ellos se cumple la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, mas no percibiréis.
15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.
16 Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos porque oyen.
17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador.
19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Éste es el que fue sembrado junto al camino.
20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al instante la recibe con gozo,
21 pero no tiene raíz en sí, sino que es temporal; pues cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego se ofende.
22 Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra; pero el afán de este mundo, y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye la palabra y la entiende, y lleva fruto; y lleva uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta por uno.
24 Les relató otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que sembró buena semilla en su campo;
25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
26 Y cuando la hierba salió y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
27 Y vinieron los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
28 Y él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
29 Mas él dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.
30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y en el tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi granero.
31 Otra parábola les relató, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo;
32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, tal, que vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas.
33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.
34 Todas estas cosas habló Jesús por parábolas a la multitud, y sin parábolas no les hablaba;
35 para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta que dijo: En parábolas abriré mi boca; Enunciaré cosas que han estado escondidas desde la fundación del mundo.
36 Entonces Jesús despidió a la multitud, y se fue a casa, y sus discípulos vinieron a Él, y le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
37 Respondiendo Él les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre;
38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino; y la cizaña son los hijos del malo.
39 El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
40 Así como la cizaña es recogida y quemada en el fuego; así será en el fin de este mundo.
41 El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todo lo que hace tropezar, y a los que hacen iniquidad;
42 Y los lanzarán al horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.
44 Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; el cual hallándolo un hombre, lo esconde, y gozoso por ello, va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas;
46 el cual, hallando una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.
47 Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que fue echada en el mar, y atrapó de toda clase;
48 la cual llenándose, la sacaron a la orilla, y sentados, recogieron lo bueno en cestas, y lo malo echaron fuera.
49 Así será en el fin del mundo; los ángeles vendrán, y apartarán a los malos de entre los justos,
50 y los lanzarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
51 Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor.
52 Entonces Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
53 Y aconteció que acabando Jesús estas parábolas, se fue de allí.
54 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene Éste esta sabiduría y [estos] milagros?
55 ¿No es Éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?
56 ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene Éste todas estas cosas?
57 Y se escandalizaban en Él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.
58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.
Marcos 4
1 Y otra vez comenzó a enseñar junto al mar, y una gran multitud se reunió alrededor de Él; tanto que entró en una barca, y se sentó [en ella] en el mar, y toda la multitud estaba en tierra junto al mar.
2 Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:
3 Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar;
4 y aconteció que al sembrar, una parte cayó junto al camino; y vinieron las aves del cielo y la devoraron.
5 Y otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó, porque no tenía profundidad de tierra;
6 pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7 Y otra parte cayó entre espinos; y crecieron los espinos y la ahogaron, y no dio fruto.
8 Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto que brotó y creció; y produjo, una a treinta, otra a sesenta, y otra a ciento [por uno].
9 Y les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga.
10 Y cuando estuvo solo, los que estaban cerca de Él con los doce le preguntaron sobre la parábola.
11 Y les dijo: A vosotros es dado el saber los misterios del reino de Dios; mas a los que están fuera, todo es hecho por parábolas;
12 para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan y les sean perdonados [sus] pecados.
13 Y les dijo: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?
14 El sembrador [es el que] siembra la palabra.
15 Y éstos son los de junto al camino; en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que fue sembrada en sus corazones.
16 Y de igual modo, éstos son los que son sembrados en pedregales; quienes habiendo oído la palabra, al momento la reciben con gozo;
17 pero no tienen raíz en sí, sino que duran poco tiempo; pero luego, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida se escandalizan.
18 Y éstos son los que fueron sembrados entre espinos; los que oyen la palabra,
19 pero los afanes de este mundo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
20 Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra; los que oyen la palabra y la reciben, y llevan fruto, uno a treinta, otro a sesenta, y otro a ciento por uno.
21 Y les dijo: ¿Se trae el candil para ponerse debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerse en el candelero?
22 Porque nada hay oculto que no haya de ser manifestado; ni secreto, que no haya de ser descubierto.
23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
24 Y les dijo: Mirad lo que oís; porque con la medida que medís, se os medirá, y a vosotros los que oís, más os será añadido.
25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
26 Y dijo: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra;
27 y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin saber él cómo.
28 Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga.
29 Y cuando ha dado el fruto, en seguida se mete la hoz, porque la siega es llegada.
30 Y dijo: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola le compararemos?
31 [Es] como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra;
32 pero después de sembrado, crece, y se hace la más grande de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de manera que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra.
33 Y con muchas parábolas semejantes les hablaba la palabra, conforme ellos podían oír.
34 Y sin parábola no les hablaba, mas a sus discípulos en privado les aclaraba todas las cosas.
35 Y aquel día, cuando cayó la tarde, les dijo: Pasemos al otro lado.
36 Y despidiendo a la multitud, le recibieron como estaba en la barca; y había también con Él otras barcas.
37 Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas azotaban la barca, de manera que ya se anegaba.
38 Y Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y despertándole, le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento. Y se hizo grande bonanza.
40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo es que no tenéis fe?
41 Y temieron en gran manera, y se decían el uno al otro: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun el viento y el mar le obedecen?
Lucas 8
1 Y aconteció después, que caminaba Él por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con Él,
2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de malos espíritus y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la cual habían salido siete demonios,
3 y Juana, esposa de Chuza, mayordomo de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.
4 Y cuando se juntó una gran multitud, y vinieron a Él de cada ciudad, les dijo por parábola:
5 El sembrador salió a sembrar su semilla; y al sembrarla, una parte cayó junto al camino, y fue hollada; y las aves del cielo la comieron.
6 Y otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad.
7 Y otra parte cayó entre espinos; y creciendo los espinos juntamente con ella, la ahogaron.
8 Y otra parte cayó en buena tierra, y nació, y llevó fruto a ciento por uno. Y hablando estas cosas, dijo a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.
9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola?
10 Y Él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; mas a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.
11 Ésta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios.
12 Y los de junto al camino, éstos son los que oyen; y luego viene el diablo y quita la palabra de su corazón, para que no crean y sean salvos.
13 Y los de sobre la piedra, [son] los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; que por un tiempo creen, pero en el tiempo de la prueba se apartan.
14 Y la que cayó entre espinos; éstos son los que oyen; mas yéndose, son ahogados de los afanes y las riquezas y los placeres de [esta] vida, y no llevan fruto.
15 Mas la que en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto con paciencia.
16 Ninguno que enciende un candil lo cubre con una vasija, o lo pone debajo de la cama; mas lo pone en un candelero, para que los que entran vean la luz.
17 Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.
18 Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, le será dado; y a todo el que no tiene, aun lo que parece tener le será quitado.
19 Entonces vinieron a Él su madre y sus hermanos; y no podían llegar a Él a causa de la multitud.
20 Y le fue dado aviso, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera, y quieren verte.
21 Entonces respondiendo Él, les dijo: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios, y la ponen por obra.
22 Y aconteció un día que Él entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron.
23 Pero mientras navegaban, Él se durmió. Y sobrevino una tempestad de viento en el lago; y se anegaban, y peligraban.
24 Y viniendo a Él, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y despertado Él, reprendió al viento y al levantamiento de las aguas; y cesaron, y fue hecha bonanza.
25 Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?
26 Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está al lado opuesto de Galilea.
27 Y llegando Él a tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad que tenía demonios por ya mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros.
28 Éste, cuando vio a Jesús, dio voces, y postrándose delante de Él, dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
29 (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre; pues hacía mucho tiempo que le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y grillos; pero rompiendo las cadenas, era arrastrado por el demonio a los desiertos.)
30 Y Jesús le preguntó, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él.
31 Y le rogaban que no les mandase ir al abismo.
32 Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y los dejó.
33 Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los puercos; y el hato se arrojó por un despeñadero en el lago, y se ahogó.
34 Y cuando los que los apacentaban, vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos.
35 Y salieron a ver lo que había acontecido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús; vestido, y en su juicio cabal, y tuvieron miedo.
36 Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido sanado aquel endemoniado.
37 Entonces toda la multitud de la tierra de los gadarenos alrededor, le rogó que se fuese de ellos; porque tenían gran temor. Y Él, subiendo en la barca, se volvió.
38 Y aquel hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiese estar con Él; mas Jesús le despidió, diciendo:
39 Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.
40 Y aconteció que cuando Jesús volvió, la multitud le recibió [con gozo]; porque todos le esperaban.
41 Y he aquí un varón llamado Jairo, que era príncipe de la sinagoga, vino, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;
42 porque tenía una hija única, como de doce años, y ella se estaba muriendo. Y yendo, la multitud le apretaba.
43 Y una mujer que tenía flujo de sangre hacía ya doce años, la cual había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
44 vino por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se estancó el flujo de su sangre.
45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién me ha tocado?
46 Y Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque sé que ha salido poder de mí.
47 Entonces, viendo la mujer que no se había ocultado, vino temblando, y postrándose delante de Él le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
48 Y Él le dijo: Hija, ten buen ánimo; tu fe te ha salvado; ve en paz.
49 Hablando aún Él, vino uno del príncipe de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto, no molestes más al Maestro.
50 Y oyéndolo Jesús, le respondió, diciendo: No temas; cree solamente, y será sanada.
51 Y entrado en casa, no dejó entrar a nadie, sino a Pedro, y a Jacobo, y a Juan, y al padre y a la madre de la muchacha.
52 Y lloraban todos, y hacían duelo por ella. Y Él dijo: No lloréis; no está muerta, sino duerme.
53 Y se burlaban de Él, sabiendo que estaba muerta.
54 Mas Él echó fuera a todos, y tomándola de la mano, le habló, diciendo: Muchacha, levántate.
55 Entonces su espíritu volvió, y se levantó en seguida; y Él mandó que le diesen de comer.
56 Y sus padres estaban atónitos; pero Él les mandó que a nadie dijesen lo que había sido hecho.
2 Crónicas 7:12-22
12 Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio.
13 Si yo cerrare los cielos, para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo;
14 Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
15 Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en este lugar:
16 Pues que ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.
17 Y tú, si anduvieres delante de mí, como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis derechos,
18 yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará varón [que] gobierne en Israel.
19 Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mis preceptos que os he propuesto, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis,
20 yo os arrancaré de mi tierra que os he dado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, y la pondré por proverbio y escarnio en todos los pueblos.
21 Y esta casa que es ilustre, será espanto a todo el que pasare, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?
22 Y se responderá: Por cuanto dejaron a Jehová Dios de sus padres, el cual los sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron; por eso Él ha traído todo este mal sobre ellos.
Colosenses 4:5
5 Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.
1 Samuel 2:9
9 Él guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie prevalecerá por su propia fuerza.
Habacuc 2:9
9 ¡Ay del que codicia ganancia deshonesta para su casa, para poner en alto su nido, para ser librado del poder del mal!
Filipenses 2:9-11
9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre;
10 para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla; de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra,
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre.
Oseas 2:8-9
8 Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que les multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal.
9 Por tanto yo volveré, y tomaré mi trigo a su tiempo, y mi vino a su sazón, y quitaré mi lana y mi lino [que le había dado] para cubrir su desnudez.
Colosenses 2:4
4 Y esto digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas.
Abdías 1:3
3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?
Miqueas 4:6-13
6 En aquel día, dice Jehová, juntaré a la que cojea, y recogeré a la descarriada, y a la que afligí:
7 Y haré un remanente de la que cojea, y de la descarriada una nación poderosa; y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sión desde ahora para siempre.
8 Y tú, oh torre del rebaño, la fortaleza de la hija de Sión vendrá hasta ti: y el señorío primero, el reino vendrá a la hija de Jerusalén.
9 Ahora ¿por qué gritas tanto? ¿No [hay] rey en ti? ¿Pereció tu consejero, que te ha tomado dolor como de mujer de parto?
10 Duélete y gime, hija de Sión como mujer de parto; porque ahora saldrás de la ciudad, y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemigos.
11 Ahora también muchas naciones se han juntado contra ti, y dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo sobre Sión.
12 Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová, ni entendieron su consejo; por lo cual los juntó como gavillas en la era.
13 Levántate y trilla, hija de Sión, porque tu cuerno tornaré de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su despojo, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.
Proverbios 2
1 Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos atesorares dentro de ti,
2 de manera que inclines tu oído a la sabiduría, y apliques tu corazón a la prudencia;
3 Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia alzares tu voz;
4 Si como a la plata la buscares, y la procurares como a tesoros escondidos;
5 Entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios.
6 Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca [viene] el conocimiento y la inteligencia.
7 Él reserva la sana sabiduría para los rectos; es escudo a los que caminan rectamente.
8 Él guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos.
9 Entonces entenderás justicia, juicio, y equidad, y todo buen camino.
10 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y el conocimiento fuere dulce a tu alma,
11 la discreción te guardará, te preservará la inteligencia,
12 para librarte del mal camino, de los hombres que hablan perversidades;
13 que dejan las sendas derechas, por andar en caminos tenebrosos;
14 que se alegran haciendo el mal, que se deleitan en las perversidades del vicio;
15 cuyas veredas son torcidas, y torcidos sus caminos.
16 Para librarte de la mujer extraña, de la ajena que halaga con sus palabras;
17 que abandona al compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios.
18 Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, y sus veredas hacia los muertos.
19 Todos los que a ella entraren, no volverán, ni tomarán los senderos de la vida.
20 Para que andes por el camino de los buenos, y guardes las sendas de los justos.
21 Porque los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella;
22 mas los impíos serán cortados de la tierra, y los prevaricadores serán desarraigados de ella.
Apocalipsis 22:1-7
1 Y me mostró un río puro de agua de vida, límpido como el cristal, que provenía del trono de Dios y del Cordero.
2 En el medio de la calle de ella, y de uno y de otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol [eran] para la sanidad de las naciones.
3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán;
4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
5 Y allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de lámpara, ni de luz de sol, porque el Señor Dios los alumbrará; y reinarán por siempre jamás.
6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de los santos profetas ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben acontecer en breve.
7 He aquí, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.
Himno 413: Habla, Señor, a mi alma
Himno 418: ¡Siempre el Salvador conmigo!
En este Santo Sábado...
En este Santo Sábado del Señor, El Señor Dios pide que cada persona busque estar a solas con Él. Él desea dar Maná fresco personal a cada uno de Sus hijos, en este Su día.
Amados, aprovechemos saber de primera mano (del mismo Señor nuestro) lo que Él nos quiere decir a cada uno por amor para salvación.
Seamos todos bendecidos en Él.