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Manjar Sabático

03-09-2021

Santiago 4

1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros?
2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar, combatís y guerreáis, y no tenéis porque no pedís.
3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
4 Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
5 ¿Pensáis que la Escritura dice en vano: El espíritu que mora en nosotros, codicia para envidia?
6 Mas Él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
7 Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y huirá de vosotros.
8 Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad vuestras manos; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y [vuestro] gozo en tristeza.
10 Humillaos delante del Señor, y Él os exaltará.
11 Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de su hermano, y juzga a su hermano, este tal habla mal de la ley, y juzga la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.
12 Uno es el dador de la ley, que puede salvar y perder, ¿quién eres tú que juzgas a otro?
13 ¡Vamos ahora! Los que decís: Hoy o mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, compraremos y venderemos, y ganaremos;
14 cuando no sabéis lo que [será] mañana. Porque, ¿qué [es] vuestra vida? Ciertamente es un vapor que aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
15 En lugar de lo cual [deberíais] decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos, haremos esto o aquello.
16 Mas ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala.
17 Así que, al que sabe hacer lo bueno, y no [lo] hace, [le] es pecado.

Santiago 5

1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por vuestras miserias que os vendrán.
2 Vuestras riquezas están podridas; y vuestras ropas están comidas de polilla.
3 Vuestro oro y plata están corroídos, y su óxido testificará contra vosotros, y comerá vuestra carne como fuego. Habéis acumulado tesoro para los días postreros.
4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han segado vuestros campos, el cual por engaño no les ha sido pagado de vosotros; y los clamores de los que habían segado, han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
5 Habéis vivido en placeres sobre la tierra, y habéis sido disolutos; habéis engrosado vuestros corazones como en día de matanza.
6 Habéis condenado y dado muerte al justo; y él no os resiste.
7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.
8 Tened paciencia también vosotros; afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.
9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí el Juez está a la puerta.
10 Hermanos míos, tomad por ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que han hablado en el nombre del Señor.
11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor; que el Señor es muy misericordioso y compasivo.
12 Mas por sobre todas las cosas, mis hermanos; no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no, sea no; para que no caigáis en condenación.
13 ¿Está alguno afligido entre vosotros? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante salmos.
14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
16 Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo, puede mucho.
17 Elías era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.
18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
19 Hermanos, si alguno de vosotros errare de la verdad, y alguno le convirtiere,
20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.

Deseado de Todas las Gentes, capítulo 50: Entre Trampas y Peligros

Capítulo 50—Entre trampas y peligros

Este capítulo está basado en Juan 7:16-36, 40-53; 8:1-11.

Todo el tiempo que Jesús pasó en Jerusalén durante la fiesta, fué seguido por espías. Día tras día se probaban nuevas estratagemas para reducirle al silencio. Los sacerdotes y gobernantes estaban atentos para entramparle. Se proponían impedir por la violencia que obrase. Pero esto no era todo. Querían humillar a este rabino galileo delante de la gente. {DTG 419.1}

El primer día de su presencia en la fiesta, los gobernantes habían acudido a él y le habían preguntado con qué autoridad enseñaba. Querían apartar de él la atención de la gente y atraerla a la cuestión de su derecho para enseñar y a su propia importancia y autoridad. {DTG 419.2}

“Mi doctrina no es mía—dijo Jesús,—sino de aquel que me envió. El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios, o si yo hablo de mí mismo.” Jesús hizo frente a la pregunta de estos sembradores de sospechas, no contestando la sospecha misma, sino presentando la verdad vital para la salvación del alma. La percepción y apreciación de la verdad, dijo, dependen menos de la mente que del corazón. La verdad debe ser recibida en el alma; exige el homenaje de la voluntad. Si la verdad pudiese ser sometida a la razón sola, el orgullo no impediría su recepción. Pero ha de ser recibida por la obra de gracia en el corazón; y su recepción depende de que se renuncie a todo pecado revelado por el Espíritu de Dios. Las ventajas del hombre para obtener el conocimiento de la verdad, por grandes que sean, no le beneficiarán a menos que el corazón esté abierto para recibir la verdad y renuncie concienzudamente a toda costumbre y práctica opuestas a sus principios. A los que así se entregan a Dios, con el honrado deseo de conocer y hacer su voluntad, se les revela la verdad como poder de Dios para su salvación. Estos podrán distinguir entre el que habla de parte de Dios y el que habla meramente de sí mismo. Los fariseos no habían puesto su voluntad de parte de la voluntad de Dios. No estaban tratando de conocer la verdad, sino de hallar alguna excusa para evadirla; Cristo demostró que ésta era la razón por la cual ellos no comprendían su enseñanza. {DTG 419.3}

Dió luego una prueba por la cual podía distinguirse al verdadero maestro del impostor: “El que habla de sí mismo, su propia gloria busca; mas el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.” El que busca su propia gloria habla tan sólo de sí mismo. El espíritu de exaltación propia delata su origen. Pero Cristo estaba buscando la gloria de Dios. Pronunciaba las palabras de Dios. Tal era la evidencia de su autoridad como maestro de la verdad. {DTG 420.1}

Jesús dió a los rabinos una evidencia de su divinidad, demostrándoles que leía su corazón. Desde que había curado al paralítico en Betesda, habían estado maquinando su muerte. Así violaban ellos mismos la ley que profesaban defender. “¿No os dió Moisés la ley—dijo él,—y ninguno de vosotros hace la ley? ¿Por qué me procuráis matar?” {DTG 420.2}

Como raudo fulgor de luz, esas palabras revelaron a los rabinos el abismo de ruina al cual se estaban por lanzar. Por un instante quedaron llenos de terror. Vieron que estaban en conflicto con el poder infinito, pero no querían ser amonestados. A fin de mantener su influencia sobre la gente, querían ocultar sus designios homicidas. Eludiendo la pregunta de Jesús, exclamaron: “Demonio tienes: ¿quién te procura matar?” Insinuaban que las obras maravillosas de Jesús eran instigadas por un mal espíritu. {DTG 420.3}

Cristo no prestó atención a esta insinuación. Continuó demostrando que su obra de curación en Betesda estaba en armonía con la ley sabática, que estaba justificada por la interpretación que los judíos mismos daban a la ley. Dijo: “Cierto, Moisés os dió la circuncisión, … y en sábado circuncidáis al hombre.” Según la ley, cada niño debía ser circuncidado el octavo día. Si ese día caía en sábado, el rito debía cumplirse entonces. ¿Cuánto más armonizaba con el espíritu de la ley el hacer “sano todo un hombre” en sábado? Y les aconsejó: “No juzguéis según lo que parece, mas juzgad justo juicio.” {DTG 420.4}

Los príncipes quedaron callados; y muchos del pueblo exclamaron: “¿No es éste al que buscan para matarlo? Y he aquí, habla públicamente, y no le dicen nada; ¿si habrán entendido verdaderamente los príncipes, que éste es el Cristo?” {DTG 420.5}

Muchos de los que escuchaban a Cristo moraban en Jerusalén y, aun conociendo las maquinaciones de los príncipes contra él, se sentían atraídos hacia él por un poder irresistible. Se iban convenciendo de que era el Hijo de Dios. Pero Satanás estaba listo para sugerirles dudas, y a ello se prestaban sus ideas erróneas acerca del Mesías y de su venida. Se creía generalmente que Cristo iba a nacer en Belén, pero que después de un tiempo desaparecería y que en su segunda aparición nadie sabría de dónde venía. No eran pocos los que sostenían que el Mesías no tendría ninguna relación natural con la humanidad. Y debido a que el concepto popular de la gloria del Mesías no se cumplía en Jesús de Nazaret, muchos prestaron atención a la sugestión: “Mas éste, sabemos de dónde es: y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.” {DTG 421.1}

Mientras que estaban así vacilando entre la duda y la fe, Jesús descubrió sus pensamientos y los contestó diciendo: “A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo; mas el que me envió es verdadero, al cual vosotros no conocéis.” Aseveraban saber lo que debía ser el origen de Cristo, pero lo ignoraban completamente. Si hubiesen vivido de acuerdo con la voluntad de Dios, habrían conocido a su Hijo cuando se les manifestó. {DTG 421.2}

Los oyentes no podían comprender las palabras de Cristo. Eran claramente una repetición del aserto que él había hecho en presencia del Sanedrín muchos meses antes, cuando se declaró Hijo de Dios. Y así como los gobernantes trataron entonces de hacerlo morir, también en esta ocasión trataron de apoderarse de él; pero fueron impedidos por un poder invisible, que puso término a su ira, diciéndoles: “Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante.” {DTG 421.3}

Entre el pueblo, muchos creían en él y decían: “El Cristo, cuando viniere, ¿hará más señales que las que éste hace?” Los dirigentes de los fariseos, que estaban considerando ansiosamente el curso de los acontecimientos, notaron las expresiones de simpatía entre la muchedumbre. Apresurándose a dirigirse a los sumos sacerdotes, les presentaron sus planes de arrestarle. Convinieron, sin embargo, en tomarle cuando estuviese solo; porque no se atrevían a prenderlo en presencia del pueblo. Otra vez demostró Jesús que leía sus propósitos. “Aun un poco de tiempo estaré con vosotros—dijo él,—e iré al que me envió. Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros no podréis venir.” Pronto hallaría un refugio fuera del alcance de su desprecio y odio. Ascendería al Padre, para ser de nuevo adorado por los ángeles; y nunca podrían sus homicidas llegar allí. {DTG 421.4}

Con desprecio dijeron los rabinos: “¿Adónde se ha de ir éste que no le hallemos? ¿Se ha de ir a los esparcidos entre los Griegos, y a enseñar a los Griegos?” Poco sospechaban estos caviladores que en sus palabras despectivas describían la misión de Cristo. Durante todo el día había extendido sus manos hacia un pueblo desobediente y contradictor; y, sin embargo, pronto sería hallado de aquellos que no le buscaron; y entre un pueblo que no había invocado su nombre sería hecho manifiesto.1 {DTG 422.1}

Muchos que estaban convencidos de que Jesús era el Hijo de Dios fueron extraviados por el falso raciocinio de los sacerdotes y rabinos. Estos maestros habían repetido con gran efecto las profecías concernientes al Mesías, que reinaría “en el monte de Sión, y en Jerusalem, y delante de sus ancianos” sería “glorioso;” que dominaría “de mar a mar, y desde el río hasta los cabos de la tierra.”2 Luego habían hecho comparaciones despectivas entre la gloria allí descrita y la humilde apariencia de Jesús. Pervertían las mismas palabras de la profecía para sancionar el error. Si el pueblo hubiese estudiado con sinceridad la Palabra por sí mismo, no habría sido extraviado. El capítulo 61 de Isaías testifica que Cristo había de hacer la misma obra que hacía. El capítulo 53 presenta su rechazamiento y sus sufrimientos en el mundo, y el capítulo 59 describe el carácter de los sacerdotes y rabinos. {DTG 422.2}

Dios no obliga a los hombres a renunciar a su incredulidad. Delante de ellos están la luz y las tinieblas, la verdad y el error. A ellos les toca decidir lo que aceptarán. La mente humana está dotada de poder para discernir entre lo bueno y lo malo. Dios quiere que los hombres no decidan por impulso, sino por el peso de la evidencia, comparando cuidadosamente un pasaje de la Escritura con otro. Si los judíos hubiesen puesto a un lado sus prejuicios y comparado la profecía escrita con los hechos que caracterizaban la vida de Jesús, habrían percibido una hermosa armonía entre las profecías y su cumplimiento en la vida y el ministerio del humilde Galileo. {DTG 422.3}

Muchos son engañados hoy de la misma manera que los judíos. Hay maestros religiosos que leen la Biblia a la luz de su propio entendimiento y tradiciones; y las gentes no escudriñan las Escrituras por su cuenta, ni juzgan por sí mismas la verdad, sino que renuncian a su propio criterio y confían sus almas a sus dirigentes. La predicación y enseñanza de su Palabra es uno de los medios que Dios ordenó para difundir la luz; pero debemos someter la enseñanza de cada hombre a la prueba de la Escritura. Quienquiera que estudie con oración la Biblia, deseando conocer la verdad para obedecerla recibirá iluminación divina. Comprenderá las Escrituras. “El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina.” {DTG 423.1}

El último día de la fiesta, los oficiales enviados por los sacerdotes y príncipes para arrestar a Jesús volvieron sin él. Los interrogaron airadamente: “¿Por qué no le trajisteis?” Con rostro solemne, contestaron: “Nunca ha hablado hombre así como este hombre.” {DTG 423.2}

Aunque de corazón empedernido, fueron enternecidos por sus palabras. Mientras estaba hablando en el atrio del templo, se habían quedado cerca, a fin de oír algo que pudiese volverse contra él. Pero mientras escuchaban, se olvidaron del propósito con que habían venido. Estaban como arrobados. Cristo se reveló en sus almas. Vieron aquello que los sacerdotes y príncipes no querían ver: la humanidad inundada por la gloria de la divinidad. Volvieron tan llenos de este pensamiento, tan impresionados por sus palabras, que a la pregunta: “¿Por qué no le trajisteis?” pudieron tan sólo responder: “Nunca ha hablado hombre así como este hombre.” {DTG 423.3}

Los sacerdotes y príncipes, al llegar por primera vez a la presencia de Cristo, habían sentido la misma convicción. Su corazón se había conmovido profundamente, se había grabado en ellos el pensamiento: “Nunca ha hablado hombre así como este hombre.” Pero habían ahogado la convicción del Espíritu Santo. Ahora, enfurecidos porque aun los instrumentos de la ley sentían la influencia del odiado Galileo, clamaron: “¿Estáis también vosotros engañados? ¿Ha creído en él alguno de los príncipes, o de los fariseos? Mas estos comunales que no saben la ley, malditos son.” {DTG 423.4}

Aquellos a quienes se anuncia el mensaje de verdad rara vez preguntan: “¿Es verdad?” sino “¿Quién lo propaga?” Las multitudes lo estiman por el número de los que lo aceptan; y se vuelve a hacer la pregunta: “¿Ha creído en él alguno de los hombres instruídos o de los dirigentes de la religión?” Los hombres no están hoy más en favor de la verdadera piedad que en los días de Cristo. Siguen buscando intensamente el beneficio terrenal, con descuido de las riquezas eternas; y no es un argumento contra la verdad el hecho de que muchos no estén dispuestos a aceptarla, o de que no sea recibida por los grandes de este mundo, ni siquiera por los dirigentes religiosos. {DTG 424.1}

Otra vez los sacerdotes y príncipes procedieron a hacer planes para arrestar a Jesús. Insistían en que si se le dejase en libertad, apartaría al pueblo de los dirigentes establecidos, y que la única conducta segura consistía en acallarle sin dilación. En el apogeo de su disensión, fueron estorbados repentinamente. Nicodemo preguntó: “Juzga nuestra ley a hombre, si primero no oyere de él, y entendiere lo que ha hecho?” El silencio cayó sobre la asamblea. Las palabras de Nicodemo penetraron en las conciencias. No podían condenar a un hombre sin haberlo oído. No sólo por esta razón permanecieron silenciosos los altaneros gobernantes, mirando fijamente a aquel que se atrevía a hablar en favor de la justicia. Quedaron asombrados y enfadados de que uno de entre ellos mismos hubiese sido tan impresionado por el carácter de Jesús, que pronunciara una palabra en su defensa. Reponiéndose de su asombro, se dirigieron a Nicodemo con mordaz sarcasmo: “¿Eres tú también Galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se levantó profeta.” {DTG 424.2}

Sin embargo, la protesta detuvo el procedimiento del consejo. Los gobernantes no pudieron llevar a cabo su propósito de condenar a Jesús sin oírle. Derrotados por el momento, “fuése cada uno a su casa. Y Jesús se fué al monte de las Olivas.” {DTG 424.3}

Jesús se apartó de la excitación y confusión de la ciudad, de las ávidas muchedumbres y de los traicioneros rabinos, para ir a la tranquilidad de los huertos de olivos, donde podía estar solo con Dios. Pero temprano por la mañana volvió al templo, y al ser rodeado por la gente, se sentó y les enseñó. {DTG 424.4}

Pronto fué interrumpido. Un grupo de fariseos y escribas se acercó a él, arrastrando a una mujer aterrorizada, a quien, con voces duras y ávidas, acusaron de haber violado el séptimo mandamiento. Habiéndola empujado hasta la presencia de Jesús, le dijeron, con hipócrita manifestación de respeto: “En la ley Moisés nos mandó apedrear a las tales: tú pues, ¿qué dices?” {DTG 425.1}

La reverencia que ellos manifestaban ocultaba una profunda maquinación para arruinar a Jesús. Querían valerse de esta oportunidad para asegurar su condena, pensando que cualquiera que fuese la decisión hecha por él, hallarían ocasión para acusarle. Si indultaba a la mujer, se le acusaría de despreciar la ley de Moisés. Si la declaraba digna de muerte, se le podría acusar ante los romanos de asumir una autoridad que les pertenecía sólo a ellos. {DTG 425.2}

Jesús miró un momento la escena: la temblorosa víctima avergonzada, los dignatarios de rostro duro, sin rastros de compasión humana. Su espíritu de pureza inmaculada sentía repugnancia por este espectáculo. Bien sabía él con qué propósito se le había traído este caso. Leía el corazón, y conocía el carácter y la vida de cada uno de los que estaban en su presencia. Aquellos hombres que se daban por guardianes de la justicia habían inducido ellos mismos a su víctima al pecado, a fin de poder entrampar a Jesús. No dando señal de haber oído la pregunta, se agachó y, fijos los ojos en el suelo, empezó a escribir en el polvo. {DTG 425.3}

Impacientes por su dilación y su aparente indiferencia, los acusadores se acercaron, para imponer el asunto a su atención. Pero cuando sus ojos, siguiendo los de Jesús, cayeron sobre el pavimento a sus pies, cambió la expresión de su rostro. Allí, trazados delante de ellos, estaban los secretos culpables de su propia vida. El pueblo, que miraba, vió el cambio repentino de expresión, y se adelantó para descubrir lo que ellos estaban mirando con tanto asombro y vergüenza. {DTG 425.4}

Al par que profesaban reverencia por la ley, los rabinos, al presentar la acusación contra la mujer, estaban violando lo que la ley establecía. Era el deber del esposo iniciar la acción contra ella. Y las partes culpables debían ser castigadas por igual. La acción de los acusadores no tenía ninguna autorización. Jesús, por lo tanto, les hizo frente en su propio terreno. La ley especificaba que al castigar por apedreamiento, los testigos del caso debían arrojar la primera piedra. Levantándose entonces, y fijando sus ojos en los ancianos maquinadores, Jesús dijo: “El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero.” Y volviéndose a agachar, continuó escribiendo en el suelo. {DTG 425.5}

No había puesto de lado la ley dada por Moisés, ni había usurpado la autoridad de Roma. Los acusadores habían sido derrotados. Ahora, habiendo sido arrancado su manto de pretendida santidad, estaban, culpables y condenados, en la presencia de la pureza infinita. Temblaban de miedo de que la iniquidad oculta de sus vidas fuese revelada a la muchedumbre; y uno tras otro, con la cabeza y los ojos bajos, se fueron furtivamente, dejando a su víctima con el compasivo Salvador. {DTG 426.1}

Jesús se enderezó y mirando a la mujer dijo: “¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado? Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques más.” {DTG 426.2}

La mujer había estado temblando de miedo delante de Jesús. Sus palabras: “El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero,” habían sido para ella como una sentencia de muerte. No se atrevía a alzar sus ojos al rostro del Salvador, sino que esperaba silenciosamente su suerte. Con asombro vió a sus acusadores apartarse mudos y confundidos; luego cayeron en sus oídos estas palabras de esperanza: “Ni yo te condeno: vete, y no peques más.” Su corazón se enterneció, y se arrojó a los pies de Jesús, expresando con sollozos su amor agradecido, confesando sus pecados con amargas lágrimas. {DTG 426.3}

Esto fué para ella el principio de una nueva vida, una vida de pureza y paz, consagrada al servicio de Dios. Al levantar a esta alma caída, Jesús hizo un milagro mayor que al sanar la más grave enfermedad física. Curó la enfermedad espiritual que es para muerte eterna. Esa mujer penitente llegó a ser uno de sus discípulos más fervientes. Con amor y devoción abnegados, retribuyó su misericordia perdonadora. {DTG 426.4}

En su acto de perdonar a esta mujer y estimularla a vivir una vida mejor, el carácter de Jesús resplandece con la belleza de la justicia perfecta. Aunque no toleró el pecado ni redujo el sentido de la culpabilidad, no trató de condenar sino de salvar. El mundo tenía para esta mujer pecadora solamente desprecio y escarnio; pero Jesús le dirigió palabras de consuelo y esperanza. El Ser sin pecado se compadece de las debilidades de la pecadora, y le tiende una mano ayudadora. Mientras los fariseos hipócritas la denuncian, Jesús le ordena: “Vete, y no peques más.” {DTG 427.1}

No es seguidor de Cristo el que, desviando la mirada, se aparta de los que yerran, dejándolos proseguir sin estorbos su camino descendente. Los que se adelantan para acusar a otros y son celosos en llevarlos a la justicia, son con frecuencia en su propia vida más culpables que ellos. Los hombres aborrecen al pecador, mientras aman el pecado. Cristo aborrece el pecado, pero ama al pecador; tal ha de ser el espíritu de todos los que le sigan. El amor cristiano es lento en censurar, presto para discernir el arrepentimiento, listo para perdonar, para estimular, para afirmar al errante en la senda de la santidad, para corroborar sus pies en ella. {DTG 427.2}

Testimonio: 19-08-2017 #01

Amados, el 19 de agosto del 2017, tuve otro sueño. Fui llevada a este lugar donde estaba habiendo un seminario de la iglesia, en la Asociación Adventista del Este, aquí, en Puerto Rico. Allí, al llegar, vi cómo tenían todo listo como para un sorteo. Entonces yo me senté en una mesa y una hermana me preguntó por mis testimonios, antes expuestos, y me urgía que los contara en público. Pero en ese momento, mientras ella me urgía para que yo los contara en público, el presidente de dicha asociación me llamó fuera para hablar conmigo. Y me dijo que él había cometido un error al dejarme entrar pues ahora todos se habían ido porque ellos declaraban que yo era una hereje. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p1}

Entonces me hizo una pregunta: “¿por qué dices tantas cosas feas de la iglesia?” A lo que yo le contesté, en el sueño: “yo nunca pedí que esto ocurriera, pero ocurrió. El Rey del universo, nuestro Salvador, no está contento con lo que pasa en la organización de la iglesia. Se detiene su Palabra de verdad, se predica la mentira. ¿Cómo pueden hacer tal cosa?” —yo le decía—, “¿y crucificar al Rey de reyes y al Señor de señores, y pensar que son siervos de Dios?”, le decía yo a él. Entonces le seguía diciendo: “¡son siervos de Lucifer!” Entonces, en ese momento, él se levantó y me dijo: “¡vete!, tu suerte está echada. Nunca más deseo verte”. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p2}

Entonces yo salí de allí, muy triste. Pasé por el salón donde debía haberse llevado aquel seminario, pero estaba vacío, así que salí por el pasillo y sólo una persona aguardaba allí con mi familia. A al llegar donde ellos, yo les decía a ellos: “pero, ¿qué pasa? Por más que trato de decirles no me hacen caso, yo no sé qué voy a hacer”. Entonces, la persona que estaba allí con mi familia, que era una dama, me dijo: “no te preocupes, yo te creo, yo sé que Jesús compondrá las cosas. ¡Vámonos, vámonos de aquí!” Entonces, yo comencé a llorar, porque salí de aquel lugar sintiéndome vencida. Porque no me habían podido escuchar, ¡porque nadie quiso!, y todos se fueron. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p3}

Entonces, pues, ya nos dirigíamos a la casa de esta hermana para llevarla. Fuimos a un barrio, que era donde ella vivía, y todas las casas de aquel lugar, a excepción de la de ella y dos más, estaban deshabitadas; todo era desolación, ruina y desastre. Entonces le pregunté a la hermana: “¿por qué usted está viviendo aquí?” Entonces ella, en el sueño, me contestó: “es que el tiempo pasó y yo no obedecí; debí haber salido, más ahora estoy atrapada”. Entonces yo le dije: “pero usted no tiene por qué estar aquí, venga con nosotros, ¡vámonos!”. Pero cuando yo le dije eso, ella entró rápido a su casa, cerró las rejas de su entrada, entonces, la llave con que ella cerró las rejas, se la tragó. Y me dijo llorando: “¡vete, mi suerte está echada!” {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p4}

Entonces, cuando yo vi eso, ¡me desesperé tanto! ¡tanto! ¡Porque yo veía la desolación llegando a su casa! Entonces, yo comencé a luchar con la puerta, con aquellas rejas, para poder abrirla, pero no podía abrirla. Entonces, en ese momento de mi desesperación, que estaba tratando de abrir las rejas porque la desolación ya llegaba, casi, a la casa de la hermana, en eso, apareció mi acompañante y me dijo: “es hora, vámonos. Ella sabía, el Espíritu Santo le advirtió apelando a su corazón, más ella hizo caso a hombres antes que a Dios. Ella reconoce su error, más ahora es muy tarde”. Entonces comencé a llorar, estaba desesperada porque yo conocía a esa hermana, la pude reconocer en el sueño. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p5}

Entonces fui llevada a un lugar, estaba alto el lugar, allí me sentía segura, pero yo veía la desolación que venía y arropaba en diferentes lugares. Entonces mi acompañante me dijo: “este es el reino que quería satanás: desolación. Y muchos, aún a sabiendas, tomaron su lado y ahora, ya, para ellos es muy tarde”. Entonces, en ese momento comencé a llorar, ya no podía más, caí al suelo, estaba exhausta y decía: “¡Señor!, ¿para qué? ¿para qué me muestras esto si no les puedo ayudar?” Entonces, en este momento, mi acompañante puso su mano sobre mi hombro y me dijo: “levántate, ten ánimo, no temas. Ve y dile a los que deseen escuchar, que el tiempo es hoy, pues mañana es tarde. Que todo está dispuesto, que se alisten, porque la redención está cerca”. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p6}

Entonces amados, ahí desperté. Comencé a orar, y a pedirle al Señor que nos prepare, y que nosotros nos dejemos preparar, para esos momentos tan difíciles que se nos avecinan. Ojalá podamos escuchar la voz de nuestro Dios antes de que sea demasiado tarde. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p7}

Testimonio: 24-02-2018

Amados, a eso de las 11:50 pm, esta noche que pasó, 24 de febrero de 2018, me levantó esta voz. Fue una voz que, cuando la escuché estaba dormida y, ahí, me despertó. Esa voz me dijo: esfuérzate y no vaciles. Dios habla en parábolas para que sólo sus verdaderos hijos le entiendan. Estos avanzarán sin vacilar, pues son los entendidos”. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p1}

En ese momento, cuando escuché eso, pues, ya, me levanté. Luego de esto no podía dormir, estaba recibiendo muchas instrucciones de cosas que, en lo personal, debía hacer; y ayudar a otras personas, también. Entonces, esto me daba vueltas en la cabeza, estas palabras: “Dios habla en parábolas para que sólo sus hijos las puedan entender”. Entonces, en ese momento, cuando estaba pensando en todo esto, pues, me refirió un ejemplo, me dijo: “Isaías 26”. Ya me lo había mencionado anteriormente, entonces me dijo que: “sólo los entendidos entenderán”. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p2}

Así que me levanté, oré, le pedí a Dios que me ayudase a llegar a más personas para que no sufrieran y que pudieran prepararse para la inminente venida del Señor. Así que, en este momento, en mi súplica, en mi oración, se me indicó que iba a ser así y que no me preocupara. Se me indicó que nuestra iglesia SDA [Adventista del Séptimo Día] está tomando la vida de sus feligreses en sus manos y las lleva al despeñadero. Se refirió a ellos como perros mudos que ven el peligro y se gozan en caer, y hacer caer a otros, pero que su retribución ya estaba designada. Entonces, en ese momento, vi como una película, vi un pequeño puñado de personas conscientes que están levantando la voz para que muchos no perezcan y puedan prepararse para lo que tenemos encima. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p3}

En ese momento, fui instruida en no vacilar y seguir la línea de la verdad que, cada vez, se está acentuando más; porque el cielo así lo ha estipulado. Vi una guerra terrible entre la organización SDA [Adventista del Séptimo Día] y los verdaderos siervos de Dios. Era una lucha máxima de destrucción, más los últimos eran librados por la mano divina. En ese momento, la escena terminó y volvió la voz, otra vez, a decir: “Dios habla por parábolas para que sus hijos verdaderos las entiendan”. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p4}

Entonces, amados, después de un rato de estar meditando en esto, orando, me volví a acostar meditando en esto y dándole gracias a Dios por su infinita misericordia para con su pueblo verdadero. No sé en qué momento, pero nomás concilié el sueño profundo, fui llevada a este lugar que era un salón en los bajos de una iglesia. Allí vi toda clase de actividades, todos estaban absortos en ellas, desde comidas hasta películas. Entonces de repente alguien entró corriendo y dijo: “viene la turba”. En esos momentos, entró todo tipo de uniformado y comenzaron, todos, a correr por las urbanizaciones, ciudades. Saliendo, allí, fuera de ese cuarto, por una parte, atrás —que tenían estos bajos de la iglesia—, había una puerta y salieron, todos, corriendo. Pero, por más que ellos corrían, no importaba dónde se metieran, siempre los agarraban. Entonces yo les gritaba con todas mis fuerzas que fueran a los campos, que corrieran a los campos. Pero mis ruegos eran en vano, pues había barricadas alrededor de aquella ciudad y ellos no podían salir por más que lo intentaban. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p5}

Entonces mi acompañante, en ese momento, me dijo: “vamos”. Entonces, yo no quería irme porque allí yo vi pastores, ancianos, diáconos, mucha gente conocida, que el desánimo o la incredulidad o la demora los cogió y no hicieron los preparativos para la fuga. Entonces, ahora, pues, yo los veía cómo eran llevados a grandes planteles, estos planteles estaban rodeados por serpentinas [alambres con púa] y estaban siendo maltratados y lloraban amargamente, ellos, allí, sin consuelo. De manera que yo le pedí que me dejaran allí, que yo les pudiese ayudar, que me permitieran ayudar. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p6}

Entonces, pues, no me fue permitido, sino que fuimos a otro lugar. Nos adentramos en un campo donde había personas. Estas personas estaban arando la tierra; otros, estaban sembrando; otros, cosechando; otros, preparando surcos para siembra y regadío. Entonces, me fueron mostradas unas terrazas de siembra, que también acumulaban agua; cómo se preparaba esto para que funcionara de esta manera. Entonces, allí, se sembraban los más bellos verdes que yo he visto jamás. Todas las personas que estaban allí en aquel lugar no se veían afectadas por lo que estaba pasando en la ciudad. [Los de] este grupo estaban tranquilos, pues, absortos en sus menesteres. Y no estaban echando ni a ver lo que estaba pasando en las ciudades. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p7}

En ese momento fui llevada a una cabaña grande en ese lugar, y ahí, todos, con grandes súplicas pedían a Dios que los perdonara, que los librase y que los dirigiese. Entonces, se me dijo que pusiera atención a esos tres actos: a pedir perdón, a pedir liberación, y a pedir dirección. En ese momento, estaba yo absorta en esto y, se escuchó un tumulto a lo lejos, pero se iba intensificando más y más y más y más. Entonces, pues, estábamos como alerta. Entonces, mientras más se acercaba este tumulto más se intensificaba el griterío y el vocerío. Entonces, los que estábamos allí presentes temíamos, pues sabíamos lo que significaba aquel ruido, o por lo menos yo lo sabía, porque ya sabía lo que había estado pasando en las ciudades, pues de ahí venía. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p8}

Entonces, todos nos tiramos de rodillas a orar y empezamos a clamar por liberación. En ese momento, mi acompañante me dijo: “ven y ve”. Entonces, fuimos suspendidos en el aire y vi la turba que venía. En ese momento, muchos ángeles bajaron prestos en ayuda de los fieles hijos de Dios. Fue un momento maravilloso donde las montañas casi no podían sostener [a] aquella hueste angelical [que,] con espadas desenvainadas, estaba fija en la turbulenta turba. Entonces, en ese momento, mi acompañante me dijo: “¿qué ves?”, y le dije: “¡oh! ¡veo al pueblo del Dios viviente protegido por excelsos ángeles!” ¡Fue maravillosa aquella escena! Estaba, yo, absorta viendo todo esto y, a la misma vez, bien conmovida. Entonces, cuando le dije así, que veía al pueblo del Dios viviente protegido por excelsos ángeles me contestó: “no importa el sacrificio, vale la pena ser fiel”. Entonces en ese momento dije un amén bien grande y dije: “¡bendito Dios!” Y en ese momento, ahí, desperté. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p9}

Amados hermanos, no seamos lentos, no seamos perezosos en hacer la voluntad de Dios. Porque nos va a costar mucho y no a nosotros, nada más, sino a nuestros pequeños, a nuestros adolescentes, a nuestros jóvenes. A aquellos que, por ellos mismos, por alguna razón, a lo mejor, no pueden salir; sino que dependen de los adultos para salir de estas conflagraciones, tan terribles, que van a venir a las ciudades. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p10}

¡Preparémonos! Preparemos nuestro corazón delante del Señor. Matemos el yo, matemos la vanagloria. Matemos todo aquello, en el nombre del Señor, que nos impide hacer la voluntad de Dios. ¡Salgamos prestos, presurosos! ¡Salgamos gozosos sabiendo que estamos cumpliendo la voluntad de Dios! No importan, no importan, las penas que suframos, no importa lo que dejemos atrás, ¡todo vale por el reino de Dios! {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p11}

Es mi oración y mi ruego que todos nos preparemos, y que sigamos preparándonos —los que ya estamos en esto—, para estas cosas que, ya, las tenemos casi encima. Y para eventos futuros, y, sobre todo, en la vida espiritual, para encontrarnos con nuestro Dios. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 24-02-2018 , es.p12}

Isaías 26

1 En aquel día cantarán este cántico en la tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso [Dios por] muros y antemuro.
2 Abrid las puertas, y entrará la nación justa que guarda la verdad.
3 Tú guardarás en completa paz, [a aquel] cuyo pensamiento [en ti] persevera; porque en ti ha confiado.
4 Confiad en Jehová perpetuamente; porque en el Señor Jehová [está] la fortaleza eterna.
5 Porque derribó los que moraban en lugar alto; humilló la ciudad enaltecida, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo.
6 La hollará pie, los pies del pobre, los pasos de los menesterosos.
7 El camino del justo es rectitud: Tú [que eres] recto, pesas el camino del justo.
8 También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria [son] el deseo de [nuestra] alma.
9 Con mi alma te he deseado en la noche; y con mi espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que [hay] juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.
10 [Aunque] se le muestre piedad al impío, no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová.
11 Jehová, levantada está tu mano, [pero] ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.
12 Jehová, tú establecerás paz para nosotros; porque también has hecho en nosotros todas nuestras obras.
13 Jehová Dios nuestro, [otros] señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.
14 Muertos [son], no vivirán; han fallecido, no se levantarán; porque los visitaste y destruiste, e hiciste que pereciera toda su memoria.
15 Tú has engrandecido la nación, oh Jehová, tú has engrandecido la nación; te hiciste glorioso; la has extendido hasta todos los términos de la tierra.
16 Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste.
17 Como la mujer encinta cuando se acerca el tiempo de dar a luz gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová.
18 Concebimos, tuvimos dolores de parto, pero fue como si diéramos a luz viento. Ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo.
19 Tus muertos vivirán; [junto con] mi cuerpo muerto resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío [es] cual rocío de hortalizas; y la tierra echará los muertos.
20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete como por un momento, en tanto que pasa la indignación.
21 Porque he aquí que Jehová sale de su lugar, para castigar la maldad de los moradores de la tierra; y la tierra descubrirá su sangre, y no encubrirá más a sus muertos.

Testimonio: 10-12-2018

Amados, diciembre 10, 2018. En sueños vi que el residuo no estaba listo. Y que, aun siendo residuo —que es lo último de un completo—, éste era pasado por un cedazo muy, muy, fino. Y, lo que pasaba por el cedazo, era lo que realmente estaba en disposición de someterse a Dios en cuerpo, alma y espíritu. En ese momento, dijo mi acompañante: ¡esto es muy triste! ¿Cómo puede el mortal perecer con tanta instrucción? ¿Son sordos y ciegos, acaso?” Y él mismo contestó: “sí, a la verdad, son voluntariosos. Y no existe en ellos abnegación total. Avanzan sólo pensando en su conveniencia, y esto los estanca porque avanzan sin fe. Son muy pocos los que avanzan, fuera del temor, negándose a sí mismos. Más Emanuel está con el residuo; y los alienta a buscar, día y noche, su rostro para que Él pueda abrirles el camino y esto no sea en vano”. {Daisy Escalante: 10-12-2018, es.p1}

Entonces, vi que todo el que avance por fe, sin saber el resultado, [sino] dejándoselo a Dios, será premiado en esta vida y, aún más, en la venidera. “El residuo”, se me dijo, “goza de escuchar la Palabra de Dios. Estas instrucciones son para salvación y se debe ser solícito en cumplirlas. Haced esto y viviréis y vuestro gozo será grande en el cielo. Sed, pues, celosos con vuestra salvación y buscad al Señor en la soledad”, ahí se nos dirá la operación que debemos ejecutar para poder ser calificados para la salvación, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. “Muchos tienen dones”, se me dejó saber, “también, otros, ministerios; más, la operación es la parte culminante para poder ejercer el don y el ministerio según el plan divino. Clamad por esto y, así, podréis estar en el camino correcto. Más os digo que la operación es cambiante según el tiempo profético”. Y se me dijo: “1 Corintios 12:4-6”. {Daisy Escalante: 10-12-2018, es.p2}

Amados, seamos solícitos en escuchar la Palabra de Dios y, más aún, en ponerla por obra. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 10-12-2018, es.p3}

1 Corintios 12:4-6

4 Ahora bien, hay diversidad de dones; pero el mismo Espíritu [es].
5 Y hay diversidad de ministerios; pero el mismo Señor [es].
6 Y hay diversidad de operaciones; pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.

Testimonio: 14-02-2019 #02

Amados, febrero 14, 2019. El Señor me dio un segundo sueño. En sueños, vi una pecera. ¡Era grande en tamaño! En ella había muchas culebras. Estas culebras, de muchos tamaños y colores, se veían mansas y no infundían temor. Vi cómo muchos niños, jóvenes y adultos entraban su mano en la pecera para tocarlas, y éstas, mansamente, se dejaban acariciar por ellos. Mientras veía esto, mis ojos se abrieron y pude ver en el fondo de la pecera, a través del cristal de ésta, una enorme serpiente con grandes colmillos; y su boca siempre estaba abierta. Al percatarme de esto comencé a dar voces: “¡saquen la mano de la pecera o los morderá la serpiente!” Corrí hasta ellos dando voces, de la misma manera, hasta que llegué donde ellos. Éstos, con risas burlonas, y otros, con rostros que reflejaban grande enojo, me miraron y continuaron su actividad. {Daisy Escalante: 14-02-2019 #02, es.p1}

Les insté hasta el cansancio, pero aún los adultos alentaban a los jóvenes y niños a continuar acariciando las serpientes. De pronto, la serpiente sacó su cabeza por encima de las culebras que acariciaban y, con la velocidad de un relámpago, mordió cada mano de los que acariciaban las culebras. Estos, al sentir el dolor y al ver su mano con dos agujeros en ella, gritaban de dolor y terror. Mientras corrían, estos se tambaleaban hasta que caían al piso sudando fuertemente y casi sin respiración. Vi, entonces, la grande serpiente salir de la pecera, imponente, y se arrastró en medio de los cuerpos inertes. Y llegaba a otras peceras y se escondía de igual manera y, ahí, atacaba a otras personas y, también, los mordía. Entonces, oí una voz que me dijo: “esta es la serpiente antigua que se llama diablo y satanás, que ha redoblado sus esfuerzos para destruir, saquear y matar. ¡No toquéis lo inmundo! Rogad al Señor de la siega que os limpie de vuestras prevaricaciones e iniquidades pues, si no, la destrucción será vuestro destino. Enderezad calzadas, reparad portillos, preparaos para la lluvia porque vuestra redención está cerca.” {Daisy Escalante: 14-02-2019 #02, es.p2}

En ese momento, desperté, amados, rogando a Dios por cada hijo suyo en la ancha faz de la tierra, para que podamos estar firmes y todos podamos estar listos para su encuentro. Esta es mi oración y ruego. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 14-02-2019 #02, es.p3}

Testimonio: 25-01-2020 #01

Enero, 25, del 2020. En sueños, vi que unas personas trabajaban cerca de una montaña que tenía muchas rocas, y cerca de esta montaña había una calle que daba a la ciudad. El jefe de estos trabajadores les exigía seguir trabajando en la calle que tenía la montaña cerca, con estas rocas. De pronto un fuerte temblor azotó el lugar y las rocas comenzaron a caer, y los trabajadores corrieron hacia la calle, dejando, aún, hasta las costosas herramientas a su paso. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p1}

Luego la escena cambió y veía yo cómo, en la ciudad, la educación era muy vana para niños, jóvenes y adultos; pero, aun así, rigurosamente necesaria para poder ser parte de aquella ciudad. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p2}

Veía cómo niños, jóvenes y adultos quedaban embotados por dicha educación. Y su mente ágil, planificadora y creativa era reducida a añicos para que la educación que recibían monopolizara sus sentidos, entrando, así, en una clasificación que les regía un hombre adinerado. Y éste, así, sólo les ponía al frente las opciones que él deseaba en pro de garantía de empleo o, si no, éste era destituido del apoyo de la ciudad. Vi cómo, muchas personas, muchos, pero muchos, vivían nerviosos, atareados y angustiados, por el temor de perder el apoyo de la ciudad y [de] quien la controlaba. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p3}

Vi cómo, este hombre, donde había un lugar de entrenamiento misionero lo destruyó, y puso una gran feria con muchas máquinas de diversión, música y muchas luces de colores. Fui a donde este hombre y le dije: “¿por qué hace esto?” Y me contestó su ayudante: “este es su trabajo, él se preocupa por la felicidad de todos”. Y se rió sarcásticamente. Y yo le contesté: “¿qué felicidad? Esto sólo adormece los sentidos para, así, tenerlos en su mano y poder controlarlos con facilidad”. Me miró y me contestó: “este es mi trabajo, y a ellos les gusta”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p4}

Vi que muchos no pensaban causa y efecto, y se entregaban al desenfreno del entretenimiento, sin medir consecuencias de su tiempo perdido. Les advertí a voz en cuello, pero sólo una persona despertó de aquel vil letargo y me dijo: “¡ayúdame! ¡este lugar acaba con mi ser, ayúdame!” Agarré a aquella mujer por un brazo y le ayudé hasta salir de aquel lugar de perdición, y de aquella ciudad que, como veneno de serpiente, adormecía [a] todo aquel que estaba en ella hasta que el veneno lo mataba. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p5}

Fuimos, esta mujer y yo, a un campo, y estábamos allí con otros, tranquilos, y cada día hacíamos la parte que nos tocaba a conciencia. Allí, aquella mujer alababa y glorificaba a Dios por su libertad. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p6}

De pronto, fui a otro campo, y allí vi a un hombre y a una mujer. Estos se preparaban para entrar en el camino del campo, para estar listos para una tempestad que se veía venir rápidamente. Les vi montar en una camioneta y les dije: “si van por ese camino, no deben ir en camioneta, sólo se debe recorrer a pie. Pero ellos no hicieron caso y montando toda clase de cosas en la camioneta, avanzaron por el camino, y en un punto crítico del camino perdieron la camioneta y todo su contenido, y a duras penas quedaron ellos con vida. La tempestad llegó y los comenzó a azotar, y corrí a ellos con otros que, así, dándoles orientaciones verbales, les pudimos ayudar para no perecer. Les reprendí por su osado caminar y me contestó la mujer: “el miedo por sobrevivir me llevó a esto”. Y el hombre dijo: “el miedo a padecer hambre me cegó”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p7}

En ese momento escuché una voz, muy, muy fuerte, proveniente de los cielos que dijo: “llega el momento, y ya es, donde todo lo bueno que conoce el mundo será trastocado, y el mundo verá los verdaderos matices del que lo gobierna. Más mis ojos sólo vigilarán, protegerán y cuidarán a mis escogidos. Muchos, muchos, ¡muchos!”, repitió, “de los que conocían de este momento, decidieron no hacer caso, pero su hora llegará, cuando entre llanto y calamidad desearán lo que despreciaron, y no lo tendrán porque despreciaron el día de las pequeñeces y menospreciaron el plan que yo tracé para la salvación de sus almas”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p8}

Mi ser temblaba al escuchar estas palabras, y mis lágrimas no se podían contener, y exclamé: “¡Oh Señor! ¿cuántas veces se advirtió de esto? ¿cuántas veces? Y ahora, ¿qué hacer?” Dijo la voz: “anda tú y tu casa, y alista todo, porque el momento es llegado”. Y siguió diciendo: “muchos correrán de aquí para allá, y buscarán la salvación, más en el momento de actuar, en base a su conocimiento, no sólo fueron rebeldes a esto, sino que hicieron sufrir a aquellos que les advertían, más ahora el sufrimiento es sobre ellos”. Y siguió diciendo: “ninguno que omita su deber, y desprecie los días de las pequeñeces podrá vencer. La muerte se gesta, [se] cría y se propaga en las ciudades, y todo aquel que a sabiendas allí permanece, en desobediencia, ésta llegará a él. Es el momento de las tinieblas y su curso se intensifica, sólo la estricta obediencia a mis leyes, mandatos y estatutos, los podrá librar”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p9}

Amados, ahí desperté, ¡con una sensación de urgencia tan tremenda dentro de mi ser! Quiera Dios que cada uno de vosotros la pueda entender, y podamos tener todo listo. Agarrados de Cristo Jesús, que obedezcamos cada cosa que, sabemos, Él nos está indicando para que, así, podamos ser protegidos por su brazo protector. Que el Señor los bendiga. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p10}

Testimonio: 28-01-2021

Enero 28, 2021. En sueños, yo veía una mujer que estaba embarazada. Mientras yo veía cómo ella se sobaba con sus manos su barriga, le sobrevinieron dolores de parto. Vi grandes y rápidos preparativos para recibir al bebé y asistir a aquella mujer. Llegó el momento del alumbramiento. Nació la criatura, era una niña y todos la admiraban y mimaban. Le traían regalos a la madre, le daban sus felicitaciones y todos querían acariciar a la bebé. Me acerqué para verla y noté que su cuerpo era humano, pero su cabeza era alargada, como de un reptil, pero con cara de humano. {Daisy Escalante: 28-01-2021 , es.p1}

Allí frente a aquella criatura, que claramente era una mutación, veía cómo, todos, la mimaban y cuidaban con gran esmero y celo. Allí, vi a una dama conocida y le pregunté: ”¿por qué nadie parece notar el aspecto terrible de esta criatura y todos la cuidan con gran esmero?” Me contestó: ”¿por qué llamas ‘terrible’ a esa inocente y bella criatura?” Tú estás viendo mal. Ponte mis gafas para que veas correctamente”. Me puse sus gafas, y con ellas yo veía totalmente normal a aquella bebé, más, al quitármelas, la veía como realmente era. Ahí pude comprender por qué todos veían aquella mutación [como] normal, aunque no lo era. {Daisy Escalante: 28-01-2021 , es.p2}

Les dije: ”¡quítense los lentes!” Pero no me hacían caso. Se los arrebaté de su rostro a la mujer que conocía y, ésta, gritó de ira al verse sin ellos. Me maldecía y me decía: ”¡por tu culpa veo ahora lo feo y yo sólo quería ver lo hermoso! ¡tú me has arruinado!” Le insistí a ver las cosas por lo que eran para evitar, así, el engaño, pero ella me odiaba aún más por eso. Dentro de sí estaba llena de furia e instaba a otros a hacer lo mismo contra mi persona. {Daisy Escalante: 28-01-2021 , es.p3}

Pronto, la escena cambió. Y vi cómo una familia, grande en número, llevó esta bebé a su casa. Allí, bien consentida y cuidada, ésta crecía entre ellos. Al dar sus primeros pasos, ella destrozaba todo a su paso, más todos sonreían. Así pasó el tiempo. Cogió fuerza en sus manos y empujaba, golpeaba y arañaba a todos; más, aun así, todos lo cogían a broma. Pronto, al pasar el tiempo creció aún más fuerte, y ya no sólo hacía lo anterior, sino que los pateaba y mordía sin piedad. Las personas ya le pedían clemencia, pero ésta no llegaba a ellos. Así vi cómo devoró, esta mutación, a cada uno de ellos. Y no les vi más. {Daisy Escalante: 28-01-2021 , es.p4}

Ahí desperté, amados, y se me refirió El Evangelismo, capítulo 18. Amados, no puedo quitar de mi mente estas terribles escenas, y la ceguedad voluntaria de muchos ante el peligro, la maldad y el error. Quiera Dios que muchos puedan despertar [de] esto. No solo leamos, sino hagamos la práctica de meditar y analizar lo estudiado, y así el Todopoderoso nos guiará a toda verdad. Que el Señor nos bendiga. {Daisy Escalante: 28-01-2021 , es.p5}

Himno 320: Arrolladas las neblinas
Himno 450: Hay lugar en la amplia viña