Chosen by God, Inspired by Christ, Impacting Lives.

| Switch to More Language

$

Manjar Sabático

07-11-2020

Marcos 4

1 Y otra vez comenzó a enseñar junto al mar, y una gran multitud se reunió alrededor de Él; tanto que entró en una barca, y se sentó [en ella] en el mar, y toda la multitud estaba en tierra junto al mar.
2 Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:
3 Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar;
4 y aconteció que al sembrar, una parte cayó junto al camino; y vinieron las aves del cielo y la devoraron.
5 Y otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó, porque no tenía profundidad de tierra;
6 pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7 Y otra parte cayó entre espinos; y crecieron los espinos y la ahogaron, y no dio fruto.
8 Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto que brotó y creció; y produjo, una a treinta, otra a sesenta, y otra a ciento [por uno].
9 Y les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga.
10 Y cuando estuvo solo, los que estaban cerca de Él con los doce le preguntaron sobre la parábola.
11 Y les dijo: A vosotros es dado el saber los misterios del reino de Dios; mas a los que están fuera, todo es hecho por parábolas;
12 para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan y les sean perdonados [sus] pecados.
13 Y les dijo: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?
14 El sembrador [es el que] siembra la palabra.
15 Y éstos son los de junto al camino; en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que fue sembrada en sus corazones.
16 Y de igual modo, éstos son los que son sembrados en pedregales; quienes habiendo oído la palabra, al momento la reciben con gozo;
17 pero no tienen raíz en sí, sino que duran poco tiempo; pero luego, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida se escandalizan.
18 Y éstos son los que fueron sembrados entre espinos; los que oyen la palabra,
19 pero los afanes de este mundo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
20 Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra; los que oyen la palabra y la reciben, y llevan fruto, uno a treinta, otro a sesenta, y otro a ciento por uno.
21 Y les dijo: ¿Se trae el candil para ponerse debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerse en el candelero?
22 Porque nada hay oculto que no haya de ser manifestado; ni secreto, que no haya de ser descubierto.
23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
24 Y les dijo: Mirad lo que oís; porque con la medida que medís, se os medirá, y a vosotros los que oís, más os será añadido.
25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
26 Y dijo: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra;
27 y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin saber él cómo.
28 Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga.
29 Y cuando ha dado el fruto, en seguida se mete la hoz, porque la siega es llegada.
30 Y dijo: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola le compararemos?
31 [Es] como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra;
32 pero después de sembrado, crece, y se hace la más grande de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de manera que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra.
33 Y con muchas parábolas semejantes les hablaba la palabra, conforme ellos podían oír.
34 Y sin parábola no les hablaba, mas a sus discípulos en privado les aclaraba todas las cosas.
35 Y aquel día, cuando cayó la tarde, les dijo: Pasemos al otro lado.
36 Y despidiendo a la multitud, le recibieron como estaba en la barca; y había también con Él otras barcas.
37 Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas azotaban la barca, de manera que ya se anegaba.
38 Y Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y despertándole, le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento. Y se hizo grande bonanza.
40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo es que no tenéis fe?
41 Y temieron en gran manera, y se decían el uno al otro: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun el viento y el mar le obedecen?

EGW: Patriarcas y Profetas, Cap. 14 “ La destrucción de Sodoma”

Este capítulo está basado en Génesis 19.

La mas bella de las ciudades del valle del Jordán era Sodoma, situada en una llanura que era como el “huerto de Jehová” (ver Génesis 13:10) por su fertilidad y hermosura. Allí florecía la abundante vegetación de los trópicos. Allí abundaban la palmera, el olivo y la vid, y las flores esparcían su fragancia durante todo el año. Abundantes mieses revestían los campos, y muchos rebaños lanares y vacunos cubrían las colinas circundantes. El arte y el comercio contribuían a enriquecer la orgullosa ciudad de la llanura. Los tesoros del oriente adornaban sus palacios, y las caravanas del desierto proveían sus mercados de preciosos artículos. Con poco trabajo mental o físico, se podían satisfacer todas las necesidades de la vida, y todo el año parecía una larga serie de festividades. {PP 135.1}

La abundancia general dio origen al lujo y al orgullo. La ociosidad y las riquezas endurecen el corazón que nunca ha estado oprimido por la necesidad ni sobrecargado por el pesar. El amor a los placeres fue fomentado por la riqueza y la ociosidad, y la gente se entregó a la complacencia sensual. “Esta fue la maldad de Sodoma—dice Ezequiel—, tu hermana: soberbia, pan de sobra y abundancia de ocio tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del necesitado. Se llenaron de soberbia e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi, las quité”. Ezequiel 16:49, 50. {PP 135.2}

Nada desean los hombres tanto como la riqueza y la ociosidad, y, sin embargo, estas cosas fueron el origen de los pecados que acarrearon la destrucción de las ciudades de la llanura. La vida inútil y ociosa de sus habitantes los hizo víctimas de las tentaciones de Satanás, desfiguraron la imagen de Dios, y estaban más cerca de Satanás que de Dios. {PP 136.1}

La ociosidad es la mayor maldición que puede caer sobre el hombre; porque la siguen el vicio y el crimen. Debilita la mente, pervierte el entendimiento y el alma. Satanás está al acecho, listo para destruir a los imprudentes cuya ociosidad le da ocasión de acercarse a ellos bajo cualquier disfraz atractivo. Nunca tiene más éxito que cuando se aproxima a los hombres en sus horas ociosas. {PP 136.2}

Reinaban en Sodoma el alboroto y el júbilo, los festines y las borracheras. Las más viles y más brutales pasiones imperaban desenfrenadas. Los habitantes desafiaban públicamente a Dios y a su ley, y encontraban deleite en los actos de violencia. Aunque tenían delante de ellos el ejemplo del mundo antediluviano, y sabían cómo se había manifestado la ira de Dios en su destrucción, sin embargo, seguían la misma conducta impía. Cuando Lot se trasladó a Sodoma, la corrupción no se había generalizado, y Dios en su misericordia permitió que brillaran rayos de luz en medio de las tinieblas morales. Cuando Abraham libró a los cautivos de los elamitas, la atención del pueblo fue atraída a la verdadera fe. Abraham no era desconocido para los habitantes de Sodoma, y su veneración del Dios invisible había sido para ellos objeto de ridículo; pero su victoria sobre fuerzas muy superiores, y su magnánima disposición acerca de los prisioneros y del botín, despertaron la admiración y el asombro. Mientras alababan su capacidad y valentía, nadie pudo evitar la convicción de que un poder divino le había dado la victoria. Y su espíritu noble y desinteresado, tan extraño para los egoístas habitantes de Sodoma, había sido otra prueba de la superioridad de la religión a la que honró por su valor y fidelidad. {PP 136.3}

Melquisedec, al bendecir a Abraham, había reconocido a Jehová como la fuente de todo su poder y como autor de la victoria: “Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos”. Génesis 14:19, 20. Dios estaba hablando a aquel pueblo por su providencia, pero el último rayo de luz fue rechazado, como todos los anteriores. {PP 136.4}

Y ahora se acercaba la última noche de Sodoma. Las nubes de la venganza proyectaban ya sus sombras sobre la ciudad condenada. Pero los hombres no las percibieron. Mientras se acercaban los ángeles con su misión destructora, los hombres soñaban con prosperidad y placer. El último día fue como todos los demás que habían llegado y desaparecido. La noche se cerró sobre una escena de hermosura y seguridad. Los rayos del sol poniente crearon un panorama de incomparable belleza. La frescura del atardecer había atraído fuera de las casas a los habitantes de la ciudad, y las multitudes amantes del placer se paseaban gozando de aquel momento. {PP 137.1}

A la caída de la tarde, dos forasteros llegaron a la puerta de la ciudad. Parecían viajeros que venían a pasar allí la noche. Nadie pudo reconocer en estos humildes caminantes a los poderosos heraldos del juicio divino, y poco pensaba la alegre e indiferente multitud que, en su trato con estos mensajeros celestiales, esa misma noche colmaría la culpabilidad que condenaba a su orgullosa ciudad. Pero hubo un hombre que demostró a los forasteros una amable atención, convidándolos a su casa. Lot no conocía el verdadero carácter de los visitantes, pero la cortesía y la hospitalidad eran una costumbre en él, formaban parte de su religión, eran lecciones que había aprendido del ejemplo de Abraham. Si no hubiera cultivado este espíritu de cortesía, habría sido abandonado para morir con los demás habitantes de Sodoma. Muchas familias, al cerrar sus puertas a un forastero, han excluido a algún mensajero de Dios, que les habría proporcionado bendición, esperanza y paz. {PP 137.2}

En la vida, todo acto, por insignificante que sea, tiene su influencia para el bien o para el mal. La fidelidad o el descuido en lo que parecen ser deberes menos importantes puede abrir la puerta a las más ricas bendiciones o a las mayores calamidades. Son las cosas pequeñas las que prueban el carácter. Dios mira con una sonrisa complaciente los actos humildes de abnegación cotidiana, si se realizan con un corazón alegre y voluntario. No hemos de vivir para nosotros mismos, sino para los demás. Solo olvidándonos de nosotros mismos y participando un espíritu amable y ayudador, podemos hacer de nuestra vida una bendición. Las pequeñas atenciones, los actos sencillos de cortesía, contribuyen mucho a la felicidad de la vida, y el descuido de estas cosas influye considerablemente en la miseria humana. {PP 137.3}

Conociendo Lot el maltrato a que los forasteros estarían expuestos en Sodoma, consideró que era su deber protegerlos, ofreciéndoles hospedaje en su casa. Estaba sentado a la puerta de la ciudad cuando los viajeros se acercaron, y al verlos, se levantó para ir a su encuentro, e inclinándose cortésmente, les dijo: “Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo para alojaros”. Véase Génesis 19:2. Pareció que rehusaban su hospitalidad cuando contestaron: “No, esta noche nos quedaremos en la calle”. La intención de esta respuesta era doble: probar la sinceridad de Lot, y también aparentar que ignoraban el carácter de los habitantes de Sodoma, como si supusieran que había seguridad en quedarse en la calle durante la noche. Su respuesta hizo que Lot se sintiera más decidido a no dejarlos a merced del populacho. Repitió su invitación hasta que cedieron y lo acompañaron a su casa. {PP 138.1}

Lot había esperado ocultar su intención a los ociosos que estaban en la puerta, llevando a los forasteros a su casa mediante un rodeo; pero la vacilación y tardanza de estos, así como las instancias de él dieron tiempo a que los observaran; y antes de que se acostaran aquella noche, una gran cantidad de gente desenfrenada se reunió alrededor de la casa. Era una inmensa multitud de jóvenes y ancianos, todos igualmente enardecidos por las más bajas pasiones. Los forasteros se habían informado del carácter de la ciudad, y Lot los había advertido de que no se atrevieran a salir de la casa por la noche; en ese momento se oyeron los gritos y las mofas de la muchedumbre, que exigía que sacara afuera a los hombres. {PP 138.2}

Sabiendo Lot que si provocaba la violencia de esta gente, podrían derribar fácilmente la puerta de su casa, salió a ver si podía conseguir algo mediante la persuasión. “Os ruego -dijo-, hermanos míos, que no hagáis tal maldad”. Utilizando la palabra “hermanos” en el sentido de vecinos, esperaba conciliárselos y avergonzarlos de sus malos propósitos. Pero sus palabras fueron como aceite sobre las llamas. La ira de la turba creció como una rugiente tempestad. Se burlaron de Lot por intentar hacerse juez de ellos, y lo amenazaron con tratarlo peor de cómo intentaban tratar a sus huéspedes. Se abalanzaron sobre él, y lo habrían despedazado si no lo hubieran librado los ángeles de Dios. Los mensajeros celestiales “alargaron la mano, metieron a Lot en la casa con ellos y cerraron la puerta”. Los sucesos que siguieron manifestaron el carácter de los huéspedes a quienes había alojado. “Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta. Génesis 19:10. Si por el endurecimiento de su corazón, no hubieran sido afectados por doble ceguedad, el golpe que Dios les asestara los habría atemorizado y hecho desistir de sus obras impías. {PP 138.3}

Aquella última noche no se distinguió porque se cometieran mayores pecados que en otras noches anteriores; pero la misericordia, tanto tiempo despreciada, al fin cesó de interceder por ellos. Los habitantes de Sodoma habían pasado los límites de la misericordia divina, “el límite oculto entre la paciencia de Dios y su ira”. Los fuegos de su venganza estaban por encenderse en el valle de Sidim. {PP 139.1}

Los ángeles manifestaron a Lot el objeto de su misión: “Vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra la gente de esta ciudad ha subido de punto delante de Jehová. Por tanto, Jehová nos ha enviado a destruirla”. Génesis 19:3. Los forasteros a quienes Lot había tratado de proteger, le prometieron a su vez protegerlo a él y salvar también a todos los miembros de su familia que huyeran con él de la ciudad impía. La turba ya cansada se había marchado, y Lot salió para avisar a sus yernos. Repitió las palabras de los ángeles: “¡Levantaos, salid de este lugar, porque Jehová va a destruir esta ciudad!” Génesis 19:14. Pero a ellos les pareció que Lot bromeaba. Se rieron de lo que llamaron sus temores supersticiosos. Sus hijas se dejaron convencer por la influencia de sus maridos. Se encontraban perfectamente bien donde estaban. No podían ver señal alguna de peligro. Todo estaba exactamente como antes. Tenían grandes haciendas, y no les parecía posible que la hermosa Sodoma iba a ser destruida. {PP 139.2}

Lleno de dolor, regresó Lot a su casa, y contó su fracaso. Entonces los ángeles le mandaron levantarse, llevar a su esposa y a sus dos hijas que estaban aún en la casa, y abandonar la ciudad. Pero Lot se demoraba. Aunque diariamente se afligía al presenciar actos de violencia, no tenía un verdadero concepto de la abominable iniquidad y la depravación que se practicaban en esa vil ciudad. No comprendía la terrible necesidad de que los juicios de Dios reprimieran el pecado. Algunos de sus cercanos se aferraban a Sodoma, y su esposa se negaba a marcharse sin ellos. A Lot le parecía insoportable la idea de dejar a los que más quería en la tierra. Lo apenaba abandonar su suntuosa morada y la riqueza adquirida con el trabajo de toda su vida, para salir como un pobre peregrino. Aturdido por el dolor, se demoraba, y no podía marcharse. Si no hubiera sido por los ángeles de Dios, todos habrían perecido en la ruina de Sodoma. Los mensajeros celestiales asieron de la mano a Lot y a su mujer y a sus hijas, y los llevaron fuera de la ciudad. {PP 139.3}

Allí los dejaron los ángeles y se volvieron a Sodoma para cumplir su obra de destrucción. Otro, Aquel a quien había implorado Abraham, se acercó a Lot. En todas las ciudades de la llanura, no se habían encontrado ni siquiera diez justos; pero en respuesta al ruego del patriarca: el hombre que temía a Dios fue preservado de la destrucción. Con vehemencia aterradora se le dio el mandamiento: “Escapa por tu vida; no mires atrás ni te detengas en ningún lugar de esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas”. Cualquier tardanza o vacilación sería ahora fatal. El retrasarse por echar una sola mirada a la ciudad condenada, el detenerse un solo momento, sintiendo dejar un hogar tan hermoso, les habría costado la vida. La tempestad del juicio divino solamente esperaba que estos pobres fugitivos escaparan. {PP 140.1}

Pero Lot, confuso y aterrado, protestó que no podía hacer lo que se le exigía, por temor a que le ocurriera algún mal que le causara la muerte. Mientras vivía en aquella ciudad impía, en medio de la incredulidad, su fe había disminuido. El Príncipe del cielo estaba a su lado, y sin embargo rogaba por su vida como si el Dios que había manifestado tanto cuidado y amor hacia él no estuviera dispuesto a seguir protegiéndole. Debió haber confiado plenamente en el mensajero divino, poniendo su voluntad y su vida en las manos del Señor, sin duda ni pregunta alguna. Pero como tantos otros, trató de hacer planes por sí mismo: “Cerca de aquí hay una pequeña ciudad, a la cual puedo huir. Dejadme ir allá (¿no es en verdad pequeña?) y salvaré mi vida”. Génesis 19:20. La ciudad mencionada aquí era Bela, que más tarde se llamó Zoar. Estaba a pocas millas de Sodoma, era tan corrompida como esta, y también condenada a la destrucción. Pero Lot rogó que fuese conservada, insistiendo en que era poco lo que pedía; y lo que deseaba le fue otorgado. El Señor le aseguró: “He aquí he recibido también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado”. ¡Cuánta es la misericordia de Dios hacia sus extraviadas criaturas! {PP 140.2}

Otra vez se le dio la solemne orden de apresurarse, pues la tempestad de fuego tardaría muy poco en llegar. Pero una de las personas fugitivas se atrevió a mirar hacia atrás, hacia la ciudad condenada, y se convirtió en monumento del juicio de Dios. Si Lot mismo no hubiera vacilado en obedecer a la advertencia del ángel, y si hubiese huido con prontitud hacia las montañas, sin una palabra de súplica ni de protesta, su esposa también habría podido escapar. La influencia del ejemplo de él la habría salvado del pecado que selló su condenación. Pero la vacilación y la tardanza de él la indujeron a ella a considerar livianamente la amonestación divina. Mientras su cuerpo estaba en la llanura, su corazón se aferraba a Sodoma, y con Sodoma pereció. Se rebeló contra Dios porque sus juicios arrastraban a sus hijos y sus bienes a la ruina. Aunque había sido muy favorecida al ser llamada a salir de la ciudad impía, creyó que se la trataba duramente, porque tenía que dejar las riquezas que habían acumulado con el trabajo de muchos años. En vez de aceptar la salvación con gratitud, miró hacia atrás presuntuosamente deseando la vida de los que habían despreciado la advertencia divina. Su pecado mostró que no era digna de la vida, por cuya conservación sentía tan poca gratitud. {PP 140.3}

Debemos guardarnos de tratar ligeramente las bondadosas medidas que Dios toma para nuestra salvación. Hay cristianos que dicen: “No me interesa ser salvo, si mi esposa y mis hijos no se salvan conmigo”. Les parece que sin la presencia de los que les son tan queridos, el cielo no sería el cielo para ellos. Pero, al albergar tales sentimientos, ¿tienen un concepto justo de su propia relación con Dios, en vista de su gran bondad y misericordia hacia ellos? ¿Han olvidado que están obligados por los lazos más fuertes del amor, del honor y de la fidelidad a servir a su Creador y Salvador? Las invitaciones de la misericordia se dirigen a todos; y porque nuestros amigos rechazan el implorante amor del Salvador, ¿hemos de apartarnos también nosotros? La redención del alma es preciosa. Cristo pagó un precio infinito por nuestra salvación, y porque otros la desechen, ninguna persona que aprecie el valor de este gran sacrificio, o el valor del alma, despreciará la misericordia de Dios. El mismo hecho de que otros no reconozcan los justos requerimientos de Dios debe guiarnos a honrar al Creador con más diligencia, y a inducir a todos los que alcance nuestra influencia a aceptar su amor. {PP 141.1}

“El sol salía sobre la tierra cuando Lot llegó a Zoar”. Los claros rayos matutinos parecían anunciar prosperidad y paz a las ciudades de la llanura. Empezó el ajetreo de la vida diaria por las calles; los hombres iban por sus distintos caminos, a su negocio o a los placeres del día. Los yernos de Lot se burlaban de los temores y advertencias del caduco anciano. {PP 141.2}

De repente, como un trueno en un cielo despejado, se desató la tempestad. El Señor hizo llover fuego y azufre del cielo sobre las ciudades y la fértil llanura. Sus palacios y templos, las costosas moradas, los jardines y viñedos, la muchedumbre amante del placer, que la noche anterior había injuriado a los mensajeros del cielo, todo fue consumido. El humo de la conflagración ascendió al cielo como si fuera el humo de un gran horno. Y el hermoso valle de Sidim se convirtió en un desierto, un sitio que jamás había de ser reconstruido ni habitado, como testimonio para todas las generaciones de la seguridad con que el juicio de Dios castiga el pecado. {PP 141.3}

Las llamas que consumieron las ciudades de la llanura transmiten hasta nuestros días la luz de su advertencia. Se nos enseña la temible y solemne lección de que mientras la misericordia de Dios tiene mucha paciencia con el transgresor, hay un límite más allá del cual los hombres no pueden seguir en sus pecados. Cuando se llega a ese límite, se retira el ofrecimiento de la gracia y comienza la ejecución del juicio. {PP 142.1}

El Redentor del mundo declara que hay pecados mayores que aquellos por los cuales fueron destruidas Sodoma y Gomorra. Los que oyen la invitación del evangelio que llama a los pecadores al arrepentimiento, y no hacen caso de ella, son más culpables ante Dios que los habitantes del valle de Sidim. Mayor aun es el pecado de los que aseveran conocer a Dios y guardar sus mandamientos, y sin embargo, niegan a Cristo en su carácter y en su vida diaria. De acuerdo con lo indicado por el Salvador, la suerte de Sodoma es una solemne advertencia, no meramente para los que son culpables de pecados manifiestos, sino para todos aquellos que están jugando con la luz y los privilegios que vienen del cielo. {PP 142.2}

El Testigo fiel dijo a la iglesia de Éfeso: “Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras obras, pues si no te arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar”. Apocalipsis 2:4, 5. {PP 142.3}

Con una compasión más tierna que la que conmueve el corazón de un padre terrenal que perdona a su hijo pródigo y doliente, el Salvador anhela que respondamos a su amor y al perdón que nos ofrece. Dice a los extraviados: “Volveos a mí y yo me volveré a vosotros”. Malaquías 3:7. Pero si el pecador se niega obstinadamente a responder a la voz que lo llama con compasivo y tierno amor, será abandonado al fin en las tinieblas. El corazón que ha menospreciado por mucho tiempo la misericordia de Dios se endurece en el pecado, y ya no es susceptible a la influencia de la gracia divina. Terrible será la suerte de aquel de quien por último el Salvador declare: “Es dado a ídolos”. Oseas 4:17. En el día del juicio, la suerte de las ciudades de la llanura será más tolerable que la de aquellos que reconocieron el amor de Cristo y, sin embargo, se apartaron para seguir los placeres de un mundo pecador. {PP 142.4}

Vosotros que despreciáis los ofrecimientos de la misericordia, pensad en la larga serie de pecados que se acumulan contra vosotros en los libros del cielo; pues allá se registra la impiedad de las naciones, las familias y los individuos. Dios puede soportar mucho mientras se lleva la cuenta, y puede enviar llamados al arrepentimiento y ofrecer perdón; sin embargo, llegará el momento cuando habrá completado la cuenta; cuando el alma habrá hecho su elección; cuando por su propia decisión el hombre habrá fijado su destino. Entonces se dará la señal para ejecutar el juicio. {PP 143.1}

Hay motivo para inquietarse por el estado religioso del mundo actual. Se ha jugado con la gracia de Dios. La multitud ha anulado la ley de Dios “enseñando doctrinas y mandamientos de hombres”. Mateo 15:9. La incredulidad prevalece en muchas iglesias de nuestra tierra; no es una incredulidad en el sentido más amplio, que niegue abiertamente la Sagrada Escritura, sino una incredulidad envuelta en la capa del cristianismo, mientras mina la fe en la Biblia como revelación de Dios. La devoción ferviente y la piedad viva han cedido el lugar a un formalismo hueco. Como resultado prevalece la apostasía y el sensualismo. Cristo declaró: “Asimismo, como sucedió en los días de Lot, cuando comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; pero el día en que Lot […]. Así será el día en que el Hijo del hombre se manifieste”. Lucas 17:28-30. El registro diario de los acontecimientos atestigua el cumplimiento de estas palabras. El mundo está madurando rápidamente para la destrucción. Pronto se derramarán los juicios de Dios, y serán consumidos el pecado y los pecadores. {PP 143.2}

Dijo nuestro Salvador: “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día, porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra”, sobre todos aquellos cuyos intereses se concentran en este mundo. “Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre”. Lucas 21:34-36. {PP 143.3}

Antes de destruir a Sodoma, Dios mandó un mensaje a Lot: “Escapa por tu vida; no mires atrás, ni te detengas en ningún lugar de esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas”. Génesis 19:17. La misma voz amonestadora fue escuchada por los discípulos de Cristo antes de la destrucción de Jerusalén: “Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea huyan a los montes”. Lucas 21:20, 21. No debían detenerse para salvar algo de su hacienda, sino aprovechar lo mejor posible la ocasión para la huida. {PP 143.4}

Hubo una salida, una separación decidida de los impíos, una fuga para salvar la vida. Así fue en los días de Noé; así ocurrió en el caso de Lot; así en el de los discípulos antes de la destrucción de Jerusalén, y así será en los últimos días. De nuevo se oye la voz de Dios en un mensaje de advertencia, que manda a su pueblo separarse de la impiedad creciente. {PP 144.1}

La depravación y la apostasía que existirán en los últimos días en el mundo religioso se le presentó al profeta Juan en la visión de Babilonia, “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra”. Apocalipsis 17:18. Antes de que sea destruida se ha de escuchar la llamada del cielo: “¡Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas!” Apocalipsis 18:4. Como en días de Noé y Lot, es necesario separarse decididamente del pecado y de los pecadores. No puede haber transigencia entre Dios y el mundo, ni se puede volver atrás para conseguir tesoros terrenales “No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Mateo 6:24. {PP 144.2}

Como los habitantes del valle de Sidim, la gente sueña ahora con prosperidad y paz. “Escapa por tu vida”, es la advertencia de los ángeles de Dios; pero se oyen otras voces que dicen: “No os inquietéis, no hay nada que temer”. La multitud dice: “Paz y seguridad”, mientras el cielo declara que una rápida destrucción está por caer sobre el transgresor. En la noche anterior a su destrucción, las ciudades de la llanura se entregaban desenfrenadamente a los placeres, y se burlaron de los temores y advertencias del mensajero de Dios; pero aquellos burladores perecieron en las llamas; en aquella misma noche la puerta de la gracia fue cerrada para siempre para los impíos y descuidados habitantes de Sodoma. {PP 144.3}

Dios no será siempre objeto de burla; no se jugará mucho tiempo con él. “He aquí el día de Jehová viene: día terrible, de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad y raer de ella a sus pecadores”. Isaías 13:9. La inmensa mayoría del mundo desechará la misericordia de Dios, y será sumida en pronta e irremisible ruina. {PP 144.4}

Pero el que presta oídos a la advertencia y “habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. “Escudo y protección es su verdad”. Para el tal es la promesa: “Lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación”. Salmos 91:1, 4, 16. {PP 144.5}

Lot habitó poco tiempo en Zoar. La impiedad reinaba allí como en Sodoma, y tuvo miedo de quedarse, por temor a que la ciudad fuera destruída. Poco después Zoar fue destruida, tal como Dios lo había proyectado. Lot se fue a los montes y vivió en una caverna, privado de todas las cosas por las cuales se había atrevido a exponer a su familia a la influencia de una ciudad impía. Pero hasta allá lo siguió la maldición de Sodoma. La infame conducta de sus hijas fue la consecuencia de las malas compañías que habían tenido en aquel vil lugar. La depravación moral de Sodoma se había filtrado de tal manera en su carácter, que ellas no podían distinguir entre lo bueno y lo malo. Los únicos descendientes de Lot, los moabitas y amonitas, fueron tribus viles e idólatras, rebeldes contra Dios, y acérrimos enemigos de su pueblo. {PP 145.1}

¡Cuán grande fue el contraste entre la vida de Lot y la de Abraham! Una vez habían sido compañeros, habían adorado ante el mismo altar, y habían morado juntos en sus tiendas de peregrinos. Pero ¡qué separados estaban ahora! Lot había elegido a Sodoma en busca de placer y beneficios. Abandonando el altar de Abraham y sus sacrificios diarios ofrecidos al Dios viviente, había permitido a sus hijos mezclarse con un pueblo depravado e idólatra; sin embargo, había conservado en su corazón el temor de Dios, pues las Escrituras lo llaman “justo”. 2 Pedro 2:7. Su alma justa se afligía por la vil conversación que tenía que oír diariamente, y por la violencia y los crímenes que no podía impedir. Fue salvado, por fin, como un “tizón arrebatado del incendio” (Zacarías 3:2), pero fue privado de su hacienda, perdió a su esposa y a sus hijos, moró en cuevas como las fieras, en su vejez fue cubierto de infamia, y dio al mundo no una generación de hombres piadosos, sino dos naciones idólatras, que se enemistaron contra Dios y guerrearon contra su pueblo, hasta que, cuando la medida de su impiedad estuvo llena, fueron condenadas a la destrucción. ¡Qué terribles fueron las consecuencias que siguieron a un solo paso imprudente! {PP 145.2}

El sabio Salomón dice: “No te afanes por hacerte rico: sé prudente y desiste”. “Alborota su casa el codicioso, pero el que aborrece el soborno vivirá”. Proverbios 23:4; 15:27. Y el apóstol Pablo declara: “Los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición”. 1 Timoteo 6:9. {PP 145.3}

Cuando Lot se estableció en Sodoma, estaba completamente decidido a abstenerse de la impiedad y a “mandar a su casa después de sí” que obedeciera a Dios. Pero fracasó rotundamente. Las corruptoras influencias que lo rodeaban afectaron su propia fe, y la unión de sus hijas con los habitantes de Sodoma vinculó hasta cierto punto sus intereses con el de ellos. El resultado está ante nosotros. {PP 146.1}

Muchos continúan cometiendo un error semejante. Cuando buscan donde establecerse, miran las ventajas temporales que pueden obtener, antes que las influencias morales y sociales que los rodearán a ellos y a sus familias. Con la esperanza de alcanzar mayor prosperidad, escogen un país hermoso y fértil o se mudan a una ciudad floreciente; pero sus hijos se ven rodeados de tentaciones, y muy a menudo entran en relaciones poco favorables al desarrollo de la piedad y a la formación de un carácter recto. El ambiente de baja moralidad, de incredulidad, o indiferencia hacia las cosas religiosas, tiende a contrarrestar la influencia de los padres. La juventud ve por todas partes ejemplos de rebelión contra la autoridad de los padres y la de Dios; muchos se unen a los infieles e incrédulos y echan su suerte con los enemigos de Dios. {PP 146.2}

Al elegir un sitio para vivir, Dios quiere que consideremos ante todo las influencias morales y religiosas que nos rodearan a nosotros y a nuestras familias. Podemos encontrarnos en posiciones difíciles, pues muchos no pueden vivir en el medio en que quisieran. Pero en cualquier lugar que el deber nos llame, Dios nos ayudará a mantenernos incólumes, si velamos y oramos, confiando en la gracia de Cristo. Pero no debemos exponernos innecesariamente a influencias desfavorables a la formación de un carácter cristiano. Si nos colocamos voluntariamente en un ambiente mundano e incrédulo, desagradamos a Dios, y ahuyentamos a los ángeles de nuestras casas. {PP 146.3}

Los que procuran para sus hijos riquezas y honores terrenales a costa de sus intereses eternos, comprenderán al fin que estas ventajas son una terrible pérdida. Como Lot, muchos ven a sus hijos arruinados, y apenas salvan su propia alma. La obra de su vida se pierde; y resulta en triste fracaso. Si hubieran ejercido verdadera sabiduría, sus hijos habrían tenido menos prosperidad mundana, pero tendrían en cambio seguro derecho a la herencia inmortal. {PP 146.4}

La herencia que Dios prometió a su pueblo no está en este mundo. Abraham no tuvo posesión en la tierra, “ni aun para asentar un pie”. Hechos 7:5. Poseía grandes riquezas y las empleaba en honor de Dios y para el bien de sus prójimos; pero no consideraba este mundo como su hogar. El Señor le había ordenado que abandonara a sus compatriotas idólatras, con la promesa de darle la tierra de Canaán como posesión eterna; y sin embargo, ni él, ni su hijo, ni su nieto la recibieron. Cuando Abraham deseó un lugar donde sepultar sus muertos, tuvo que comprarlo a los cananeos. Su única posesión en la tierra prometida fue aquella tumba cavada en la peña en la cueva de Macpela. {PP 146.5}

Pero Dios no faltó, a su palabra; ni tuvo ésta su cumplimiento final en la ocupación de la tierra de Canaán por el pueblo judío “A Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente”. Gálatas 3:16. Abraham mismo debía participar de la herencia. Puede parecer que el cumplimiento de la promesa de Dios tarda mucho; pues “un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día”; puede parecer que se demora, pero al tiempo determinado “sin duda vendrá; no tardará”. 2 Pedro 3:8; Habacuc 2:3. {PP 147.1}

La dádiva prometida a Abraham y a su simiente incluía no solo la tierra de Canaán, sino toda la tierra. Así dice el apóstol: “No por la ley fue dada la promesa a Abraham o a su simiente, que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe”. Romanos 4:13. Y la Sagrada Escritura enseña expresamente que las promesas hechas a Abraham han de ser cumplidas mediante Cristo. Todos los que pertenecen a Cristo, “ciertamente los descendientes de Abraham” son, “según la promesa” herederos de la “herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse”, herederos de la tierra libre de la maldición del pecado. Porque “el reino, el dominio, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo”, serán “dados al pueblo de los santos del Altísimo”; y “los mansos heredarán la tierra y se recrearán con abundancia de paz”. Gálatas 3:29; 1 Pedro 1:4; Daniel 7:27; Salmos 37:11. {PP 147.2}

Dios dio a Abraham una vislumbre de esta herencia inmortal, y con esta esperanza, él se conformó. “Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, habitando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa, porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Hebreos 11:9, 10. {PP 147.3}

De la descendencia de Abraham dice la Escritura: “En la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, creyéndolo y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra”. Tenemos que vivir aquí como “extranjeros y peregrinos”, si deseamos la patria “mejor, esto es, la celestial”. Los que son hijos de Abraham desearán la ciudad que él buscaba, “el artífice y hacedor de la cual es Dios”. Vers. 13, 16. {PP 147.4}

Testimonio: 20-08-2017

Amados, el 20 de agosto del 2017, se me dio otro sueño. Yo estaba en una ciudad. Entonces, de repente, veía terror y horror, y este era por doquier, porque estaban cayendo bolas de fuego. {Daisy Escalante: 20-08-2017 , es.p1}

Entonces, cuando estas bolas de fuego caían, se escuchaban como explosiones. Entonces, había humo por dondequiera. ¡Todos empezaron a correr con desesperación de un lado a otro! Y allí, de repente, mi acompañante alzó su brazo y apuntó a varias montañas, con su brazo. Entonces mis ojos como que se abrieron y pude ver filas de personas que subían a estas montañas, no eran muchos en número, pero todos subían prestos a las montañas. Entonces mi acompañante me dijo: “estos encontrarán refugio de la desolación de las ciudades pues el castigo para éstas es inminente”. Entonces, de repente, vi cómo, ya, todos buscaron un refugio en las montañas y las bolas de fuego seguían cayendo y desolando ciudad tras ciudad. Había muerte, terror y destrucción. Entonces, todo esto era lo único que se veía. De repente, fui llevada por diferentes partes del mundo a un recorrido por diferentes continentes, estaba [en] lo alto y podía ver los continentes y las islas. Entonces, allí, pude darme cuenta que todas las ciudades eran barridas como por un soplido. {Daisy Escalante: 20-08-2017 , es.p2}

Entonces, ¡me desesperé al ver esto! Y mi acompañante me dijo: “¡la ira, la ira de las naciones es terrible! ¡es instigada por el adversario de Dios, y sus guaridas son las ciudades! Así que diles que salgan presurosos, pues todo está listo”. En ese momento, cuando él dijo eso, yo salí volando por encima de todas aquellas ciudades, y entonces fui llevada a la montaña y allí comenzamos a orar fervientemente a Dios por su protección, y para que enviara a sus ángeles para que nos cuidaran. {Daisy Escalante: 20-08-2017 , es.p3}

Entonces, comencé a escuchar, a lo lejos, gritos de desesperación en las ciudades; más, nosotros estábamos allí, pero no podíamos hacer nada. Entonces, ¡es un desespero porque tú no puedes hacer nada! Entonces, yo le dije a mi acompañante: “¿qué podemos hacer?” Entonces, él me dijo: “diles que ya, casi, es cumplido el tiempo, que si desean estar a salvo deben marchar”. Entonces, me decía: “no te preocupes, no te preocupes, los entendidos entenderán”, ¡porque yo estaba desesperada al ver todo esto! {Daisy Escalante: 20-08-2017 , es.p4}

Entonces, en ese momento, cuando me dijo: “los entendidos entenderán”, me dijo: “diles estos tres pasos. Primero, deben reconocer, reconocer que son nada, nada sin nuestro Dios. Segundo, que se humillen ante Dios, que pidan perdón de corazón y que se aparten del mal y de la iniquidad. Y, tercer paso, me dijo: “que restituyan. La restitución, enmendar todo aquello que podamos para estar a cuentas con Dios y con nuestro prójimo”. Entonces, cuando me dijo esto, yo trataba de internalizarlo, que no se me olvidara; lo comencé a repetir. Entonces me siguió diciendo: “esto les pondrá a cuentas con Dios y se les dirá qué hacer. Y se les abrirán puertas que nadie puede cerrar. ¡Corre, ve y diles!” {Daisy Escalante: 20-08-2017 , es.p5}

Entonces en ese momento, ahí desperté, desperté con la urgencia de decir esto inmediatamente a las personas. Pero ha sido muy difícil, el enemigo de las almas ha intervenido en todas las formas para que esto se llevara a cabo justo en este momento, pero gloria damos a Dios, porque en este día, Dios ha vencido y hemos podido sacar esto para que puedan, muchas personas, escucharlo. Así que, sigamos las directrices de Dios para que podamos estar salvos bajo sus alas. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 20-08-2017 , es.p6}

Testimonio: 28-09-2017 #01

Amados, el 28 de septiembre de 2017, a las 6:30 de la mañana el Señor me dio un mensaje para compartir por esto de la situación del huracán María y todo lo que está pasando, pues se había hecho muy difícil mandar audio. Solamente textos, en algunos lugares, salían. {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p1}

Cumpliendo ahora este cometido y que estoy en un lugar donde se puede hacer, estoy aquí para compartírselos. El Señor dice así: “he aquí yo traeré calamidad tras calamidad y destrozo tras destrozo, dice El Eterno. Mi pueblo es muy rebelde y ni aún con la calamidad se arrepienten. ¿No habrá algo que Yo no haya hecho para salvarlos? ¿acaso no conspiran contra Mí? ¡maldicen mis sábados! Mi mano está alzada, pero ellos no ven. ¡Ay de los que siguen a ciegos, y de los que tienen boca y raciocinio y no ejercen su derecho! Vivo Yo, dice el Eterno, que no cambio, y lo que pienso hacer vendrá, ya, sin vacilar. ¿Será que el asno montes podrá cazar presa? ¿o que el león pueda comer hierba? Vivo Yo”, seguía diciendo, “que ni uno, ni el otro en este mundo podrán cambiar su naturaleza sino en la Patria Celestial. Asimismo este pueblo rebelde”, decía, “no podrá cambiar su naturaleza. He aquí Yo traigo sobre ellos quebranto, calentura y cansancio de espíritu. Porque a una me desecharon, y a una se ensoberbecieron. ¿Será acaso, seguía diciendo Él, que han encontrado por ellos mismos la fórmula para escapar a tan gran mal? ¿acaso un recio viento los podrá aguantar? Con todo esto su alma no está conmigo. Escarnio sobre escarnio vendrá sobre ellos, porque mi boca lo ha hablado. Estoy listo a recibir al errante, al humilde y sincero, pero al incauto y perverso mi alma dominará. ¿Acaso”, seguía diciendo Él, “no necesitan mi protección? ¿será que ellos son más fuertes que el turbión? Así dice El Eterno: mío es el tiempo y la hora es, en que yo traeré juicios en mi misericordia, para que le reconozcan las personas y sepan que hay un Dios fuerte y celoso que visita la maldad y da la recompensa a cada uno según se la merece”. {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p2}

Entonces amados hizo una pausa y comenzó a hablar nuevamente, y dijo: “¡mi pequeño rebaño, humilde y fiel! ¿no tendré Yo de ti cuidado y compasión? Apréstate, pues gran tempestad se aproxima pues los que traman contra ti traición ya están a la mesa. Anda en mis caminos y no mires ni a derecha ni izquierda, ni a tu corazón suban deseos para con este mundo porque en un momento todo será rastrojo y tus esfuerzos y vida, ¿para qué te fueron? Sé solícito”, decía, “en ocuparos en alimentar vuestra relación conmigo. No pagan su corazón en lo que está en este mundo”, decía. Mejor dicho: “no pongan su corazón en lo que hoy es y mañana deja de existir, pues vuestro adversario el diablo busca tus deseos y caprichos para adormecer tu conciencia, y si le dejas perecerás. Buscadme y viviréis”, seguía diciendo. En esto Él se enfocaba más. Seguía repitiéndolo: “buscadme y viviréis”, decía el Eterno. ¿Acaso no podré ser vuestro refugio y salvación? ¿acaso los vientos tempestuosos no se aniquilan a mi voz? Vivo Yo”, seguía diciendo el Eterno, “que sólo en Mí habrá salvación y seguridad, para mi verdadero pueblo, y no en otro”. {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p3}

“Prepárate pueblo”, volvía a repetir, “toma mis armas y alístate a la batalla final. Pues grande y recia será para Mí y para todos aquellos que no estén escondidos en mí. ¡Sé valiente, esfuérzate! Y Yo te daré la corona de la vida”, decía. “¡Corre, corre!”, decía en un momento dado. “Prepárate, pues es inminente, el fin de todas las cosas. Cree en Mí y, aunque estés muerto, vivirás. He aquí que Yo crearé nuevos cielos y nueva tierra y todo será para siempre en santidad, gozo, y paz. Allí nada te hará daño, y podrás vivir eternamente feliz, ¿acaso son pocas estas maravillas para ti?” —preguntaba. “Todos verán cómo te he amado, y tus perseguidores caerán a tus pies”. {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p4}

Entonces aún el infierno reconocerá que eres mío, y nada contra ti prevalecerá. Esfuérzate un poco más y déjame tomarte de la mano para cruzar el valle de sombra y de muerte” decía. “Porque no habrá quien escape sino el que esté bajo la sombra del Altísimo, y éste le reconozca como suyo”. {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p5}

“¡Ay de los que dicen ser judíos y no lo son! ¡Ay de los que se han juntado con Jezabel y Acab! ¡Ay de los que se corrompen por ganancia y tuercen el derecho! ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno y a lo bueno malo, y maquinan maldad para hacer tropezar al inocente! Porque, en un momento, vendré a ellos con destrucción repentina y no escaparán. La hora llega en que cada uno recibirá lo que sembró. Anda pueblo mío, cierra tras ti tus puertas mientras pasa la indignación, pues sólo en Mí hay refugio. Sólo mis ángeles te pueden proteger. Sólo en Mí hallaréis descanso”. Y dijo una pregunta: “¿acaso no me necesitáis?”, decía. {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p6}

Echad votos conmigo y no lo quebréis, y así viviréis. Los magnates maquinan lo que ya está escrito, pero en Mí nada está escondido y al que quiero lo haré saber. Prepárate, pueblo mío”, volvía a repetir, “la ahora llega y nadie lo podrá detener porque aún para esto hay plazo. ¿De parte de quien estarás? o ¿a quién servirás? Vivo yo, dice el Eterno, que desde la creación Yo lo establecí [y] por la eternidad durará. Mi sábado es santo y para él no existe variación, en Mí, ni en este mundo, ni en el venidero. Rijo el universo con mi ley y todos ellos se sujetan y son sustentados por Mí. ¿Acaso en la tierra habrá variación? Vivo Yo, que ni una jota ni una tilde pasará y mi ley por siempre prevalecerá. Esfuérzate, decía, como aquel que lucha para ganar con todas sus fuerzas y sostén mi ley en alto y no olvidéis que sólo con mi ayuda lo podrás lograr y así mi verdadero carácter brillará el mundo y los últimos podrán decidir. Esfuérzate”, volvió a decir, “esfuérzate”, y lo repitió varias veces, “sé valiente y recibirás grande galardón porque la boca de Jehová lo ha hablado. No temas, pues ángeles ya están comisionados para contigo y aquellos que lo busquen. He aquí estoy a la puerta y llamo ¿me recibirás?” {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p7}

Hermanos cumpliendo mi cometido de decirles estas cosas, según el Señor asimismo me lo dictó. Quiero adjuntar a esto, cómo el Señor a nosotros [nos] cumplió esta promesa, en la parte de que los ángeles nos protegen. Porque, cuando estábamos bajo el combate del huracán María, tras treinta horas de vientos continuos, un techo vibrando de madera, nosotros clamamos al Señor, y yo clame al Señor y le dije: “Señor, tú nos dijiste que teníamos que ir a lugares apartados donde nadie quiere estar, en las montañas, que hiciéramos una casa pequeña donde hubiera un terreno, donde pudiéramos sembrar, donde tuviéramos nuestra propia agua. Hemos, humildemente, con lo que hemos podido, hacer esto acá con tu ayuda. Y estamos aquí porque este es nuestro refugio, y tú así lo estipulaste, y nosotros en esta tempestad hemos corrido a este refugio que tú nos has permitido hacer, y ahora estamos viendo que este viento nos está queriendo llevar el techo. ¡Por favor, Señor! ¡haz algo, ayúdanos!” {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p8}

Y cuando estábamos en una desesperación así bien fuerte, mi esposo me dice: “Daisy, estoy preparado para morir, ya esto se va, tenemos que prepararnos”. Entonces, cuando yo escuché eso y seguí clamando al Señor, el Señor me dio palabra y me dijo: “no van a morir, no van a morir porque su misión aún no ha acabado. Yo tengo un ángel en el techo que está aguantando el techo de su casa para que no se fuera. Amados hermanos, y así fue, el Señor posó allí su ángel, nosotros comenzamos a cantar y alabar al Señor. Cuando salimos, la devastación fue tremenda en toda la comarca. Cerca de donde estábamos todas las casas con techos de madera y zinc se fueron. Las casas completas de madera, todas, quedaron hechas añicos, y pudimos ver como la mano del Señor preservó nuestro humilde techo allí. No les hemos podido pasar las fotos porque todo se está haciendo muy difícil pero, en cuanto podamos, ya las tenemos para enviárselas, para que las vean. {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p9}

El Señor cumple su palabra, amados hermanos. Hagamos la voluntad de Dios, sigamos las directrices de Dios, hagamos todo lo que Él nos pide porque, amados, esto no es para nosotros nada más, estamos viendo en todo alrededor del mundo lo que está pasando, así que si estamos bajo las alas del Altísimo y somos su propiedad y cumplimos cada cosa de la que él nos pide, vamos a encontrar la victoria en Él y la protección de sus santos ángeles. Que Dios me los bendiga amados hermanos y sigamos hacia adelante, porque el Señor está muy cerca, todo lo que estamos viendo nos indica que nuestra redención está muy cerca. Que Dios me los bendiga. {Daisy Escalante: 28-09-2017 #01, es.p10}

Testimonio: 09-10-2017

Amados, el 9 de octubre 2017. También estaba de mañana; estábamos en el culto y estaba meditando en lo que el Señor me había mostrado la mañana anterior. No me podía quitar eso de la cabeza, era muy triste el sufrimiento, ¡mucha angustia! {Daisy Escalante: 09-10-2017 , es.p1}

Entonces en ese momento, vi cómo, muchos, estando en las montañas por largos años atrás, bajaban de ellas para instalarse en las llanuras. Se había puesto todo difícil y ya no querían seguir pasando trabajo, no soportaban la situación. Entonces, comenzaron a bajar a la llanura para buscar mejoría, para buscar más comodidad, según ellos, más tranquilidad, más fáciles las cosas. {Daisy Escalante: 09-10-2017 , es.p2}

Entonces, de repente, el hambre arreció, y todos buscaban en todo lugar por encontrar un bocado de pan, pero ellos no lo encontraban. La búsqueda se hacía cada vez más intensa e insoportable, y las personas se abalanzaban unas sobre otras tratando de alimentarse unos de los otros. ¡Fue terrible, amados, aquella escena de sufrimiento que había por todo lugar! Todo lugar se veía en violencia, hambre, y los que habían bajado de las montañas, yo podía ver que deseaban volver a ellas, pero, por más que lo intentaban ya no podían, por alguna razón. Entonces, perecían en esa gran turba de violencia. {Daisy Escalante: 09-10-2017 , es.p3}

Entonces, luego, se me mostraron otras montañas. Allí había fieles hijos de Dios que miraban a lo lejos la desgracia de las llanuras, y oraban por protección. Estos habían pasado mucho sufrimiento, mucho dolor, largos días de muchas situaciones de penurias, bien difíciles, pero se mantuvieron ahí, confiando en el Señor, que eran los lugares que el Señor había destinado para ellos y por ninguna razón bajaban. Entonces, allí, ellos se sentían seguros. ¡Ah, eso sí! Se me mostró que ellos se sentían allí seguros por alguna razón. Entonces pregunté: “¿por qué razón, además de vivir en las montañas, ellos están seguros?” Mi acompañante me contestó: “observa, ¿ves?”, me dijo. Entonces vi cómo tenían plantas para comer, vegetales, frutos menores, y las cosechas, ellos las tenían, allí cerca de su casa. Y confeccionaban sus alimentos con ellos, eran alimentos sencillos pero sustanciales; tenían todo lo que necesitaban. {Daisy Escalante: 09-10-2017 , es.p4}

Entonces, asimismo vi cómo un joven sacaba agua de un riachuelo, junto a la pequeña cabaña donde ellos estaban viviendo. Entonces le dije: “¿es todo?” Y me dijo: “ven, te mostraré”. Entonces vi cómo, dentro de su humilde pero fuerte cabaña, tenían todo lo necesario, allí: vi abrigo, vi comida, vi agua, vi también cómo tenían plantas disecadas que me dijeron que era su medicina. Entonces, también, vi sus muebles: sólo unas sillas, una mesa, una cobija y unas camas. {Daisy Escalante: 09-10-2017 , es.p5}

Pero ellos vivían felices y se sentían seguros en aquella tan cruel tempestad que asolaba en la llanura. Entonces cuando estábamos por salir, vi cómo aquella familia, en un rincón de esta humilde choza que se me mostró, tenía una mesita color madera, y allí tenían tres libros, me impactó pues, sabía que antes también los había visto. Entonces me acerqué a ver y vi: la sagrada Biblia, algo que se parecía al Conflicto de los Siglos —porque no decía el Conflicto de los Siglos pero parecía un libro del Espíritu de Profecía, o sea por el color y por la forma y el tamaño—, y el Himnario antiguo Adventista. Entonces, le pregunté a mi acompañante si podía hojear el libro, que para mí era el Conflicto de los Siglos, y él me dijo: “hazlo”. Entonces lo tomé y lo abrí y, para mi sorpresa, era un libro enciclopédico de los libros del Espíritu de la Profecía, tenía varios libros, allí, en uno. Entonces, allí estaban, pude ver: Patriarcas y Profetas, Profetas y Reyes, El Deseado de Todas las Gentes, Conflicto los Siglos, Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, Temperancia. También me acuerdo que vi: Mente, Carácter y Personalidad, Ministerio de Curación, Historia de la Redención, Evento de los Últimos Días, etcétera, etcétera. Iba viendo títulos de diferentes libros que componían aquella enciclopedia. Entonces, pude ver esto mientras hojeaba el libro y lo puse luego en su lugar, y salimos de aquella cabaña. {Daisy Escalante: 09-10-2017 , es.p6}

Entonces él me dijo: “sin profecía el pueblo se desenfrena, es menester obedecer a Dios antes que a los hombres”. Y salimos de aquel lugar maravilloso, se sentía una paz, amados, una seguridad… Y en ese momento, cuando estaba sintiendo esa paz y esa seguridad que me daba estar nada más en aquel lugar, de verlo, ahí desperté, de esto que me estaba pasando. Siempre cuando les digo: “ahí desperté”, es como que, no porque estaba dormida sino, como, porque ahí todo, todo, desperté otra vez a la realidad de lo que tenía al frente —porque esto me pasó estando despierta, yo ya me había levantado de mi cama—. {Daisy Escalante: 09-10-2017 , es.p7}

Entonces cuando ya terminó todo esto, estaba yo con la maravillosa seguridad de [que] lo que Dios desea que estemos haciendo aquellos que anhelamos su protección, [es] aguardar con ansias su venida, ubicarnos en los lugares donde él quiere que estemos para que no suframos —para que cuando arrecie más esta tempestad, que esto aún está tocando un poquito, lo que vemos, porque aún más se va a apretar, amados hermanos—, que podamos estar seguros en Él. {Daisy Escalante: 09-10-2017 , es.p8}

Así que, mi deseo y oración es que cada uno de nosotros roguemos por la voluntad de Dios, y que, donde Él nos diga que estemos, no importa lo que estemos pasando, las situaciones, a lo mejor fuertes, pero que, si el Señor quiere que estemos ahí, que estemos ahí porque bajo sus alas es que estamos seguros. Recibiendo sus instrucciones y haciendo su voluntad, es como único vamos a seguir hacia adelante. Quiera Dios que muchos le esperen de igual manera y sean bendecidos en Cristo Jesús. Dios me los bendiga. {Daisy Escalante: 09-10-2017 , es.p9}

Testimonio: 15-09-2018

Amados, en septiembre 15, 2018, se me dio 1 Timoteo 2:8. Se me indicó que Dios ha establecido un grupo de verdades vitales para este último momento de la historia, y se me hizo saber que es vital saber dónde estamos hoy en la historia y el por qué estamos ahí. Y es muy vital el saber por qué la historia se repite, pues esa es la voluntad de Dios. Se me dijo que, aunque nos parezca tedioso o carente de provecho, debemos poner suma atención pues es el deseo de Dios que así se haga. Se me dijo que era necesario que nos quemáramos las pestañas, con ruego y oración pidiendo sabiduría para entender este tema tan vital y poder explicarlo a otros. Entonces se me señaló Proverbios 29:18. La profecía nos entrega, no sólo saber el tiempo en que vivimos sino es, una serie de conocimiento que Dios ha revelado con el tiempo a su verdadero pueblo para que éste crezca en sabiduría espiritual y mental. Para poder ayudar, ayudarse y ayudar a otros; para estar siempre listo ante las pruebas diarias, y finales, de la historia de este mundo. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p1}

Entonces, en ese momento, mientras me estaban diciendo esto, se me entregaron, en el sueño varios regalos. Eran cajas y estaban forradas de papel de regalo. Se me indicó abrir cada una de ellas y cada una de ellas, cuando la vi, tenía un fundamento vital en el mensaje [que había] dado Dios a su verdadera iglesia. Yo vi [que], en una de las cajas, estaban los diez mandamientos; en otra, el santuario; [en otra] el mensaje de los tres ángeles; [en otra], la reforma pro salud; [en otra], la línea profética; [en otra], el mensaje de salir al campo, etcétera, etcétera. Y, así, cada uno de los mensajes que, como iglesia, ya conocemos. Entonces, mientras yo estaba abriendo estos regalos, se me indicó que estos mensajes tenían que ser internalizados por nosotros. Pero no por nuestra propia sabiduría sino por gracia de Dios y la ayuda del Espíritu Santo. Entonces, íbamos a llegar al producto final que ya estaba por pedacitos en los regalos anteriores o mensajes anteriores. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p2}

Entonces yo veía que en las cajas que yo abría, de regalo —cada una de ellas—, que encerraba un pilar de fe, tenía una pequeña piecita que, me dijo mi acompañante, que la pusiera aparte. Eran como piezas de un rompecabezas y, aunque armonizaban perfectamente con el contenido del regalo como pilar de fe, a su vez eran como partes de otro esquema sin dejar de coordinar con el mensaje o regalo que me entregaron. Así, cada uno de los regalos que me fueron entregados tenía un pilar de fe. Además, esa piecita de rompecabezas que, aunque encajaba perfectamente con el pilar de fe, se me indicaba que la pusiera aparte. Así comencé a hacerlo. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p3}

Al terminar de entregarme todos los regalos y sacar todas las piecitas aparte, se me dijo que nadie que no internalizara estos regalos podrá llegar efectivamente al producto final. Entonces, en ese momento, se me dijo: lo que verás ahora ya existe en todos los regalos y cada uno crea una unión más fuerte con Cristo Jesús”. Entonces, mi acompañante cogió las piezas y las unió frente a mí y me dijo: “esta es la etapa final, la que lo solidificará para la última prueba final y el recibimiento de la lluvia tardía”. Entonces vi el rompecabezas, y en éste las palabras: “muerte al yo, el mensaje de la justificación por la fe”. Al ver esto, me quedé asombrada. Me dijo: “estos extractos, sacados de cada mensaje, no dejan en ninguna manera sin validez los mensajes anteriores”. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p4}

Entonces se me dio: “Apocalipsis 22:18”, y se me dijo: “el mensaje de la justificación por la fe no es más que [el que] nosotros debemos llegar a estar crucificados con Cristo Jesús”. En ese momento me dieron dos citas bíblicas: “Gálatas 2:20 y Romanos 7:19-24”. Me siguió diciendo que, si no entiendo lo más sencillo, lo desmembrado, los primeros pasos preparativos [no podré] llegar a lo más fuerte. Hizo una pregunta: “¿cómo voy a lograrlo?” él preguntó. Y luego formuló otra pregunta: “¿diré, pues, esto: ‘lo anterior carece de valor puesto que ya tengo lo último’?” Y él mismo contestó: “de ninguna manera”. Entonces formuló otra pregunta: “¿diré, pues, esto: ‘lo enterito carece de valor puesto que ya tengo lo último’?” Y él mismo contestó: “no, de ninguna manera”. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p5}

Entonces se me indicó: “Lucas 11:40-42 y Mateo 5:17-18 y Proverbios 15:32”. Mientras yo veía estos versículos, él formuló otra pregunta: “¿acaso porque no lo sabía carece de significado o, porque no lo entiendo, carece de valor?” Y él mismo respondió: “no, de ninguna manera”. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p6}

Y dijo: “ninguna cosa que ha sido, o sea, dirigida a vosotros antes de la segunda venida carecerá de valor salvífico para vosotros”. Y prosiguió diciendo: “quien así no lo acepte, será culpable de pecado y de juicio delante de Dios y de los santos ángeles”. Entonces me dio tres citas más: “Romanos 2:6, Gálatas 6:7 y Hebreos 2”. Y prosiguió preguntando: “¿acaso porque el hijo murió rechazaré al Padre y al Espíritu Santo?” Y contestó: “de ninguna manera. Puesto que tres son los dignatarios celestiales en pro de la salvación del hombre”. Al escuchar esto, amados, yo recordé lo dicho en el libro de Evangelismo en el capítulo titulado: El trato con la falsa ciencia, los cultos, los ismos y las sociedades secretas”. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p7}

Entonces mientras yo recordaba esto, se me dijo: “Romanos 5:9”. Y me dijo una pregunta, y preguntó lo siguiente: “¿qué es la justificación por la fe?” Y él mismo contestó: “la justificación por la fe es la obra de Dios por la cual cada persona que cree en Jesucristo y se arrepiente de sus pecados será convertido en un hombre justo”. Cuando escuché esto, amados, realmente fue como si una pantalla, algo diferente, algo que nunca había visto —en ese sentido tan profundo—, surgió frente a mí. “La justificación por la fe es la obra de Dios por la cual cada persona que cree en Jesucristo y se arrepiente de sus pecados será convertido en un hombre justo”. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p8}

Desperté, amados hermanos, sintiendo esto —que era tan profundo—, que me habían mencionado. Queriendo atesorarlo y escribiéndolo lo más pronto posible para no perder ninguno de los detalles. En ese momento, mientras estaba haciendo esto, se me vinieron otros versículos que quiero compartir con ustedes: “Apocalipsis 12:10, Efesios 2:12, Romanos 4:25, Romanos 3:24, Romanos 8:33, Hechos 10:34, Hechos 13:39, Romanos 3:26-28, Santiago 2:20-22, Romanos 3:20-25, Gálatas 5:6, Romanos 5:9, Romanos 5:1, Tito 3:7, y Romanos 8:28-39”. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p9}

Quiera el Señor que cada uno de estos versículos y estos mensajes caigan en terreno fértil, en terreno que esté buscando realmente al Señor para que así podamos, amados hermanos, aferrarnos al Todopoderoso, porque solamente por Su justicia, solamente por Su perdón, solamente por Su gracia, alcanzaremos la victoria. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 15-09-2018, es.p10}

1 Timoteo 2:8

8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.

Proverbios 29:18

18 Donde no [hay] visión el pueblo perece; mas el que guarda la ley, es bienaventurado.

Apocalipsis 22:18

18 Porque yo testifico a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas que están escritas en este libro.

Gálatas 2:20

20 Con Cristo estoy juntamente crucificado; mas vivo, ya no yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Romanos 7:19-24

19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, éste hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que mora en mí.
21 Hallo, pues, esta ley, que cuando quiero hacer el bien, el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior me deleito en la ley de Dios;
23 mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

Lucas 11:40-42

40 Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de dentro?
41 Pero dad limosna de lo que tenéis; y he aquí, todo os es limpio.
42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza; mas el juicio y el amor de Dios pasáis por alto. Esto os era necesario hacer, sin dejar de hacer lo otro.

Mateo 5:17-18

17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
18 Porque de cierto os digo [que] hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo sea cumplido.

Proverbios 15:32

32 El que tiene en poco la disciplina, menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección, tiene entendimiento.

Romanos 2:6

6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:

Gálatas 6:7

7 No os engañéis; Dios no [puede] ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

Hebreos 2

1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
2 Porque si la palabra dicha por los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
3 ¿cómo escaparemos nosotros, si tuviéremos en poco una salvación tan grande? La cual, habiendo sido publicada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que [le] oyeron;
4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros, y dones del Espíritu Santo según su voluntad.
5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, del cual hablamos;
6 pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites?
7 Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos.
8 Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a Él; mas aún no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
9 Pero vemos a Jesús coronado de gloria y de honra, el cual fue hecho un poco menor que los ángeles, por el padecimiento de su muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
10 Porque le era preciso a Aquél por cuya causa [son] todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten, habiendo de llevar a la gloria a muchos hijos, perfeccionar por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
11 Porque el que santifica y los que son santificados, de uno [son] todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
12 diciendo: Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la iglesia te alabaré.
13 Y otra vez: Yo en Él pondré mi confianza. Y otra vez: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
15 y librar a los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
16 Porque ciertamente no tomó [para sí la naturaleza de] los ángeles, sino que tomó la de la simiente de Abraham.
17 Por cuanto le era preciso ser en todo semejante a [sus] hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Sumo Sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
18 Porque en cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Romanos 5:9

9 Mucho más ahora, estando ya justificados en su sangre, por Él seremos salvos de la ira.

Apocalipsis 12:10

10 Y oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, y el poder, y el reino de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos ha sido derribado, el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Efesios 2:12

12 que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y extranjeros a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Romanos 4:25

25 el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Romanos 3:24

24 siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús;

Romanos 8:33

33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios [es el] que justifica.

Hechos 10:34

34 Entonces Pedro, abriendo [su] boca, dijo: A la verdad entiendo que Dios no hace acepción de personas;

Hechos 13:39

39 y por Él, todos los que creen, son justificados de todas las cosas que no pudieron ser justificados por la ley de Moisés.

Romanos 3:26-28

26 para manifestar su justicia en este tiempo; para que Él sea justo, y el que justifica al que cree en Jesús.
27 ¿Dónde, pues, [está] la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿De las obras? No, sino por la ley de la fe.
28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.

Santiago 2:20-22

20 ¿Mas quieres saber, oh hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
21 ¿No fue justificado por las obras, Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
22 ¿No ves que la fe actuó con sus obras, y que la fe fue perfeccionada por las obras?

Romanos 3:20-25

20 Por tanto, por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de Él; pues por la ley es el conocimiento del pecado.
21 Mas ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios es manifestada, siendo testificada por la ley y los profetas;
22 la justicia de Dios [que es] por la fe de Jesucristo, para todos y sobre todos los que creen; porque no hay diferencia;
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios;
24 siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús;
25 a quien Dios ha puesto en propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia por la remisión de los pecados pasados, en la paciencia de Dios,

Gálatas 5:6

6 Porque en Jesucristo ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por amor.

Romanos 5:9

9 Mucho más ahora, estando ya justificados en su sangre, por Él seremos salvos de la ira.

Romanos 5:1

1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,

Tito 3:7

7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Romanos 8:28-39

28 Y sabemos que todas las cosas ayudan a bien, a los que aman a Dios, a los que conforme a [su] propósito son llamados.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó [para que fuesen] hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios [es el] que justifica.
34 ¿Quién [es] el que condenará? Cristo es el que murió, y más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Himno 66: Omnisapiente Dios
Himno 165: En presencia estar de Cristo