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Manjar Sabático

12-09-2020

Romanos 5

1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,
2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
3 Y no sólo [esto], sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;
4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.
6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
7 Porque apenas morirá alguno por un justo; con todo pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
8 Mas Dios encarece su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
9 Mucho más ahora, estando ya justificados en su sangre, por Él seremos salvos de la ira.
10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo; mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
11 Y no sólo [esto], sino que también nos gloriamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.
12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
13 Porque antes de la ley, el pecado estaba en el mundo; pero no se imputa pecado no habiendo ley.
14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán; el cual es figura del que había de venir.
15 Así también fue el don, mas no como el pecado. Porque si por el pecado de uno muchos murieron, mucho más la gracia de Dios abundó para muchos, y el don de gracia por un hombre, Jesucristo.
16 Y el don, no [fue] como por uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino por uno para condenación, mas el don [es] de muchos pecados para justificación.
17 Porque si por un pecado reinó la muerte, por uno; mucho más los que reciben la gracia abundante y el don de la justicia reinarán en vida por uno, Jesucristo.
18 Así que, como por el pecado de uno [vino] la condenación a todos los hombres, así también, por la justicia de uno, [vino la gracia] a todos los hombres para justificación de vida.
19 Porque como por la desobediencia de un hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos.
20 Y la ley entró para que el pecado abundase; pero cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;
21 para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

EGW: La Educación, Cap. 9: ''Una ilustración de los métodos de Cristo''

“He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste”. Juan 17:6.

La ilustración más completa de los métodos de Cristo como maestro, se encuentra en la educación que él dio a los doce primeros discípulos. Esos hombres debían llevar grandes responsabilidades. Los había escogido porque podía infundirles su Espíritu y prepararlos para impulsar su obra en la tierra una vez que él se fuera. A ellos más que a nadie les concedió la ventaja de su compañía. Por medio de su relación personal dejó su sello en estos colaboradores escogidos. “La vida fue manifestada—dice Juan, el amado—, y la hemos visto, y testificamos”1. {ED 77.1}

Solamente por medio de una comunión tal—la comunión de la mente con la mente, del corazón con el corazón, de lo humano con lo divino—se puede transmitir esa energía vivificadora, transmisión que constituye el papel de la verdadera educación. Únicamente la vida engendra vida. {ED 77.2}

En la educación de sus discípulos, el Salvador siguió el sistema de educación establecido al principio. Los primeros doce escogidos, junto con unos pocos que, para atender sus necesidades, estaban de vez en cuando en relación con ellos, formaban la familia de Jesús. Estaban con él en la casa, junto a la mesa, en la intimidad, en el campo. Lo acompañaban en sus viajes, compartían sus pruebas y tareas y, hasta donde podían, participaban de su trabajo. {ED 78.1}

A veces les enseñaba cuando estaban sentados en la ladera de la montaña; a veces, junto al mar, o desde la barca de un pescador; otras, cuando iban por el camino. Cada vez que hablaba a la multitud los discípulos formaban el círculo más cercano a él. Se agolpaban alrededor de él para no perder nada de su instrucción. Eran oidores atentos, anhelosos de comprender las verdades que debían enseñar en todos los países y todos los tiempos. {ED 78.2}

Los primeros alumnos de Jesús fueron escogidos de entre el pueblo común. Estos pescadores de Galilea eran hombres humildes, sin educación; no conocían ni la erudición ni las costumbres de los rabinos, sino la severa disciplina del trabajo rudo. Eran hombres de capacidad innata y de espíritu dócil, que podían ser educados y formados para hacer la obra del Salvador. En las vocaciones humildes de la vida hay más de un trabajador que prosigue pacientemente con la rutina de sus tareas diarias, inconsciente de que hay en él facultades latentes que, puestas en acción, lo colocarían entre los grandes dirigentes del mundo. Así eran los hombres que el Salvador llamó para que fueran sus colaboradores. Y tuvieron la ventaja de gozar de tres años de educación, dirigida por el más grande Educador que haya tenido el mundo. {ED 78.3}

Estos primeros discípulos eran muy diferentes los unos de los otros. Iban a llegar a ser los maestros del mundo, y se veía en ellos toda clase de caracteres. Eran Leví-Mateo, el publicano, invitado a abandonar una vida de actividad comercial al servicio de Roma; Simón, el celote, enemigo inflexible de la autoridad imperial; el impulsivo, arrogante y afectuoso Pedro; su hermano Andrés; Judas, de Judea, pulido, capaz, y de espíritu ruin; Felipe y Tomás, fieles y fervientes, aunque de corazón tardo para creer; Santiago el menor y Judas, de menos prominencia entre los hermanos, pero hombres fuertes y definidos tanto en sus faltas como en sus virtudes; Natanael, semejante a un niño en sinceridad y confianza; y los hijos de Zebedeo, afectuosos y ambiciosos. {ED 78.4}

A fin de impulsar con éxito la obra a la cual habían sido llamados, estos discípulos, que diferían tanto en sus características naturales, en su educación y en sus hábitos de vida, necesitaban llegar a la unidad de sentimiento, pensamiento y acción. Cristo se proponía obtener esta unidad, y con este fin trató de unirlos a él. La preocupación de su trabajo por ellos está expresada en la oración que dirigió a su Padre: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros […] para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”2. {ED 79.1}

El poder transformador de Cristo

De los doce discípulos, cuatro iban a desempeñar una parte importante, cada uno en su esfera. Previendo todo, Cristo les enseñó para prepararlos. Santiago, destinado a morir pronto y decapitado; Juan, su hermano, que por más tiempo seguiría a su Maestro en trabajos y persecuciones; Pedro, el primero que derribaría barreras seculares y enseñaría al mundo pagano; y Judas, que en el servicio era capaz de sobrepasar a sus hermanos, y sin embargo abrigaba en su alma propósitos cuyos frutos no vislumbraba. Estos fueron los objetos de la mayor solicitud de Cristo, y los que recibieron su más frecuente y cuidadosa instrucción. {ED 79.2}

Pedro, Santiago y Juan buscaban todas las oportunidades de ponerse en contacto íntimo con el Maestro, y su deseo les fue otorgado. De los doce, la relación de ellos con el Maestro fue la más íntima. Juan solamente podía hallar satisfacción en una intimidad aún más estrecha, y la obtuvo. En ocasión de la primera entrevista junto al Jordán, cuando Andrés, después de escuchar a Jesús, corrió a buscar a su hermano, Juan permaneció quieto, extasiado en la meditación de temas maravillosos. Siguió al Salvador siempre, como oidor absorto y ansioso. Sin embargo, el carácter de Juan no era perfecto. No era un entusiasta y bondadoso soñador. Tanto él como su hermano recibieron el apodo de “hijos del trueno”3. Juan era orgulloso, ambicioso, combativo; pero debajo de todo esto el Maestro divino percibió un corazón ardiente, sincero, afectuoso. Jesús reprendió su egoísmo, frustró sus ambiciones, probó su fe. Pero le reveló lo que su alma anhelaba: La belleza de la santidad, su propio amor transformador. “He manifestado tu nombre—dijo al Padre—a los hombres que del mundo me diste”4. {ED 79.3}

Juan anhelaba amor, solidaridad y compañía. Se acercaba a Jesús, se sentaba a su lado, se apoyaba en su pecho. Así como una flor bebe del sol y del rocío, él bebía la luz y la vida divinas. Contempló al Salvador con adoración y amor hasta que la semejanza a Cristo y la comunión con él llegaron a constituir su único deseo, y en su carácter se reflejó el carácter del Maestro. {ED 80.1}

“Mirad—dijo—cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”5. {ED 80.2}

De la debilidad a la fortaleza

La historia de ninguno de los discípulos ilustra mejor que la de Pedro el método educativo de Cristo. Temerario, agresivo, confiado en sí mismo, ágil mentalmente y pronto para actuar y vengarse era, sin embargo, generoso para perdonar. Pedro se equivocó a menudo, y a menudo fue reprendido. No fueron menos reconocidas y elogiadas su lealtad afectuosa y su devoción a Cristo. El Salvador trató a su impetuoso discípulo con paciencia y amor inteligente, y se esforzó por reprimir su engreimiento y enseñarle humildad, obediencia y confianza. {ED 80.3}

Pero la lección fue aprendida solo en parte. El engreimiento no fue desarraigado. {ED 80.4}

A menudo, cuando sentía su corazón abrumado por un pesar, Jesús trataba de revelar a sus discípulos las escenas de su prueba y su sufrimiento. Pero sus ojos estaban cerrados. La revelación no era bien recibida y no veían. La autocompasión, que lo impulsaba a evitar la comunión con Cristo en el sufrimiento, motivó la protesta de Pedro: “Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”6. Sus palabras expresaban el pensamiento de los doce. {ED 80.5}

Así siguieron, jactanciosos y pendencieros, adjudicándose anticipadamente los honores reales, sin soñar en la cruz, mientras la crisis se iba acercando. {ED 80.6}

La experiencia de Pedro es una lección para todos. Para la confianza propia, la prueba implica derrota. Cristo no podía impedir las consecuencias seguras del mal que no había sido abandonado. Pero así como extendió la mano para salvar a Pedro cuando las olas estaban por hundirlo, su amor lo rescató cuando las aguas profundas anegaban su alma. Repetidas veces, al borde mismo de la ruina, las palabras jactanciosas de Pedro lo acercaron cada vez más al abismo. Repetidas veces Jesús le advirtió de que negaría que lo conocía. Del corazón apenado y amante del discípulo brotó la declaración: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte”7, y Aquel que lee el corazón dio a Pedro el mensaje, poco apreciado entonces, pero que en las tinieblas que iban a asentarse pronto sobre Él sería un rayo de esperanza: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”8. {ED 80.7}

Cuando Pedro negó en la sala del tribunal que lo conocía; cuando su amor y su lealtad, despertados por la mirada de compasión, amor y pena del Salvador, le hicieron salir al huerto donde Cristo había llorado y orado; cuando sus lágrimas de remordimiento cayeron al suelo que había sido humedecido con las gotas de sangre de la agonía del Señor, las palabras del Salvador: “Pero yo he rogado por ti; […] y tú, una vez vuelto confirma a tus hermanos”, fueron un sostén para su alma. Cristo, aunque había previsto su pecado, no lo había abandonado a la desesperación. {ED 81.1}

Si la mirada que Jesús le dirigió hubiera expresado condenación en vez de lástima; si al predecir el pecado no hubiera hablado de esperanza, ¡cuán densa habría sido la oscuridad que hubiera rodeado a Pedro! ¡Cuán incontenible la desesperación de esa alma torturada! En esa hora de angustia y aborrecimiento de sí mismo, ¿qué le hubiera podido impedir que siguiera el camino de Judas? {ED 81.2}

El que en ese momento no podía evitar la angustia de su discípulo, no lo dejó librado a la amargura. Su amor no falla ni abandona. {ED 81.3}

Los seres humanos, entregados al mal, se sienten inclinados a tratar con mucha severidad a los tentados y a los que yerran. No pueden leer el corazón, no conocen su lucha ni dolor. Necesitan aprender a reprender con amor, a herir para sanar, a amonestar con palabras de esperanza. {ED 81.4}

Cristo, después de su resurrección, no mencionó a Juan—el que veló junto con el Salvador en la sala del tribunal, el que estuvo junto a la cruz, y que fue el primero en llegar a la tumba—sino a Pedro. “Decid a sus discípulos, y a Pedro—dijo el ángel—que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis”9. {ED 81.5}

En ocasión de la última reunión de Cristo con los discípulos junto al mar, Pedro, probado con la pregunta repetida tres veces: “¿Me amas?”10 recuperó el lugar que ocupaba entre los doce. Se le asignó su obra: Tendría que apacentar el rebaño del Señor. Luego, como última instrucción personal, Jesús le dijo: “¡Sígueme tú!”11 {ED 81.6}

Entonces pudo apreciar esas palabras. Pudo comprender mejor la lección que Cristo había dado cuando puso a un niñito en medio de los discípulos y les dijo que se asemejaran a él. Puesto que conocía más plenamente tanto su propia debilidad como el poder de Cristo, estaba listo para confiar y obedecer. Con la fuerza del Maestro, podía seguirlo. {ED 82.1}

Y al fin de su vida de trabajo y sacrificio, el discípulo que una vez estuvo tan poco preparado para ver la cruz, consideró un gozo entregar su vida por el evangelio, con el único sentimiento de que, para el que había negado al Señor, morir del mismo modo como murió su Maestro era un honor demasiado grande. {ED 82.2}

La transformación de Pedro fue un milagro de la ternura divina. Es una vívida lección para todos los que tratan de seguir las pisadas del Maestro de los maestros. {ED 82.3}

Una lección de amor

Jesús reprendió a sus discípulos, los amonestó y los previno; pero Juan, Pedro y sus hermanos no lo abandonaron. A pesar de los reproches, decidieron quedarse con Jesús. Y el Salvador no se apartó de ellos a causa de sus errores. Él toma a los hombres como son, con todas sus faltas y debilidades, y los prepara para su servicio si están dispuestos a ser disciplinados e instruidos por él. {ED 82.4}

Pero hubo entre los doce uno al cual Cristo, casi hasta el fin de su obra, no le dirigió claramente ningún reproche. {ED 82.5}

Con Judas se introdujo entre los discípulos un espíritu de contienda. Al asociarse con Jesús, había respondido a la atracción de su carácter y su vida. Había deseado sinceramente que se operara en él un cambio, y había tenido la esperanza de experimentarlo por medio de la unión con Jesús. Pero este deseo no prevaleció. Lo dominaba la esperanza del beneficio egoísta que alcanzaría en el reino mundano que él esperaba que Cristo iba a fundar. {ED 82.6}

Aunque reconocía el poder divino del amor de Cristo, Judas no se entregó a su supremacía. Siguió alentando su criterio y sus propias opiniones, su tendencia a criticar y condenar. Los motivos y las acciones de Cristo, que a menudo estaban muy por encima de su comprensión, estimulaban su duda y su desaprobación, y compartía sus ambiciones y dudas con los discípulos. Muchas de las disputas provocadas por el afán de supremacía, gran parte del descontento manifestado hacia los métodos de Cristo, tenían su origen en Judas. {ED 82.7}

Jesús, al comprender que la oposición solamente lo endurecería, se abstuvo de provocar un conflicto directo. Trató de curar su egoísmo por medio del contacto con su propio amor abnegado. En su enseñanza desarrolló principios que tendían a desarraigar las ambiciones egoístas del discípulo. Así le dio una lección tras otra, y más de una vez Judas se dio cuenta de que se había desenmascarado su carácter y se había señalado su pecado; pero no quiso ceder. {ED 83.1}

La caída de Judas

Al resistir a las súplicas de la gracia, el impulso del mal triunfó finalmente. Judas, enojado por una velada reprensión, y desesperado al ver desmoronarse sus sueños ambiciosos, entregó su alma al demonio de la avaricia y decidió traicionar a su Maestro. Salió del aposento donde se celebró la Pascua, del gozo de la presencia de Cristo y de la luz de la esperanza inmortal, para realizar su perversa obra, a las tinieblas exteriores, donde no había esperanza. {ED 83.2}

“Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quien le había de entregar”12. Sin embargo, sabiéndolo todo, no había negado ningún pedido de gracia ni don de amor. {ED 83.3}

Al ver el peligro de Judas, lo había acercado a sí mismo, y lo había introducido en el círculo íntimo de sus discípulos escogidos y de confianza. Día tras día, cuando la carga que oprimía su corazón resultaba más pesada, había soportado el dolor que le producía el permanente contacto con esa personalidad terca, suspicaz, sombría; había vigilado y trabajado para contrarrestar entre sus discípulos ese antagonismo constante, secreto y sutil. ¡Y todo eso para que no faltara ninguna influencia salvadora a esa alma en peligro! {ED 83.4}

“Las muchas aguas no podrán apagar el amor,

Ni lo ahogarán los ríos”.

“Porque fuerte es como la muerte el amor”13. {ED 83.5}

Con respecto a Judas, la obra de amor de Cristo fue inútil. No ocurrió lo mismo con sus condiscípulos. Para ellos fue una lección cuya influencia duró toda la vida. Su ejemplo de ternura y paciencia siempre modeló su trato con los tentados y descarriados. Hubo además, otras lecciones. Cuando los doce fueron ordenados, los discípulos deseaban ardientemente que Judas formara parte del grupo, y habían considerado su llegada como un suceso promisorio para el grupo apostólico. Había estado en contacto con el inundo más que ellos; era un hombre de buenos modales, perspicaz, con capacidad administrativa y, como él mismo tenía un elevado concepto de sus propias cualidades, había inducido a los discípulos a que tuvieran la misma opinión sobre él. Pero los métodos que deseaba introducir en la obra de Cristo se basaban en principios mundanos, y estaban de acuerdo con el proceder del mundo. Su fin era alcanzar honores y reconocimientos mundanos, y el reino de este mundo. La manifestación de esas ambiciones en la vida de Judas ayudó a los discípulos a establecer el contraste que existe entre el principio del engrandecimiento propio y el de la humildad y la abnegación de Cristo, es decir, el principio del reino espiritual. En el destino de Judas vieron el fin a que conduce el servicio de sí mismo. {ED 83.6}

Finalmente, la misión de Cristo cumplió su propósito con estos discípulos. Poco a poco su ejemplo y sus lecciones de abnegación amoldaron sus caracteres. Su muerte destruyó su esperanza de grandeza mundana. La caída de Pedro, la apostasía de Judas, su propio fracaso al abandonar a Cristo cuando estaba en angustia y peligro, hicieron desaparecer su confianza propia. Vieron su debilidad; vieron algo de la grandeza de la obra que les había sido encomendada; sintieron la necesidad de que el Maestro guiara cada uno de sus pasos. {ED 84.1}

Sabían que ya no estaría con ellos su presencia personal, y reconocieron, como nunca antes, el valor de las oportunidades que habían tenido al andar y hablar con el Enviado de Dios. No habían apreciado ni comprendido muchas de sus lecciones en el momento cuando se las había dado; anhelaban recordarlas, volver a oír sus palabras. Con mucho gozo recordaban la promesa: {ED 84.2}

“Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”. “Todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. Y “el Consolador […] a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”14. {ED 84.3}

“Todo lo que tiene el Padre es mío”. “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad […] porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”15. {ED 84.4}

Los discípulos habían visto ascender a Cristo cuando estaba entre ellos en el Monte de los Olivos. Y mientras el cielo lo recibía, recordaron la promesa que les había hecho al partir: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”16. {ED 84.5}

Sabían que su amor aún los acompañaba. Sabían que tenían un Representante, un Abogado, ante el trono de Dios. Presentaban sus peticiones en el nombre de Jesús, repitiendo la promesa: “Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará”17. {ED 85.1}

Levantaban cada vez más en alto la mano de la fe, con este poderoso argumento: “Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”18. {ED 85.2}

Fiel a su promesa, el Ser divino, exaltado en las cortes celestiales, impartió algo de su plenitud a sus seguidores de la tierra. Su entronización a la diestra de Dios fue manifestada por el derramamiento del Espíritu sobre sus discípulos. {ED 85.3}

Gracias a la obra de Cristo, los discípulos sintieron su necesidad del Espíritu; debido a la enseñanza del Espíritu, recibieron su preparación final y salieron a completar la obra de sus vidas. {ED 85.4}

Dejaron de ser ignorantes e incultos. Dejaron de ser un conjunto de unidades independientes o de elementos discordantes y antagónicos. Dejaron de poner sus esperanzas en las grandezas mundanas. Eran “unánimes”, “de un mismo corazón y una misma alma”. Cristo ocupaba sus pensamientos. El progreso de su reino era la meta que tenían. Tanto en mente como en carácter se habían asemejado a su Maestro, y los hombres “reconocían que habían estado con Jesús19. {ED 85.5}

Hubo entonces una revelación de la gloria de Cristo tal como nunca antes había sido vista por el hombre. Multitudes que habían denigrado su nombre y despreciado su poder, confesaron entonces que eran discípulos del Crucificado. Gracias a la cooperación del Espíritu divino, las labores de los hombres humildes a quienes Cristo había escogido conmovieron al mundo. En una generación el evangelio llegó a toda nación que existía bajo el cielo. {ED 85.6}

Cristo ha encargado al mismo Espíritu que envió en su lugar como Instructor de sus colaboradores, para que sea el Instructor de sus colaboradores de la actualidad. “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”20, es su promesa. {ED 85.7}

La presencia del mismo Guía en la obra educativa de nuestros días producirá los mismos resultados que en la antigüedad. A este fin tiende la verdadera educación; esta es la obra que Dios quiere que se lleve a cabo. {ED 85.8}

Himno 262: Tal como soy
Himno 222: Tan triste y tan lejos de Dios
Testimonio: 01-04-2019

Amados, 1 de abril, 2019. En sueños estaba en la orilla de un río, era un río muy amplio el que yo contemplaba. En ese río, vi, entonces —a lo lejos—, una pequeña embarcación que se acercaba. Escuché al que venía piloteando la embarcación hablar algo con fuerza, más yo no entendí. Entonces, miré detrás de mí, [y] vi otras personas que paseaban tranquilamente por aquel lugar. {Daisy Escalante: 01-04-2019 , es.p1}

La embarcación, entonces, siguió acercándose hasta que pude escuchar claramente lo que decía la persona que lo abordaba. Sus palabras eran: “¡avancen! ¡suban a bordo!” Entonces, comencé a decirles, a todos, el mensaje —porque yo observaba que ninguno accionaba—. Corrí entre todos y empecé a repetir el mensaje. En ese momento vi a conocidos y desconocidos mirarme sin acción de su parte. En ese momento, miré hacia el río y vi al de la embarcación estar muy cerca, más, éste, no tocaba la orilla. Volví a mirar hacia las personas [que paseaban] tranquilamente en el lugar cercano al río y, de pronto, vi como un fuego rugiente y ardiente a lo sumo, venía hacia nosotros devorando todo a su paso. Entonces, en ese momento, grité con todas mis fuerzas: “¡¡suban, suban a la embarcación!! ¡suban a la embarcación!” Pero ellos, ofuscados, corrían a todos lados, menos hacia la embarcación. Sus sentidos estaban aturdidos y muchos estaban paralizados por la situación y sólo gritaban, sin moverse. {Daisy Escalante: 01-04-2019 , es.p2}

Mi acompañante me dijo: “sube a la embarcación”. Entonces avancé sin demora y subí. El capitán me dijo, sin mirarme: “ve y toma asiento”. Pregunté: “¿qué pasará con ellos?” Me dijo: “toma esa bocina y navegaremos cerca de la orilla y diles que suban a la embarcación”. En ese momento, así hice. El capitán comenzó a navegar a lo largo de la orilla del río, y yo, a través de la bocina, les avisaba. Muchos miraban y decían: “acérquense a la orilla para subirnos”. A lo que el capitán respondió: “deben entrar al agua y llegar a la embarcación”. Algunos, muy pocos, comenzaron a entrar al agua y luchaban por entrar a la embarcación mientras el fuego lamía el suelo a su paso y, casi, alcanzaba la orilla. {Daisy Escalante: 01-04-2019 , es.p3}

En esos momentos, vi un joven conocido y le exhortaba a saltar, ya que la embarcación estaba pasando por una orilla, [y] el fin de la orilla [la costa], de ese río, era elevado. Le dije: “¡salta, salta! ¡por favor, salta!” Más éste dilataba. Miró hacia el resto de la orilla, que era más bajo, para entrar en el agua, pero el fuego ya estaba en ella, y, a su vez, el fuego ya, casi, estaba llegando donde él. Entonces le seguía insistiendo: “¡salta!”, pero éste dilataba. En ese momento vi un viento fuerte que sopló y una chispa de fuego pegó en la espalda del joven, yo le oí gritar de dolor. Volví a decirle con todas mis fuerzas: “¡salta, ya sólo quedas tú, todos los demás de la orilla fueron, ya, consumidos por el fuego!” Entonces, en esos momentos, el joven saltó. Y, al caer en el agua, cayó sobre una roca, y fue muy herido y, casi, no podía levantarse. El fuego bajaba por la pared de la orilla hacia el agua donde estaba aquel joven. Entonces el capitán dijo: “¡acerquémonos! Cubran sus rostros y vayan atrás de la embarcación, a todo vapor llegaremos cerca del joven y le tiraremos un salvavidas”. Éste, entonces, hizo de esta manera, se tiró el salvavidas y este joven lo agarró, pero sus heridas no le permitían avanzar. Tiré de la cuerda para arrastrarlo y, así, pudiendo éste avanzar, lo pudimos alejar de la orilla y el capitán agarró conmigo la cuerda y así pudo, el joven, subir a bordo. {Daisy Escalante: 01-04-2019 , es.p4}

Al subir el joven a bordo, el capitán se dirigió a todos y dijo: “este es el resultado de acariciar los anatemas. Éstos serán la perdición de muchos”. Se nos indicó huir de los siete pasos que ya se nos dejaron saber, anteriormente, [y] que son los que nos llevan a la destrucción. {Daisy Escalante: 01-04-2019 , es.p5}

Amados, en ese momento desperté y se me dijo: “Salmo 9”. Dejo esto con cada uno de nosotros para que podamos escudriñar lo que el Señor quiere decirnos a cada uno y que podamos, por gracia de Dios, por su misericordia, ser perdonados y aceptados en Él. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 01-04-2019 , es.p6}

Salmos 9

1 «Al Músico principal: sobre Mutlaben: Salmo de David» Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.
2 Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo;
3 mis enemigos volvieron atrás; caerán y perecerán delante de ti.
4 Porque has sostenido mi juicio y mi causa; te sentaste en el trono juzgando [con] justicia.
5 Reprendiste naciones, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos eternamente y para siempre.
6 Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos, y las ciudades que derribaste; su memoria pereció con ellas.
7 Mas Jehová permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio.
8 Y Él juzgará al mundo con justicia; y juzgará a los pueblos con rectitud.
9 Jehová será refugio al oprimido, refugio en los tiempos de angustia.
10 En ti confiarán los que conocen tu nombre; por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
11 Cantad a Jehová, que habita en Sión; proclamad entre los pueblos sus obras.
12 Cuando demandó la sangre, se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los pobres.
13 Ten misericordia de mí, oh Jehová; mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
14 Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me goce en tu salvación.
15 Se hundieron las naciones en la fosa que hicieron; en la red que escondieron fue atrapado su pie.
16 Jehová es conocido por el juicio que hizo; en la obra de sus propias manos fue enlazado el malo. (Higaion. Selah)
17 Los malos serán trasladados al infierno, [y] todas las naciones que se olvidan de Dios.
18 Porque no para siempre será olvidado el pobre; ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.
19 Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las gentes delante de ti.
20 Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las naciones que no son sino hombres. (Selah)

Testimonio: 10-04-2019

Amados, 10 de abril 2019. En sueños, vi un camino por donde transitaban muchas personas, allí se les exhortaba a avanzar. Dijo mi acompañante: “volver hacia atrás es abominación”. Me instó a repetirlo en voz alta a aquellas personas que transitaban por el camino. Vi a muchos, que vivían ya en sus casas humildes en el campo, volver a las comodidades de la ciudad. Que añoraban, éstos, el espacio, los beneficios y los lujos que había en ellas. Dijo mi acompañante: “recordad a la mujer de Lot, avanzad y no miréis hacia atrás”. Vi cómo, ángeles del maligno, vivían dentro de seres humanos y éstos instigaban a los que iban por el camino, por el sendero, angosto y los animaban a volver a las ciudades. Mientras veía esto, yo quería ir donde estos malignos y apartarlos de los que iban por el camino angosto para que no los tentarán más, más no se me permitió. Dijo mi acompañante: “cada uno debe luchar por sus propias fuerzas”. {Daisy Escalante: 10-04-2019 , es.p1}

En ese momento, vi cómo un joven que iba por el camino comenzó a caminar hacia atrás. Alcé mi voz y le dije: “¡no lo hagas! volver hacia atrás es abominación”. En eso, el joven me miró y comenzó a luchar, se veía haciendo un gran esfuerzo de su parte, y comenzó a avanzar. Entonces, vi otros dos jóvenes, uno cerca del otro, ellos caminaban por aquel angosto sendero. Uno, de estos dos jóvenes, comenzó a quedarse atrás y yo le instaba a proseguir, más éste me miró y dijo: “es muy difícil, no podré”. En ese momento, comenzó a caminar hacia atrás, le insté con todas mis fuerzas, más no pude lograr que retrocediera. {Daisy Escalante: 10-04-2019 , es.p2}

En ese momento, el otro joven que estaba cerca de él, bajó la marcha y miró al joven que retrocedía, y en esos momentos una bola de fuego descendió y lo comenzó a quemar. El joven que iba frente a él se espantó y le grité con todas mis fuerzas: “¡avanza!, ¡avanza!” Este joven avanzó y el fuego alcanzó, casi, sus espaldas, más pudo librarse de ser consumido. Dijo mi acompañante: “todo lo que no honra a Dios es anatema y éste será consumido con la gloria de su presencia”. Así pasó aquella solemne, pero terrible, escena. Entonces dijo mi acompañante: “hay un fuego procedente de lo Alto. Éste, para destrucción o para purificación, y siguió diciendo: ‘yo los bautizo con agua, pero viene uno más poderoso que yo que los bautizará con fuego'”. Al oír esto dije: “¿por qué repites las palabras de Juan el bautista?” Y él me contestó: “la hora es y casi llegada, en que como en antaño, así será. Más es necesario no mirar y no virar atrás. Bienaventurado el que así haga”. {Daisy Escalante: 10-04-2019 , es.p3}

En esos momentos, amados, desperté, con estas terribles palabras, tan solemnes, en mi mente Pidiéndole al Señor, de todo corazón, que ninguno que haya puesto la mano en el arado vire hacia atrás, sino que sigamos firmes confiando en Cristo Jesús. Que el Señor me los bendiga a todos. {Daisy Escalante: 10-04-2019 , es.p4}

 

Testimonio: 11-05-2019

Amados, 11 de mayo de 2019. Se me mostró que todo estaba convulsionando, los ríos cambiaban su cauce y las risas de las personas ya no eran más. Cada madre lloraba por sus hijos, y los hijos lloraban a su madre. El llanto era por doquier, y aun los hijos de Dios sufrían, pero en menor escala, esta situación. Vi a muchos, que antes eran fieles adventistas, sufrir la amarga copa del desengaño. Estos, creyendo a otros hombres iguales a ellos, desafiaron el pacto eterno y el reino sempiterno, faltando a la verdad y haciendo de la mentira su caminar. {Daisy Escalante: 11-05-2019 , es.p1}

Dijo mi acompañante: “muchos meticulosos en detalles se levantaron contra un ‘así dice de Jehová’ y obviaron la obediencia. Otros, viviendo en competencias de la vida, en su mente y corazón, viven planeando su mejor bienestar terrenal. Al legalista y al fariseo [les] vendrá su paga, porque su mucha sabiduría los hizo insensibles al verdadero llamado [de] Dios. Caminando en sus propios caminos, muchos, desdeñan la verdad por sus complacencias. ¿Acaso no se nos dejó saber que el reino de los cielos es abnegación y entrega? El que dice ser mi pueblo vio la necesidad y se escondió y cuando, en ocasiones, la sufragó, la dio a conocer, ¿acaso sabrá tu mano izquierda lo que hizo tu derecha? Dais esperando a cambio, vivís para vuestra comodidad y deleites, habláis de paz cuando os declaré espada, sois rebeldes en pensamientos y acciones y, ¿queréis vivir, así, conmigo eternamente? No os engañéis, Dios no puede ser burlado. El hombre hoy es y mañana, no. Y, con todo, su corazón es perverso y sus ojos altivos. Excusáis vuestra vida con palabras halagüeñas y decís: ‘soy salvo’. ¡Oh, generación perversa y adúltera que viven buscando la excusa para no obedecer! ¡Expertos en teología y semántica pero reprobados en la salvación! ¿quién les oirá y quién les seguirá? Quien así hiciere, de cierto, morirá, porque ningún mortal que siga a otro será salvo”. {Daisy Escalante: 11-05-2019 , es.p2}

“Los anatemas siguen en el pueblo, y ninguno desea limpiarla porque el amor por ellos es más grande que el amor por Mí. Se arrepentirán de sus caprichos y los maldecirán y, aun, ¡los querrán destruir cuando sepan que por ellos han perdido el favor del Eterno! Todo soberbio de espíritu, allí, llorará y todo altivo de ojos decaerá su semblante, porque desecharon la verdad dolorosa a cambio de la mentira lisonjera. Ésta, la verdad, crearía cambios de arrepentimiento genuino, más su corazón perverso desistió al llamado del Espíritu Santo que apelaba con gemidos indecibles. ¡Ciegos guiando ciegos, soberbios, sabios en su propia opinión, que lucrándose de la verdad a medias han ignorado la norma de la verdad elevada! Así será el llorar y el crujir de dientes, allí su voz no será más oída, porque no hubo lugar para la reprensión en ellos ni la verdad salió de su boca. Y, ¿qué dirá el pueblo? ‘nosotros oímos sus palabras y le creímos porque ellos invocaban tu nombre; y ahora, ¿qué será de nosotros?’ Así les diré: ‘¡nación mala y perversa! ¿acaso mis palabras no estaban allí? ¿mis testimonios no fueron suficientes? Expusieron, los sabios del pueblo, mis palabras como sugerencias cuando eran mandatos y falsearon la balanza por amor propio. Acaso, ¿cada hombre no ejerce su libre albedrío? Vivo Yo que ninguna excusa será ante el juicio, porque [a] cada mortal le es dado el poder para buscar personalmente su salvación. El que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá la puerta. ¡Maldito el hombre que confía su salvación a otro hombre! ¿acaso habrá rebaños sin pastor?” siguió diciendo. {Daisy Escalante: 11-05-2019 , es.p3}

“Más Yo os digo que mi verdadero rebaño ha sido entregado por precio. Pero, ¡ay del que lo entrega! porque como Judas será talado, en una hora su exaltación y en un minuto su ruina. Porque olvida el mortal que el ojo del Eterno lo ve todo y nada a su ojo se escapa”. {Daisy Escalante: 11-05-2019 , es.p4}

“Ahora, pueblo mío, aquel que su pastor Soy Yo, levántate y ve a adorarme a las montañas. Sal de Egipto y Babilonia y no toquéis ni consintáis la confusiones de Roma. Éstos llenan los ojos de todo aquel que conociendo la verdad la desecha por vanidades y destierra un Escrito Está de su vida. No lloréis por ellos, pueblo mío, enjugad vuestro dolor porque el Señor os prepara maravillas en el cielo, y la paz, el amor y el gozo serán en sobremanera grandes. ¡Luchad la buena batalla de la fe! ¡dad frutos dignos de arrepentimiento!, así serás testimonio viviente a muchos para que también éstos obtengan la corona de victoria. No temas a los que matan el cuerpo porque éstos ignoran al Dador de la vida. La prueba de fuego es venida. Dichoso aquel que confía en Mí, su pie no resbalará jamás”. Y terminó diciéndome amados: “Ezequiel 7”. {Daisy Escalante: 11-05-2019 , es.p5}

Ruego a Dios que cada uno de nosotros podamos ser más que vencedores en Cristo Jesús. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 11-05-2019 , es.p6}

Ezequiel 7

1 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Y tú, hijo de hombre [di]: Así dice Jehová el Señor a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra.
3 Ahora [será] el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones.
4 Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo soy Jehová.
5 Así dice Jehová el Señor: Un mal, he aquí que viene un mal.
6 Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene.
7 La mañana viene para ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene, cercano está el día; día de tribulación, y no de alegría, sobre los montes.
8 Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones.
9 Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia: Te pagaré conforme a tus caminos y a tus abominaciones que están en medio de ti; y sabréis que yo Jehová soy el que hiere.
10 He aquí el día, he aquí que viene: ha salido la mañana; ha florecido la vara, ha reverdecido la soberbia.
11 La violencia se ha levantado en vara de impiedad; ninguno [quedará] de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos; [ni habrá] quien por ellos se lamente.
12 El tiempo ha venido, se acercó el día; el que compra, no se alegre, y el que vende, no llore; porque la ira [está] sobre toda la multitud.
13 Porque el que vende no volverá a lo vendido, aunque queden vivos: porque la visión sobre toda su multitud no será revocada; y ninguno podrá, a causa de su iniquidad, amparar su vida.
14 Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, pero no habrá quien vaya a la batalla: porque mi ira [está] sobre toda la multitud.
15 De fuera espada, de dentro pestilencia y hambre; el que [estuviere] en el campo morirá a espada; y al que [estuviere] en la ciudad, el hambre y la pestilencia lo consumirán.
16 Y los que escaparen de ellos, huirán y estarán sobre los montes como palomas de los valles, gimiendo todos por su iniquidad.
17 Toda mano será debilitada, y toda rodilla será débil [como] agua.
18 Se ceñirán también de cilicio, y les cubrirá terror; en todo rostro [habrá] vergüenza, y todas sus cabezas estarán rapadas.
19 Arrojarán su plata en las calles, y su oro será desechado; ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová; no saciarán su alma, ni llenarán sus entrañas, porque ha sido tropiezo para su maldad.
20 En cuanto a la belleza de su ornamento, Él la puso en majestad; pero ellos hicieron de ella las imágenes de sus detestables ídolos; por eso se lo torné en cosa repugnante.
21 Y en mano de extraños la entregué por presa, y por despojo a los impíos de la tierra, y la profanarán.
22 Y apartaré de ellos mi rostro, y mi [lugar] secreto será profanado; pues entrarán en él ladrones y lo profanarán.
23 Haz una cadena, porque la tierra está llena de crímenes sangrientos, y la ciudad está llena de violencia.
24 Traeré, por tanto, a los más malos de las naciones, los cuales poseerán sus casas; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.
25 Destrucción viene; y buscarán la paz, y no la [habrá].
26 Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y rumor será sobre rumor; y buscarán respuesta del profeta, pero la ley se alejará del sacerdote, y el consejo de los ancianos.
27 El rey se enlutará, y el príncipe se vestirá de asolamiento, y las manos del pueblo de la tierra serán conturbadas; según su camino haré con ellos, y con los juicios de ellos los juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.

Isaías 28

1 ¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor marchita de la hermosura de su gloria, que [está] sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino!
2 He aquí, Jehová tiene un fuerte y poderoso; [que es] como turbión de granizo y como tormenta destructora; como ímpetu de recias aguas desbordadas, [los] derribará a tierra con [su] mano.
3 Con los pies será hollada la corona de soberbia de los ebrios de Efraín;
4 y será la flor caduca de la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la primera del verano, la cual cuando alguien la ve, se la traga tan luego como la tiene a mano.
5 En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo;
6 y por espíritu de juicio al que se sienta en juicio, y por fortaleza a los que rechazan la batalla en la puerta.
7 Mas también éstos erraron con el vino; y con el licor se entontecieron; el sacerdote y el profeta han errado a causa del licor, fueron trastornados por el vino, han divagado a causa del licor, erraron en la visión, tropezaron [en] el juicio.
8 Porque todas las mesas están llenas de vómito y suciedad, [hasta] no [haber] lugar [limpio].
9 ¿A quién le enseñará conocimiento, o a quién le hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿A los arrancados de los pechos?
10 Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá;
11 porque en lengua de tartamudos, y en otra lengua hablará a este pueblo,
12 a los cuales Él dijo: Éste es el reposo; dad reposo al cansado; y éste es el refrigerio; mas no quisieron oír.
13 La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; para que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, y enlazados, y presos.
14 Por tanto, varones burladores, que gobernáis a este pueblo que [está] en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová.
15 Porque habéis dicho: Hemos hecho un pacto con la muerte, e hicimos un acuerdo con el infierno; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, pues hemos hecho de la mentira nuestro refugio, y en la falsedad nos hemos escondido.
16 Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo pongo en Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, fundamento firme; el que creyere, no se apresurará.
17 Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo.
18 Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro acuerdo con el infierno no será firme; cuando pasare el turbión del azote, seréis de él hollados.
19 Luego que comenzare a pasar, él os arrebatará; porque de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y será por espanto el sólo entender el reporte.
20 Porque la cama será demasiado corta para estirarse sobre ella, y la cubierta estrecha para envolverse.
21 Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.
22 Ahora pues, no os burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras; porque he oído del Señor Jehová de los ejércitos que consumación ha sido determinada sobre toda la tierra.
23 Estad atentos, y oíd mi voz; estad atentos, y oíd mi dicho.
24 El que ara para sembrar, ¿arará todo el día; romperá y quebrará los terrones de la tierra?
25 Después que hubiere igualado su superficie, ¿no esparce el eneldo, siembra el comino, pone el trigo por hileras, y la cebada en su lugar, y el centeno en su borde?
26 Porque su Dios le instruye [y] le enseña a juicio.
27 Porque no se trilla el eneldo con el trillo, ni sobre el comino rodará rueda de carreta; sino que con un palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara.
28 El pan se trilla; mas no siempre lo trillará, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo.
29 También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría.

Testimonio: 17-05-2019

Amados, mayo 17 del 2019. En sueños yo estaba en un gran parque. El verdor del césped invitaba a pasearse en él. En este parque, alrededor, había una muralla elevada en sus alrededores. Esta muralla era natural, y en ella había pequeñas chozas de diferentes materiales que las personas habían construido. Yo miré esa muralla y observé cada choza ahí construida. Vi chozas: de paja, de lata, de madera, de cartón, de barro, también vi casetas. Y así, cada familia construía alrededor de aquel gran parque. Yo les vi construyendo las chozas de rápido montaje y de gran fragilidad. Mientras miraba a los que construían me percaté de que eran adventistas del séptimo día pues reconocí a varios. {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p1}

Pregunté a algunos de los conocidos el por qué ellos construían en la muralla de aquel gran parque y me contestaron: “acá se llevará a cabo un gran evento y no lo podemos perder”. Todos se prepararon y comenzó el evento. En medio del gran parque [se veía] una tarima con su equipo de sonido. Escuché un hombre hablar y, alzando la voz, dijo: “¡que comience la función!” Vi, entonces, cómo llegaron al gran parque: carros de hot-dog [salchichas calientes], de piragua, de helados, veía payasos, mesas de billar, una gran pantalla teatral, un gran carrusel, venta de ropa y zapatos, venta de todo artículo, desde manuales hasta robotizados. Artículos de casa como estufa, neveras, allí vi un vendedor de carros, un experto en venta de tierras, y un vendedor de viajes. Todos estos, y otros más, allí, estaban dispuestos a hacer su gran día de ventas. {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p2}

A la tarima, en esos momentos, subió un pastor muy engabanado y sonrió a todos y dijo: “hermanos, ¡hoy es un gran día!, hoy hemos traído todo esto a ustedes para que puedan disfrutar de ellos en un ambiente cristianizado. Ahora inclinen su rostro para orar y pedir la bendición por este gran día de alegría”. Oí al pastor orar, y comenzó la función. Todos bajaban de sus chozas. {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p3}

Mientras observaba esto, dijo mi acompañante: “todo esto está llegando a su fin y sus casos están en revisión. Los jinetes listos, el granero casi lleno y el hombre de pecado en su mejor momento. ¡Y míralos!, como niños, a una en los placeres terrenales cuando todo está culminando”. Entonces dije: “¿qué haremos?” Y él contestó: “corre entre ellos y no te detengas, y diles: ‘así dice el Señor casa rebelde y contenciosa, ¿seréis acaso luz en las tinieblas, si tu luz está apagada? ¿acaso el que vive en placeres efímeros disfrutará [el] gozo de los gozos? Decís que servís al Dios vivo, más servís a mamón y sus ídolos. Corres tras sus anatemas y vuestros pensamientos egocéntricos [están] en la vanidad. ¿Acaso los testigos no lo sabrán, ni tendrán la evidencia? ¿acaso el abogado lo defenderá y el juez lo sacará absuelto? ¡Apartaos y no toquéis lo inmundo! ¡Resistid al diablo y de vosotros huirá!'”. {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p4}

Aún estaba la palabra en mi boca cuando un grande dragón bermejo comenzó a sobrevolar aquel lugar. Todos se escandalizaron en gran algarabía. Todos corrían a sus chozas, más éstas eran tan débiles que ellos mismos no se sentían seguros en ellas. Les vi correr despavoridos, y este dragón sobrevolaba sobre aquel gran parque, y sus ojos inquirían sobre cada movimiento de los que corrían. Este dragón bajó a la tarima y se transformó en un ángel de gran luz. Todos pararon de correr, y se acercaron a escuchar sus palabras aduladoras. Les dijo: “mis queridos, no temáis, esta es mi gran actuación. Yo les he provisto de todo esto, ¿cómo querré haceros daño si lo que les brindo es alegría? ¡Seguid, seguid en vuestras actividades, todo les es merecido!” Así, dichas estas palabras, calmó [a] aquella multitud y, todos calmados, siguieron en sus diversiones. Este ángel de gran luz desapareció, y todos le aplaudieron. Entonces, subió a la tarima el pastor, nuevamente, y dijo: “¿se asustaron? ¡Ésta era la sorpresa de este grandioso evento! ¡Tranquilos, no pasa nada, nosotros oramos y la bendición de Dios está con nosotros!” {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p5}

En ese momento mi acompañante me dio un gran bolígrafo, grueso y de color marrón en mi mano y me dijo: “párate en el mismo medio de ese parque y aviéntalo con todas tus fuerzas hacia arriba! Cogí el bolígrafo y así hice, lo aventé, y éste, mientras subía, aumentaba su tamaño y, al caer, estremeció aquel lugar. La diversión paró, y toda diversión desapareció, ya yo no le vi más. Sólo quedaron las personas observando aquel gran bolígrafo en medio de ellos, color marrón, que entre el césped verde era de gran contraste. {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p6}

Mi boca se abrió y dijo: “¿Cómo pudisteis exaltar a mamón en vez de al Dios Todopoderoso que rige los cielos y la tierra?” Me miraron atónitos, unos asombrados y otros, hasta, enojados. Y otras palabras salieron de mi boca y dije: “mañana a la puesta de sol vuestra hora llegará, y no echarán a ver hasta que esto sea consumido”. Todos se fueron de aquel lugar enojados porque su diversión había sido estorbada. {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p7}

Se me dijo: “busca la nevera”. La busqué y pregunté por ella a dos personas que aún estaban ahí, éstas me miraron enojadas, y no contestaron. Seguí buscando y la hallé, y se me dijo: “ábrela”. Yo la abrí, vi allí: chocolates, café, sodas, bizcochos, mantecados, huevo, leche, cosas animales como carnes, quesos, bebidas embriagantes. También había allí carnes limpias, pero también había carnes inmundas y muchas cosas que allí, los presentes, gustaban. Dijo mi acompañante: “ningún templo envilecido con una mente nublada echará a ver el día de su visitación”. Cerré aquella nevera y miré a la muralla donde estaban las chozas. {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p8}

Vi, a lo lejos, dos jóvenes recostados [sobre] un carro, éstos me miraron fijamente, y les pregunté qué hacían ahí. Uno me ignoró más el otro bajó donde mí. Pues estaba en un lugar, en el más alto de la muralla, y le exhorté a salir de ahí; más él se resistía y se alejó. Vi entonces de cerca las chozas y, en su interior, en ellas sólo había telas de araña, desperdicios y gran suciedad. Por fuera se veían más bien, pero por dentro su estado era deplorable. Con lágrimas en mis ojos me retiré de aquel lugar, y mis ojos no podían dejar de ver aquellos dos jóvenes que, por más que se les exhortó, no quisieron salir. Salí y dejé de ver el lugar, más un enorme rayo cayó en aquel lugar y llamas lo devoraron reduciendo todo a escombros. Dijo mi acompañante: “porque la paga del pecado es muerte, y Dios, su presencia, purifica o consume pues a su paso el pecado es consumido. Quitado o dejado en el rebaño”, fueron sus últimas palabras. {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p9}

Ahí desperté amados, con gran tristeza y pidiéndole a Dios que, en esta oportunidad de esta segunda Pascua, muchos puedan decidirse por el Señor, sin reservas, para formar parte de las filas del ejército del príncipe Emmanuel, [en] el desenlace final que se nos avecina. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 17-05-2019 , es.p10}