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Manjar Sabático

13-02-2021

Hechos 5

1 Pero un varón llamado Ananías, con Safira su esposa, vendió una heredad,
2 y retuvo [parte] del precio, sabiéndolo también su esposa; y trayendo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y te quedases con [parte] del precio de la heredad?
4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
5 Entonces Ananías, oyendo estas palabras, cayó y expiró. Y vino gran temor sobre todos los que lo oyeron.
6 Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.
7 Y pasado un lapso como de tres horas, entró también su esposa, no sabiendo lo que había acontecido.
8 Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.
9 Y Pedro le dijo: ¿Por qué os pusisteis de acuerdo para tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti.
10 Y al instante cayó a los pies de él, y expiró; y entrando los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido.
11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.
12 Y por mano de los apóstoles eran hechos muchos milagros y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.
13 Y de los demás, ninguno osaba juntarse con ellos; pero el pueblo los alababa grandemente.
14 Y más creyentes se añadían al Señor, multitudes, así de hombres como de mujeres;
15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.
16 Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.
17 Entonces se levantó el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, que es la secta de los saduceos, y se llenaron de celos;
18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública.
19 Mas el ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo:
20 Id, y puestos en pie en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida.
21 Y habiendo oído [esto], entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos.
22 Pero cuando llegaron los oficiales, y no los hallaron en la cárcel, volvieron y dieron aviso,
23 diciendo: De cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.
24 Y cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el magistrado del templo y los príncipes de los sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello.
25 Y viniendo uno, les dio la noticia, diciendo: He aquí, los varones que echasteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo.
26 Entonces fue el magistrado con los oficiales, y los trajo sin violencia; porque temían ser apedreados por el pueblo.
27 Y cuando los trajeron, los presentaron ante el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó,
28 diciendo: ¿No os ordenamos rigurosamente, que no enseñaseis en este nombre? Y he aquí, habéis llenado a Jerusalén con vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de este hombre.
29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, al cual vosotros matasteis colgándole en un madero.
31 A Éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.
32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.
33 Ellos, oyendo [esto], se enfurecieron, y tomaron consejo para matarlos.
34 Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, honorable ante todo el pueblo, mandó que hiciesen sacar por un momento a los apóstoles,
35 y les dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer acerca de estos hombres.
36 Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien; al que se agregó un número de como cuatrocientos hombres; el cual fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada.
37 Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del empadronamiento, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Éste también pereció; y todos los que le obedecían fueron dispersados.
38 Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá;
39 pero si es de Dios, no la podréis deshacer; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.
40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, [les] intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y [los] dejaron libres.
41 Y ellos partieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por su Nombre.
42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

Testimonios para los Ministros, capítulo 14: “Exhortaciones a la verdad y la lealtad”

“Todos vosotros sois hermanos”

8 de marzo de 1895

Debo hablar a mis hermanos de cerca y de lejos. No puedo guardar silencio. No están actuando de acuerdo con principios correctos. Los que ocupan puestos de responsabilidad no deben creer que su posición de importancia los hace infalibles.

Todas las obras de los hombres están bajo la jurisdicción del Señor. Los hombres estarán completamente seguros si toman en cuenta que hay conocimiento en el Altísimo. Los que confían en Dios y en su sabiduría, y no en sí mismos, andan por sendas seguras. Nunca sentirán que están autorizados a poner bozal al buey que trilla; y cuán ofensivo es que los hombres gobiernen al instrumento humano que trabaja en sociedad con Dios, y a quien el Señor Jesús ha invitado: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”.

El Señor no ha puesto a ninguno de sus instrumentos humanos bajo el dictado y el control de aquellos que son ellos mismos mortales sujetos a error. No ha colocado sobre los hombres el poder de decir: Usted hará esto, y usted no hará aquello. Pero en Battle Creek se ejerce un poder que Dios no ha dado, y él juzgará a los que se arrogan esta autoridad. Ellos tienen algo del mismo espíritu que indujo a Uza a poner su mano sobre el arca para sostenerla, como si Dios no fuera capaz de cuidar de sus símbolos sagrados. Debe ejercerse mucho menos del poder y de la autoridad del hombre hacia los agentes humanos de Dios. Hermanos, permitid que Dios gobierne.

La obra para este tiempo

La gran obra para este tiempo exige que los hombres vayan por doquiera, lejos y cerca, por los caminos y los vallados, a difundir la luz, presentando las palabras de vida. ¿Ha colocado Dios sobre un solo hombre o consejo de hombres la responsabilidad de tomar esta obra en sus manos, como si los obreros, propiedad de Dios, hubieran de estar bajo su control?

Los asuntos relacionados con la obra de Dios en cualquiera de los ramos demandan hombres que estén trabajando en armonía con Dios; pues en la obra el poder y el éxito solamente pueden lograrse por medio de la cooperación de lo humano con lo divino. Si uno no ofrece la mejor evidencia de que comprende las cosas celestiales y eternas, no debe ser autorizado a ministrar en asuntos que se relacionan con la obra y que conciernen a la salvación de las almas por las cuales Cristo murió. Las manos y los cerebros no santificados han tenido ya demasiado poder confiado a ellos, y se han tomado determinaciones muy faltas de sabiduría, que no están de acuerdo con la voluntad y los caminos de Dios.

Ningún hombre es juez adecuado del deber de otro hombre. El hombre es responsable ante Dios, y cuando los hombres finitos y sujetos a error toman en sus manos el manejo de sus semejantes, como si el Señor los comisionara a hacer y deshacer, todo el cielo se llena de indignación. Se establecen extraños principios con respecto al control de las mentes y las obras de los hombres, por parte de jueces humanos, como si estos hombres finitos fueran dioses.

¿Y qué ocurre con algunos que están llevando estas sagradas responsabilidades? Los hombres que no tienen una disposición espiritual, que no están consagrados a Dios, no tienen ningún cometido que realizar, ninguna autoridad que ejercer con respecto a los deseos o las acciones de sus semejantes. Pero a menos que los hombres estén diariamente en comunión con Dios, a menos que lo busquen con todo el corazón para obtener una capacitación para la obra, asumirán el poder de regir la conciencia de los demás. El sentido de la presencia divina infundiría reverencia y subyugaría el alma; pero carecen de este sentido. Si el amor de Dios no arde en el alma, el amor a los hombres se enfría. Sus corazones no se conmueven a la vista del dolor humano. El egoísmo ha dejado su impronta profanadora sobre la vida y el carácter, y algunos nunca pierden esta imagen e inscripción.

¿Ha de confiarse la conducción de la causa de Dios a tales manos? ¿Han de ser las almas por quienes Cristo murió manejadas por la voluntad de hombres que han rechazado la luz que les fue dada del cielo? Debiéramos temer las leyes hechas por los hombres, y los planes y métodos que no están de acuerdo con los principios de la Palabra de Dios que rigen la relación del hombre con sus semejantes. “Todos vosotros sois hermanos”.

El actual estado de cosas debe cambiar

El actual estado de cosas debe cambiar, [veasé el Apéndice.] de otra manera la ira de Dios caerá sobre sus instrumentos que no están actuando según las instrucciones de Cristo. ¿Os ha dado Dios a alguno de vosotros el encargo de enseñorearos despóticamente de su herencia? Esta clase de obra se ha estado haciendo por años. Dios lo ve todo, y esto le desagrada. Cuando los hombres se colocan entre Dios y sus agentes humanos, deshonran a Dios y perjudican a las almas que necesitan ánimo, simpatía y amor verdaderos. Me siento constreñida a exhortar a nuestros obreros: Cualquiera sea vuestra posición, no dependáis de los hombres, ni hagáis de la carne vuestro brazo.

Me siento impulsada por el Espíritu de Dios a deciros a vosotros, los que estáis relacionados con la obra del Señor: Nunca olvidéis que dependeis completamente de Dios; y si pasáis una hora o un momento sin depender de su gracia, sin conservar el corazón abierto para recibir la sabiduría que no es de la tierra, estando seguros de que sin Cristo no podéis hacer nada, os veréis incapacitados para distinguir entre el fuego común y el fuego sagrado. Palabras de un carácter completamente prohibido saldrán de vuestros labios para destruir la esperanza, el valor y la fe. Así está escrito en los libros del cielo: Tus palabras no han sido inspiradas por Dios, sino por el enemigo que hirió a Cristo en la persona de su posesión adquirida. Almas de un valor infinito fueron tratadas en forma indiferente y desconsiderada, dejadas para luchar bajo la tentación, y colocadas a la fuerza en el campo de batalla de Satanás.

Los que decían ser amigos de Job fueron consoladores miserables que hicieron su caso más amargo e insoportable, y Job no era culpable como ellos suponían. Los que están bajo el dolor y la angustia a causa de su propia conducta errónea, mientras Satanás está tratando de inducirlos a la desesperación, son precisamente los que necesitan la máxima ayuda. La intensa agonía del alma derrotada por Satanás, y que se siente vencida e indefensa, ¡cuán poco es comprendida por aquellos que deben ir con tierna compasión al encuentro del que yerra!

Es sumamente lamentable la condición del que sufre bajo el remordimiento; es como una persona aturdida, que se tambalea, humillada en el polvo. Y muchos que se creen justos, llegan a ser consoladores exasperantes; tratan rudamente a esas almas. Al manifestar esta dureza de corazón, al herir y oprimir a esas almas, están haciendo la misma obra que Satanás se deleita en realizar. El alma que sufre bajo la prueba y la tentación no puede ver nada claro. La mente está confundida; no sabe qué pasos dar. ¡Oh, no habléis una sola palabra que pueda producirles mayor dolor!

Cómo tratar con los que yerran

Nuestro Salvador dijo: “Cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!… Mirad, que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños”.

“No he venido—dijo Cristo—, a llamar a justos [a vosotros que no sentís necesidad de arrepentimiento], sino a pecadores al arrepentimiento”. Los colaboradores de Dios trabajarán a semejanza de Cristo. Hay más de una pobre alma que es mal entendida, inapreciada, llena de angustia y agonía: una oveja perdida y errante. Su mente está entenebrecida, no puede encontrar a Dios, y, casi desesperada, la incredulidad toma posesión de ella. Sin embargo tiene un deseo intenso y anhelante de perdón y de paz.

Al contemplar este cuadro, podéis hacer la pregunta: ¿No hay algún cristiano al cual puede ir una persona tal para encontrar alivio? Esta pregunta Dios la contesta así: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”. Un fariseísmo frío, de corazón duro, ha tomado posesión de muchos de los profesos seguidores de Cristo, y el amor de Jesús está muerto.

“Sé vigilante”

“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios”. Aquí el problema está resuelto. Las personas que aquí se describen han tenido la luz que los habría inducido a realizar obras completamente diferentes, si hubieran seguido la luz y hubiesen fortalecido las cosas que quedaban y que estaban por morir. Ayudando a los que necesitaban auxilio habrían mantenido viva la luz que brilló en sus propios corazones cuando Jesús habló a sus almas diciendo: “Tus pecados te son perdonados”.

Se especifica claramente la obra que ha de ser hecha: “Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y has oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”. Muchos han oído y recibido la palabra de vida y han sido poderosamente conmovidos por la verdad, pero han permitido que sus almas se volvieran frías, su fe oscura, por su justicia propia, por su espíritu de creerse importantes, por el orgullo de poseer un conocimiento de la verdad que dejan de practicar. La verdad que no se pone en práctica, pierde su poder. El corazón es cerrado a su divina influencia, y los que debieran ser obreros para Cristo están ociosos, y las almas a quienes podrían ayudar son dejadas en el desaliento, en las tinieblas y en la desesperación.

Ayudad a las almas que se hunden

Hay almas que están hambrientas de simpatía, hambrientas del pan de vida; pero no se animan a dar a conocer su gran necesidad. Los que llevan las responsabilidades en relación con la obra de Dios deben entender que se encuentran bajo la más solemne obligación de ayudar a esas almas; y estarían preparados para, ayudarlas, si ellos mismos hubieran retenido la influencia suave y subyugante del amor de Cristo. ¿Van a ellos a buscar ayuda esas pobres almas que están a punto de morir? No; lo hicieron hasta que perdieron toda esperanza de recibir ayuda por ese lado. No ven una mano extendida para ayudar.

El asunto me fue presentado de esta manera: Un hombre que se ahogaba, y que luchaba en vano con las olas, descubre un bote, y con las últimas fuerzas que le quedaban tiene éxito en alcanzarlo, y se ase de su costado. En su debilidad no puede hablar, pero la agonía pintada en su rostro conmovería a cualquier corazón que no estuviera desprovisto de humana ternura. Pero, ¿extenderán sus manos para levantarlo los ocupantes del bote? ¡No! El cielo entero observa mientras golpean las débiles manos que se aferran al bote, hasta que se sueltan, y un semejante que sufre se hunde entre las olas para no surgir nunca más. Esta escena se ha vuelto a repetir muchas veces. Ha sido presenciada por Uno que dio su vida por el rescate de tales almas. El Señor ha extendido su propia mano para salvar. El Señor mismo ha hecho la obra que ha dejado al hombre para que hiciera, de revelar la piedad y la compasión de Cristo hacia los pecadores. Jesús dice: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”. El Calvario nos revela a cada uno de nosotros las profundidades de ese amor.

Hay almas que en medio de sus tinieblas, llenas de remordimientos, dolor y angustia, todavía sienten que Dios es justo y bueno. El Señor mantiene viva la llama de la esperanza en sus corazones. La pobre alma entenebrecida piensa: Si solamente pudiera aparecer ante Dios, y rogarle por mi caso, él tendría piedad por causa de Cristo, y este horrible temor y agonía sería aliviado. Esa alma ha tratado de hablar a los hombres, y ha sido rudamente rechazada, reprobada, vilipendiada por sus supuestos amigos. A veces las reprensiones amontonadas sobre su cabeza han casi destruido la última chispa de esperanza. El alma consciente de la sinceridad y honradez de sus intenciones halla que tiene menos que temer de Dios que de los hombres que tienen corazones de acero. El alma atribulada por la agonía humana se aparta de los falsos juicios y la condenación de los hombres que no pueden leer el corazón, y que sin embargo se arrogan el derecho de juzgar a sus semejantes. Se vuelve a Uno en el cual no hay sombra de error, Uno que conoce todos los impulsos del corazón, que está familiarizado con todas las circunstancias de la tentación. Dios conoce todo hecho de la vida pasada, y sin embargo, aun considerando todo esto, el alma atribulada está lista para confiar su causa a Dios, sabiendo que es un Dios de misericordia y compasión.

Caigamos en las manos de Dios

Cuando a David se le pidió que eligiera el castigo por su pecado, él dijo: “Caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres”. El sabía que Dios conocía la lucha y la angustia del alma. Cuando uno alcanza a tener una vislumbre del carácter de Dios, no ve en él el espíritu despiadado y vengativo manifestado por los agentes humanos. Ve que la aflicción y la prueba son los medios señalados por Dios para disciplinar a sus hijos, y enseñarles su camino, para que echen mano de su gracia. “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios”. Cuando el pobre extraviado es conducido al río del amor de Dios, exclama: Cuando él me haya probado, saldré como oro purificado. El alma que sufre se convierte en paciente, confiada, triunfante en Dios bajo las circunstancias adversas.

“Por lo cual, debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”. “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo”.

Cuando el hombre finito y sujeto a errar da evidencia de que se considera como de mayor importancia que Dios mismo, cuando se cree justo, y sin embargo no manifiesta la ternura de espíritu que caracterizó la vida de nuestro Señor Jesús, podemos saber que a menos que se arrepienta, el candelero será quitado prontamente de su lugar. Todo el cielo está sorprendido por la terrible indiferencia de los agentes humanos. Hombres que son ellos mismos tentados y que caen en el pecado y necesitan perdón, están sin embargo llenos de suficiencia propia y son insensibles hacia un hermano que es entrampado por el enemigo y cuya necesidad y peligro debiera despertar nuestra cristiana simpatía y esfuerzo para establecer sus pies sobre la Roca sólida.

Un engaño fatal

Hay un engaño terrible y fatal en que puede caer la mente humana. Debido a que los hombres están en puestos de confianza, relacionados con la obra de Dios, se exaltan en su propia estima y no disciernen que otras almas, tan preciosas a la vista de Dios como la suya propia, son descuidadas y tratadas con tosquedad, maltratadas, heridas y abandonadas para morir.

El poder convertidor de Dios debe dominar a los hombres que manejan las cosas sagradas, y sin embargo son incapaces, por alguna causa mejor conocida por Dios, de distinguir entre el fuego sagrado encendido por Dios y el fuego extraño que ellos ofrecen. Ese fuego extraño es tan deshonroso para Dios como el que presentaron Nadab y Abiú. El fuego sagrado del amor de Dios hará que los hombres sean tiernos, bondadosos y llenos de simpatía hacia los que están en el peligro. Los que no reprimen sus palabras hirientes y altaneras están, en realidad, diciendo: Yo soy más santo que tú. ¿No ves mi posición exaltada?

Pero la posición no hace al hombre. Es la integridad del carácter, el espíritu de Cristo, lo que lo hace agradecido, abnegado, sin parcialidad y sin hipocresía: es esto lo que tiene valor para Dios. A aquellos cuya vida está escondida con Cristo en Dios, el Señor les dice: “He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros”.

Para todos los que ocupan puestos de responsabilidad tengo un mensaje dado por boca del Señor: El capítulo 55 de Isaías. Estudiad este capítulo, y que ningún ser humano considere, porque en su ramo de trabajo están implicadas mayores responsabilidades, que está por encima de sus colaboradores en la causa. Si, a semejanza de Daniel, trata de obtener el poder que procede únicamente de Dios a fin de que pueda revelar, no a sí mismo, ni sus imperfecciones y sus actos egoístas y fraudulentos, sino la verdad en justicia, no tendrá el menor vestigio de orgullo o importancia propia, sino que estará imbuido del espíritu de sabiduría de Dios.

El fuego sagrado y el extraño

Manifestará el carácter sagrado de la obra, magnificará la verdad, y siempre presentará delante de los hombres y de los ángeles el perfume santo del carácter de Cristo. Este es el fuego sagrado encendido por Dios. Cualquier cosa fuera de esto es fuego extraño, que Dios aborrece, y tanto más ofensivo cuanto mayores sean las responsabilidades inherentes al cargo que ocupa.

Tengo un mensaje de Dios para los pecadores en Sion, aquellos a los cuales Cristo dirigió las palabras: “Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios”. Necesitáis ofrecer siempre el fuego sagrado; entonces las obras de Cristo, su amor, su misericordia, su justicia, ascenderán delante de Dios como una nube de fragante y santo incienso, plenamente aceptables.

Pero ha sido ofrecido fuego extraño con el empleo de palabras rudas, la importancia propia, la exaltación del yo, la justicia propia, la autoridad arbitraria, el espíritu dominante, la opresión, la restricción de la libertad del pueblo de Dios; habéis atado a los hijos de Dios con planes y reglas que Dios no ha dictado, ni han surgido en su mente. Todas estas cosas son fuego extraño, no reconocido por Dios, y son una permanente tergiversación de su carácter.

Tengo un mensaje para vosotros: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”.

“El derecho se retiró”

“Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. Pues de justicia se vistió como con una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto… Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová”.

*****

“No tendrás dioses ajenos delante de mí”

Granville, Australia,

septiembre de 1895

No encuentro descanso de espíritu. Una escena tras otra es presentada en símbolos delante de mí, y no hallo descanso hasta que comienzo a escribir el asunto. En el centro de la obra las cosas están modeladas de tal suerte que toda otra institución sigue la misma conducta. Y la Asociación General misma está corrompiéndose con equivocados sentimientos y principios. [veasé el Apéndice.] En la elaboración de planes se manifiestan los mismos principios que han gobernado las cosas en Battle Creek durante un buen tiempo.

Se me ha mostrado que la nación judía no llegó repentinamente a su condición de pensamiento y conducta. De generación en generación estaban actuando sobre la base de teorías falsas, aplicando principios opuestos a la verdad, y combinando con su religión pensamientos y planes que eran producto de mentes humanas. Se consideraba que los planes humanos eran supremos.

El fuego sagrado representa los santos principios que Dios ha dado, pero se ha usado fuego común en lugar del sagrado. Se han introducido de una manera sutil planes contrarios a la verdad y a la justicia con el pretexto de que eso debía hacerse, y había que hacerlo “porque es para” el avance de la causa de Dios”. Pero son planes humanos que llevan a la opresión, a la injusticia y a la maldad. La causa de Dios está libre de toda mancha de injusticia. No puede obtener ninguna ventaja despojando a los miembros de la familia de Dios de su individualidad o sus derechos. Dios aborrece todas esas modalidades. El no inspira procedimientos como los que han aprobado vuestros concilios con respecto a la publicación de libros.

El Señor no acepta tales manejos; la prosperidad no acompañará estas determinaciones. Los hombres relacionados con la obra de Dios han estado obrando injustamente, y es tiempo de poner fin a este asunto. Traten los hombres con los hombres de acuerdo con los principios de los Diez Mandamientos, y no ignoren estos principios en las transacciones comerciales. Se han aceptado falsas propuestas como si fueran verdaderas y justas, y entonces todo se maneja para que esas propuestas se lleven a cabo aunque no estén de acuerdo con la voluntad de Dios, y tergiversen su carácter.

El Dios grande, santo y misericordioso nunca estará de acuerdo con procedimientos deshonestos; ni un solo vestigio de injusticia será defendido por él. Los hombres se han aprovechado de los que suponían que estaban bajo su jurisdicción. Estaban decididos a que esas personas se sometieran a sus condiciones; querían gobernar a toda costa. No habrá cambio concreto hasta que no se haga algo definido para producir un orden de cosas diferente.

No se adopte ningún plan en ninguna de nuestras instituciones que someta la mente o el talento al control del juicio humano, porque esto no está de acuerdo con el plan de Dios. El Señor ha dado a los hombres talentos de influencia que le pertenecen a él solo, y no puede inferirse un deshonor más grande a Dios que el que los seres finitos coloquen los talentos de otros hombres bajo su absoluto control, aun cuando los beneficios que se obtengan sean usados para el avance de la causa. En tales casos la mente de un hombre gobierna la mente de otro hombre, y el instrumento humano es separado de Dios y expuesto a la tentación. Los métodos de Satanás tienden a un solo fin: a hacer que los hombres sean esclavos de los hombres. Y cuando esto se logra, el resultado es confusión y desconfianza, celos y malas sospechas. Semejante procedimiento destruye la fe en Dios y en los principios que deben imperar para eliminar el engaño y toda especie de egoísmo e hipocresía.

El poder despótico

El poder despótico que se ha desarrollado, como si el cargo hubiera convertido a los hombres en dioses, me hace temer, y debe producir temor. Es una maldición dondequiera se lo ejerza y quienquiera lo ponga en práctica. Este enseñoreamiento de la heredad de Dios creará un resentimiento tan grande hacia la conducción humana que producirá un estado de insubordinación. La gente está descubriendo que a los hombres que ocupan altos cargos de responsabilidad no puede confiárseles la tarea de modelar las mentes y los caracteres de otros hombres. El resultado será que perderán la confianza aun en la conducción de hombres fieles. Pero el Señor suscitará obreros que se darán cuenta de que sin la ayuda especial de Dios no son nada.

Siglo tras siglo, Jesús ha estado entregando sus bienes a su iglesia. En el tiempo del primer advenimiento de Cristo a nuestro mundo, los hombres que componían el Sanedrín ejercían su autoridad para controlar a los hombres de acuerdo con su voluntad. De este modo las almas que Jesús había venido a salvar de la esclavitud de Satanás por medio de su vida, eran sometidas de otra manera a la servidumbre del enemigo.

¿Nos damos cuenta individualmente de nuestra verdadera posición, de que como siervos contratados por Dios no podemos negociar nuestra mayordomía? Somos responsables individualmente ante el universo celestial de administrar lo que Dios nos ha confiado. Nuestros propios corazones han de ser conmovidos. Nuestras manos han de tener algo que impartir de las ganancias que Dios nos confía. Los más humildes de entre nosotros pueden ser instrumentos de Dios, que usen sus dones para la gloria de su nombre. El que aprovecha al máximo sus talentos puede presentar a Dios su ofrenda como un don consagrado que será como fragante incienso delante de él. Es el deber de cada cual velar para que sus talentos logren ganancia, como un don que se debe devolver, habiendo hecho lo mejor posible para acrecentarlo.

El espíritu de dominio se extiende a los presidentes de nuestras asociaciones. Si un hombre confía en sus propias facultades y trata de ejercer dominio sobre sus hermanos, creyendo que está investido de autoridad para hacer de su voluntad el poder dominante, el procedimiento mejor y el único seguro consiste en quitarle el puesto para que no se haga un gran daño y él mismo pierda su propia alma y ponga en peligro el alma de otros. “Todos vosotros sois hermanos”. Esta disposición a dominar sobre la heredad de Dios causará una reacción a menos que estos hombres cambien su conducta. Los que ocupan puestos de autoridad deben manifestar el espíritu de Cristo. Deben tratar como él lo haría con cada caso que requiera atención. Deben estar imbuidos del Espíritu Santo. El cargo no engrandece a un hombre ni en una jota o una tilde a la vista de Dios; sólo valora el carácter.

La bondad, la misericordia y el amor de Dios, fueron proclamados por Cristo a Moisés. Este era el carácter de Dios. Cuando los hombres que profesan servir a Dios ignoran el carácter paternal del Señor y se apartan del honor y la justicia al tratar con sus semejantes, Satanás se alegra, porque él les inspiró sus atributos. Están en las mismas huellas del romanismo.

En las huellas del romanismo

Aquellos a quienes se pide que revelen los atributos del carácter del Padre, se salen de la plataforma bíblica y con su propio juicio humano inventan reglas y resoluciones para forzar la voluntad de otros. Los proyectos para forzar a los hombres a seguir las prescripciones de otros hombres están instituyendo un orden de cosas que pasa por alto la simpatía y la tierna compasión y ciega los ojos a la misericordia, la justitia y el amor de Dios. La influencia moral y la responsabilidad personal son pisoteadas.

La justicia de Cristo por la fe ha sido ignorada por algunos porque es contraria a su espíritu y a toda la experiencia de su vida. Mandar, regir ha sido su procedimiento. Satanás ha tenido la oportunidad de manifestarse. Cuando alguien que profesa ser representante de Cristo persiste en tratar duramente a los hombres colocándolos en lugares difíciles, quienes resultan así oprimidos, o bien quebrantarán toda cadena de opresión, o serán inducidos a considerar a Dios como un señor duro. Albergan sentimientos duros contra Dios, y el alma es enajenada de él tal como Satanás planeó que ocurriera.

Esta dureza de corazón de parte de hombres que pretenden creer la verdad, es achacada por Satanás a la influencia de la verdad misma, y así los hombres llegan a disgustarse con la verdad y se apartan de ella. Por esta razón no debe tener un cargo de responsabilidad en nuestras instituciones ningún hombre que piense que no importa si él tiene un corazón de carne o un corazón de acero.

Los hombres creen que están manifestando la justicia de Dios, pero no revelan su ternura y el gran amor con el cual nos ha amado. Su invención humana, que se origina en los artificios de Satanás, aparece suficientemente justa a los ojos cegados de los hombres porque es inherente a su naturaleza. Una mentira, creída y practicada, llega a ser verdad para ellos. Así se realiza el propósito que tienen los agentes satánicos, es a saber, que los hombres lleguen a esas conclusiones por obra de los inventos de sus propias mentes.

¿Pero cómo caen los hombres en tal error? Comenzando con falsas premisas, y luego tratando de que todas las cosas prueben que el error es verdad. En algunos casos los primeros principios tienen una porción de verdad entretejida con el error, pero eso no induce a ninguna acción justa, y ésta es la razón por la cual los hombres son mal encaminados. A fin de reinar y convertirse en un poder, emplean métodos de Satanás para justificar sus propios principios. Se exaltan a sí mismos como hombres de juicio superior, y se han presentado como representantes de Dios. Son falsos dioses.

¿Bajo cuál estandarte?

24 de septiembre

Todo lo que hay en nuestro mundo se halla en agitación. Los acontecimientos futuros arrojan sus sombras con anticipación. Las señales de los tiempos son ciertamente ominosas. No hay seguridad en nada que sea humano o terreno. Los vientos son retenidos por los cuatro ángeles; Dios nos ha dado generosamente un momento de respiro. Toda facultad que nos sea confiada por Dios, ora sea física, mental o moral, debe ser atesorada como algo sagrado para hacer la obra que se nos ha asignado en favor de nuestros semejantes que perecen en su ignorancia. La amonestación es a seguir adelante a todas partes del mundo. No debe haber demora.

Rápidamente los hombres se están alistando bajo la bandera que han escogido, esperando y observando impacientes los movimientos de sus dirigentes. Hay personas que están vigilando, aguardando y trabajando para la aparición de nuestro Señor; mientras que el otro bando sigue con rapidez la corriente bajo el generalato del primer apóstata. Ellos buscan a un Dios en la humanidad, y Satanás personifica a aquel a quien buscan. Multitudes serán tan engañadas por su rechazo de la verdad, que aceptarán la falsificación. La humanidad es aclamada como Dios.

Alguien vino desde los atrios celestiales para representar a Dios en forma humana. El Hijo de Dios fue hecho hombre, y vivió entre nosotros. “En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella [no la comprendieron, Val. ant.]… Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron… les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.

Hay solamente dos bandos. Satanás obra con su poder avieso y engañoso, y valiéndose de poderosos engaños entrampa a todos los que no permanecen en la verdad, que han apartado sus oídos de la verdad y se han vuelto a las fábulas. Satanás mismo no permaneció en la verdad; él es el misterio de iniquidad. Por medio de su sutileza da a sus errores destructores del alma la apariencia de verdad. En eso consiste el poder de sus errores para engañar. Es debido a que son falsificaciones de la verdad por lo que el espiritismo, la teosofía y los engaños similares obtienen tal poder sobre la mente de los hombres. Esta es la obra maestra de Satanás. Pretende ser el salvador del hombre, el benefactor de la raza humana, y así seduce más rápidamente a sus víctimas llevándolas a la destrucción.

La Palabra de Dios nos advierte que la vigilancia incesante es el precio de la seguridad. Sólo por el sendero derecho de la verdad y la justicia podemos escapar al poder del tentador. Pero el mundo es entrampado. La habilidad satánica se ejerce ideando planes y métodos sin cuenta para realizar sus propósitos. La simulación ha llegado a ser un bello arte para él, y actúa a la semejanza de un ángel de luz. Sólo el ojo de Dios discierne sus planes para contaminar el mundo con principios falsos y ruinosos que externamente llevan la apariencia de la bondad genuina. Trabaja para restringir la libertad religiosa y para introducir en el mundo religioso una especie de esclavitud. [veasé el Apéndice.] Las organizaciones y las instituciones, a menos que sean guardadas por el poder de Dios, trabajarán bajo el dictado de Satanás para colocar a los hombres bajo el gobierno de los hombres; el fraude y el engaño tendrán la semejanza del celo por la verdad y por el progreso del reino de Dios. Cualquier cosa que en nuestras prácticas no sea tan claro como el día, pertenece a los métodos del príncipe del mal. Sus métodos son practicados aun entre los adventistas del séptimo día que pretenden conocer más a fondo la verdad.

Si los hombres resisten las amonestaciones que el Señor les envía, llegan incluso a encabezar el mal proceder; tales hombres se arrogan el ejercicio de las prerrogativas de Dios: tienen la presunción de hacer aquello que Dios mismo no hace para tratar de controlar las mentes de los hombres. Introducen sus propios métodos y planes, y con sus falsos conceptos de Dios debilitan la fe de otros en la verdad e introducen falsos principios que actuarán como la levadura para mancillar y corromper nuestras instituciones e iglesias. Todo lo que rebaja la concepción que el hombre tiene de la justicia, la equidad y el juicio imparcial, todo artificio o precepto que coloca a los agentes humanos de Dios bajo el control de mentes humanas, perjudica su fe en Dios; separa al alma de Dios, porque desvía de la senda de la estricta integridad y justicia.

Dios no justificará ningún medio por el cual el hombre pueda regir u oprimir en lo más mínimo a sus semejantes. La única esperanza para los hombres caídos consiste en mirar a Jesús y recibirlo como el único Salvador. Tan pronto como el hombre comienza a hacer una regla férrea para otros hombres, tan pronto como comienza a enjaezar y a guiar a los hombres según su propia idea, deshonra a Dios y pone en peligro su propia alma y las almas de sus semejantes. El hombre pecaminoso puede hallar esperanza y justicia solamente en Dios; ningún ser humano sigue siendo justo cuando deja de tener fe en Dios y no mantiene una conexión vital con él. La flor del campo debe estar arraigada en el suelo; debe tener el aire, el rocío, la lluvia y el sol. Florecerá solamente al recibir estos beneficios, y todos son de Dios. Así también los hombres. Recibimos de Dios lo que sostiene la vida del alma. Se nos amonesta a no confiar en el hombre, ni hacer de la carne nuestro brazo. Se pronuncia una maldición sobre todos los que lo hacen.

Jesús y Nicodemo

Nicodemo buscó una entrevista con Jesús de noche, diciéndole: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él”. Todo eso era verdad, sin duda alguna; pero ¿qué dijo Jesús? “Le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Aquí había un hombre que desempeñaba un alto puesto de confianza, un hombre respetado como que estaba educado en las costumbres de los judíos, un hombre cuya mente rebosaba sabiduría. Estaba por cierto en posesión de talentos nada ordinarios. No quería ir a Jesús de día, porque se habría convertido en el blanco de todas las miradas. Habría sido demasiado humillante para un príncipe de los judíos manifestar simpatía por el despreciado Nazareno. Nicodemo pensó: Me cercioraré de la misión y de las pretensiones de este Maestro, si él realmente es la luz para iluminar a los gentiles y la gloria de Israel.

Jesús virtualmente le dice a Nicodemo: No es la controversia lo que te ayudará: no son las discusiones las que traerán luz al alma. Debes tener un nuevo corazón, de otra manera no puedes discernir el reino de los cielos. No será un cúmulo mayor de evidencias lo que te coloque en una posición correcta, sino nuevos propósitos, nuevas motivaciones para la acción. Debes nacer de nuevo. Antes que este cambio ocurra, y haga todas las cosas nuevas, las más poderosas evidencias que puedan presentarse serán sin efecto. La falta está en tu propio corazón; todas las cosas deben ser cambiadas, de otra forma no podrás ver el reino de Dios.

Esta fue una declaración muy humillante para Nicodemo, y con un sentimiento de irritación tomó las palabras de Cristo y dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?” No tenía suficiente disposición espiritual para discernir el significado de las palabras de Cristo. Pero el Salvador no hizo frente a los argumentos con argumentos. Extendiendo su mano con solemne y tranquila dignidad, insistió con mayor seguridad en la aplicación individual de la verdad: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede hacerse esto?”

Algunos fulgores de la verdad estaban penetrando en la mente del príncipe. Las palabras de Cristo lo llenaron de pavor, y lo indujeron a preguntar: “¿Cómo puede hacerse esto?” Con profundo fervor Jesús le respondió: “¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?” Sus palabras transmitieron a Nicodemo la lección de que, en lugar de sentirse irritado ante la declaración sencilla de la verdad y permitirse ironías, debía tener una opinión mucho más humilde de sí mismo, debido a su ignorancia espiritual. Sin embargo, las palabras de Cristo fueron habladas con tan solemne dignidad, y tanto la mirada como el tono expresaban un amor tan ferviente, que no se ofendió al darse cuenta de su humillante posición.

Seguramente que alguien a quien se le habían confiado los intereses religiosos de la gente no debía ser ignorante de una verdad cuya comprensión era tan importante para ella, como la condición de entrada en el reino de los cielos. “De cierto, de cierto te digo—continuó Jesús—, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?”

La lección es para nosotros hoy

La lección que Jesús le presentó a Nicodemo yo la presento como altamente aplicable a los que hoy en día están en posiciones de responsabilidad como príncipes en Israel, y cuyas voces se oyen a menudo en los concilios dando evidencia del mismo espíritu que poseía Nicodemo. ¿Tendrá la lección dada a ese gran dirigente la misma influencia sobre el corazón y la vida? Nicodemo se convirtió como resultado de esa entrevista. Las palabras de Cristo son pronunciadas tan ciertamente para los presidentes de asociaciones, los pastores de iglesias, los que ocupan puestos directivos en nuestras instituciones: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. “Os daré corazón nuevo”.

Si permitís que el Espíritu Santo modele y dé forma a vuestro corazón diariamente, tendréis perspicacia divina para discernir el carácter del reino de Dios. Nicodemo recibió la lección de Cristo y se convirtió en un verdadero creyente. Su voz se oyó en el concilio del Sanedrín para oponerse a las medidas tomadas para lograr la muerte de Cristo. “¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye?” dijo él. Le contestaron en forma desdeñosa: “¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta”.

Jesús tuvo a un discípulo en Nicodemo. En aquella entrevista nocturna con Jesús el hombre convicto estaba ante el Salvador bajo la influencia subyugante y suavizadora de la verdad que brillaba en las cámaras de su mente, e impresionaba su corazón. Jesús dijo: “Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo”. Jesús no solamente le dijo a Nicodemo que debía tener un nuevo corazón a fin de ver el reino de los cielos, sino le dijo cómo obtener el nuevo corazón. Leyó la mente inquisitiva de un verdadero buscador de la verdad, y presentó delante de él la representación de sí mismo: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ¡Buenas nuevas! ¡buenas nuevas! ¡resonad por el mundo! “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Esta lección es de la mayor importancia para toda alma que vive; porque los términos de la salvación son presentados aquí en forma clara. Si uno no tuviera otro texto en la Biblia, éste solo sería una guía para el alma.

Especialmente para todo hombre que acepta responsabilidades como consejero, para todo el que trata con almas humanas, esta verdad grandiosa y bella debe ser una luz brillante y refulgente. No es ningún crédito para alguien que posee la Palabra de Dios decir: “No tengo experiencia; no entiendo estas cosas”. Nunca será más sabio a menos que llegue a ser de mucha menor importancia en su propia estima. Debe aprender su lección como un niñito. Debe hacer que su primer deber sea el comprender la obra de Dios en la regeneración del alma. Este cambio debe ocurrir en todo hombre antes que acepte un cargo como dirigente o administrador en relación con la sagrada obra de Dios. Si alguien no tiene una relación vital con Dios, su propio espíritu y sentimientos prevalecerán. Estos pueden ser bien representados por el fuego extraño ofrecido en lugar del fuego sagrado. El hombre ha entretejido en la obra de Dios sus propios defectos de carácter, planes humanos y terrenos, engaños que lo entrampan a él mismo y a todos los que los aceptan.

El juicio de Amalec

Dios empeña su más sagrada palabra al afirmar que os bendecirá si andáis en sus caminos y hacéis justicia y juicio. “No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica, ni tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño. Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da. Porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia. Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; de cómo te salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no tuvo ningún temor de Dios”.

A pesar de que los hijos de Israel habían ofendido a menudo al Señor apartándose de su consejo, sin embargo él todavía manifestaba tierno cuidado por ellos. El Señor Jesucristo vio a los enemigos de Israel aprovecharse de las circunstancias para hacerles daño; su acción había de traer sufrimiento a los cansados que estaban peregrinando bajo la dirección de Dios. Escuchad los juicios que Dios pronunció: “Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides”.

Transcribo estas palabras de Dios para que los que profesan ser sus hijos no reciban la maldición pronunciada sobre Amalec por haber seguido las prácticas de éste. Si los paganos recibieron esta denuncia de su conducta por sojuzgar al exhausto y al cansado, ¿qué expresará el Señor hacia los que han tenido luz, grandes oportunidades y privilegios, pero no han manifestado el espíritu de Cristo hacia sus propios hermanos?

El señor lo ve todo

El Señor ve todos los tratos de un hermano con otro que debilitan la fe y que destruyen su propia confianza en ellos mismos como hombres que tratan con justicia y equidad. En el lenguaje más positivo expresa su desagrado por la iniquidad practicada en los negocios. Dice: “¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa y bolsa de pesas engañosas?” Quizá no se haya cometido en nuestras instituciones precisamente el mal aquí mencionado, pero hechos representados por estas cosas han sido realizados y siguen haciéndose todavía.

Podría escribirse página tras página con respecto a estas cosas. Asociaciones enteras están siendo influidas por los mismos principios pervertidos “Sus ricos se colmaron de rapiña, y sus moradores hablaron mentira, y su lengua es engañosa en su boca”. El Señor obrará para purificar a su iglesia. Os digo, en verdad, que el Señor está por trastornar las instituciones [veasé el Apéndice.] que llevan su nombre.

No puedo decir exactamente cuán pronto ha de comenzar este proceso refinador, pero no será diferido por mucho tiempo. Aquel cuyo aventador está en su mano limpiará su templo de su contaminación moral. Purificará cabalmente su estrado. Dios tiene un pleito con todos los que practican la menor injusticia porque al hacerlo ellos rechazan la autoridad de Dios y ponen en peligro sus intereses en la expiación, la redención que Cristo ha emprendido en favor de todo hijo e hija de Adán. ¿Valdrá la pena seguir una conducta que Dios aborrece? ¿Valdrá la pena poner en vuestros incensarios fuego extraño para ofrecer ante Dios, y decir que no hay ninguna diferencia?

No ha sido orden de Dios que tanta cosa se centralice en Battle Creek. Ahora existe el estado de cosas que me fue presentado como una advertencia. Me duele el corazón al presenciarlo. El Señor dio amonestaciones para impedir esta situación desmoralizadora, pero no han sido escuchadas. “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”.

Exhorto a mis hermanos a despertar. A menos que ocurra rápidamente un cambio, debo presentar los hechos al pueblo, porque este estado de cosas debe cambiar; los hombres inconversos no deben seguir siendo gerentes y directores en una obra tan importante y sagrada. Junto con David nos vemos obligados a decir: “Tiempo es de actuar, oh, Jehová, porque han invalidado tu ley”.

El señor tiene un pleito con su pueblo

Cooranbong, Australia,

5 de julio de 1896

Debe tenerse el cuidado de enseñar a cada hombre su dependencia de Dios, porque él es la fuente de toda sabiduría, poder y eficiencia. Se me ha mostrado que es un error suponer que los hombres que ocupan puestos de responsabilidad especial en Battle Creek tienen una sabiduría que es muy superior a la de los hombres ordinarios. Los que piensan que la tienen, y suponen que estos hombres poseen iluminación divina, descansan en el juicio humano de estos hombres, aceptando su consejo como la voz de Dios. [veasé el Apéndice.] Pero esto no es seguro, porque a menos que los hombres estén totalmente consagrados a Dios, Satanás obrará por medio de ellos para impartir un conocimiento que no será para el bien presente y eterno de los que escuchen.

Muchos se han acostumbrado a escribir o pedir consejo y dirección cuando se ven en dificultades. Pero es un error que los que están en puestos de responsabilidad en nuestras diferentes instituciones dependan de los hombres que tienen ya demasiadas cargas y responsabilidades que llevar. Una experiencia débil y enfermiza será la suerte de los que se acostumbren a depender totalmente de otros. Aquellos de quienes dependen pueden tener menos temor de Dios de lo que ellos mismos tienen y no más poder mental y talento que el que ellos tienen el privilegio de poseer si solamente se dan cuenta de que no han de ser niños, sino hombres firmes y valientes, que traten de obtener más capacidad al ejercitar lo que ya tienen, negociando con el talento que Dios les confió. Somos responsables individualmente por el uso de los talentos que Dios nos ha dado. Nuestro intelecto debe ser cultivado. Deben solucionarse los problemas mediante la meditación definida y persistente.

El Señor ha dado a todo hombre su tarea señalada. y si él pone a hombres en cargos de responsabilidad, les comunicará su Santo Espíritu dándoles eficiencia para su trabajo. Pero los hombres que son llamados a hacer largos y costosos viajes para ayudar a otros a hacer proyectos y planes, no están ellos mismos en estrecha relación con el Dios de toda sabiduría si ponen su confianza en su propia fuerza y sabiduría. Si no han estado dispuestos a llevar el yugo de Cristo, o a aprender en su escuela a ser mansos y humildes de corazón, como él lo fue; si no han aprendido a llevar las cargas que Dios les ha dado, y a seguirlo dondequiera que él los guíe, ¿de qué valdrán sus viajes costosos? ¿Qué valor tendrá su sabiduría? ¿No es considerada como necedad por Dios?

Enseñad esto al pueblo

Las asociaciones pueden depender de la Asociación General para recibir luz, conocimiento y sabiduría; ¿pero es seguro que lo hagan? Battle Creek no ha de ser el centro de la obra de Dios. Sólo Dios puede ocupar ese lugar. Cuando nuestros hermanos que están en los diferentes lugares tienen sus convocaciones especiales, enseñadles, por causa de Cristo y por causa de su propia alma, a no hacer de la carne su brazo. No hay poder en los hombres para leer el corazón de sus semejantes. El Señor es el único del cual podemos depender con seguridad, y él está a nuestro alcance en todo lugar y para toda iglesia del país. El poner a los hombres donde Dios debe estar no lo honra ni lo glorifica. ¿Ha de ser el presidente de la Asociación General el dios del pueblo? ¿Han de considerarse los hombres de Battle Creek como infinitos en sabiduría? Cuando el Señor obre en los corazones humanos y en los intelectos de los hombres, se presentarán ante el pueblo postulados y procedimientos diferentes de éstos. “Dejaos del hombre”.

El Señor tiene un pleito con su pueblo en este asunto. ¿Por qué han dejado al Señor su Dios, que tanto los amó, “que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”? Su amor no es inseguro o fluctuante, sino que está tan por encima de todo otro amor como los cielos son más altos que la tierra. Siempre vela sobre sus hijos con un amor inconmensurable y eterno. “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Ha de hallarse misericordia, amor y sabiduría en Dios, pero muchos que profesan conocerlo se han apartado de Aquel en quien se centra nuestra esperanza de vida eterna, y se han acostumbrado a depender de sus semejantes, seres humanos falibles. Se mutilan espiritualmente cuando hacen esto, porque ningún hombre es infalible y su influencia puede extraviar a otros. El que confía en el hombre no solamente se apoya en una caña quebrada y le da a Satanás la oportunidad de intervenir, sino que daña a aquel en quien pone su confianza; éste se enaltece en su estima propia y pierde el sentido de su dependencia de Dios. Tan pronto como se pone al hombre en el lugar que le corresponde a Dios, pierde su pureza, su vigor, su confianza en el poder divino. El resultado es la confusión moral, porque sus facultades dejan de estar santificadas y se pervierten. Se siente competente para juzgar a sus semejantes, y se esfuerza ilícitamente para ser un dios sobre ellos.

“Haya, pues, en vosotros este sentir”

Pero no debe haber exaltación propia en la obra de Dios. Por mucho que sepamos, por grandes que sean nuestras dotes intelectuales, ninguno de nosotros puede jactarse, porque lo que poseemos no es sino un don que se nos ha confiado, que se nos ha prestado a prueba. El fiel desarrollo de estas dotes decide nuestro destino para la eternidad; pero no tenemos motivo alguno para exaltar el yo o para glorificarnos porque lo que tenemos no nos pertenece.

Debemos ser corteses hacia todos, tiernos de corazón y compasivos; este carácter manifestó Cristo en la tierra. Cuanto más estrechamente nos unamos con Jesucristo, más tierno y afectuoso será nuestro comportamiento mutuo. La redención de la raza humana fue planeada para que el hombre, caído como estaba, pudiera ser participante de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. Si por la gracia de Dios llegamos a ser participantes de la naturaleza divina, nuestra influencia sobre los que nos rodean no será peligrosa, sino benéfica. Al mirar a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, podremos ser una bendición para todos aquellos con quienes nos asociamos, pues el poder del Espíritu Santo sobre el corazón humano puede purificarlo y mantenerlo así.

Los que no reciben a Cristo como su Salvador personal, que no sienten la necesidad de su gracia sobre el corazón y el carácter, no pueden influir para bien sobre los que los rodean. Cualquiera sea su posición en la vida, llevarán con ellos una influencia que Satanás utilizará en su servicio. Los tales pierden toda esperanza de vida eterna ellos mismos, y por su mal ejemplo descarrían a otros.

Estudiad la cruz

La cruz del Calvario significa todo para las almas que perecen. Por medio del sufrimiento y la muerte del Hijo del Hombre, se ha hecho posible la salvación del hombre. Por la intervención del Espíritu Santo, Dios se propone que su imagen sea restaurada en la humanidad y un nuevo y viviente principio de vida sea introducido en las mentes contaminadas con el pecado. El amor de Dios es plenamente capaz de restaurar, reconstruir, animar y fortalecer a toda alma creyente que acepte la verdad como es en Jesús. Pero a fin de que esto pueda realizarse, los hombres deben uncirse en el yugo con Cristo. La cruz de Cristo debe ser estudiada. Debe ocupar la atención y fortalecer los afectos. La sangre que allí fue derramada por los pecados purificará y limpiará la mente y el corazón de toda especie de egoísmo.

Santificados en la verdad

Dios es el autor de toda verdad; la verdad practicada prepara el camino para recibir una verdad más elevada. Cuando los siervos designados por Dios proclaman una verdad nueva, el Espíritu Santo actúa en la mente que ha sido preparada para andar en la luz despertando sus facultades de percepción para discernir la belleza y la majestad de la verdad.

Pero la verdad no es verdad para el que no revela, por su elevado carácter espiritual, un poder que está más allá de lo que el mundo puede dar, una influencia que corresponda, en su carácter sagrado y peculiar, a la verdad misma. El que es santificado por la verdad, ejercerá una influencia salvadora y vital sobre todos los que se relacionan con él. Esta es la religión de la Biblia.

Los hombres, salvados tan sólo por el sacrificio expiatorio de Cristo Jesús, no tienen derecho a tratar de exaltarse a sí mismos por encima de sus semejantes. Siéntense ellos a los pies de Jesús, y aprendan de él, esforzándose para no brillar ellos mismos. Si el amor de Jesucristo mora en ellos, brillarán sin que se den cuenta, difundiendo la luz de la gloria de Cristo por el mundo. “Y yo, si fuere levantado de la tierra—dijo Cristo—, a todos atraeré a mí mismo”. Si un ministro hace de Cristo su esperanza, su confianza y su fuente de poder, es uno con Cristo, un colaborador de Dios; y por medio de este ministro, las almas son convertidas a Jesús.

Toda capacidad proviene de Dios

Hay personas que no son eruditas y que no tienen una gran dotación de talentos, pero no necesitan desanimarse a causa de esto. Usen lo que tienen, vigilando fielmente todo punto débil de su carácter y buscando la gracia divina para fortalecerlo. No hay hombre viviente que tenga facultad o capacidad alguna que no haya recibido de Dios, y la fuente de la cual vino está abierta para el más débil ser humano. Si se acerca a Dios, la inagotable fuente de fortaleza, se dará cuenta de que el Señor cumple su promesa. Pero en esta obra no necesitamos llamar a hombres que están a miles de kilómetros de distancia para que nos ayuden, porque Cristo ha prometido: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis”.

Dios no ha dado caprichosamente sus talentos a los hombres, sino de acuerdo con la capacidad que él mismo les concedió para usarlos. Cuanto mayores sean los talentos prestados al hombre, mayores serán las ganancias exigidas. Dios demanda de todo agente humano que consulte el oráculo divino y se familiarice con su voluntad expresada sobre todos los asuntos, a fin de que por un uso diligente de los talentos que le fueron prestados pueda adquirir otros.

Dios quiere que aprendamos la solemne lección de que estamos forjando nuestro propio destino. El carácter que formamos en esta vida decide si seremos idóneos para vivir por los siglos eternos. Ningún hombre que permanezca ocioso puede estar seguro. Quizá no tenga muchos talentos, pero negocie con los que posee; y en proporción con la integridad que manifieste hacia Dios y hacia sus semejantes, Dios lo bendecirá.

El Espíritu Santo espera para dar ayuda a toda alma creyente, y Jesús declara: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Sean fuertes los que creen en Jesús, hombres de oración y plenos de confianza en el poder de Cristo para salvar. “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”.

El ruego del señor

Permitidme que ruegue a nuestras asociaciones y a nuestras iglesias que dejen de depender de los hombres y hacer de la carne su brazo. No miréis a otros hombres para ver cómo se conducen bajo la convicción de la verdad, o para pedirles ayuda. No esperéis recibir fuerza de los hombres que están en altos puestos de responsabilidad porque ellos son precisamente los hombres que están en peligro de considerar su posición de responsabilidad como evidencia del poder especial de Dios. Nuestras iglesias son débiles porque sus miembros están acostumbrados a estimar los recursos humanos y depender de ellos, y miles de pesos se gastan innecesariamente en el transporte de hombres finitos de un lugar a otro para que arreglen pequeñas dificultades, cuando Jesús está siempre cerca para ayudar a los que están en necesidad y aflicción.

Las advertencias dadas en la Palabra de Dios a los hijos de Israel no fueron dirigidas solamente a ellos, sino a todos los que vivieran en la tierra. El les dice: “¡Ay de los hijos que se apartan… para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto”. Si el Señor reprobó a su pueblo de la antigüedad porque descuidó el buscar consejo de él cuando estaba en dificultad, ¿no se desagradará hoy de que su pueblo, en lugar de depender de los brillantes rayos del Sol de justicia para que alumbren su camino, se aparte de él en el proceso de su prueba para buscar la ayuda de seres humanos que son tan falibles e ineficientes como ellos mismos? ¿Dónde está nuestra fuerza? ¿Está en hombres que son tan desvalidos y dependientes como nosotros mismos, que necesitan la dirección de Dios tanto como nosotros?

Cristo dice: “Separados de mí nada podéis hacer”, y él ha proporcionado el Espíritu Santo como pronto auxilio en todo tiempo de necesidad. Pero muchos tienen una experiencia religiosa débil porque, en lugar de buscar al Señor para obtener la eficiencia del Espíritu Santo, hacen de la carne su brazo. Edúquese al pueblo de Dios a ir al Señor cuando está en problemas y a obtener fortaleza de las promesas que son el sí y el amén para toda alma que confía.

“Pedid, y se os dará”

Esta promesa del Señor es para nosotros: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”

Las promesas de Dios son plenas y abundantes, y no hay necesidad de depender de la humanidad para recibir fuerza. Dios está cerca de todos los que le piden que los socorra. Y él es grandemente deshonrado cuando, después de invitarnos a poner en él nuestra confianza, nos apartamos de él—el Unico que no nos interpretará mal, el Unico que puede darnos consejo infalible—, para dirigirnos a hombres que en su debilidad humana están propensos a desviarnos.

“Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos. ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo! Y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?”

El Señor nos ha mostrado su camino; ¿andaremos en él? ¿o andaremos, como seres finitos y falibles que somos, en nuestro propio consejo, y practicaremos los principios contra los cuales él nos ha amonestado?

Amonestación oportuna

“Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre. Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel. Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente”.

“¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿a los arrancados de los pechos? Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y éste es el refrigerio; mas no quisieron oír. La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos. Por tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová. Por cuanto habéis dicho: Pacto tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos; por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure. Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo”.

“Vuestra fortaleza”

“Porque así dijo Jehová, el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis”. “En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel. Porque el violento será acabado, y el escarnecedor será consumido; serán destruidos todos los que se desvelaban para hacer iniquidad, los que hacían pecar al hombre en palabra; los que arman lazo al que reprendía en la puerta, y pervierten la causa del justo con vanidad. Por tanto, Jehová, que redimió a Abrahán, dice así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá pálido; porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. Y los extraviados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina”.

¿Desoiremos estas advertencias como si no tuvieran importancia? El Señor pide que todo maestro, todo ministro, todo el que ha recibido la luz de su verdad, señale bien su posición espiritual. Han tenido gran luz, y si quieren obtener la vida eterna, no deben continuar dependiendo de hombres finitos, sino construir sobre el fundamento seguro.

Aferraos a los principios de Dios

Ningún concilio de hombres puede eliminar impunemente los principios de Dios para establecer los propios; porque la Palabra de Dios declara: “Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo”. “Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación. Ahora, pues, no os burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras; porque destrucción ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová de los ejércitos”.

Vivimos en tiempos de gran importancia para cada uno de nosotros. La luz brilla con rayos claros y firmes en torno de nosotros. Si esta luz es recibida en forma correcta y es apreciada, será una bendición para nosotros y para otros; pero si confiamos en nuestra propia sabiduría y fortaleza, o en la sabiduría y la fuerza de nuestros semejantes, se convertirá en un veneno. En la lucha por la vida eterna no podemos apoyarnos el uno en el otro. El pan de vida debe ser comido por cada uno. Debemos participar individualmente de él para que el alma, el cuerpo y la mente revivan y sean fortalecidos por su poder transformador, asemejándose así a la mente y el carácter de Cristo Jesús. Debe hacerse de Dios lo primero, lo último y lo mejor en todas las cosas.

No el hombre sino el señor

Cada uno debe tener hambre y sed de justicia por sí mismo. El apoyarse en los hombres y confiar en su sabiduría es peligroso para la vida espiritual de cualquier cristiano. Aquellos en los cuales ponemos nuestra confianza pueden ser honrados y leales, pueden servir al Señor con toda diligencia. Pero si, individualmente, tratamos de andar en las pisadas de Cristo, podemos seguirlo a él así como las personas a quienes admiramos por sus vidas consecuentes y humildes.

Ocurre a menudo que aquellos a quienes se mira con respeto no son lo que se espera que sean. A menudo el pecado acecha en el corazón, y hábitos erróneos y prácticas engañosas están entretejidos en el carácter. ¿Cómo considera esto nuestro Padre celestial? Su consejo es siempre digno de confianza y él ha puesto en evidencia su gran amor por la raza humana, y mira con tristeza cuando sus hijos son animados a apartarse de él y a depender de hombres finitos, a quienes no conocen, y cuyo juicio y experiencia pueden no ser dignos de confianza. Pero esto se ha hecho, y Dios ha sido puesto en un lugar secundario.

En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ruego al pueblo de Dios que dependa del Señor para su fortaleza. Cuidad de no poner a los hombres donde debiera estar Dios; no estamos seguros al tomar a los hombres como nuestra autoridad o nuestra guía, porque seguramente nos chasquearán. Hemos de ocuparnos individualmente en nuestra salvación con temor y temblor, “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Tenemos una elevada vocación en Cristo Jesús; estamos desarrollando una obra vasta y santa, y Dios pide que cada uno levante su estandarte a la vista de este mundo y del universo del cielo, por el poder del Señor Jehová, en el cual hay “fortaleza eterna”.

Hemos de ser uno con Cristo así como él es uno con el Padre, y el Padre nos amará como ama a su Hijo. Podemos tener la misma ayuda que Cristo tuvo, podemos tener fuerza para toda emergencia, pues Dios será nuestra vanguardia y nuestra retaguardia. El nos protegerá por todos lados, y cuando seamos llevados ante los gobernantes, ante las autoridades de la tierra, no necesitaremos meditar de antemano lo que hemos de decir. Dios nos enseñará en el día de nuestra necesidad. Ahora, que el Señor nos ayude a ir a los pies de Jesús y aprender de él, antes que tratemos de hacernos maestros de los otros.—The Review and Herald, 18 de febrero de 1890.

Cuán precioso es Cristo para sus seguidores

Cooranbong, Australia,

4 de mayo de 1896

Me sentí triste cuando leí su carta y me di cuenta de que estaba tan deprimido. Lea Efesios 2:4-22. Se me ha dado este pasaje para usted. Léalo cuidadosamente, como nunca antes lo ha leído. Está lleno de instrucción. El que Cristo more en nuestros corazones por la fe significa contemplar a Cristo, considerar siempre a nuestro querido Salvador como nuestro mejor y más honrado amigo, de manera que no lo ofendamos en ninguno de nuestros actos. Tenemos siempre esta promesa para consolarnos y ayudarnos: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”.

Recuerde que nunca llegará el tiempo cuando la sombra infernal de Satanás dejará de ser arrojada sobre nuestro sendero para obstruir nuestra fe y eclipsar la luz que emana de la presencia de Jesús, el Sol de justicia. Nuestra fe no debe vacilar, sino abrirse paso a través de esa sombra. Tenemos una experiencia que no ha de ser sepultada en las tinieblas de la duda. Nuestra fe no descansa en el sentimiento, sino en la verdad. El apóstol inspirado dice que somos edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Jesucristo mismo la principal piedra del ángulo. Se compara la iglesia de Cristo con una estructura edificada para “morada de Dios en el Espíritu”. Si estamos “arraigados y cimentados en amor”, podremos “comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura” y “conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento”. ¡Oh, qué preciosas posibilidades; qué ánimo nos dan! En el corazón humano purificado de toda impureza moral reside el precioso Salvador, ennobleciendo y santificando la naturaleza entera, y convirtiendo al hombre en un templo del Espíritu Santo.

Cristo como salvador personal

¿Es, pues, Cristo un Salvador personal? Llevamos con nosotros en nuestro cuerpo la muerte del Señor Jesús, que es vida, salvación y justicia para nosotros. Dondequiera que vayamos, está el recuerdo de un Ser querido. Permanecemos en Cristo por medio de una fe viva. El mora en nuestros corazones cuando nos apropiamos individualmente de la fe. Tenemos la compañía de la presencia divina, y al darnos cuenta de su presencia, nuestros pensamientos son llevados cautivos a Cristo Jesús. Nuestros ejercicios espirituales están de acuerdo con la vividez de nuestra percepción de esta compañía. Enoc caminó con Dios en esa forma, y Cristo vive en nuestros corazones por la fe cuando consideramos lo que él es para nosotros y la obra que ha realizado por nosotros en el plan de redención. Nos sentiremos muy felices al cultivar un concepto de este gran don que Dios dio a nuestro mundo y nos dio a nosotros personalmente.

Estos pensamientos tienen un poder dominante sobre todo el carácter. Quiero impresionar vuestra mente con el hecho de que podéis tener siempre, si lo queréis, la compañía divina con vosotros. “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”. A medida que la mente se espacia en Cristo, el carácter se amolda a la semejanza divina. Los pensamientos se saturan con la comprensión de su bondad, de su amor. Contemplamos su carácter, y así él está presente en todos nuestros pensamientos. Su amor nos abarca. Si observamos sólo por un momento el sol en su gloria meridiana, cuando apartemos nuestros ojos su imagen aparecerá en todo cuanto veamos. Así ocurre cuando contemplamos a Jesús; todo lo que miramos refleja su imagen, la imagen del Sol de justicia. No podemos ver ninguna otra cosa, ni hablar de ninguna otra cosa. Su imagen está impresa en los ojos del alma y afecta toda porción de nuestra vida diaria, suavizando y subyugando toda nuestra naturaleza. Al contemplarlo, somos conformados a la semejanza divina, a la semejanza de Cristo. Ante todos aquellos con quienes nos asociamos reflejamos los brillantes y alegres rayos de su justicia. Hemos sido transformados en carácter, pues el corazón, el alma, la mente están inundados de los reflejos de Aquel que nos amó y dio su vida por nosotros. Aquí de nuevo se manifiesta una influencia viva y personal que mora en nuestros corazones por la fe.

La presencia permanente de Jesús

Cuando sus palabras de instrucción han sido recibidas y han tomado posesión de nosotros, Jesús es para nosotros una presencia permanente que gobierna nuestros pensamientos, ideas y acciones. Somos imbuidos de la instrucción del mayor Maestro que el mundo conoció jamás. Un sentido de responsabilidad humana y de influencia humana da carácter a nuestros puntos de vista con respecto a la vida y a los deberes diarios. Cristo Jesús lo es todo para nosotros: el primero, el último, el mejor en todas las cosas. Jesucristo, su espíritu, su carácter, da color a todas las cosas; es la trama y la urdimbre, la misma textura de nuestro ser entero. Las palabras de Cristo son espíritu y son vida. No podemos, pues, concentrar nuestros pensamientos en el yo; no somos ya nosotros los que vivimos, sino que Cristo vive en nosotros, y él es la esperanza de gloria. El yo está muerto y Cristo es un Salvador vivo. Al continuar mirando a Jesús reflejamos su imagen hacia todos los que nos rodean. No podemos detenernos a considerar nuestros desalientos, o aun a hablar de ellos, pues un cuadro más agradable atrae nuestra vista: el precioso amor de Jesús. El vive en nosotros por la palabra de verdad.

El agua de vida

¿Qué le dijo Jesús a la mujer samaritana junto al pozo de Jacob? “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirias, y él te daría agua viva”. “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. El agua a la cual Cristo se refirió era la revelación de su gracia en su Palabra; su Espíritu, su enseñanza, es una fuente que satisface a toda alma. Toda otra fuente a la cual recurramos resultará insatisfactoria. Pero la Palabra de verdad es como frescas corrientes, simbolizadas por las aguas del Líbano, que siempre satisfacen. En Cristo hay plenitud de gozo para siempre. Los deseos, placeres y atractivos del mundo nunca satisfacen ni sanan al alma. Pero Jesús nos dice: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna”.

La benigna presencia de Cristo en su Palabra está siempre hablando al alma, representándolo por medio de la fuente del agua viva que refresca el alma sedienta. Es nuestro privilegio tener un Salvador vivo y permanente. El es la fuente de poder espiritual implantada dentro de nosotros, y su influencia se manifestará en palabras y acciones, refrigerando a todos los que están dentro de la esfera de nuestra influencia, creando en ellos deseos y aspiraciones de fuerza y pureza, de santidad y paz, y del gozo que no trae consigo dolor. Este es el resultado cuando el Salvador mora dentro de nosotros.

La intercesión de Cristo

Jesús dice: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. El anduvo una vez como hombre sobre la tierra, revestida su divinidad de humanidad, un hombre que sufría y era tentado, perseguido por los ardides satánicos. Fue tentado en todo punto como nosotros, y sabe cómo socorrer a los que son tentados. Ahora está a la diestra de Dios; está en el cielo como nuestro abogado para interceder por nosotros. Siempre hemos de cobrar consuelo y esperanza al pensar en esto. El está pensando en los que están sujetos a las tentaciones de este mundo. Piensa en nosotros individualmente, y conoce cada una de nuestras necesidades. Cuando seáis tentados, decid tan sólo: El cuida de mí, él intercede en mi favor, él me ama, él ha muerto por mí. Me entregaré sin reservas a él. Entristecemos el corazón de Cristo cuando vamos condoliéndonos de nosotros mismos como si fuéramos nuestro propio Salvador. No; debemos encomendar la guarda de nuestras almas a Dios como a un Creador fiel. El siempre vive para interceder por los probados y tentados. Abra su corazón a los brillantes rayos del Sol de justicia y no permita que un solo suspiro de duda, una sola palabra de incredulidad escape de sus labios para que no siembre las semillas de la duda. Hay ricas bendiciones para nosotros; apropiémonos de ellas por la fe. Le ruego que tenga valor en el Señor. La fortaleza divina es nuestra; hablemos palabras de ánimo, fortaleza y fe. Lea el tercer capítulo de Efesios. Practique la instrucción dada. Presente un testimonio viviente en favor de Dios bajo toda circunstancia.

Apéndice

Página 349. El actual estado de cosas debe cambiar: Véase el Marco Histórico con respecto a las circunstancias que prevalecían en Battle Creek y a las cuales se hace referencia aquí. {TM 529.4}

Página 359. La Asociación General se está corrompiendo: Véase el Marco Histórico para tener idea de las circunstancias que existían cuando se escribieron estas fuertes declaraciones y otras más en 1895. {TM 529.5}

Página 366. Una especie de esclavitud: Véase el Marco Histórico para tener idea de la situación que existía en Battle Creek hacia mediados de la década de 1890. {TM 529.6}

Página 373. El Señor está a punto de trastornar las instituciones: Tal como lo explicamos en el Marco Histórico, algunas instituciones de Battle Creek estaban administradas por

hombres que habían perdido su consagración. Se envió una amonestación tras otra con el fin de que cambiaran los procedimientos que se seguían. Algunos miembros de la junta

trataron de introducir algunos cambios, sin mayores resultados. Tampoco hubo una respuesta favorable a la invitación extendida por la Hna. White en ocasión del congreso de la Asociación General de 1901. Hacia fines de ese año aparecieron solemnes amonestaciones en un mensaje dirigido a los administradores de la Review and Herald que fue leído en ocasión de la junta celebrada en noviembre de 1901. Elena G. de White escribió: {TM 530.1}

“Siento terror en el alma al ver hasta qué punto ha llegado nuestra casa editora”. — Testimonies for the Church 8:91. {TM 530.2}

En la misma página declara: “Casi he tenido miedo de abrir la Review, por temor de enterarme de que Dios ha purificado la casa editora por medio del fuego”. {TM 530.3} Trece meses después, el 30 de diciembre de 1902, la editorial fue destruida por el fuego. Nunca se pudo descubrir la causa, pero los testigos oculares informaron que todo el edificio pareció explotar en llamas casi instantáneamente. Al enterarse de ese desastre, Elena G. de White escribió: “No me sorprendieron esas tristes noticias, porque en visiones de la noche vi a un ángel de pie con una espada, que parecía de fuego, extendida sobre Battle Creek”. — Testimonies for the Church 8:97. {TM 530.4}

Página 374. Se acepta el consejo de los hombres como si fuera la voz de Dios: Vea el Marco Histórico para informarse acerca de las circunstancias que prevalecían en Battle Creek hacia mediados de la década de 1890, cuando los hombres buscaban el consejo de sus semejantes en lugar de procurar el de Dios. {TM 530.5}

Nota: para los hermanos que deseen profundizar el estudio de las experiencias referidas en este apéndice (las vividas por la iglesia adventista en el Congreso de Minneapolis, en 1888), se deja a disposición, en pdf, el libro Testimonios para los Ministros. Antes del primer capítulo se encuentra el Marco Histórico citado en este apéndice.

Testimonio: 02-02-2019

Amados, febrero 2, 2019. Se me dejó saber que “hoy, ya en el mundo, hay muchos lugares donde no existe la paz, y en los que aún existe algo de ésta, muy pronto desaparecerá. Pronto, la burbuja en la que vivimos se pinchará y cada uno verá la real realidad de su obstinado camino: unos para salvación, y otros para perdición. Habrán quedado separados definitivamente dentro del pueblo que dice conocer a su Dios”. {Daisy Escalante: 02-02-2019 , es.p1}

“Pronto, la marcha de esto acabará para dar paso a la aparición del enemigo de Dios que, con maravillosa artimaña, convencerá a muchos y la paz esperada será su voz resonante. Las masas que están convencidas de no haber otra escapatoria rogarán por su ayuda y así será la entrada triunfante del enemigo de Dios y su creación. Unos a sabiendas, y otros sinceramente engañados, comenzarán reformas drásticas en pro del plan instigado del mal. Más el pueblo que sigue a su grande y poderoso Dios se esforzará y actuará”. {Daisy Escalante: 02-02-2019 , es.p2}

“Se me dejó saber que pronto la lluvia temprana cesará, y todos los que hayan [obedecido] a los requerimientos divinos serán investidos con el refrigerio final. Y así, cuando el mundo esté investido del hechizo infernal del archiengañador, una luz refulgente, imparable, comenzará su fulgor en toda esquina del mundo y a ningún oído escapará. Aquellos que el enemigo ha querido mantener en jaque, pero son sinceros, esta luz brillará sobre ellos y despertarán en el último llamado de amor y misericordia de este mundo condenado a la destrucción. ¡Maravillosa escena, amados! ¡indescriptible momento, que pasó ante mí, será aquel cuando el ejército del príncipe Emmanuel esté listo y preparado! Y, ya, avance en defensa de aquellos que se han entregado bajo la bandera del príncipe Emmanuel. Arropados por una inmensa gloria y un impulso indetenible, su corazón rebosa de inmensa alegría y gran agradecimiento por aquel que, siendo el Rey del universo, se bajó hasta lo sumo por la salvación de sus almas”. {Daisy Escalante: 02-02-2019 , es.p3}

“Algunos, muertos en el camino del deber, y otros, aún en el sendero escabroso, pronto quedarán reunidos para siempre y nunca más nada les podrá separar. Es el tiempo, amados, y éste casi ha llegado, cuando con el poder y el espíritu de Elías, el corazón de los padres se volverá a los hijos y de los hijos a los padres; este poder proveniente de lo Alto romperá el hechizo satánico de todo aquel que aún tenga algo de verde. Este poder apelará a lo aprendido en los primeros años de sus vidas, este espíritu hará que sus mentes sean impacientadas de tal forma que la verdad vuelva a brillar en sus vidas”. {Daisy Escalante: 02-02-2019 , es.p4}

“A vosotros os toca ayunar, orar y velar en todo tiempo. Es momento de clamar los unos por los otros. Toda crisis será desatada. El cielo se movilizará en pro de la salvación de las almas. En estos últimos momentos, todo esfuerzo será hecho y toda medida será aplicada. El pueblo verdadero reconocerá este esfuerzo divino, y aún ante la vida o la muerte de familiares y amigos, verán la mano misericordiosa de Dios activando en pro de la salvación del hombre”. {Daisy Escalante: 02-02-2019 , es.p5}

“¡Alistaos! Ungid vuestras cabezas, sacerdotes del rebaño familiar, ungid vuestros primogénitos y reconoced que son míos por derecho y redención. ¡Apartaos de la apostasía!, ¡apartaos para buscar mi rostro!, ¡no hagáis nada que no sea un: ‘así dice Jehová’ y Yo os autorice! Recordad a Josué, valeroso ante Mí, y apartado del mal. ¿Dónde están los sacerdotes del rebaño familiar? ¡Despertad, despertad!, pues el día es casi llegado. Levantad bandera a Jehová sobre vuestros hogares y proclamad ‘Yo y mi casa serviremos a Jehová’. Haced sacrificios vivos ante Mí, esto es un corazón contrito y humillado”. {Daisy Escalante: 02-02-2019 , es.p6}

“¡Oh! ¡Si tan siquiera supieras, para esta hora, lo que te traerá paz! Como en Jerusalén, cuando vivían más confiados, la destrucción llegó y las madres comían [a] sus hijos, y la sangre corría en raudales por las calles. Reconoced que Yo Soy Dios y nada escapa a mis ojos. Venid a Mí y tendréis descanso. Y haced tesoros en el cielo, donde el orín y la polilla no corrompen ni las manos hurtan. En aquel gran día [de] gloria, muchos escucharán mi voz y recordarán que fui Yo quien les hablé, más acallaron mi voz. Allí correrá el valiente y será el llorar y [el] crujir de dientes”. {Daisy Escalante: 02-02-2019 , es.p7}

“¿Qué más podré hacer Yo por mi viña? Preparé la tierra, sembré buena semilla, la regué, la cuidé de la mala hierba. Creció fuerte y hermosa; más, en su hermosura, decidió ser estéril y, ¿qué, pues, haré?, ¿seguirá ésta ahí ocupando el espacio que otra planta puede tener en oportunidad para dar fruto? Así dice el Sembrador de los sembradores: ‘ciertamente será cortada y su hermosura no será más porque despreció los cuidados y desdeñó mi tiempo’. Procurad, así, cada uno, no ser cortado por el gran Sembrador porque esta planta será cortada y nunca más podrá ser vista. Escuchad y aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. He aquí vengo pronto, retén lo que tienes para que ninguno tome tu corona”. {Daisy Escalante: 02-02-2019 , es.p8}

Palabra fiel y verdadera del Señor dejo a vosotros, amados hermanos, rogad unos por los otros. Es el momento de que estemos día y noche de rodillas, rogando unos por los otros, rogando por vuestra propia alma para que, así, podamos ser aceptados en Cristo Jesús y podamos ser más que vencedores en Él. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 02-02-2019 , es.p9}

Testimonio: 16-03-2019 #01

Amados, 16 de marzo 2019. “No os toca saber los tiempos y las sazones, más Yo os digo que ninguno que no reciba la lluvia temprana recibirá la lluvia tardía. Porque no puede el fruto madurar en la planta si aún no ha germinado. Así que, rogad en vigilia, ruego y oración que la semilla de verdad germine en vuestros corazones con premura para que cuando venga la lluvia tardía pueda madurar el fruto. Porque, ¿de qué le vale al ser humano ganar el mundo si pierde su alma? ¿acaso podrá algún humano madurar su propio fruto? Cuidad vuestra alma de los ciegos que guían ciegos, y andad por la senda antigua pero iluminada por el Dios de la siega. ¿Sabéis de los tiempos del verano, otoño e invierno y no sabréis de la primavera? ¿cómo podéis decir: ‘mi Señor tarda en venir’ con lo que está ocurriendo a vuestro lado? ¿Acaso podré ser salvo sin fruto? ¿o no sabéis que el evangelio será terminado por testimonio a todas las naciones? ¡Generación contumaz y perversa que a lo bueno llaman malo y a lo malo le dicen bueno! Ciertamente digo que ninguno de ellos heredará la Patria Eterna.” {Daisy Escalante: 16-03-2019 #01, es.p1}

“Más el pueblo que conoce a su Dios se esfuerza y avanza y no hay para ellos mayor gozo que hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Estos machucan su voluntad y la ponen por servidumbre y no toleran el mal, más lo declaran por su nombre y lo aborrecen, pero aman al pecador.” {Daisy Escalante: 16-03-2019 #01, es.p2}

“¡Oh, generación dura de cerviz que allanan el camino para que sea fácil para muchos! Más Yo os digo: ‘reparad portillos y alzad calzadas y poned la verdad, la justicia, y el amor en vuestro camino y veréis cómo, muchos, serán encajados en el embudo’. Porque hay camino que al hombre parece derecho más su fin es camino de muerte. Dad frutos dignos de arrepentimiento y sólo así hallaréis descanso para vuestras almas, y sed perfectos como vuestro Padre, en los cielos, es perfecto. Orad para que el Dios de la siega ponga su fuego sobre vosotros. El tiempo es y [se] está acercando cuando el llorar y el crujir de dientes sonará y donde el valiente gritará de espanto porque ‘pasó la siega, acabose el verano y no fueron salvos’. ¡Oh, generación aturdida por el pecado, de sentidos adormecidos y sordos en su propia opinión, ciegos de codicia y vestidos de suficiencia propia! Te crees rico y en un día será tu ruina.” {Daisy Escalante: 16-03-2019 #01, es.p3}

“Desead estar a cuentas conmigo y recibiréis reposo y salud en vuestras almas. Mostrad el camino con vuestras obras y confiad en el que transforma los corazones. Habitad en la calma y en la tranquilidad y, allí, regocijaos con los ministros silenciosos que Yo he puesto para vuestra transformación. Allí reposa mi Espíritu y espera ansioso por el vuestro. ¿Decís que ansiáis una patria mejor? Pues, obrad de acuerdo a vuestras ansias porque lo que el hombre realmente ansía es lo que persigue. Por sus frutos los conoceréis. ¿Cómo, pues, decís: ‘esto ansío’ y [vais] tras otro camino? Porque Yo voy por toda la tierra buscando la gente pensante para que estemos a cuenta. El tiempo es muy cercano, como cuando en Jerusalén el tiempo acabó y no se dieron cuenta del mismo, y ellos mismos exclamaron: ‘¡ikabu, ikabu; la gracia se apartó!’. Cualquiera que obvie la preparación será sorprendido y cualquiera que crea estar firme mire que no caiga.” {Daisy Escalante: 16-03-2019 #01, es.p4}

“Recordad mis tiempos, que muchos desechan, más los entendidos entenderán, esto es, a saber, los que están escritos en el libro de la vida. Filipenses 2:10.”

Palabras fieles y verdaderas de mi Señor para cada uno de ustedes. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 16-03-2019 #01, es.p5}

Filipenses 2:10

10 para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla; de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra,

Testimonio: 16-03-2019 #02

Amados, 16 de marzo 2019. A las 12:15 pm, mientras meditaba en las cosas que el Señor me ha dejado saber, vino palabra de Dios a mí diciendo: “la licenciosidad en el matrimonio —donde se practican prácticas homosexuales y de lesbianismo, la lascivia, el pecado secreto, y actos animales—, degradan al ser humano volviéndolo, así, insensible a la voz de Dios. Este es el mayor de los planes del enemigo que desde tiempos inmemorables ha sido trabajado, en él, hasta llegar a ser, hoy, lo que estamos viendo.” {Daisy Escalante: 16-03-2019 #02, es.p1}

“Si nuestra necesidad es que Dios os dirija y proteja siempre, ¿podréis, acaso, pensar que, en tales prácticas, el Señor y sus ángeles están? Velad, porque el adversario salió a vuestra destrucción.” {Daisy Escalante: 16-03-2019 #02, es.p2}

“¿Qué más odió satanás sino lo que Dios mismo constituyó en el huerto del Edén? ¿el matrimonio entre hombre y mujer —siendo el hombre la cabeza del hogar, este patriarcado sólo válido ante Dios, al ser Dios la cabeza de éste—? El día sagrado, pacto entre Dios y el hombre, es a saber el sábado, séptimo día de la semana del Señor, el shabat, que Dios mismo lo guardó con la santa pareja en aquel huerto que Él mismo preparó en un campo maravilloso. Era, pues, muy sabido por el enemigo de Dios que, si nos apartamos del patriarcado dando lugar hacia el matriarcado, y practicando el paganismo desde antes de Jezabel, el matrimonio estaría en peligro infernal. Así también el vivir en las ciudades y desechar el campo como cosa ruin, baja, aborrecible, lleva al ser humano a la transgresión voluntaria, o involuntaria, del sábado del Señor. Por tal razón, estas instituciones gemelas fueron pilares plasmados desde el inicio de la humanidad.” {Daisy Escalante: 16-03-2019 #02, es.p3}

“Satanás ha plasmado la rebeldía en esto para, así, asegurarse la destrucción humana. Así, con el hogar destruido, recomienda al ser humano: ‘tu felicidad es primero, haz lo que quieras, todo es válido por tu felicidad’. Y así, las más bajas pasiones alimentadas por una creencia errónea, y alimentadas por una carne corrompida, y con una sangre efervescente por la alimentación a base de animales y todo lo que proviene de animal, y lejos de Dios, sucumben [a] los horrores más denigrantes que se hayan visto, sintiéndose, así, que suyo es el mundo y sus conquistas. Nada está más lejos de la verdad, pero el adversario pone un velo en sus ojos para su destrucción. Asimismo, el campo nos conecta con el Dueño y Creador de la creación. Es por esta razón que el enemigo lucha para que las masas permanezcan en las ciudades llenas de vicios y disensión. El ojo vigilante de Dios observa nuestro proceder y no podrá ser burlado. ¡Arrepentíos y buscad su rostro mientras éste pueda ser hallado!” {Daisy Escalante: 16-03-2019 #02, es.p4}

Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 16-03-2019 #02, es.p5}

Testimonio: 22-07-2018

Amados, el 22 de julio 2018, en sueños yo fui llevada a un campo donde veía muchas personas que sembraban en una ladera. Allí vi niños, jóvenes, adultos. Ellos hablaban entre ellos, tranquilos, se veían seguros, sin temor. Entonces, de repente, mi acompañante me dijo: observa”. Entonces, miré y vi cómo, [a] éstas personas, su ropa externa se [les] desaparecía y sus cuerpos quedaban expuestos. Entonces los vi correr a ponerse sacos y telas parecidas como las telas de greenhouse. Se las ponían como vestimenta porque ellos estaban asustados y nerviosos porque se veían así, que estaban como desnudos. {Daisy Escalante: 22-07-2018, es.p1}

Entonces pregunté: “¿qué pasó?” y el porqué de esto. Entonces, mi acompañante me respondió: “Dios los ve como son y es importante hacer lo uno, pero también, lo otro”. Entonces, vi cómo aquellos no estaban preparados para la gran prueba final, su preparación espiritual era nula. La faena los había adormecido y no siguieron las instrucciones benditas del Señor y perdieron, con la mano en el arado, la pista. Dejaron a un lado la oración, el culto familiar, y se afanaron sólo en lo terrenal. No había melodías en sus bocas, sólo había murmuración y quejas pues la abnegación y el sometimiento a la voluntad de Dios quedó tras ellos. Su mente se estacionó en las perplejidades y, ¡dejaron de ver las bendiciones! {Daisy Escalante: 22-07-2018, es.p2}

Entonces me dijo mi acompañante: “el que va muriendo, así, espiritualmente, perderá el camino; más el que luche y se humille, vencerá”. Y, en ese momento, fui suspendida en los cielos y veía la tierra y en [el] recorrido por esta vi: grandes desastres, llamaradas intensas de fuego y humo que salían de la tierra, el mar estaba desquiciado y la tierra temblaba, como cuando el viento pega las hojas de un árbol. Todo iba creando destrucción a su paso. En eso, mi acompañante me dijo otra vez: “mira”. Y miré y vi cómo estos desastres, en aumento, traían mucha desgracia a la raza humana. Más estos, como Sodoma y Gomorra, continuaron su curso, su curso de perdición. Una calamidad tras otra me fue mostrada, también, en el mundo. Mas, entonces, llegaba, con esto, la prueba suprema para el pueblo de Dios. {Daisy Escalante: 22-07-2018, es.p3}

Entonces me dijo mi acompañante: “no se dan cuenta de su situación pues están dormidos y han sido entregados a espíritus de tormento. Dejaron que su lámpara se apagase y no hicieron provisión de aceite”. Entonces, en ese momento, vi cómo sombras de oscuridad caían sobre estas personas de esta condición. Y eran atormentados con: depresiones, ansiedades, insomnios, ataques de pánico. Estaban con estrés. Todo esto destruía su ser y, con todo, no buscaron al Dios eterno ni se humillaron delante de Él. Una mente reprobada estaba en ellos y el mal reinaba en donde una vez hubo gran luz. Vi niños, adolescentes, también vi jóvenes, adultos, ancianos, en tal condición. Y su vida la vivían como si no estuvieran bajo el escrutinio santo de Dios. Esto no los despertó, las calamidades del mundo. No los despertó, tampoco, su condición que los aquejaba. Sólo siguieron sus gustos, sus placeres, excusando, en todo, sus actuares y pensares. Y pensaron que, bajo esta condición de raciocinio, esto, pasaría la prueba de Dios y que su propia justicia sería aprobada por Dios. La humillación ante Dios y el sometimiento a Dios son requisitos y no son una opción, son el manejo sempiterno de su reino y el que no los obedezca aquí no llegará allí. {Daisy Escalante: 22-07-2018, es.p4}

Entonces, vi muchos en sufrimiento y dolor en extremo, ¡un dolor que no puedo describir! La magnitud de tal catástrofe, que estaba viendo en el planeta, [hizo que] este planeta de colores pasara a ser oscuro, como gris. Pues había una hora de terror que corría por doquier y ninguno de estos veía la necesidad imperativa, en su vida, de buscar a Dios. Estaban lejos de la ley de Dios y sus requerimientos. Avanzaron por el camino de sus deseos. Estaban en los placeres y, ¡no reconocieron al Deseado de todas las gentes! Entonces me dijo mi acompañante: “ya nada parará. Todo seguirá en aumento, su curso está continuo, y a esto [seguirá] la aparición del hombre de pecado. Se ensalzará y, por su boca y por su mano, muchos en la tierra le seguirán; pero el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará y en nada tendrá que ver con él. Pronto aparecerá el príncipe del mal” —me dijo—, “con milagros y prodigios. Y muchos, que ahora están atormentados, le seguirán porque no reconocieron el día de su visitación”. {Daisy Escalante: 22-07-2018, es.p5}

“No hay justo sino Uno”, me decía, “Dios. Más Él imparte justicia a todos: [a] aquel que con corazón contrito y humillado se humilla delante de Dios”. Me miró y me dijo: “exhorta en fe, valor y perseverancia. No vaciles porque el pueblo que reconoce a su Dios se esforzará y actuará; más el que vacile, perecerá. ¿Caminarán dos si no estuvieran de acuerdo?” —me dijo—, “¿volverá el perro a su vómito? Si, con todo, esto hicieren”, me dijo, “vive el gran Yo Soy que su Palabra no cambiará. Él no muda su pensar y proceder. ¡Ay del que [a] lo bueno lo llama malo y a lo malo lo llama bueno! Porque viento tempestuoso vendrá sobre él y no escapará. Mi pueblo no retrocede, avanza y pasa en medio de la tempestad a suelo seguro; más el impío, perecerá”. {Daisy Escalante: 22-07-2018, es.p6}

“Sé fiel, exhorta”, me dijo, “en fidelidad, justicia y juicio. Muchos vendrán y muchos reconocerán la voz de Aquel que les habla. Todo entendido entenderá.” {Daisy Escalante: 22-07-2018, es.p7}

Amados, ahí desperté pidiéndole al Señor de todo corazón que me siga dando la fortaleza para poder seguir hacia adelante, ¡porque las cosas que se nos vienen encima, amados hermanos! Realmente, si no estamos pegados del Señor, ¡no vamos a poder sobrepasar esa última prueba final! Quiera Dios que cada uno de los entendidos pueda entender y que, así, podamos luchar por agarrarnos de Cristo Jesús hasta el final, porque Él es el único, ¡el único!, que nos puede dar la victoria. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 22-07-2018, es.p8}

Testimonio: 09-11-2018

Amados, noviembre 9, 2018. Estaba yo meditando en todas las cosas que están pasando en el mundo, que son una evidencia contundente de lo que estamos viviendo: estamos viviendo en tiempos apocalípticos, muy ciertamente. Hemos visto cómo, todo este desenlace, está llevándonos al fin de lo que la Palabra de Dios ya nos había estipulado, el Conflicto de los Siglos, Eventos de los Últimos Días, todos ellos. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p1}

Estaba yo meditando acerca del paralelismo del Conflicto de los Siglos, el capítulo 1, pues muchas personas dirán: ¿por qué estás aplicando los 1260 días?” No, no estoy aplicando nada, sencillamente no podemos ser ciegos y no darnos cuenta de que allí existen tres años y medio. Eso es lo que estamos hablando, quien quiera decir otra cosa, pues, está poniendo palabras que no son las que estamos diciendo. Otra de las cosas que también estaba pensando en ese momento era: “Señor, ¡qué tremendo que las personas no puedan darse cuenta que dentro de esta encíclica está la ley dominical! ¡qué tremendo esto, que no se dan cuenta!” Y bueno, la sierva de Dios ya había hablado acerca de esto, que van a ser muy pocos los que se van a estar dando cuenta, porque esta ley dominical iba a venir escondida. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p2}

Así que yo pensaba todo esto, amados hermanos, y muchas personas —aunque las evidencias están sobre la mesa, aunque vieron que todo esto, desde la visita del papa el 23 de septiembre del 2015 a EEUU y todas estas cosas—, pues, todo esto como que no le están prestando atención, no le dan importancia. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p3}

Más hay un pueblo que realmente se está dando cuenta, y se está dando cuenta del año de la misericordia, del fin del protestantismo y todas estas cosas. “¿Cómo que no pueden darse cuenta?”, decía yo al Señor. “Señor, ¿cómo puede ser que el pueblo no se esté dando cuenta que estamos caminando a una ley dominical inminente? ¡Está al frente! ¡ya está firmada, ya está aprobada! Lo que no está es ejecutada en todo el sentido, en todos los lugares, pero, ¡ya la tenemos! ¿Cómo puede ser que el pueblo, que es guardador de tus verdades, que Tú le has conferido tanto, no se pueda dar cuenta? Y, cuando algunos se comienzan a dar cuenta, cómo comienzan, los hombres de renombre, a callar todas estas cosas para que el pueblo siga durmiendo”. Decía yo: “Señor, realmente esto es un plan satánico, es un plan que tiene a tu pueblo adormecido, ¡por favor que tú real pueblo despierte!”. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p4}

Yo meditaba en todas estas cosas, amados hermanos, cuando de repente, mientras estaba leyendo la Palabra de Dios, y todo esto pasaba por mi mente, escuché palabra del Señor, que me dijo: “no hay tiempo. No hay ninguno que sin una entrega total podrá ser salvo. Hombres grandes, de grandes puestos, acallan la conciencia de los que buscan excusa para seguir sus tendencias de dilación, siguiendo sus caprichos. Escapa por tu vida, pues el que, teniendo evidencia, prefiere permanecer en sus deleites, no tendrá aceite en la prueba final. No os engañéis, Dios no puede ser burlado. Aquellos que sus caminos son en sus deseos, su corazón no es para conmigo, pues, son amadores de deleites más que de Dios. No os preocupéis por ellos. ¡Avanzad! pues los entendidos entenderán. Vuestras oraciones [estén] con ellos, más no vuestras fuerzas, éstas deben concentrarse en el deber de avanzar. Procurad estar puros ante Mí con temor y temblor. Procurad ser fieles en lo sumo. ¡Avanzad, avanzad, avanzad!”, me dijo. “El último drama, que ya ha comenzado, seguirá su curso, pues muchos ni lo han sabido, y seguirán siendo, sus oídos, sordos. Altos magnates”, me dijo, “cierran sus labios a sabiendas, por resguardar su renombre, más Yo os digo que, aunque hablen, son perros mudos y los que alienten su corazón con esto y detengan la marcha, perecerán”. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p5}

Amados, cuando yo escuché estas últimas palabras, mi corazón se llenó de gran tristeza: “altos magnates cierran sus labios a sabiendas, por resguardar su renombre, más Yo os digo que, aunque hablen, son perros mudos y los que alienten su corazón con esto y detengan la marcha, perecerán”. ¿Por qué estoy repitiendo esto nuevamente, amados hermanos, algo que no acostumbro hacer? Porque es, realmente [lo que está pasando]. El pueblo que escuche esto, y tenga un poquito de amor por la verdad, se va a poder dar cuenta que realmente no podemos acallar lo que está frente a nosotros, las evidencias hablan por sí solas. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p6}

Amados, en ese momento, mi Señor hizo una pausa y prosiguió: “muchos esperan la ley dominical y no desean creer que ya está. Muchos alientan su corazón con expectativas de un tiempo no existente. ¡Ay de ti Betsaida! ¡Ay de ti Corazín! Vivo Yo, dice El Eterno, que tus hermanas tendrán más compasión que tú, pues ellas sin saber hacen, más tú en conocimientos rebosas. No hay luz para el que no quiere ver, y no existe camino para el que no lo quiere ver”. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p7}

Hay una vida, amados hermanos, que tenemos que recorrer, una vida de santidad delante de Dios sin la cual ninguno verá al Señor. Hay muchas personas que dicen que no vamos a llegar a ser santos en este mundo, porque eso no es alcanzable en este mundo, más la Palabra de Dios eso no es lo que dice, dice que: “sin santidad ninguno verá al Señor”. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p8}

Quiero exhortarles, amados hermanos, [a] que pongamos mucha atención a las palabras de Dios, porque no se trata de mí, no se trata del que lo diga, se trata de lo que se está diciendo, a eso es a lo que hay que ponerle atención. Imaginemos que el Conflicto de los Siglos no nos haya marcado, a nosotros, ningunos tres años y medio, imaginemos que esto sea así, es solamente un ejemplo que les estoy dando. Imaginémonos que desde el año 66, desde la Fiesta de los Tabernáculos hasta la primavera del año 70, en la Fiesta de la Pascua, imaginémonos que eso no existiera, que no hubiera quedado marcado en la historia. Entonces, eso quiere decir que, sacando eso a un lado, aun lo que estamos viendo nos sigue indicando que vamos aproximándonos a una ley dominical, [estamos] en los primeros principios de ésta. Porque sabemos, amados, que la ley dominical, no va a venir ya, de pronto, así, y ya; ya va a venir opresión constante y sonante. No, esto va a ser paulatino, poco a poco va a ir apretando; pero no es que va a pasar mucho tiempo en ese apretón. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p9}

Así que, amados hermanos, hay mucho que hacer cuando uno se está preparando según los requerimientos de Dios. ¿Qué estamos haciendo? —es mi pregunta para ustedes. ¿Qué estamos haciendo? No podemos ser ciegos, Dios nos dijo que la misma señal que le dio a Jerusalén nos es dada a nosotros. Los entendidos van a entender, estamos ante una ley dominical ya. Y a existe, ya está firmada, ya está aprobada. Porque Estados Unidos no esté ya, ahora, en este momento en el Tratado de París, no quiere decir que no va a estar. Así que, pongamos atención a lo que Dios está diciendo antes [que a] los hombres de renombre, que son muchos; que se llenan la boca diciendo que estas cosas no van a pasar. Porque, amados hermanos, sí van a pasar. Dios lo dejó, ya, escrito, y sí va a pasar. Aunque se revuelquen los demonios y todo el infierno, esto va a pasar. Y todo aquel que se atreva a levantar la voz, claro, va a recibir persecución, esto es claro, no estamos ajenos a nada de esto, y muchos ya lo están experimentando. Más no podemos dejar de decir lo que es la verdad: estamos ante una ley dominical, que pronto, muy pronto, vamos a ver, cómo esto se va a comenzar a apretar. Entonces, como dice el Señor, va empezar a haber un corre, corre, un llorar, un crujir de dientes, no porque no lo sabían, sino porque prefirieron escuchar a aquellos que acallaban su conciencia diciendo: “paz, paz”, cuando Dios no ha declarado paz. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p10}

Muchas personas también dicen: “¿pero por qué se están poniendo fechas? Luego de 1844 no hay fechas, la sierva de Dios lo dijo”. Más, si leen el contexto, allí lo que se está hablando es de no poner fechas para la venida de Cristo Jesús, y eso nadie lo está haciendo. Así que, amados hermanos, no nos dejemos engañar, busquemos, vayamos directamente a la fuente, vayamos directamente a lo que Dios tiene escrito, no agarremos un párrafo del Espíritu de Profecía, no agarramos un texto de la Biblia para buscar un pretexto, leamos el contexto completo. Si nos dejamos engañar, sí va a ser culpa de nosotros, y no del que nos engañó, porque Dios dice que cada uno de nosotros debemos ser como bereanos. Así que, si nos engañan, es solamente culpa de nosotros, porque Dios nos ha dejado demasiadas, demasiadas, evidencias para darnos cuenta de lo que está pasando. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p11}

Quiera Dios que cada uno de nosotros podamos entender, es mi ruego, es mi oración, y podamos darnos cuenta de los acontecimientos que están pasando alrededor del mundo. Miren lo que ha pasado en California. ¡Oh, amados hermanos, realmente hay un pueblo que está ciego, y es mi oración que despierte, es mi oración y ruego a Dios por ellos! Más no puedo detenerme por ninguno. El mandato del Señor es que todos aquellos que estén despiertos, las oraciones de ellos sean para los que no están despiertos, pero, que avancen, ¡deben avanzar! Quiera Dios que sean muchos los que avancen, quiera Dios que tengamos más lealtad a Dios que a cualquier persona, a cualquier familiar, a cualquier cosa en este mundo, porque vale la pena creerle a Dios, vale la pena tener la salvación en Cristo Jesús. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 09-11-2018, es.p12}

Testimonio: 22-12-2018

Amados, 22 de diciembre de 2018. Se me dejó saber que nadie que no reciba la lluvia temprana podrá recibir la lluvia tardía. Se me especificó en qué consiste la lluvia temprana. Se me dejó saber que esta es el poder transformador del Espíritu Santo, que cada día trabaja en el corazón del fiel creyente, y le otorga la victoria sobre el pecado por medio de la justicia de Cristo. Al convencerlo de justicia, de verdad, y de juicio —y el creyente reconocerlo y aceptarlo—, la obra se lleva a cabo y el ser humano es instruido por ministros silenciosos que lo llevan momento tras momento a pedir y buscar el poder de Dios para vencer el pecado en estos terrenos. {Daisy Escalante: 22-12-2018, es.p1}

Vi que personas no cesaban de buscar a Dios, que su único pensar era Dios, su hablar era hablar de Dios. Vi que muchos que no comprenden este proceder no toleran esta actitud y repudian al que sin cesar se esmera en buscar a Dios y compartir sus maravillosas verdades, pues de la abundancia del corazón habla la boca. Vi que eran dos polos opuestos, y que muy pronto estos, los segundos, perseguirán a muerte a los primeros. Estos, los segundos, no vivían del todo sin hablar de Dios, más sus palabras y razonamientos superficiales les llevaban pronto a cansarse de lo sagrado y tornarse a lo secular con mucha facilidad, frecuencia y constancia. Todo el que obre de dicha forma en este tiempo, se me dejó saber, está en peligro de muerte eterna. {Daisy Escalante: 22-12-2018, es.p2}

Luego de esto se me habló de la lluvia tardía, se me dejó saber que era la segunda fase, luego de la lluvia temprana. Estos, los investidos por la lluvia temprana, ahora con la lluvia tardía, se me dejó saber, comenzaban a testificar con sus vidas en su diario vivir, tras luchas y vicisitudes ellos no retrocederán ante nada mientras sepan que están actuando de acuerdo a la voluntad de Dios. En este proceso madurará su espiritualidad, y no temerán a la muerte, sólo temerán ser desleales al Rey de reyes y Señor de señores. Siguiendo un: ‘así dice Jehová’, se lanzan en la lucha de la voluntad de Dios y vencen. Luego, impelidos por el poder de Dios, salen, ya totalmente maduros, para proclamar la verdad del príncipe Emmanuel con tanta verdad y claridad que el infierno temblará y no les podrá detener. {Daisy Escalante: 22-12-2018, es.p3}

Se me dejó saber que esta obra se está llevando ahora y que muy pronto acabará, y solo los que pasen por esto podrán vencer. Entonces preguntó: ¿quién vencerá?” Y contestó: “el hombre puro y limpio de manos, que menosprecia su vida por la de Dios. Éstos revelarán al mundo las características de Dios reflejadas en su carácter, y la gloria del unigénito, su amor refulgirá a través de ellos. El tiempo es casi cumplido, sé vigilante y retén lo que tienes para que nadie tome su corona”, me dijo. “Reconoced, humillaos, buscad la verdad, vivid en ella y viviréis por siempre. El tiempo de la misericordia es casi cumplido, el que tiene oídos para oír, oiga”. {Daisy Escalante: 22-12-2018, es.p4}

Palabra fiel y verdadera que el Señor me ha dado y la paso fielmente a ustedes. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 22-12-2018, es.p5}

Testimonio: 12-05-2017 #01

Hermanos, quiero compartir una experiencia que el Señor me dio anoche para que compartiera. Estas cosas, como siempre digo, son un poco difíciles y, pues, tengo que cumplir lo que Dios me pide que haga. Así que, en el nombre del Señor, les cuento. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p1}

Anoche, en sueños, vi cómo el tiempo final se acercaba a paso muy ligero. Y estábamos, mi familia y yo, corriendo, ¡advirtiéndole a todas las personas que podíamos encontrarnos al frente! Lamentablemente, muy pocas personas hacían caso; también vi cómo fuimos a muchas iglesias, eran iglesias adventistas. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p2}

Estábamos ahí y dijimos, cuando llegamos: “bueno, tiene que ser sábado”, porque los encontramos a todos allí, como siempre se acostumbra en sábado. Así que fuimos a una y a otra, llevábamos la advertencia. Y, cuando los que estaban allí escuchaban, solamente uno o dos salían. Cuando eso pasaba, que estas personas salían, el uno o dos, pues, entonces, había una negrura, ¡una negrura! que comenzaba desde su cabeza y seguía bajándole a la cara. Y sobre el templo también caía esa negrura. Entonces, salíamos corriendo, ¡y nos poníamos muy tristes! porque queríamos que más personas estuvieran fuera de esa negrura. ¡Pero no podíamos lograr que nos hicieran caso! {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p3}

Así que salimos de allí; e íbamos corriendo. Y estábamos llorando y pidiéndole al Señor que nos ayudara porque, el pastor con los líderes de la iglesia —ancianos y demás—, nos empezaban a perseguir. Estábamos [siendo] perseguidos por ellos. Y yo les decía, a las personas, que corrieran. Que, ¡por favor! ¡corrieran más rápido! porque sentíamos [que] ellos no, no sentía yo que nos gritaban nada. Ni estaban haciendo aguaje de hacernos algo, pero yo sentía que, si nos agarraban, pues, no iba a pasar algo bueno. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p4}

Así que, rápidamente, teníamos un carro allí y, nos montamos. Y empezamos a huir. Así fuimos a muchas iglesias y pasaba lo mismo, vez tras vez. Era bien triste porque, en algunas, por más que tratábamos de que las personas entendieran el tiempo en que estamos, y lo que Dios estaba mandando, nadie salía. Así que, en mi sueño, también me vi explicándole a personas, como Dios me había explicado, los movimientos finales que se podían hacer. Y yo les decía que se apuraran, que lo que tenían que vender que lo vendieran. Que todo lo de valor que ellos tenían que, ¡por favor!, lo vendieran: casa, carro, muebles, enseres. Que se olvidaran de los lujos, de la ropa, de los zapatos, accesorios. ¡Todo eso era vanidad! y había que desechar todo eso y seguir lo que el Señor indicaba. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p5}

Así que yo les decía, en las indicaciones, que, también, se unieran varias familias —tres o cuatro—, y que compraran algo, una porción de tierra. Pero que, ¡por favor!, salieran. Que comenzaran a sembrar, que el tiempo ya era cerca. Que, ¡por favor!, se apresuraran. ¡Era una desesperación lo que yo tenía cuando le decía esto a las personas! Muchas personas, yo les explicaba, y ellos, muchos, salían. Pero ya, otros, se quedaban. Entonces, yo les decía que era el tiempo de vaciar las casas, que era el tiempo de salir de las cosas, que el Señor nos estaba indicando eso y que, ¡por favor!, lo obedeciéramos. Entonces, muchos me decían: “¡pero es que yo no tengo cosas para salir!” Y yo les decía: “pero vendan, vendan lo que tienen”. Pero ellos no querían. Seguían aferrados a sus sillones caros, a sus muebles, sus cosas; y no querían salir. Yo les decía que las pusieran delante del Señor, que vendieran todo y ese dinero que lo pusieran delante del Señor, con oración y ayuno, y Dios les iba a abrir puertas, y el camino, a un lugar seguro. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p6}

Así que en el momento [en] que yo estaba, ahí, hablando, en ese momento, yo les decía: “¡por favor!, ¡el pueblo verdadero de Dios tiene que salir! ¡el pueblo verdadero de Dios tiene que salir! ¡Por favor! ¡Salgan, apúrense, apúrense, no miren atrás, no se demoren, solo tienen que hacerlo! Y, en ese momento, cuando yo les estaba diciendo eso, yo escuché una voz, una voz que decía, por encima de la mía, bien fuerte: “¡apúrense, apúrense, no miren atrás, no se demoren, sólo retengo por un momento los vientos hasta que se ubiquen! ¡Por favor, apúrense!” Cuando yo escuché eso, me puse muy nerviosa y les decía: “¡por favor, escuchen! ¡hagan caso! ¡hagan caso a lo que el Señor les está diciendo!” Pero muchos se reían, cerraban sus puertas y se quedaban cómodos donde estaban. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p7}

Así que en el sueño también vi que todos los que habían salido de esas iglesias corrían conmigo, era como una ladera, una ladera de una montaña. Entonces, comenzamos a subir y había cabañitas que estaban ahí, dentro de esa montaña, en diferentes lugares. No estaban todas juntas, estaban en diferentes lugares. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p8}

Pero esas cabañitas eran cabañitas bien modestas, sólo tenían para dormir y todo lo demás se hacía fuera. Así que, muchos de los que íbamos allí en ese grupo, miraban con asombro al ver la sencillez de aquel lugar. Pero yo los animaba, yo los animaba a que estuvieran agradecidos y felices porque Dios les abrió el camino y les permitió que ellos pudieran salir. Entonces, algo me indicó que mirara adentro de las cabañitas. Y dentro de las cabañitas, lo que había, eran como “matrecitos” de dormir [pequeño colchón] y frazadas. Algo sencillo. Algunos barriles llenos de agua y había comida y una que otra olla. Un vaso, un cubierto, algo así bien acomodadito en una esquina. Y había tres libros. Entonces, cuando yo voy para los libros, lo que estoy viendo es: la Biblia, nuestro Himnario Adventista y el Espíritu de la Profecía. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p9}

Entonces yo les decía: “ustedes ven, ustedes ven, cómo el Señor lo que quiere es que nada más nosotros dependamos de Él, ¡mira lo que nos está poniendo aquí!”. Entonces, ellos miraban como asombrados, como quien dice: “¿no hay algo más?” Y yo les decía: “no, no hay nada más. Pero todo está sencillo. Todo está en orden. Todo está limpio. El Señor nos ha puesto mesa en el desierto”, les decía yo. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p10}

Entonces vi que, fuera de las cabañas, había un amplio terreno y como que había un río cerca. Y, ahí, comenzamos a sembrar. Vi que estábamos sembrando un huerto y en el huerto estábamos sembrando hojas verdes, también había: bulbos, raíces, granos y frutas. Eso era lo que estábamos sembrando en ese momento, en ese lugar. Entonces, todos los días íbamos al huerto con la certeza de que íbamos a encontrar algo para comer —porque teníamos que ir para conseguir la comida del día—. Y, cuando salíamos con esa seguridad, encontrábamos allí la comida. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p11}

Así que estábamos ahí gozosos y felices, pero, de repente, algo me dijo: “baja la montaña”. Y, cuando bajé la montaña deprisa, la voz me dijo —cuando iba de camino de prisa—: “ve a buscar a otros”. Entonces vi cómo estaba yo corriendo, corriendo, corriendo, yendo a buscar a otros. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p12}

Entonces vi que entré a una casa. Y, cuando entré a esa casa, vi una señora, esa señora me traía comida y me decía: “come”. Y les ofreció a otras personas que, también, estaban en esa casa. Los demás cogieron la comida y comenzaron a comer con calma. Pero yo les decía: “no, yo no me puedo quedar a comer. ¡Por favor! Miren, les estoy diciendo que tenemos que irnos, ¡tenemos que irnos!” Y la señora de la casa los alentaba que, por favor, que, con calma, comieran; que no se apresuraran. Pero yo estaba desesperada porque yo sabía, dentro de mí, que algo no estaba bien y que había que apurarse. Entonces yo ahí, casi estaba gritándoles, y les decía que, por favor, que la voz me dijo: “¡vete, salgan, salgan, salgan!” Y yo les decía, pero ellos no me hacían caso. Entonces en un momento cuando estaba allí, como que mis ojos se abrieron y mi pensamiento como que se abrió, y me pude dar cuenta que las personas que estaban ahí yo las conocía, de hecho, las conozco. Y para mí es muy triste porque cuando usted conoce las personas, pues ya uno les toma cariño y, como son hermanos, pues, es aún más triste. Entonces cuando vi eso, la voz me dijo: “vete, la suerte ya está echada sobre ellos”. Así que yo salí llorando, estaba casi sin aliento, ¡no lo podía creer!, eran hermanos que yo conocía de aquí de Puerto Rico y de Wooster, Massachusetts, donde tuve el privilegio de estar, en esas iglesias. Y la voz me decía: “ve a casa, ve a casa”. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p13}

Entonces, yo, empecé a correr y en el camino yo empecé, de casa en casa, a gritar a las personas: “¡salgan, salgan, la tormenta se avecina, por favor salgan, salgan! Entonces muchos salían, y yo los veía que estaban con aretes, pinturas y brazaletes y collares. Y yo decía: “pero, Señor, estos no son adventistas ¿quiénes son?” Y la voz me dijo: “estos son los de la última hora, sígueles hablando”. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p14}

Entonces cuando él me dijo así, yo le dije: “Señor, ¿y los adventistas?” y Él me dijo: “ya pasó su hora”. En ese momento yo caí desmayada al piso, el dolor era muy grande por escuchar esas palabras. Entonces, un personaje hermosísimo, hermoso, me levantó y me dijo: “hija, ¡corre, escapa por tu vida! Y sigue en el camino levantando la voz”. Así que corrí entre muchos que corrían en mí misma dirección y era la carrera tan grande, que yo llevaba, que los sobrepasé. Y corrí hasta que yo no veía nadie corriendo al lado mío. Entonces empecé a pasar por casas, y adonde fuera yo los avisaba y uno que otros salían y se unían al grupo de los que íbamos corriendo. Luego, después de eso, entramos en la montaña y yo pensaba; “Señor, ¿dónde se alojará tanta gente?” Pero una voz me consolaba y me decía que todo estaba ya dispuesto, que no me apurara. Así que muy alto en las montañas yo veía más cabañitas pequeñas, pero estaban rotuladas y por alguna razón, no sé por qué, pero por alguna razón cada uno que iba allí conmigo sabía dónde le tocaba. Entonces, hermanos adventistas que ya estaban en ese lugar, que ya estaban allí de antemano, los seguían a sus lugares, ya destinados para ellos, y estaban ellos gozosos recibiendo todas estas personas e indicándoles dónde iban ellos a estar. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p15}

Entonces, cuando ellos llegaron ahí, todos comenzaron a llorar de agradecimiento y nos decían: “¡gracias! Porque nosotros estábamos cómodos, ¡nadie nos había dicho nada! Y nosotros estamos, ahora, aquí, ¡salvos de la tormenta gracias a ustedes! ¡Gracias, gracias por decirnos!” Y estábamos todos gozosos y nos abrazábamos y orábamos y le dábamos gracias al Señor por esa oportunidad. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p16}

Así que, estuvimos ahí y comenzó el atardecer, desde la montaña yo veía como [en] la llanura ya se iba poniendo oscurito. Entonces, cuando ya se puso totalmente oscuro, escuché un estruendo en el cielo y miré, y cuando miré, vi grandes bolas de fuego que estaban bajando. Mi corazón se me quería salir del pecho porque, en el estruendo que bajaban estas bolas de fuego, yo sentía que todo mi ser temblaba. Todas las montañas estaban también temblando. Y vi que muchas personas estaban en diferentes montañas cerca de nosotros. Porque, cuando las bolas de fuego bajaban, como que daban un resplandor cuando pasaban por las montañas y, me pude dar cuenta que nuestro grupo no era el único que estaba ahí, sino que había otros grupos en otras montañas. Estas bolas comenzaron a golpear las llanuras y se oían gritos estridentes de personas, por unos segundos, y luego, pues, —ya—, cesaba. Así que supe, entonces, que, por alguna razón, no sé cómo, pero por alguna razón, en mi mente, algo me decía: “las plagas ya están comenzando, ya comenzaron”. Entonces le dije a todos: “¡por favor! Vamos a arrodillarnos, vamos a clamar, ¡vamos a clamar a Dios que nos proteja!”. Y, así, pues, lo empezamos a hacer mientras las bolas de fuego seguían cayendo. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p17}

Ya cuando estábamos ahí, ya, el panorama cambió y, luego, yo fui llevada de aquel lugar a un lugar más alto. Estaba, ya, entonces, más arriba de las nubes y podía ver hacia abajo que había muchas calamidades de gran magnitud que me era imposible fijarme en ellas sin estremecerme. Mi acompañante me dijo: “mira otra vez”. Cuando me dijo así, cuando miré, mi vista se abrió como si fueran binoculares que se ajustan para ver mejor, y enfocaron en las personas que estaban sufriendo. ¡Fue horrible la escena que vi! ¡muy horrible! Yo vi, ahí, personas, pastores adventistas, feligreses —vi gente muy amada y muy conocida allí—, vi familiares, vi líderes, desde los grandes, allí. ¡Todos estaban sufriendo ese gran tormento! Pedí que, ¡por favor!, ya no quería ver más, pero mi acompañante me dijo: “es necesario, es necesario”. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p18}

Entonces, ya cuando estaba allí mirando todas aquellas cosas, que ya casi mi vista yo no la quería ni fijar en eso, se me cambió el panorama Entonces entré a iglesias adventistas donde vi cómo oficiaban los líderes y los pastores. Entonces, ellos estaban allí y estaban clamando, —estaban como clamando para que Dios los librara de aquel mal—, pero la liberación no les llegaba. Entonces los feligreses les gritaban: “¡ustedes siempre nos dijeron qué hacer, siempre obedecimos y mira ahora lo que nos está pasando! ¡Clamen a Dios, a Dios, para que nos libre!” ¡Pero la liberación no venía de ningún lugar! Luego, al salir de aquel lugar, fui llevada a un salón grande y todos estaban, allí, aquejados por la enfermedad, ¡todos se quejaban, murmuraban! Y vi a alguien que estaba como en un asiento, en un escritorio y él firmaba algo. Y repartió muchas hojas y, esas hojas, las regaban por diferentes lugares, luego vi esas hojas y escuché algo, una voz bien fuerte gritó: “¡¡muerte!!” {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p19}

Así que yo me sentí desfallecer y caí, otra vez, de rodillas, y mi acompañante me levantó y me dijo: “vamos, es hora”. Así que fui llevada al monte con las demás personas y comenzamos allí a clamar día y noche, día y noche. Pero algo maravilloso pasaba, mi acompañante no se iba de allí y me dijo: “calma no te desesperes, observa”. Fue tremendo porque en ese momento, mis ojos como que se pudieron abrir y, vi ángeles que rodeaban las montañas donde estaban los hijos de Dios. Aquel espectáculo era maravilloso, yo los veía cogidos de la mano, todos haciendo un círculo alrededor de las montañas y, ahí, tuve la seguridad de que nada podía pasar aquel cerco, ¡nada lo podía atravesar! {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p20}

Luego de eso fui bajada al monte, y yo le contaba a los demás [lo] que yo había visto. Y que estábamos allí alabando al Señor, y glorificándolo. Porque ellos se gloriaban cuando decían: “nos sentíamos en peligro, pero ya no, porque el Señor nos está protegiendo; mandó sus ángeles a que estén aquí con nosotros”. Así que, ya era tarde en la noche, ya estaba oscureciendo. Y, cuando comenzó a oscurecer, comenzaron a aparecer ángeles, había uno por cabaña y nos guiaban hasta bien adentro, [a] lo más recóndito de las montañas. Y, allí, nos comenzaron como a guardar en lugares que ya estaban especificados, donde teníamos que llegar. Pero yo le dije a mi acompañante, le hice una pregunta: “¿es aquí donde nuestro pan y nuestras aguas estarán seguras, verdad?” Le decía yo. Y él me dijo: “sí, solo hasta aquí será, al final de la siega”. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p21}

Entonces yo le decía: “pero eso no es lo que nos decían, nos decían que no teníamos que hacer ningún tipo de preparación porque todo iba a estar seguro”.

Entonces él me decía: “no, hasta aquí, hasta aquí es que va a estar seguro”.

Entonces yo le dije, te quiero preguntar: “¿por qué sembrábamos y rápido crecían hojas y frutos allá en las cabañas?”

Entonces él me dijo: “ven, ven y ve”. Yo fui llevada al lugar de las siembras y veía que los hermanos sembraban y, hermanos, ¡vi algo ahí maravilloso! ¡algo que me da una esperanza, en el Señor, grandísima! Yo vi ángeles que venían con gotas de agua, y esas gotas eran brillantes, y ellos las depositaban encima de cada planta o árbol que allí se sembraba. Y rápido, ¡rápido! crecían y daban fruto. Entonces yo le pregunté, le pregunté, y le dije: “¿que son esas gotas?” Y él me dijo: “ven y ve”. Entonces vi cómo, del río de la vida, allá en el cielo, ángeles rápidos y prestos recogían gotas y las traían a la tierra para regar los cultivos. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p22}

¡Yo lloré de la alegría, hermanos! ¡Yo estaba tan contenta! Y, luego, fui llevada a lo más recóndito de las montañas. Luego que me presentaron esto, ya en la montaña, escuchábamos que había mucho ruido, mucha algazara en la llanura y una gritería. Y yo lo podía escuchar. Pero los que allí estábamos nos sentíamos seguros, ¡sentíamos que nada nos podía pasar! Pero sufríamos, ¡sufríamos por aquellas personas que estaban en la llanura! ¡Sus gritos nos atormentaban! ¡Era bien difícil poder seguir escuchando lo que, en la llanura, se escuchaba! {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p23}

Pero ya, luego, miré al cielo, no sé por qué, algo me llamó la atención, y vi el número siete. Era un siete gigante, gigante, en el cielo y le pregunté: “¿qué es esto?” Y mi acompañante me dijo: “esta es la séptima plaga”. Entonces, tan pronto él acabó de decirme eso, hubo un estruendo. Todo se comenzó a estremecer, el mar rugía, las olas trepaban los montes y la tierra rechinaba como una puerta con goznes viejos y estaba todo revolcado. Sentíamos que todo se nos venía encima, entonces pregunté a mi acompañante: “¿verdad que es Jesús? ¡¿es Jesús el que viene?!” Y me dijo: “sí, llegó la hora”. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p24}

Mi acompañante se alejó de mí, me dijo: “tengo que irme, y tú también”. Entonces yo le digo; “¿Cómo? ¿a dónde te vas?” Entonces me dijo: “voy a la hueste angelical a tomar mi lugar, pero pronto te veré otra vez”. Entonces le pregunté: “yo, ¿a dónde voy?” Y me miró sonriente y me dijo: “al mundo, vas a ir al mundo. Y diles que ya nos estamos preparando porque el Rey de reyes y Señor de señores, ya, regresa por los suyos. Que pongan en balanza lo celestial versus lo terrenal, ¡y luchen porque nadie les quite su corona!” {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p25}

Vi el celaje cuando el ángel partió al cielo. Todo se detuvo. Ya no vi más. Pero escuché una voz que me dijo: “¡corre!, ve corre, ¡diles que se preparen! Yo les estoy abriendo puertas que nadie puede cerrar para que se alisten, que no malgasten las cosas. Que se apresuren, sólo para alistarse para este momento, porque no hay tiempo que perder. Muchos no te van a escuchar. Pero diles, porque los entendidos entenderán y todos los que se hallan escritos en el libro de la vida van a poder entender”. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p26}

Allí, hermanos, yo desperté, con urgencia de compartir esto con cada uno de ustedes. Como siempre les digo hermanos, yo soy nadie. Yo soy la primera que tengo que alistarme delante del Señor. Pero, ¡por favor les pido! el Señor viene pronto, todas las señales, todo lo que está pasando nos [lo] indica. Hermanos, ¡por favor, alistémonos! ¡por favor, hagámosle caso a lo que Dios nos está diciendo! Pongamos nuestras vidas, nuestras cosas, todo, delante del altar del Señor, para que el Señor nos abra puertas que nadie puede cerrar. Es mi deseo y oración que todos nos salvemos, aunque en el sueño vi que no todo era así, es mi deseo y oro por esto. Que el Señor me los bendiga y que podamos vernos en la Patria Celestial. {Daisy Escalante: 12-05-2017 #01, es.p27}

Himno 501: ¡Oh célica Jerusalén!
Himno 124: La tierna voz del Salvador