Elegidos por Dios, inspirados por Cristo, impactando vidas.

In Search of the Master Plan

Manjar Sabático

13-08-2022

Isaías 24

1 He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y dispersa sus moradores.
2 Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su señor; como a la criada, así a su señora; como al que compra, así al que vende; como al que presta, así al que toma prestado; como al acredor, así al deudor.
3 Del todo será vaciada la tierra, y totalmente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.
4 Se enlutó, se marchitó la tierra; el mundo languidece y se marchita; languidecen los grandes de los pueblos de la tierra.
5 Y la tierra se corrompió bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, rompieron el pacto eterno.
6 Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y se disminuyeron los hombres.
7 Se enlutó el vino, languideció la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.
8 Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa.
9 No beberán vino con canción; el licor será amargo a los que lo bebieren.
10 Quebrantada está la ciudad de la confusión; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie.
11 Hay clamores [por falta] de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra.
12 En la ciudad quedó desolación, y con destrucción fue herida la puerta.
13 Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, así como es sacudido el olivo, como rebuscos acabada la vendimia.
14 Éstos alzarán su voz, cantarán gozosos en la grandeza de Jehová, desde el mar darán voces.
15 Por tanto, glorificad a Jehová en el fuego; [aun] en las islas del mar [sea] nombrado Jehová, Dios de Israel.
16 De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi flaqueza, mi flaqueza, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales.
17 Terror, y foso y lazo sobre ti, oh morador de la tierra.
18 Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror, caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso, será preso en el lazo; porque de lo alto se abrieron ventanas, y temblarán los fundamentos de la tierra.
19 Se quebrantará del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será conmovida la tierra.
20 Temblará la tierra, temblará como un borracho, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.
21 Y acontecerá en aquel día, que Jehová visitará sobre el ejército sublime en lo alto, y sobre los reyes de la tierra que hay sobre la tierra.
22 Y serán amontonados [como] se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán visitados después de muchos días.
23 La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine gloriosamente en el monte de Sión, y en Jerusalén, y delante de sus ancianos.

La Verdad Acerca de los Ángeles. Capítulo 4: El origen del mal. Subtítulo: Se le da tiempo a Lucifer para desarrollar sus argumentos.

Dios, en su sabiduría, no expulsó inmediatamente a Satanás del cielo. Este acto no hubiera modificado sus argumentos, y sólo hubiese servido para fortalecer la rebelión. Hubiera creado simpatía por él como alguien que había sido tratado injustamente, y hubiese arrastrado a un mayor número con él. Debía dársele tiempo para exponer y desarrollar más plenamente sus principios. —The Review and Herald, 9 de marzo de 1886. {VAAn 40.1; TA.37.1}

Satanás se quejó de los supuestos defectos en el manejo de los asuntos celestiales, y buscó llenar la mente de los ángeles con su insatisfacción. Debido a que no tenía la supremacía, sembró semillas de duda e incredulidad. A causa de que no podía ser como Dios, se esforzó en inculcar en la mente de los ángeles, su propia envidia y descontento. Así fueron sembradas las semillas de la enemistad, para después ser presentadas como provenientes de los ángeles, y no de él mismo. De esta manera el engañador podía mostrar que los demás ángeles pensaban como él… {VAAn 40.2; TA.37.2}

Lo que Satanás había inculcado en la mente de los ángeles —una palabra aquí y otra allí— abrió el camino para una larga lista de suposiciones. En una forma astuta, extrajo pensamientos de duda de parte de ellos y, cuando fue cuestionado, acusó a aquellos que él mismo había educado. Colocó el descontento en labios de aquellos a quienes él mismo había dirigido. —The Review and Herald, 7 de septiembre de 1897. {VAAn 40.3; TA.37.3}

[Lucifer] principió por insinuar dudas acerca de las leyes que gobernaban a los seres celestiales, sugiriendo que aunque las leyes fuesen necesarias para los habitantes de los mundos, los ángeles, siendo más elevados, no necesitaban semejantes restricciones, porque su propia sabiduría bastaba para guiarlos. —Historia de los Patriarcas y Profetas, 16. {VAAn 40.4; TA.38.1}

[Lucifer] intentaba abolir la ley de Dios. Argumentaba que las inteligencias celestiales no caídas no tenían necesidad de ley, sino que eran capaces de gobernarse a sí mismas y preservar una integridad intachable. —The Signs of the Times, 28 de abril de 1890. {VAAn 41.1; TA.38.2}

Cuando él [Satanás] pecó en el cielo, aun los ángeles leales no discernieron plenamente su carácter. Esta es la razón por la cual Dios no destruyó en el acto a Satanás. Si lo hubiese hecho, los santos ángeles no hubieran percibido la justicia y el amor de Dios. Una duda acerca de la bondad de Dios habría sido una mala semilla productora de amargos frutos de pecado y dolor. Por lo tanto, el autor del mal fue dejado con vida hasta que desarrollase plenamente su carácter. —Palabras de Vida del Gran Maestro, 51. {VAAn 41.2; TA.38.3}

Testimonio: 02-11-2017

Anoche, amados, noviembre 2 del 2017, el Señor me dio un sueño. En este sueño yo veía cómo las personas, en los diferentes lugares donde estaban, salían —por la desesperación—, buscando refugio en otros lugares. Entonces, yo veía cómo las personas se iban, y por más que yo trataba de decirles: “miren, pero, ¡quédense! ¡porque aquí es donde Dios nos tiene, y aquí es donde nosotros tenemos que estar! ¡Ahora es el momento de ayudar, de ayudar al que está al lado de nosotros!” Ellos escapaban por su vida, en la desesperación, porque como no se habían preparado no sabían qué hacer. Su desesperación los llevaba a buscar otras tierras, otros rumbos. Entonces yo me trataba de parar al frente de ellos porque vi una línea muy larga, y ellos entraban por esa puerta, y ya cuando entraban por esta puerta pues ya no los veía más, era como que esa puerta los llevaba a los diferentes destinos a donde ellos querían ir. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p1}

Entonces mientras yo estaba en esa desesperación de tratarlos, de que ellos entendieran, y agarrarlos para que no se fueran, apareció entonces mi acompañante y me dijo: “Daisy, déjalos. Su suerte ya está echada”. Entonces yo dije: “Señor, pero yo estoy tratando de que se despierten, de que se den cuenta que, no importa donde quiera que se vayan, esto va a ser mundial, y va a llegar. Entonces, va a ser más difícil para ellos, porque si no se prepararon ahora, o sea antes en tiempo de paz, ahora en tiempo de guerra va a ser más difícil”. Entonces me dijo: “tranquila”. Entonces me llevó a otro lugar, en ese otro lugar, cuando fui allí, vi personas que estaban sentadas, estas personas habían perdido su casa, tenían muy poco que comer, pero tenían un arroyo. Ellos, de ahí, tomaban su agua, y lo poco que tenían de comer no solamente comían ellos, sino que compartían con otros. Entonces yo decía: “Señor, pero, ¡mira! Están ahí tratando de levantar sus paredes, su casita, porque se les vino abajo. Y, ¿por qué ellos no están en desesperación? Y aquellos que tenían, hasta, casas de cemento, que no se les cayó nada y no perdieron nada, ¿por qué están con esa desesperación?” Entonces mi acompañante me dijo: “es que no es la preparación material únicamente, necesitamos la preparación espiritual. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p2}

Entonces yo veía cómo estas personas se desenvolvían, y cómo, a su vez, mientras en el diario de su vida, de ellos desenvolverse, en el camino, también ayudaban a otras personas que también estaban caídas, a que se levantasen. ¡Fue tan linda aquella escena! Se pareció mucho a lo que estamos viviendo ahora aquí en Puerto Rico, y en México, y en otros lugares que ustedes ya conocen [pues] esto es de ámbito, ya, nacional lo que está pasando, [se conoce] en todo el mundo. Entonces, en ese momento, cuando ya estoy en un lugar, ahí viendo todo lo que estaba pasando, desperté. Y, cuando desperté: “¿ya?” -dije-, “¿ya? ¿ya se acabó?” —dije para adentro de mí, en mi mente—. Entonces, la voz volvió y me dijo: “tu esposo te va a decir algo”. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p3}

Entonces, en este momento yo me quedé así. Eran alrededor de las tres y media de la mañana, casi las cuatro, por ahí. Entonces me quedo mirando a mi esposo y digo: “pero, ¿cómo que mi esposo me va a decir algo? ¡[si] él está totalmente dormido!” Y en este momento mi esposo me dice: “Daisy, tuve un sueño”, y comenzó a contarme el sueño. Entonces me dijo: “tengo que leer algo, y cuando abrió su biblia, cayó en Jeremías 40. Entonces como ya me habían dado este capítulo para otra persona que tenía que enviárselo anteriormente, éste, me llamó mucho la atención. Entonces comencé a leer Jeremías 40 y cuando leí Jeremías 40 el Señor me dijo: lee Jeremías 40 pero lee también hasta el 44. Entonces este es el matinal que tuvimos esta mañana todos acá en nuestra casa y nos pudimos dar cuenta de que, cuando Dios habla a los que van a traer el castigo sobre las naciones desobedientes, muchas veces los que traen el castigo son aún más obedientes que los que realmente nos decimos ser los hijos de Dios. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p4}

Entonces allí vemos esta dinámica, amados hermanos, de cómo Dios, pues, fue llevando a Jeremías a instruir al pueblo, más el pueblo no hizo caso. Ellos pensaron que, yendo a Egipto a buscar comida, a buscar lo que ellos necesitaban, allí encontraron la espada, allí encontraron la muerte, allí encontraron el hambre y la sed para ellos y sus familias. Quiera Dios que cada uno de nosotros que escuchemos esto, recapacitemos y nos demos cuenta, porque yo los pude ver en el sueño que ellos salían más no podían regresar, porque la situación se había puesto tan terrible y tan precaria que había sido bien difícil, bien difícil, y ellos estaban enterrando sus manos en la tierra para buscar comida más no la encontraban. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p5}

Quiera Dios que sigamos las instrucciones de Dios y nos estemos quietos, y que podamos darnos cuenta que estamos bajo la dirección de un Dios todopoderoso, que todo lo que está pasando en este mundo no está pasando de incógnito ante sus ojos, sino que él está al control de todo, esto es un tiempo de que tiene que pasar lo que tiene que pasar, más Dios está pendiente de sus verdaderos hijos. Si confiamos en Él, no vamos a salir huyendo a ningún lugar, sencillamente vamos a esperar en Cristo Jesús, vamos a esperar sus órdenes. Si el Señor dice: “muévete”, te mueves. Si el Señor dice: “quédate”, te quedas. Si el Señor dice: “ve, haz esto, di esto, come esto, no comas esto”, hazlo. Porque el Señor está dando instrucciones contundentes en estos últimos días para que sus hijos sepan lo que tienen que hacer. Quiera Dios que esto no caiga en oídos sordos y que todos nos podamos preparar, y que todos más que prepararnos físicamente, materialmente, más que eso, es prepararnos espiritualmente en Cristo Jesús. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p6}

Jeremías 40

1 Palabra que vino a Jeremías de parte de Jehová, después que Nabuzaradán capitán de la guardia le envió desde Ramá, cuando le tomó estando atado con esposas entre todos los que fueron llevados cautivos de Jerusalén y de Judá que fueron desterrados a Babilonia.
2 Tomó pues, el capitán de la guardia a Jeremías, y le dijo: Jehová tu Dios habló este mal contra este lugar;
3 y Jehová lo ha traído y hecho según lo había dicho; porque pecasteis contra Jehová, y no oísteis su voz, por eso os ha venido esto.
4 Y ahora yo te he soltado hoy de las esposas que tenías en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo miraré por ti; mas si no te parece bien venir conmigo a Babilonia, déjalo; mira, toda la tierra está delante de ti; ve a donde mejor y más cómodo te pareciere ir.
5 Y aún no se había vuelto él, cuando [le dijo]: Vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo; o ve a donde te pareciere más cómodo ir. Y el capitán de la guardia le dio provisiones y un presente, y le despidió.
6 Se fue entonces Jeremías a Gedalías hijo de Ahicam, a Mizpa, y moró con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.
7 Y como oyeron todos los príncipes del ejército que estaba por el campo, ellos y sus hombres, que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ahicam sobre la tierra, y que le había encomendado los hombres, y las mujeres, y los niños, y los pobres de la tierra, que no fueron llevados cautivos a Babilonia.
8 Vinieron luego a Gedalías en Mizpa, [esto es], Ismael hijo de Netanías, y Johanán y Jonatán hijos de Carea, y Seraías hijo de Tanhumet, y los hijos de Efi netofatita, y Jezanías hijo de un maacatita, ellos y sus hombres.
9 Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y tendréis bien.
10 Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros, tomad el vino, los frutos del verano y el aceite, y ponedlo en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado.
11 Asimismo todos los judíos que [estaban] en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que [estaban] en todas las tierras, cuando oyeron decir como el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá, y que había puesto sobre ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán,
12 todos estos judíos regresaron entonces de todas las partes adonde habían sido echados, y vinieron a tierra de Judá, a Gedalías en Mizpa; y tomaron vino y muchísima fruta de verano.
13 Y Johanán, hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban en el campo, vinieron a Gedalías en Mizpa,
14 y le dijeron: ¿No sabes de cierto como Baalis, rey de los hijos de Amón, ha enviado a Ismael hijo de Netanías, para matarte? Mas Gedalías hijo de Ahicam no los creyó.
15 Entonces Johanán hijo de Carea habló a Gedalías en secreto, en Mizpa, diciendo: Yo iré ahora, y heriré a Ismael hijo de Netanías, y ningún hombre lo sabrá: ¿por qué te ha de matar, y todos los judíos que se han reunido a ti se dispersarán, y perecerá el resto de Judá?
16 Pero Gedalías hijo de Ahicam dijo a Johanán hijo de Carea: No hagas esto, porque falso es lo que tú dices de Ismael.

Jeremías 41

1 Y aconteció en el mes séptimo, que vino Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la simiente real, y algunos príncipes del rey, y diez hombres con él, a Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y juntos comieron pan allí en Mizpa.
2 Y se levantó Ismael hijo de Netanías, y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, matando así a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto sobre la tierra.
3 Asimismo hirió Ismael a todos los judíos que estaban con él, con Gedalías en Mizpa, y a los soldados caldeos que allí se hallaron.
4 Sucedió además, un día después que mató a Gedalías, cuando nadie [lo] sabía [aún],
5 que venían unos hombres de Siquem y de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba, y rotas las ropas, y arañados y traían en sus manos ofrenda y perfume para llevar a la casa de Jehová.
6 Y de Mizpa les salió al encuentro, llorando, Ismael hijo de Netanías: y aconteció que como los encontró, les dijo: Venid a Gedalías, hijo de Ahicam.
7 Y fue que cuando llegaron al medio de la ciudad, Ismael hijo de Netanías los degolló, [y los echó] dentro de una cisterna, él y los hombres que con él estaban.
8 Mas entre aquellos fueron hallados diez hombres que dijeron a Ismael: No nos mates; porque tenemos en el campo tesoros de trigos, y cebadas, y aceite, y miel. Y los dejó, y no los mató entre sus hermanos.
9 Y la cisterna en que echó Ismael todos los cadáveres de los hombres que él había matado a causa de Gedalías, era la misma que el rey Asa había hecho a causa de Baasa, rey de Israel; la llenó de muertos Ismael, hijo de Netanías.
10 Después Ismael llevó cautivo a todo el resto del pueblo que [estaba] en Mizpa; a las hijas del rey y a todo el pueblo que en Mizpa había quedado, el cual Nabuzaradán, capitán de la guardia, había encargado a Gedalías, hijo de Ahicam. Los llevó, pues, cautivos Ismael hijo de Netanías, y se fue para pasarse a los hijos de Amón.
11 Y oyó Johanán hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban con él, todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Netanías.
12 Entonces tomaron todos los hombres, y fueron a pelear con Ismael hijo de Netanías, y lo hallaron junto al gran estanque que [está] en Gabaón.
13 Y aconteció que como todo el pueblo que [estaba] con Ismael vio a Johanán hijo de Carea, y a todos los príncipes de la gente de guerra que estaban con él, se alegraron.
14 Y todo el pueblo que Ismael había traído cautivo de Mizpa, se tornaron, y volvieron, y se fueron a Johanán hijo de Carea.
15 Mas Ismael hijo de Netanías se escapó delante de Johanán con ocho hombres, y se fue a los hijos de Amón.
16 Y Johanán hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que con él [estaban], tomaron todo el resto del pueblo que habían recobrado de Ismael hijo de Netanías, de Mizpa, después que hirió a Gedalías hijo de Ahicam: hombres de guerra, y mujeres, y niños, y los eunucos que Johanán había hecho tornar de Gabaón;
17 y fueron y habitaron en Gerut-quimam, que es cerca de Belén, a fin de partir y meterse en Egipto,
18 por causa de los caldeos; porque temían de ellos, por haber herido Ismael hijo de Netanías a Gedalías hijo de Ahicam, al cual el rey de Babilonia había puesto sobre la tierra.

Jeremías 42

1 Y vinieron todos los capitanes de la gente de guerra, y Johanán hijo de Carea, y Jezanías hijo de Osaías, y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor,
2 y dijeron al profeta Jeremías: Sea acepta nuestra súplica delante de ti, y ora por nosotros a Jehová tu Dios, por todo este remanente (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como nos ven tus ojos),
3 para que Jehová tu Dios nos enseñe camino por donde vayamos, y lo que hemos de hacer.
4 Y el profeta Jeremías les dijo: Ya he oído. He aquí que voy a orar a Jehová vuestro Dios, como habéis dicho; y será que todo lo que Jehová os respondiere, os [lo] declararé; no os reservaré palabra.
5 Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea testigo entre nosotros de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros.
6 Sea bueno, o sea malo, a la voz de Jehová nuestro Dios, al cual te enviamos, obedeceremos; para que, obedeciendo a la voz de Jehová nuestro Dios, tengamos bien.
7 Y aconteció que al cabo de diez días vino palabra de Jehová a Jeremías.
8 Y llamó a Johanán hijo de Carea, y a todos los capitanes de la gente de guerra que con él [estaban], y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor;
9 Y les dijo: Así dice Jehová Dios de Israel, al cual me enviasteis para presentar vuestras súplicas delante de Él:
10 Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré, y no os destruiré; os plantaré, y no os arrancaré: porque arrepentido estoy del mal que os he hecho.
11 No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del cual tenéis temor; no temáis de su presencia, ha dicho Jehová, porque con vosotros [estoy] yo para salvaros y libraros de su mano:
12 Y os daré misericordias, y tendrá misericordia de vosotros, y os hará volver a vuestra tierra.
13 Mas si dijereis: No moraremos en esta tierra, no obedeciendo así a la voz de Jehová vuestro Dios,
14 y diciendo: No, antes nos entraremos en tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni tendremos hambre de pan, y allá moraremos;
15 Ahora por eso, oíd la palabra de Jehová, remanente de Judá: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Si vosotros volviereis vuestros rostros para entrar en Egipto, y entrareis para peregrinar allá,
16 entonces sucederá que la espada que teméis, os alcanzará allí en tierra de Egipto, y el hambre de que tenéis temor, allá en Egipto se os pegará; y allí moriréis.
17 Será pues, que todos los hombres que tornaren sus rostros para entrarse en Egipto, para peregrinar allí, morirán a espada, de hambre, y de pestilencia: no habrá de ellos quien quede vivo, ni quien escape delante del mal que traeré yo sobre ellos.
18 Porque así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi enojo y mi ira sobre los moradores de Jerusalén, así se derramará mi ira sobre vosotros, cuando entrareis en Egipto; y seréis por juramento y por espanto, y por maldición y por afrenta; y no veréis más este lugar.
19 Jehová habló sobre vosotros, oh remanente de Judá: No entréis en Egipto: sabed por cierto que os aviso hoy.
20 ¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Porque vosotros me enviasteis a Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros a Jehová nuestro Dios; y conforme a todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, háznoslo saber así, y [lo] pondremos por obra.
21 Y os lo he denunciado hoy, y no habéis obedecido a la voz de Jehová vuestro Dios, ni a todas las cosas por las cuales me envió a vosotros.
22 Ahora, pues, sabed de cierto que moriréis a espada, de hambre y de pestilencia, en el lugar donde deseasteis entrar para peregrinar allí.

Jeremías 43

1 Y aconteció que como Jeremías acabó de hablar a todo el pueblo todas las palabras de Jehová su Dios, [esto es], todas las palabras por las cuales Jehová su Dios le había enviado a ellos,
2 dijo Azarías hijo de Osaías, y Johanán hijo de Carea, y todos los varones soberbios dijeron a Jeremías: Mentira dices; no te ha enviado Jehová nuestro Dios para decir: No entréis en Egipto a peregrinar allí;
3 sino que Baruc, hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en mano de los caldeos, para matarnos y para hacernos trasportar a Babilonia.
4 No obedeció, pues, Johanán hijo de Carea, y todos los capitanes de la gente de guerra, y todo el pueblo, a la voz de Jehová para quedarse en tierra de Judá;
5 sino que tomó Johanán hijo de Carea, y todos los capitanes de la gente de guerra, a todo el remanente de Judá que había vuelto de todas las naciones adonde habían sido echados, para habitar en la tierra de Judá.
6 a hombres y mujeres y niños, y a las hijas del rey, y a toda alma que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado con Gedalías, hijo de Ahicam hijo de Safán, y al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías;
7 y entraron en tierra de Egipto; porque no obedecieron a la voz de Jehová; y llegaron hasta Tafnes.
8 Y vino palabra de Jehová a Jeremías en Tafnes, diciendo:
9 Toma con tu mano piedras grandes, y escóndelas en el barro, en el enladrillado que [está] a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de los hombres de Judá;
10 y diles: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y extenderá su pabellón sobre ellas.
11 Y vendrá, y herirá la tierra de Egipto: los que a muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio, y los que a espada, a espada.
12 Y yo pondré fuego a las casas de los dioses de Egipto; y las quemará, y a ellos llevará cautivos; y él se vestirá la tierra de Egipto, como el pastor se viste su capa, y saldrá de allá en paz.
13 Además, quebrará las estatuas de Bet-semes, que está en tierra de Egipto, y las casas de los dioses de Egipto quemará a fuego.

Jeremías 44

1 Palabra que vino a Jeremías acerca de todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, que moraban en Migdol, y en Tafnes, y en Nof, y en tierra de Patros, diciendo:
2 Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá: y he aquí que ellas [están] el día de hoy asoladas, y ni hay en ellas morador;
3 A causa de la maldad que ellos cometieron para hacerme enojar, yendo a ofrecer incienso, honrando a dioses ajenos que ellos no habían conocido, [ni] vosotros, ni vuestros padres.
4 Y envié a vosotros a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviándolos, diciendo: No hagáis ahora esta cosa abominable que yo aborrezco.
5 Mas no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para no ofrecer incienso a dioses ajenos.
6 Se derramó, por tanto, mi furor y mi ira, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron destruidas y desoladas, como están hoy.
7 Ahora, pues, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande mal contra vuestras almas, para ser talados varón y mujer, y niño de pecho, de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno;
8 haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para morar, de suerte que os acabéis, y seáis por maldición y por oprobio a todas las naciones de la tierra?
9 ¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros padres, y de las maldades de los reyes de Judá, y de las maldades de sus esposas, y de vuestras maldades, y de las maldades de vuestras esposas, que hicieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén?
10 No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley, ni en mis estatutos que puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.
11 Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo pongo mi rostro contra vosotros para mal, y para destruir a todo Judá.
12 Y tomaré el remanente de Judá que puso su rostro para entrar en la tierra de Egipto para morar allí, y en la tierra de Egipto serán todos consumidos. Caerán a espada y por el hambre serán consumidos; por la espada y el hambre morirán desde el menor hasta el mayor; y serán [causa] de blasfemia, de espanto, de maldición y de oprobio.
13 Pues castigaré a los que moran en tierra de Egipto, como castigué a Jerusalén, con espada, y con hambre, y con pestilencia.
14 Y del remanente de Judá que entraron en tierra de Egipto para morar allí, no habrá quien escape, ni quien quede vivo, para volver a la tierra de Judá, por la cual suspiran ellos por volver para habitar allí; porque no volverán sino los que escaparen.
15 Entonces todos los que sabían que sus esposas habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran multitud, y todo el pueblo que habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo:
16 [En cuanto a] la palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti;
17 sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y fuimos saciados de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno.
18 Mas desde que cesamos de ofrecer incienso a la reina del cielo, y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y a hambre somos consumidos.
19 Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso nosotras hicimos tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin [saberlo] nuestros maridos?
20 Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres, y a todo el vulgo que le había respondido esto, diciendo:
21 ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso que ofrecisteis en las ciudades de Judá, y en las plazas de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes, y el pueblo de la tierra?
22 Y no pudo soportar más Jehová a causa de la maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho: por tanto vuestra tierra fue en asolamiento, y en espanto, y en maldición, hasta no quedar morador, como hoy.
23 Porque habéis quemado incienso y pecasteis contra Jehová, y no obedecisteis a la voz de Jehová, ni anduvisteis en su ley, ni en sus estatutos, ni en sus testimonios; por tanto ha venido sobre vosotros este mal, como en este día.
24 Y dijo Jeremías a todo el pueblo, y a todas las mujeres: Oíd palabra de Jehová, todos los de Judá que [estáis] en tierra de Egipto:
25 Así habla Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, diciendo: Vosotros y vuestras esposas hablasteis con vuestras bocas, y con vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo: Cumpliremos efectivamente nuestros votos que hicimos, de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones; confirmáis a la verdad vuestros votos, y ponéis vuestros votos por obra.
26 Por tanto, oíd palabra de Jehová, todo Judá que habitáis en tierra de Egipto: He aquí he jurado por mi grande nombre, dice Jehová, que mi nombre no será más invocado en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre judío, diciendo: Vive el Señor Jehová.
27 He aquí que yo velo sobre ellos para mal, y no para bien; y todos los hombres de Judá que [están] en la tierra de Egipto, serán consumidos a espada y de hambre, hasta que perezcan del todo.
28 Y los pocos hombres que escaparen de la espada, volverán de tierra de Egipto a tierra de Judá, y todo el remanente de Judá, que ha entrado en Egipto a morar allí sabrá la palabra de quién ha de permanecer, si la mía, o la suya.
29 Y esto [tendréis] por señal, dice Jehová, de que en este lugar os visito, para que sepáis que de cierto permanecerán mis palabras para mal sobre vosotros.
30 Así dice Jehová: He aquí que yo entrego a Faraón Hofra rey de Egipto en mano de sus enemigos, en mano de los que buscan su vida, como entregué a Sedequías rey de Judá en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, su enemigo que buscaba su vida.

Testimonio: 24-06-2018

Amados, junio 24, 2018. Estaba yo meditando en muchas cosas. Muchas cosas que el Señor me ha dicho, que me ha mostrado, muchas interrogantes de muchas personas, muchas cosas que están pasando a nivel mundial. En fin, estaba extasiada en todas estas cosas y rogándole al Señor, realmente, pidiéndole al Señor de todo corazón, por su pueblo. [Para] que cuide [a] su pueblo en la ancha faz de la tierra, [los] que están saliendo a las montañas, que están queriendo hacer la voluntad de Dios y que el enemigo está, de una manera u otra, ensañado con ellos para que no puedan lograr el objetivo que Dios quiere para cada uno de nosotros. {Daisy Escalante: 24-06-2018, es.p1}

Entonces, en ese momento, mientras estaba yo en todo esto, vino palabra de Dios a mí diciendo de esta manera: He aquí hablo al guía mayor de mi rebaño: lo has saqueado y te has llenado en tus manjares con su grosura, y en huesos y despojos le has dejado. No hay ninguno que guíes que no disfrute de tus grosuras y tus deleites. Ahora pues, ¿qué dirás, que es el inminente postrer día? Y, ¿de dónde te vendrá la misericordia si has usurpado mi lugar, en mi rebaño, y de tus deleites no te privaste, aunque veías la aflicción del rebaño? He aquí, Yo tomo el control de mi verdadero rebaño y a ninguna de ellas perderé, ni se descarrilará ninguna. La levadura de vuestro corazón minó vuestra mente y no hubo discernimiento entre lo santo y lo común. Fuego extraño entró en vuestras manos, fuego que Yo no conozco; y con él estáis mancillando mi rebaño”. {Daisy Escalante: 24-06-2018, es.p2}

“Hoy, (de) los que te siguen, [son] con envidias, calumnias, desagradecidos, sin afecto natural, pues estos están picados por la serpiente antigua. Sabed, pues, que Yo Jehová no cambio, y a cada uno daré su justo precio. ¡Apartaos de la inmundicia! Y acercaos a Mí con un corazón recto y humillado. Alzad manos limpias hacia Mí; buscadme mientras pueda ser hallado. ¿No veis cómo el mundo gime y convulsa a mi postrer llegada? ¿Acaso otros te dirán: “aún no es el tiempo señalado y la hora aún, ya, de su venida, no es”, y engañarás a tu corazón? Y, ¿traicionarás tu corazón creyendo tal falsedad? No hay generación que haya visto estas cosas que, dentro de sí, no sepa que el tiempo es, ya, casi cumplido. ¿Qué comerás y qué beberás? ¿Acaso vestirás de gala en guerra y dormirás al son de la bocina? Vivo Yo el Eterno, que no pasará mucho sin que el mundo vea al príncipe de pecado hacerse pasar por Dios y muchos, aún de los que me conocen, le adorarán pues amaron sus deleites más que a Mí. Pronto, mi pueblo estará listo y a una proclamarán el mensaje final. Y, cuando veas esto, tú que duermes, ¿tendrás tiempo de despertar? Vestíos de luto porque día grande y presuroso es el día de Jehová y pronto está, a las puertas. La tierra se estremece y gime, el mar brama y los cielos lo denuncian. ¿Acaso será que todos reconocen mi proximidad menos los seres pensantes? {Daisy Escalante: 24-06-2018, es.p3}

¡Ay del que busca excusa para seguir sus propios caminos y se burla del que, humildemente, me busca! Pues allí será el lloro y el crujir de dientes. Ten, en sobremanera, vergüenza de tu condición y arrepiéntete pues, si no, vendré contra ti y serás estopa en medio del sequedal”. {Daisy Escalante: 24-06-2018, es.p4}

“¡Jóvenes insensatos, que vais tras la vanidad del mundo! ¿no sabéis que el Santo de Israel pesa vuestros corazones? ¿A dónde escaparéis en el día de aflicción? ¿y qué ídolo vuestro será [vuestro] defensor?” {Daisy Escalante: 24-06-2018, es.p5}

“¡Mujeres insensatas, que vivís la vida sin desear al Amado de los amados!”

“¡Hombres, vivís deseando el fuego de la perdición y pensáis que este no os llegará! ¿Acaso seguir el consejo juvenil, y sus deseos, será vuestra escapatoria? ¿acaso estrechar los pechos adúlteros te ayudará? ¡Miserables sois con miseria vuestra, pues habéis elegido el camino de la perdición! Y, ¿quién te seguirá? El falto de entendimiento”, contestó, “y apartado de la verdad”. {Daisy Escalante: 24-06-2018, es.p6}

“Vendiste la verdad por precio; y, ¿de qué te servirá? ¿de qué te servirá perder la verdad por precio? ¿acaso a Judas le sirvió? ¿acaso a Ananías y a Safira les sirvió? He aquí Yo pongo ante ti la balanza y mido tu camino, ¿qué, pues, veré?” {Daisy Escalante: 24-06-2018, es.p7}

“El hombre insensato paga votos por su salvación más el justo descansa en Dios, su Dios, confiado. ‘Porque caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra más a ti no llegarán’, ‘más no así con los malos que los arrebata el viento, por tanto, no se levantarán los malos en el día del juicio’. Dices en tu corazón: ‘no veré mal sino bien’. Más, he aquí, Yo salgo a ti con escarnio por cuanto has puesto a un lado al Santo de Israel”. {Daisy Escalante: 24-06-2018, es.p8}

Terminó de decir estas palabras, amados, y me dijo: “Oseas 4:6-10”. Quiera Dios, quiera Dios, y es mi ruego y oración, que cada uno de nosotros escuchemos la voz de Dios antes de que sea demasiado tarde para todos. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 24-06-2018, es.p9}

Oseas 4:6-10

6 Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Porque tú desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
7 Conforme a su grandeza así pecaron contra mí; [por tanto], cambiaré su honra en afrenta.
8 Comen del pecado de mi pueblo, y en su maldad levantan su alma.
9 Tal será el pueblo como el sacerdote: y visitaré sobre él sus caminos, y le pagaré conforme a sus obras.
10 Y comerán, mas no se saciarán; fornicarán, mas no se aumentarán; porque dejaron de escuchar a Jehová.

Testimonio: 19-07-2019 #02

Ese mismo día, 19 de julio del 2019, pero a la 1:58 de la tarde; el Señor me dejó saber qué hacer para que el Espíritu Santo esté en medio de los individuos, familias y campamentos. Me dijo Mateo 5, Mateo 6, Mateo 7, Mateo 8, Mateo 9, Mateo 10 y Mateo 11:1. {Daisy Escalante: 19-07-2019 #02, es.p1}

Amados, el cielo se abre ante las peticiones de sus hijos obedientes. Quiera Dios que cada uno de nosotros seamos así, delante de Él. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 19-07-2019 #02, es.p2}

Mateo 5

1 Y viendo las multitudes, subió al monte; y sentándose, sus discípulos vinieron a Él.
2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran; porque ellos serán consolados.
5 Bienaventurados los mansos; porque ellos heredarán la tierra.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia; porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Regocijaos y alegraos; porque vuestro galardón es grande en el cielo; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y ser hollada por los hombres.
14 Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
15 Ni se enciende un candil y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo.
17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
18 Porque de cierto os digo [que] hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo sea cumplido.
19 De manera que cualquiera que quebrantare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que [los] hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
21 Oísteis que fue dicho por los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare estará expuesto a juicio.
22 Mas yo os digo que cualquiera que sin razón se enojare contra su hermano, estará en peligro del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano: Raca, estará en peligro del concilio; y cualquiera que le dijere: Fatuo, estará expuesto al infierno de fuego.
23 Por tanto, si trajeres tu ofrenda al altar, y allí te acordares que tu hermano tiene algo contra ti;
24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
25 Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, mientras estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en la cárcel.
26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
27 Oísteis que fue dicho por los antiguos: No cometerás adulterio.
28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno.
30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que uno de tus miembros se pierda, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno.
31 También fue dicho: Cualquiera que repudiare a su esposa, déle carta de divorcio.
32 Pero yo os digo que cualquiera que repudiare a su esposa, salvo por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la divorciada, comete adulterio.
33 Además, oísteis que fue dicho por los antiguos: No perjurarás; mas cumplirás al Señor tus juramentos.
34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.
37 Mas sea vuestro hablar: Sí, sí: No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
39 Pero yo os digo: No resistáis el mal; antes a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
40 y a cualquiera que te demande ante la ley y tome tu túnica, déjale tomar también la capa;
41 y cualquiera que te obligue a ir una milla, ve con él dos.
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le rehúses.
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en el cielo; porque Él hace que su sol salga sobre malos y buenos; y envía lluvia sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también así los publicanos?
47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los publicanos?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto.

Mateo 6

1 Mirad que no hagáis vuestras limosnas delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tenéis recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados de los hombres; de cierto os digo: [Ya] tienen su recompensa.
3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha.
4 Que tu limosna sea en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, Él te recompensará en público.
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres. De cierto os digo: [Ya] tienen su recompensa.
6 Mas tú, cuando ores, entra en tu alcoba, y cerrada tu puerta ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.
7 Y cuando ores, no uses vanas repeticiones, como hacen los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
8 No seáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, [así] en la tierra como en el cielo.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre. Amén.
14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros.
15 Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
16 Y cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para parecer a los hombres que ayunan. De cierto os digo que [ya] tienen su recompensa.
17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro;
18 para no parecer a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan.
20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla, ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo estará lleno de luz.
23 Mas si tu ojo fuere maligno, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuánto más lo [serán] las mismas tinieblas?
24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o apreciará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo [más] que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
30 Y si a la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no [hará] mucho más por vosotros, hombres de poca fe?
31 Por tanto, no os afanéis, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; mas vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el mañana, que el mañana traerá su afán. Bástele al día su propio mal.

Mateo 7

1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os volverán a medir.
3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, pero no consideras la viga que está en tu propio ojo?
4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí [hay] una viga en tu propio ojo?
5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, entonces mirarás claramente para sacar la paja del ojo de tu hermano.
6 No deis lo santo a los perros; ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
9 ¿Y qué hombre hay de vosotros, a quien si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
10 ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente?
11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en el cielo dará buenas cosas a los que le pidan?
12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres os hagan, así también haced vosotros a ellos; porque esto es la ley y los profetas.
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha [es] la puerta, y espacioso el camino que lleva a perdición y muchos son los que entran por ella.
14 Porque estrecha [es] la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
17 Así todo buen árbol da buenos frutos, mas el árbol malo da malos frutos.
18 El árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
19 Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23 Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.
24 Cualquiera, pues, que oye estas mis palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
25 Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
26 Y todo el que oye estas mis palabras y no las hace, será comparado al hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó; y fue grande su ruina.
28 Y fue que, cuando Jesús hubo acabado estas palabras, la gente se maravillaba de su doctrina;
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Mateo 8

1 Y cuando Él descendió del monte, grandes multitudes le seguían.
2 Y he aquí vino un leproso y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
3 Y Jesús extendiendo [su] mano le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra.
4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para testimonio a ellos.
5 Y entrando Jesús en Capernaúm, vino a Él un centurión, rogándole,
6 y diciendo: Señor, mi siervo está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra, y mi siervo sanará.
9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo soldados bajo mi cargo; y digo a éste: Ve, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
10 Y oyéndolo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos.
12 Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su siervo fue sano en aquella misma hora.
14 Y vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste, postrada, y con fiebre.
15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
16 Y caída la tarde, trajeron a Él muchos endemoniados; y con [su] palabra echó fuera a los espíritus, y sanó a todos los que estaban enfermos;
17 para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó [nuestras] dolencias.
18 Y viendo Jesús a una gran multitud alrededor de sí, mandó que pasasen al otro lado.
19 Y cierto escriba vino y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
20 Y Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar [su] cabeza.
21 Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
22 Pero Jesús le dijo: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos.
23 Y cuando Él hubo entrado en una barca, sus discípulos le siguieron.
24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; mas Él dormía.
25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, [que] perecemos.
26 Y Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza.
27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
28 Y cuando Él llegó a la otra ribera, a la región de los gergesenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.
29 Y he aquí, clamaron diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?
30 Y lejos de ellos, estaba paciendo un hato de muchos puercos.
31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de puercos.
32 Y [Él] les dijo: Id. Y ellos saliendo, se fueron a aquel hato de puercos; y he aquí, todo el hato de puercos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.
33 Y los que los apacentaban huyeron; y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había acontecido con los endemoniados.
34 Y he aquí, toda la ciudad salió a encontrar a Jesús; y cuando le vieron, [le] rogaron que se fuera de sus contornos.

Mateo 9

1 Y entrando Él en una barca, pasó al otro lado, y vino a su ciudad.
2 Y he aquí, le trajeron a un paralítico echado en una cama; y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, ten ánimo, tus pecados te son perdonados.
3 Y he aquí, ciertos de los escribas decían dentro de sí: Éste blasfema.
4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: [Tus] pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dijo entonces al paralítico): Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
7 Entonces él se levantó y se fue a su casa.
8 Pero cuando las multitudes vieron [esto], se maravillaron y glorificaron a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
9 Y pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos; y le dijo: Sígueme. Y él se levantó y le siguió.
10 Y aconteció que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11 Y cuando vieron esto los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
12 Y oyéndolo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos.
13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
14 Entonces vinieron a Él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
15 Y Jesús les dijo: ¿Pueden, los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Mas los días vendrán, cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
16 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.
17 Tampoco echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; mas echan el vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan.
18 Hablándoles Él estas cosas, he aquí vino un principal y le adoró, diciendo: Mi hija ahora estará muerta; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
19 Y Jesús se levantó, y le siguió, y sus discípulos.
20 Y he aquí una mujer que estaba enferma de flujo de sangre por ya doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto.
21 Porque decía dentro de sí: Si tan sólo tocare su manto, seré sana.
22 Mas Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Hija, ten ánimo, tu fe te ha salvado. Y la mujer fue sana desde aquella hora.
23 Y cuando Jesús llegó a casa del principal, y vio los tañedores de flautas, y la gente que hacía bullicio,
24 les dijo: Apartaos, que la muchacha no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de Él.
25 Mas cuando hubieron echado fuera a la gente, entró, y la tomó de la mano, y la muchacha se levantó.
26 Y la fama de esto salió por toda aquella tierra.
27 Y partiendo Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
28 Y llegado a casa, los ciegos vinieron a Él; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le dijeron: Sí, Señor.
29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
31 Pero cuando ellos salieron, divulgaron su fama por toda aquella tierra.
32 Y al salir ellos, he aquí, le trajeron a un hombre mudo, endemoniado.
33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las multitudes se maravillaban, y decían: Jamás se había visto cosa semejante en Israel.
34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
35 Y recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en el pueblo.
36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies [es] mucha, mas los obreros pocos.
38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

Mateo 10

1 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio potestad [contra] los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia.
2 Y los nombres de los doce apóstoles son estos: El primero, Simón, que es llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo [hijo] de Zebedeo, y Juan su hermano,
3 Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo [hijo] de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo,
4 Simón el cananita, y Judas Iscariote, quien también le entregó.
5 A estos doce envió Jesús, y les mandó, diciendo: No vayáis por camino de los gentiles, y no entréis en ciudad de samaritanos,
6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
9 No [os] proveáis oro, ni plata, ni cobre en vuestras bolsas;
10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bordón; porque el obrero digno es de su alimento.
11 Y en cualquier ciudad o aldea donde entréis, inquirid quién en ella sea digno, y quedaos allí hasta que salgáis.
12 Y cuando entréis en una casa, saludadla.
13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.
14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.
15 De cierto os digo: En el día del juicio, será más tolerable [el castigo] para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.
16 He aquí yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, sabios como serpientes, y sencillos como palomas.
17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán.
18 Y seréis llevados ante reyes y gobernadores por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.
19 Mas cuando os entregaren, no os preocupéis de cómo o qué habéis de hablar; porque en aquella misma hora, os será dado lo que habéis de hablar.
20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
21 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra [sus] padres, y los harán morir.
22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre, mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.
23 Y cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo: No acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, sin que haya venido el Hijo del Hombre.
24 El discípulo no es más que [su] maestro, ni el siervo más que su señor.
25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Belcebú, ¿cuánto más a los de su casa?
26 Así que, no les temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.
27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.
28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a Aquél que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuadrante? Y ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
30 Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.
31 Así que, no temáis; de más estima sois vosotros que muchos pajarillos.
32 Cualquiera, pues, que me confesare delante de los hombres, también yo le confesaré delante de mi Padre que está en el cielo.
33 Y cualquiera que me negare delante de los hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en el cielo.
34 No penséis que he venido para meter paz en la tierra; no he venido para meter paz, sino espada.
35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra.
36 Y los enemigos del hombre [serán] los de su propia casa.
37 El que ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.
38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
39 El que hallare su vida, la perderá; mas el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.
40 El que a vosotros recibe, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
41 El que recibe a un profeta en nombre de profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo en nombre de justo, recompensa de justo recibirá.
42 Y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de [agua] fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

Mateo 11:1

1 Y aconteció que cuando Jesús terminó de dar comisión a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y predicar en las ciudades de ellos.

Testimonio: 04-11-2019

Amados, noviembre 4 del 2019. En sueños, yo entré en una sala de conferencias donde había una alta tarima, y unos, allí, que hablaban. Éstos, que hablaban, les decían a todos: “¡quítense sus vestiduras! Dios les manda esto, y ¡vivan felices con ésta que les vamos a dar!”. La persona mostró la vestidura, y era oscura con huecos o rasgaduras como la ropa contemporánea que tiene rasgaduras hoy. Vi a todos deponer sus vestiduras y tomar lo que se les ofrecía y ponérsela. En eso se me dijo: “camina frente a ellos y habla”. Caminé frente a ellos y les dije: “no se pongan esas vestiduras, esas no son aprobadas por Dios, usen la vestidura divina, la que Dios da”. En esos momentos, mientras hablaba, mis vestiduras normales cambiaron y una bella bata blanca me fue a mí por vestido, y ésta resplandecía. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p1}

Todos me miraron, asombrados al principio, más, luego gritaron: “¡no, no la usaremos, no la usaremos! Esta nos protege de la suciedad, más [a] esa todo se le notará, ¡no la queremos!” Fui bajada de la tarima con violencia por los hombres que antes hablaban, y fui sacada de aquel grande lugar. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p2}

Me llevaron a una colina cerca de aquel lugar [de] donde fui sacada, y yo veía el enorme plantel desde aquel lugar. Escuché un gran ruido, de repente, y un enorme charco de agua arremetió contra aquella gran estructura y la derribó. Veía escombros junto con la gente que iba siendo arrasada por aquella impetuosa agua. Se me indicó acercarme al torrente de agua, y allí veía las caras de los que iban siendo arrastrados por estas violentas aguas. Una de ellas pedía auxilio, me tiré a la corriente de agua para ayudarle, y le dije: “¡no temas, agarrémonos de esta roca que está aquí!”. Así, allí quedamos ancladas hasta que las aguas se calmaron. Un fuerte brazo anclado en la roca nos rescató. Todas las demás perecieron en las aguas y no les vi más. Ya en seco miré mis vestiduras, temía que éstas estuviesen sucias, pero no, para mí asombro estaban relucientes, y dije: “¡oh Señor, santo eres, gracias por tus misericordias!” Nos arrodillamos a orar y agradecer a Dios por tan grande salvación. Al acabar, la persona que estaba conmigo, ya no portaba sus propias vestiduras, sino que tenía una blanca como la que yo tenía. Nos miramos, felices, y alabamos a Dios por sus inmensas maravillas. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p3}

En ese momento ese sueño cambió y tuve otro sueño. Yo veía cómo la incredulidad florecía en el pueblo creyente. Éstos, que antes estaban entusiasmados por la Palabra de Verdad, eran ahora presos de las dudas y la incredulidad. Sus ideas erradas, sus expectativas no llegadas les hacían retroceder. Vi que, cuando en la tierra sucede algo, también en el cielo pasa de igual manera; y que ambos lugares estaban en actividad al unísono. Frente a la gran apretura que vivimos, en el cielo, los adelantos se han agudizado más. Los libros son un trabajo de carácter arduo y minucioso, y todo lo que allí se borra o se escribe tiene efecto en la tierra. Se me dijo: “ven y ve”. Miré, y vi un bello libro resplandeciente con letras de oro y un nombre que no recuerdo. Luego se me dijo: “ven”. Fui a la tierra, al lugar donde estaba la persona de ese nombre, le vi dormido en su cama, y vi un ángel en el borde de su cama, sentado, mirándolo con tiernos ojos de amor y gran cuidado, ¡fue maravillosa aquella escena! Luego se me dijo: “vamos”. Fui llevada otra vez a la sala de los libros, y allí, en otro libro, vi un nombre que tampoco recuerdo, y luego vinimos otra vez a la tierra a ver a esa persona. También estaba dormida pero sus sueños eran intranquilos, estaba dormido de costado, y cuando nos acercamos, ¡vi un ser muy horrible!, como si fuera un enorme reptil, que, pegado a este hombre, dormía. Mi espanto fue tremendo y pedí no ver más, me fue concedido y salimos de aquel lugar. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p4}

Luego fuimos a una ciudad, y me dijo: “observa”. Vi una violencia tal, vi carros que [andaban] de aquí para allá y de allá para acá, y hombres en ellos que sacaban pistolas y disparaban a gentes, casas, a otros carros, a todo lo que estaba a su paso. Estos hombres eran civiles y uniformados, el caos era por doquier, ¡todos gritaban y corrían!, otros gritaban por los impactos y ahí quedaban. Se me dijo: “observa”. Mis ojos se abrieron, y vi cómo cada ser humano, frente a mí, tenía a su lado, o dentro de sí, un ser de esos que vi en la cama del hombre que dormía, que era como un reptil. Dije: “¡oh Señor, aquí todos están con esas horribles criaturas, y se matan entre ellos!” Me dijo: “esta es su suerte”. Vi, luego, que fueron a orillas de la ciudad. Y, ahí, de la misma forma, hacían disparos y [había] muerte por doquier. Vi muchos arrodillados, implorar, pero las balas les alcanzaban y quedaban allí, muertos en el suelo. Se me dijo: “la hora es venida, el que permanezca en lugar inseguro ciertamente perecerá. ¡Avanzad, avanzad, avanzad, porque aún para esto hay plazo!” En ese momento, amados, desperté, y se me dijo: “Isaías 2”. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p5}

Quiera Dios que cada uno de nosotros podamos avanzar, tener fe en las palabras de Cristo Jesús, y poder llegar a lugar seguro, para así poder ser cobijados bajo las alas del Altísimo. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p6}

Isaías 2

1 Lo que vio Isaías, hijo de Amoz, tocante a Judá y a Jerusalén.
2 Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.
3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y Él nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.
5 Venid, oh casa de Jacob, y caminemos a la luz de Jehová.
6 Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos [de maldades] del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y hacen pacto con hijos de extranjeros.
7 Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos; sus carros [son] innumerables.
8 Además está su tierra llena de ídolos, y a la obra de sus manos se han arrodillado, a lo que fabricaron sus dedos.
9 Y el hombre vil se ha inclinado, y el hombre altivo se ha humillado; por tanto no los perdones.
10 Métete en la piedra, escóndete en el polvo, por la presencia temible de Jehová, y por el esplendor de su majestad.
11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día.
12 Porque día de Jehová de los ejércitos [vendrá] sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo enaltecido; y será abatido;
13 sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todos las encinas de Basán.
14 Y sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados levantados;
15 Y sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte;
16 Y sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas.
17 Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día.
18 Y quitará totalmente los ídolos.
19 Y se meterán en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
20 Aquel día arrojará el hombre, a los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase;
21 y se entrarán en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
22 Dejaos del hombre, cuyo aliento [está] en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

Testimonio: 18-04-2020 #02

Amados, 18 de abril del 2020, a las 12:39 de la tarde, mientras estudiaba la Palabra del Señor, vino palabra del Señor a mí diciendo: “Yo Soy el que soy, y no hay variación en Mí. Lo mismo que hice en Egipto para libertar a mi pueblo, aún [mayores cosas] haré en la liberación final y total de mi pueblo. No habrá hombre que se imponga, ni cadenas malignas que no sucumban ante mi gloria, por tanto, Yo te aconsejo que no vires ni a derecha ni a izquierda, y sigas tras mis pisadas. Porque rugirá el cielo y la tierra temblará como ebrio, el mar se desasentará, los ríos cambiarán su cauce y los montes gritarán; más, mis verdaderos hijos vivirán confiados bajo mis alas. Apártense de todo aquel que no desee invocar mi Nombre, porque Yo traeré sobre ellos dolor y aflicción de espíritu, por cuanto conocieron y aborrecieron mis dichos, violaron mi pacto, tergiversaron mi Ley y no dieron oídos a mis estatutos que perpetué por vuestras generaciones. Por tanto, tendré misericordia del que tendré misericordia. Del perverso y del malvado me encargaré Yo. Y libraré a mi redil de su sufrimiento, pero éste no encontrará quien le libre porque Yo esconderé de él mi rostro. Por cuanto me desechó, Yo también lo desecho. {Daisy Escalante: 18-04-2020 #02, es.p1}

Palabras fieles y verdaderas del Señor para cada uno de vosotros. Que el Señor nos bendiga. {Daisy Escalante: 18-04-2020 #02, es.p2}

Himno 182: Cantaré, cantaré
Himno 249: Todas las promesas