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Manjar Sabático

14-01-2022

Isaías 2

1 Lo que vio Isaías, hijo de Amoz, tocante a Judá y a Jerusalén.
2 Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.
3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y Él nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.
5 Venid, oh casa de Jacob, y caminemos a la luz de Jehová.
6 Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos [de maldades] del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y hacen pacto con hijos de extranjeros.
7 Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos; sus carros [son] innumerables.
8 Además está su tierra llena de ídolos, y a la obra de sus manos se han arrodillado, a lo que fabricaron sus dedos.
9 Y el hombre vil se ha inclinado, y el hombre altivo se ha humillado; por tanto no los perdones.
10 Métete en la piedra, escóndete en el polvo, por la presencia temible de Jehová, y por el esplendor de su majestad.
11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día.
12 Porque día de Jehová de los ejércitos [vendrá] sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo enaltecido; y será abatido;
13 sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todos las encinas de Basán.
14 Y sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados levantados;
15 Y sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte;
16 Y sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas.
17 Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día.
18 Y quitará totalmente los ídolos.
19 Y se meterán en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
20 Aquel día arrojará el hombre, a los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase;
21 y se entrarán en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
22 Dejaos del hombre, cuyo aliento [está] en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

Profetas y Reyes, capítulo 23: El cautiverio asirio.

Los años finales del malhadado reino de Israel se vieron señalados por tanta violencia y derramamiento de sangre que no se había conocido cosa semejante ni aun en los peores tiempos de lucha e intranquilidad bajo la casa de Acab. Durante más de dos siglos los gobernantes de las diez tribus habían estado sembrando vientos; y ahora cosechaban torbellinos. Un rey tras otro perecía asesinado para que otros ambiciosos reinasen. El Señor declaró acerca de estos usurpadores impíos: “Ellos hicieron reyes, mas no por mí; constituyeron príncipes, más yo no lo supe.” Oseas 8:4. Todo principio de justicia era desechado y los que debieran haberse destacado delante de las naciones de la tierra como depositarios de la gracia divina “contra Jehová prevaricaron” (Oseas 5:7) y unos contra otros. {PR 209.1; PK.279.1}

Mediante las reprensiones más severas, Dios procuró despertar a la nación impenitente y hacerle comprender su inminente peligro de ser destruida por completo. Mediante Oseas y Amós envió un mensaje tras otro a las diez tribus, para instarlas a arrepentirse plenamente y para amenazarlas con el desastre que resultaría de sus continuas transgresiones. Declaró Oseas: “Habéis arado impiedad, segasteis iniquidad: comeréis fruto de mentira: porque confiaste en tu camino, en la multitud de tus fuertes. Por tanto, en tus pueblos se levantará alboroto, y todas tus fortalezas serán destruidas… En la mañana será del todo cortado el rey de Israel.” Oseas 10:13-15. {PR 209.2; PK.279.2}

Acerca de Efraín* testificó el profeta: “Comieron extraños su substancia, y él no lo supo; y aun vejez se ha esparcido por él, y él no lo entendió.” “Israel desamparó el bien.” “Quebrantado en juicio,” incapaz de discernir el resultado desastroso de su mala conducta, el pueblo de las diez tribus quedaría pronto condenado a errar “entre las gentes.” Oseas 7:9; 8:3; 5:11; 9:17. {PR 209.3; PK.280.1}

Algunos de los caudillos de Israel tenían un agudo sentido de su pérdida de prestigio, y deseaban recuperarlo. Pero en vez de apartarse de las prácticas que habían debilitado al reino, continuaban en la iniquidad, congratulándose de que cuando llegase la ocasión podrían alcanzar el poder político que deseaban aliándose con los paganos. “Y verá Ephraim su enfermedad, y Judá su llaga: irá entonces Ephraim al Assur.” “Y fué Ephraim como paloma incauta, sin entendimiento: llamarán a Egipto, acudirán al Asirio.” “Hicieron alianza con los Asirios.” Oseas 5:13; 7:11; 12:2. {PR 210.1; PK.280.2}

Mediante el varón de Dios que se había presentado ante el altar de Betel, mediante Elías y Eliseo, mediante Amós y Oseas, el Señor había señalado repetidas veces a las diez tribus los males de la desobediencia. Sin embargo y a pesar de las reprensiones y súplicas, Israel se había hundido más y más en la apostasía. Declaró el Señor: “Porque como becerra cerrera se apartó Israel.” “Está mi pueblo adherido a la rebelión contra mí.” Oseas 4:16; 11:7. {PR 210.2; PK.281.1}

Hubo tiempos en que los juicios del Cielo cayeron en forma muy gravosa sobre el pueblo rebelde. Dios declaró: “Por esta causa corté con los profetas, con las palabras de mi boca los maté; y tus juicios serán como luz que sale. Porque misericordia quise, y no sacrificio; y conocimiento de Dios más que holocaustos. Mas ellos, cual Adam, traspasaron el pacto: allí prevaricaron contra mí.” Oseas 6:5-7. {PR 210.3; PK.281.2}

El mensaje que les llegó finalmente fue: “Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel… Pues que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Conforme a su grandeza así pecaron contra mí: trocaré su honra en afrenta. … Y visitaré sobre él sus caminos, y pagaréle conforme a sus obras.” Oseas 4:1, 6-9. {PR 210.4; PK.281.3}

La iniquidad de Israel durante el último medio siglo antes de la cautividad asiria, fue como los días de Noé y como toda otra época cuando los hombres rechazaron a Dios y se entregaron por completo al mal hacer. La exaltación de la naturaleza sobre el Dios de la naturaleza, la adoración de las criaturas en vez del Creador, resultaron siempre en los males más groseros. Asimismo, cuando el pueblo de Israel, en su culto de Baal y Astarté, rindió supremo homenaje a las fuerzas de la naturaleza, se separó de todo lo que es elevador y ennoblecedor y cayó fácilmente presa de la tentación. Una vez derribadas las defensas del alma, los extraviados adoradores no tuvieron barrera contra el pecado, y se entregaron a las malas pasiones del corazón humano. {PR 211.1; PK.281.4}

Contra la intensa opresión, la flagrante injusticia, el lujo y el despilfarro desmedidos, los desvergonzados banquetes y borracheras, la licencia y las orgías de su época, los profetas alzaron la voz; pero vanas fueron sus protestas, vana su denuncia del pecado. Declaró Amós: “Ellos aborrecieron en la puerta al reprensor, y al que hablaba lo recto abominaron.” “Afligen al justo, y reciben cohecho, y a los pobres en la puerta hacen perder su causa.” Amós 5:10, 12. {PR 211.2; PK.282.1}

Tales fueron algunos de los resultados que tuvo la erección de los dos becerros de oro por Jeroboam. La primera desviación de las formas establecidas de culto introdujo formas de idolatría aún más groseras, hasta que finalmente casi todos los habitantes de la tierra se entregaron a las seductoras prácticas del culto de la naturaleza. Olvidando a su Hacedor, los hijos de Israel “llegaron al profundo, corrompiéronse.” Oseas 9:9. {PR 211.3; PK.282.2}

Los profetas continuaron protestando contra esos males, e intercediendo porque se hiciese el bien. Oseas rogaba: “Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; arad para vosotros barbecho: porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia.” “Tú pues, conviértete a tu Dios: guarda misericordia y juicio, y en tu Dios espera siempre.” “Conviértete, oh Israel, a Jehová tu Dios: porque por tu pecado has caído… Decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien.” Oseas 10:12; 12:7; 14:1, 2. {PR 211.4; PK.282.3}

Se dieron a los transgresores muchas oportunidades de arrepentirse. En la hora de su más profunda apostasía y mayor necesidad, Dios les dirigió un mensaje de perdón y esperanza. Declaró: “Te perdiste, oh Israel, más en mí está tu ayuda. ¿Dónde está tu rey, para que te guarde?” Oseas 13:9, 10. {PR 212.1; PK.283.1}

El profeta suplicó: “Venid y volvámonos a Jehová: que él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Darános vida después de dos días: al tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová: como el alba está aparejada su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.” Oseas 6:1-3. {PR 212.2; PK.283.2}

A los que habían perdido de vista el plan secular trazado para librar a los pecadores apresados por el poder de Satanás, el Señor ofreció restauración y paz. Declaró: “Yo medicinaré su rebelión, amarélos de voluntad: porque mi furor se apartó de ellos. Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. Extenderse han sus ramos, y será su gloria como la de la oliva, y olerá como el Líbano. Volverán, y se sentarán bajo de su sombra: serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid: su olor, como de vino del Líbano. Ephraim dirá: ¿Qué más tendré yo con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde: de mí será hallado tu fruto. {PR 212.3; PK.283.3}

“¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son derechos, y los justos andarán por ellos: más los rebeldes en ellos caerán.” Oseas 14:4-9. {PR 212.4; PK.284.1}

Se recalcó mucho lo benéfico que es buscar a Dios. El Señor mandó esta invitación: “Buscadme, y viviréis; y no busquéis a Beth-el, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beer-seba: porque Gilgal será llevada en cautiverio, y Beth-el será deshecha.” {PR 212.5; PK.284.2}

“Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos será con vosotros, como decís. Aborreced el mal, y amad el bien, y poned juicio en la puerta: quizá Jehová, Dios de los ejércitos, tendrá piedad del remanente de José.” Amós 5:4, 5, 14, 15. {PR 213.1; PK.284.3}

Un número desproporcionado de los que oyeron estas invitaciones se negaron a valerse de ellas. La palabra de los mensajeros de Dios contrariaba de tal manera los malos deseos de los impenitentes, que el sacerdote idólatra de Betel mandó este aviso al gobernante de Israel: “Amós se ha conjurado contra ti en medio de la casa de Israel: la tierra no puede sufrir todas sus palabras.” Amós 7:10. {PR 213.2; PK.284.4}

Mediante Oseas el Señor declaró: “Estando yo curando a Israel, descubrióse la iniquidad de Ephraim, y las maldades de Samaria.” “Y la soberbia de Israel testificará contra él en su cara: y no se tornaron a Jehová su Dios, ni lo buscaron con todo esto.” Oseas 7:1, 10. {PR 213.3; PK.284.5}

De generación en generación, el Señor tuvo paciencia con sus hijos extraviados; y aun entonces, frente a una rebelión desafiante, anhelaba revelarse a ellos, dispuesto a salvarlos. Exclamó: “¿Qué haré a ti, Ephraim? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como la nube de la mañana, y como el rocío que de madrugada viene.” Oseas 6:4. {PR 213.4; PK.285.1}

Los males que se habían extendido por la tierra habían llegado a ser incurables; y se pronunció esta espantosa sentencia sobre Israel: “Ephraim es dado a ídolos; déjalo.” “Vinieron los días de la visitación, vinieron los días de la paga; conocerálo Israel.” Oseas 4:17; 9:7. {PR 213.5; PK.285.2}

Las diez tribus de Israel iban a cosechar los frutos de la apostasía que había cobrado forma con la instalación de altares extraños en Betel y en Dan. El mensaje que Dios le dirigió fue: “Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejar; encendióse mi enojo contra ellos, hasta que no pudieron alcanzar inocencia. Porque de Israel es, y artífice lo hizo; que no es Dios: por lo que en pedazos será deshecho el becerro de Samaria.” “Por las becerras de Beth-aven serán atemorizados los moradores de Samaria: porque su pueblo lamentará a causa del becerro, y sus sacerdotes que en él se regocijaban… Y aun será él llevado a Asiria en presente al rey Jared [Senaquerib].” Oseas 8:5, 6; 10:5, 6. {PR 213.6; PK.285.3}

“He aquí los ojos del Señor Jehová están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la haz de la tierra: mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová. Porque he aquí yo mandaré, y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las gentes, como se zarandea el grano en un harnero, y no cae un granito en la tierra. A cuchillo morirán todos los pecadores de mi pueblo, que dicen: No se acercará, ni nos alcanzará el mal.” {PR 214.1; PK.285.4}

“Las casas de marfil perecerán; y muchas casas serán arruinadas, dice Jehová.” “El Señor Jehová de los ejércitos es el que toca la tierra, y se derretirá, y llorarán todos los que en ella moran.” “Tus hijos y tus hijas caerán a cuchillo, y tu tierra será partida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será traspasado de su tierra.” “Porque te he de hacer esto, aparéjate para venir al encuentro a tu Dios, oh Israel.” Amós 9:8-10; 3:15; 9:5; 7:17; 4:12. {PR 214.2; PK.286.1}

Los castigos predichos quedaron suspendidos por un tiempo, y durante el largo reinado de Jeroboam II los ejércitos de Israel obtuvieron señaladas victorias; pero ese tiempo de prosperidad aparente no cambió el corazón de los impenitentes, así que fué finalmente decretado: “Jeroboam morirá a cuchillo, e Israel pasará de su tierra en cautiverio.” Amós 7:11. {PR 214.3; PK.286.2}

Tanto habían progresado en la impenitencia el rey y el pueblo que la intrepidez de esa declaración no tuvo efecto en ellos. Amasías, uno de los que acaudillaban a los sacerdotes idólatras de Betel, agitado por las claras palabras pronunciadas por el profeta contra la nación y su rey, dijo a Amós: “Vidente, vete, y huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allí: y no profetices más en Beth-el, porque es santuario del rey, y cabecera del reino.” Vers. 12, 13. {PR 214.4; PK.286.3}

A esto respondió firmemente el profeta: “Por tanto, así ha dicho Jehová: … Israel será traspasado de su tierra.” Vers. 17. {PR 215.1; PK.286.4}

Las palabras pronunciadas contra las tribus apóstatas se cumplieron literalmente; pero la destrucción del reino se produjo gradualmente. Al castigar, el Señor tuvo misericordia; y al principio, cuando “vino Phul rey de Asiria a la tierra,” Manahem, entonces rey de Israel, no fue llevado cautivo, sino que se le permitió permanecer en el trono como vasallo de Asiria. “Dió Manahem a Phul mil talentos de plata porque le ayudara a confirmarse en el reino. E impuso Manahem este dinero sobre Israel, sobre todos los poderosos y opulentos: de cada uno cincuenta siclos de plata, para dar al rey de Asiria.” 2 Reyes 15:19, 20. Habiendo humillado las diez tribus, los asirios volvieron por un tiempo a su tierra. {PR 215.2; PK.287.1}

Lejos de arrepentirse del mal que había ocasionado ruina en su reino, Manahem continuó en “los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.” Pekaía y Peka, sus sucesores, también hicieron “lo malo en ojos de Jehová.” 2 Reyes 15:18, 24, 28. “En los días de Peka,” quien reinó veinte años, Tiglath-pileser, rey de Asiria, invadió a Israel, y se llevó una multitud de cautivos de entre las tribus que vivían en Galilea y al oriente del Jordán. “Los Rubenitas y Gaditas y … la media tribu de Manasés,” juntamente con otros de los habitantes de “Galaad, y Galilea, y toda la tierra de Nephtalí” (1 Crónicas 5:26; 2 Reyes 15:29) fueron dispersados entre los paganos, en tierras muy distantes de Palestina. {PR 215.3; PK.287.2}

El reino septentrional no se recobró nunca de este golpe terrible. Un residuo débil hizo subsistir la forma de gobierno, pero éste ya no tenía poder. Un solo gobernante, Oseas, iba a seguir a Peka. Pronto el reino iba a ser destruido para siempre. Pero en aquel tiempo de tristeza y angustia Dios manifestó misericordia, y dió al pueblo otra oportunidad de apartarse de la idolatría. En el tercer año del reinado de Oseas, el buen rey Ezequías comenzó a reinar en Judá, y con toda celeridad instituyó reformas importantes en el servicio del templo de Jerusalén. Hizo arreglos para que se celebrara la Pascua, y a esta fiesta fueron invitadas no sólo las tribus de Judá y Benjamín, sobre las cuales Ezequías había sido ungido rey, sino también todas las tribus del norte. Se dió una proclamación “por todo Israel, desde Beer-seba hasta Dan, para que viniesen a celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalem: porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito. {PR 215.4; PK.287.3}

“Fueron pues correos con letras de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá,” con esta apremiante invitación: “Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, y él se volverá a las reliquias que os han quedado de la mano de los reyes de Asiria… No endurezcáis pues ahora vuestra cerviz como vuestros padres: dad la mano a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro Dios, y la ira de su furor se apartará de vosotros. Porque si os volviereis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán a esta tierra: porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no volverá de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él.” 2 Crónicas 30:5-9. {PR 216.1; PK.288.1}

“De ciudad en ciudad por la tierra de Ephraim y Manasés, hasta Zabulón,” proclamaron el mensaje los correos enviados por Ezequías. Israel debiera haber reconocido en esta invitación un llamamiento a arrepentirse y a volverse a Dios. Pero el residuo de las diez tribus que moraba todavía en el territorio del, una vez, floreciente reino del norte, trató a los mensajeros reales de Judá con indiferencia y hasta con desprecio. “Se reían y burlaban de ellos.” Hubo sin embargo algunos que respondieron gustosamente. “Algunos hombres de Aser, de Manasés, y de Zabulón, se humillaron y vinieron a Jerusalem, … para celebrar la solemnidad de los ázimos.” 2 Crónicas 30:10-13. {PR 216.2; PK.291.1}

Como dos años más tarde, Samaria fue cercada por las huestes de Asiria bajo Salmanasar; y en el sitio que siguió, multitudes perecieron miserablemente de hambre y enfermedad, así como por la espada. Cayeron la ciudad y la nación y el quebrantado remanente de las diez tribus fue llevado cautivo y disperso por las provincias del reino asirio. {PR 217.1; PK.291.2}

La destrucción acaecida al reino del norte fué un castigo directo del Cielo. Los asirios fueron tan sólo los instrumentos que Dios usó para ejecutar su propósito. Por medio de Isaías, quien empezó a profetizar poco después de la caída de Samaria, el Señor se refirió a las huestes asirias como “vara y bastón de mi furor: en su mano he puesto mi ira.” Isaías 10:5. {PR 217.2; PK.291.3}

Muy grave había sido el pecado de los hijos de Israel “contra Jehová su Dios,” e hicieron “cosas muy malas.” “Más ellos no obedecieron, antes … desecharon sus estatutos, y su pacto que él había concertado con sus padres, y sus testimonios que él había protestado contra ellos.” Debido a que habían dejado “todos los mandamientos de Jehová su Dios, e hiciéronse vaciadizos dos becerros, y también bosques, y adoraron a todo el ejército del cielo, y sirvieron a Baal,” y se habían negado constantemente a arrepentirse, el Señor “afligiólos, y entrególos en manos de saqueadores, hasta echarlos de su presencia,” en armonía con las claras advertencias que les había enviado por “todos los profetas sus siervos.” {PR 217.3; PK.291.4}

“E Israel fue trasportado de su tierra a Asiria,” “por cuanto no habían atendido la voz de Jehová su Dios, antes habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado.” 2 Reyes 17:7, 11, 14-16, 20, 23; 18:12. {PR 217.4; PK.292.1}

En los terribles castigos que cayeron sobre las diez tribus, el Señor tenía un propósito sabio y misericordioso. Lo que ya no podía lograr por medio de ellas en la tierra de sus padres, procuraría hacerlo esparciéndolas entre los paganos. Su plan para salvar a todos los que quisieran obtener perdón mediante el Salvador de la familia humana, debía cumplirse todavía; y en las aflicciones impuestas a Israel, estaba preparando el terreno para que su gloria se revelase a las naciones de la tierra. No todos los que fueron llevados cautivos eran impenitentes. Había entre ellos algunos que habían permanecido fieles a Dios, y otros que se habían humillado delante de él. Mediante éstos, los “hijos del Dios viviente” (Oseas 1:10), iba a comunicar a multitudes del reino asirio un conocimiento de los atributos de su carácter y de la beneficencia de su ley. {PR 217.5; PK.292.2}

Testimonio: 19-08-2017 #01

Amados, el 19 de agosto del 2017, tuve otro sueño. Fui llevada a este lugar donde estaba habiendo un seminario de la iglesia, en la Asociación Adventista del Este, aquí, en Puerto Rico. Allí, al llegar, vi cómo tenían todo listo como para un sorteo. Entonces yo me senté en una mesa y una hermana me preguntó por mis testimonios, antes expuestos, y me urgía que los contara en público. Pero en ese momento, mientras ella me urgía para que yo los contara en público, el presidente de dicha asociación me llamó fuera para hablar conmigo. Y me dijo que él había cometido un error al dejarme entrar pues ahora todos se habían ido porque ellos declaraban que yo era una hereje. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p1}

Entonces me hizo una pregunta: “¿por qué dices tantas cosas feas de la iglesia?” A lo que yo le contesté, en el sueño: “yo nunca pedí que esto ocurriera, pero ocurrió. El Rey del universo, nuestro Salvador, no está contento con lo que pasa en la organización de la iglesia. Se detiene su Palabra de verdad, se predica la mentira. ¿Cómo pueden hacer tal cosa?” —yo le decía—, “¿y crucificar al Rey de reyes y al Señor de señores, y pensar que son siervos de Dios?”, le decía yo a él. Entonces le seguía diciendo: “¡son siervos de Lucifer!” Entonces, en ese momento, él se levantó y me dijo: “¡vete!, tu suerte está echada. Nunca más deseo verte”. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p2}

Entonces yo salí de allí, muy triste. Pasé por el salón donde debía haberse llevado aquel seminario, pero estaba vacío, así que salí por el pasillo y sólo una persona aguardaba allí con mi familia. A al llegar donde ellos, yo les decía a ellos: “pero, ¿qué pasa? Por más que trato de decirles no me hacen caso, yo no sé qué voy a hacer”. Entonces, la persona que estaba allí con mi familia, que era una dama, me dijo: “no te preocupes, yo te creo, yo sé que Jesús compondrá las cosas. ¡Vámonos, vámonos de aquí!” Entonces, yo comencé a llorar, porque salí de aquel lugar sintiéndome vencida. Porque no me habían podido escuchar, ¡porque nadie quiso!, y todos se fueron. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p3}

Entonces, pues, ya nos dirigíamos a la casa de esta hermana para llevarla. Fuimos a un barrio, que era donde ella vivía, y todas las casas de aquel lugar, a excepción de la de ella y dos más, estaban deshabitadas; todo era desolación, ruina y desastre. Entonces le pregunté a la hermana: “¿por qué usted está viviendo aquí?” Entonces ella, en el sueño, me contestó: “es que el tiempo pasó y yo no obedecí; debí haber salido, más ahora estoy atrapada”. Entonces yo le dije: “pero usted no tiene por qué estar aquí, venga con nosotros, ¡vámonos!”. Pero cuando yo le dije eso, ella entró rápido a su casa, cerró las rejas de su entrada, entonces, la llave con que ella cerró las rejas, se la tragó. Y me dijo llorando: “¡vete, mi suerte está echada!” {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p4}

Entonces, cuando yo vi eso, ¡me desesperé tanto! ¡tanto! ¡Porque yo veía la desolación llegando a su casa! Entonces, yo comencé a luchar con la puerta, con aquellas rejas, para poder abrirla, pero no podía abrirla. Entonces, en ese momento de mi desesperación, que estaba tratando de abrir las rejas porque la desolación ya llegaba, casi, a la casa de la hermana, en eso, apareció mi acompañante y me dijo: “es hora, vámonos. Ella sabía, el Espíritu Santo le advirtió apelando a su corazón, más ella hizo caso a hombres antes que a Dios. Ella reconoce su error, más ahora es muy tarde”. Entonces comencé a llorar, estaba desesperada porque yo conocía a esa hermana, la pude reconocer en el sueño. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p5}

Entonces fui llevada a un lugar, estaba alto el lugar, allí me sentía segura, pero yo veía la desolación que venía y arropaba en diferentes lugares. Entonces mi acompañante me dijo: “este es el reino que quería satanás: desolación. Y muchos, aún a sabiendas, tomaron su lado y ahora, ya, para ellos es muy tarde”. Entonces, en ese momento comencé a llorar, ya no podía más, caí al suelo, estaba exhausta y decía: “¡Señor!, ¿para qué? ¿para qué me muestras esto si no les puedo ayudar?” Entonces, en este momento, mi acompañante puso su mano sobre mi hombro y me dijo: “levántate, ten ánimo, no temas. Ve y dile a los que deseen escuchar, que el tiempo es hoy, pues mañana es tarde. Que todo está dispuesto, que se alisten, porque la redención está cerca”. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p6}

Entonces amados, ahí desperté. Comencé a orar, y a pedirle al Señor que nos prepare, y que nosotros nos dejemos preparar, para esos momentos tan difíciles que se nos avecinan. Ojalá podamos escuchar la voz de nuestro Dios antes de que sea demasiado tarde. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 19-08-2017 #01, es.p7}

Testimonio: 20-10-2018 #01

1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años, de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;
2 antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y las nubes se vuelvan tras la lluvia;
3 cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas, porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;
4 Y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará al canto del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas;
5 [cuando] también temerán de la altura, y de los terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los que endechan andarán al derredor de las calles.
6 Antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;
7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.
8 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo [es] vanidad.
9 Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.
10 Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escritura recta, palabras de verdad.
11 Las palabras de los sabios [son] como aguijones; y como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.
12 Ahora, hijo mío, a más de esto, sé avisado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne.
13 El fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, ya [sea] buena o [sea] mala.

Testimonio: 01-06-2019

Amados, 1 de junio 2019. No será entregada lluvia tardía a aquel que no haya recibido la lluvia temprana. Vi que sin éstas el penitente no pasará a ser parte del residuo. Vi cómo muchas mujeres, que hablaban del gran amor de Dios y lloraban por Él, estaban con uñas pintadas desde colores claros hasta oscuros vivos. Dijo mi acompañante: “anatema en el pueblo, sus actos hablan más que sus palabras”. {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p1}

Vi, luego, jóvenes que se estaban preparando para un drama, era una cantata. No tenían tiempo para otra cosa sino para sus ensayos. Su mente era cautivada por esto, y dijo mi acompañante: “anatema en el pueblo”. {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p2}

Luego, también, me fue mostrada una dama preparando una clase para niños, donde pasó horas de su vida preparando muñecos, escritos y juegos. En este tiempo el Espíritu Santo apelaba a su corazón, más ésta no tenía tiempo para escucharle porque su trabajo era primero. Dijo mi acompañante: “anatema”. {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p3}

Vi, entonces, un pueblo que, se me dejó saber, está consciente de que todo va de mal en peor, pero en su mente está la siguiente aseveración: “no me moveré hasta ver las evidencias contundentes, hasta que no esté pasando lo que se dice, no me moveré”. Dijo mi acompañante: “¿tendrán éstos aceites para la prueba final?” Y él mismo contestó: “no, de ninguna manera. Estos no recibieron la lluvia temprana que los prepararía para la lluvia tardía”. Vi a muchos a sus anchas, en sus casas cómodas, y en sus trabajos muy bien, puntuales y eficientes. No había espacio en sus vidas, sólo para sus vacaciones programadas y los días feriados paganos. Mientras su vida era robada por las faenas diarias, dijo mi acompañante: “¿podrá el que no siembra, cosechar? De cierto digo, no. Esto también es anatema”. {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p4}

Luego vi a unas mujeres que entraron en una casa, y esa casa era de una madre que había muerto, de una de ellas. Ésta añoraba su casa, los lujos, cada cuarto, cada mueble, los recuerdos del pasado eran su único pensar. Dijo mi acompañante: “¿podrá el amor a este mundo y el amor a las cosas de Dios estar al mismo tiempo?” Y él mismo contestó: “no, de ninguna manera; a vosotros sólo os es otorgado el presente inmediato. Ese es el momento de decidir para salvación o para perdición. Vivir [en] el pasado y [en] el futuro es obra del maligno y crea la mayor distracción existente en este mundo tan crucial, donde las cosas se están llevando para vida o para muerte. El anciano vive de los recuerdos del pasado”, dijo, “el joven vive pensando en el futuro. El que no venza esto, no podrá obtener la vida eterna, pues el tiempo de la lluvia temprana pasará delante de él y no echará a ver que su hora pasó, y sólo cuando la lluvia tardía llegue en toda su plenitud, entonces, lo notará. Pero negará la eficacia de ella porque desechó el tiempo de su preparación en los amores al mundo. Entonces, esto también es anatema y Dios no puede ser burlado”. {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p5}

Vi, luego, cómo las leyes se apretaban, y el pueblo de Dios era obligado a buscar refugio entre las montañas. El plan [del] enemigo instigador, padre de perdición, era llevado a cabo por aquellos que sólo amaban sus anatemas. Vi a éstos ser movilizados con furia y desdeño sobre los que queríamos hacer la voluntad de Dios. Vi al pueblo de Dios buscando, muy apresuradamente, refugio, porque las leyes les amenazaban. También vi que sus familias se resquebrajaban y, aún, querían quitarles la vida. Ahí fueron purificados, entre sollozos, llantos y ruegos [al] Dios Altísimo. Éste, comisionaba a sus ángeles para impartir consuelo y dirección. Estos se establecieron en lugares muy recónditos, y allí, esperaban agradecidos, y su mayor labor diaria era encontrarse con Dios y ponerse a cuentas con Él. {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p6}

Vi entonces cómo naciones se airaron con tal furia que la vida humana era incierta. Vi cómo un sólo hombre, uno sólo, era el que gobernaba el mundo y a éste todos les rendían pleitesía. Dijo mi acompañante: “este es el hombre de pecado, el hijo de destrucción, el que se [dice] ser Dios haciéndose pasar por Dios”. Vi entonces que —en sus filas—, las filas de su ejército eran encabezadas por aquellos que amaban los anatemas, ¡eran muchísimos! Y muchos adventistas estaban en esas filas preparados para el gran asalto final. {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p7}

Mientras sus hijos leales permanecían orando, rogando y suplicando a Dios por protección, día y noche, nos invistió un poder sobrenatural. El miedo desapareció y la verdad brilló tan pura y clara en nuestras mentes, que de nuestras bocas salían verdades puras y sencillas de gran impacto a la mente y al corazón humano. Recibimos la orden y salimos, y una fuerza nos llevaba a todos los lugares. No experimentábamos cansancio en ese momento, todo era muy rápido y con gran eficacia. Muchos escuchaban y eran salidos de las filas del mal para recibir el mismo poder que nos movía, y se nos unían en la proclamación. Vi muchos, ¡muchos!, pero muchos, y nuestras filas [se] engrosaban. Se veían demonios sobrevolando sobre nosotros, más no se ocupaban porque algo los mantenía en jaque. {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p8}

¡Era la hora, la hora esperada, amados! El mundo estaba envuelto en el último mensaje que el cielo concedía para el arrepentimiento final, y [para] terminar la obra mediadora de este mundo. A una señal todo empezó, y asimismo terminó. Y fuimos guiados a cuevas nunca antes vistas por ojo humano. Yo vi cada lugar en el globo terráqueo —que ya estaban listas estas cuevas—. Vi cuevas donde los escogidos de Dios compartían con leones, juntos, en la misma guarida, y ángeles excelsos mantenían en jaque, [a] estas fieras, con su poder para [que] no hicieran daño a los escogidos. ¡La escena, amados, fue sublime, fue arrobadora! Sólo exclamábamos: “¡bendito Dios, gracias Señor, gracias por tu maravillosa protección! Dijo mi acompañante: “observa”. Y yo observé, y vi que ninguno de los que engrosaron nuestras filas eran adventistas del séptimo día, todos eran de los que no conocían la verdad pura. Pregunté: “Señor, ¿por qué esto?” Me contestó: “su tiempo terminó antes de esto, y este momento no era para ellos. Laodicea, Laodicea creía tener todo, saber todo, más su fin es fin de muerte. Allí, entre esas enormes cuevas, rodeadas de muchos animales, estaba nuestro maravilloso refugio. Nuestras aguas provenían de la peña, [de] donde ésta brotaba y los ángeles nos daban algo blanco muy sabroso, que nos sustentaba perfectamente. Mientras gustaba esto, amados, en ese momento, desperté, y exclamé: “¡bendito Dios por sus maravillas!” {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p9}

El Señor desea darnos lo mejor, amados. Viene una prueba final, una prueba muy aguda, muy fuerte. Solamente aferrados a Dios, siguiendo sus instrucciones, es que vamos a vencer. En esos momentos, cuando desperté, el Señor me dijo: “Sofonías 3:9”. Quiera Dios que cada uno de nosotros seamos de los que formemos parte del ejército de Cristo Jesús. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 01-06-2019 , es.p10}

Sofonías 3:9

9 Entonces daré a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que de un consentimiento le sirvan.

Testimonio: 07-02-2020 #01

Febrero 7, 2020. “Poned atención a Mi Palabra”, dice el Señor, “y os daré, a vuestro pedido de sincero corazón, una mente abierta y renovada, donde el Espíritu Santo pueda transmitir a vuestro entendimiento las gotas de la sabiduría de salvación.” {Daisy Escalante: 07-02-2020 #01, es.p1}

“Haced de mi Palabra vuestro estudio racional, pues debéis llenar vuestro espíritu de Mis dichos. Sólo así podréis, por medio de la fe, vencer en el tiempo de la gran apretura. No oréis con desconfianza, más bien, confiad que vuestra oración llegará al trono de la gracia, si tenéis manos limpias y sois de puro corazón. Sed como niños y caminad tras mis huellas. Sólo así seréis vencedores.” Se me dijo: “Habacuc 1-3”, y “Hageo 1-2”, que eran el estudio para este sábado, Día Santo del Señor. {Daisy Escalante: 07-02-2020 #01, es.p2}

Sean todos bendecidos con la Palabra de Dios, en el nombre de Cristo Jesús; y que este sábado sea un sábado de grandes victorias en su Nombre. Que el Señor los bendiga. {Daisy Escalante: 07-02-2020 #01, es.p3}

Habacuc 1

1 La carga que vio Habacuc profeta.
2 ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?
3 ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que mire molestia, y saqueo y violencia delante de mí, habiendo además quien levante pleito y contienda?
4 Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale verdadero; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcido el juicio.
5 Mirad en las naciones, y ved, y maravillaos y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, [que] aun cuando se [os] contare, no la creeréis.
6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, gente amarga y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las habitaciones ajenas.
7 Espantosa [es] y terrible; de ella misma saldrá su derecho y su grandeza.
8 Y sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos; y sus jinetes se multiplicarán; vendrán de lejos sus caballeros, y volarán como águila que se apresura a la comida.
9 Toda ella vendrá a la presa; sus rostros hacia adelante [como] el viento solano; y recogerá cautivos como arena.
10 Y escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén, y la tomará.
11 Luego cambiará de parecer, y pasará adelante, y ofenderá atribuyendo este su poder a su dios.
12 ¿No [eres] tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? ¡No moriremos! Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar.
13 Muy limpio [eres] de ojos para ver el mal, y no puedes ver el agravio. ¿Por qué, pues, ves a los traidores, y callas cuando el impío destruye al más justo que él,
14 y haces que sean los hombres como los peces del mar, como reptiles [que] no [tienen] señor?
15 Sacará a todos con anzuelo, los atrapará con su red, y los juntará en su malla; por lo cual se gozará y hará alegrías.
16 Por esto hará sacrificios a su red, y quemará incienso a sus mallas; porque con ellos engordó su porción, y engrasó su comida.
17 ¿Vaciará por eso su red, o tendrá piedad de matar gentes continuamente?

Habacuc 2

1 Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza estaré firme; y velaré para ver qué habrá de decirme, y qué habré de responder cuando yo sea reprendido.
2 Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella.
3 Aunque la visión tardará aún por tiempo, mas al fin hablará, y no mentirá; aunque se tardare, espéralo, que sin duda vendrá; no tardará.
4 He aquí se enorgullece aquel cuya alma no es recta en él; mas el justo por su fe vivirá.
5 Y también, por cuanto peca por el vino, [es] un hombre soberbio, y no queda en casa; el cual ensancha como el infierno su alma, y [es] como la muerte, que no se sacia; antes reúne para sí todas las naciones, y amontona para sí todos los pueblos.
6 ¿No han de levantar todos éstos refrán sobre él, y sarcasmos contra él? Y dirán: ¡Ay del que multiplicó lo que no era suyo! Y, ¿hasta cuándo había de amontonar sobre sí barro espeso?
7 ¿No se levantarán de repente los que te han de morder, y se despertarán los que te han de quitar de tu lugar, y serás a ellos por rapiña?
8 Porque tú has despojado a muchas naciones, todos los que han quedado de los pueblos te despojarán; a causa de la sangre de los hombres, y de la violencia de la tierra, de las ciudades y de todos los que moran en ellas.
9 ¡Ay del que codicia ganancia deshonesta para su casa, para poner en alto su nido, para ser librado del poder del mal!
10 Tomaste consejo vergonzoso para tu casa, asolaste muchos pueblos, y has pecado [contra] tu alma.
11 Porque la piedra clamará desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá.
12 ¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que funda una ciudad con iniquidad!
13 ¿No [es] esto de Jehová de los ejércitos? Los pueblos pues, trabajarán para el fuego, y las gentes se fatigarán en vano.
14 Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.
15 ¡Ay del que da de beber a su compañero! ¡[Ay de ti] que le acercas tu odre y le embriagas, para mirar su desnudez!
16 Te has llenado de deshonra más que de honra; bebe tú también, y serás descubierto; el cáliz de la mano derecha de Jehová volverá sobre ti, y vómito de afrenta sobre tu gloria.
17 Porque la rapiña del Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras lo quebrantará; a causa de la sangre de los hombres, y de la violencia de la tierra, de las ciudades, y de todos los que moran en ellas.
18 ¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿La estatua de fundición, que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?
19 ¡Ay del que dice al palo; Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí él está cubierto de oro y plata, y no [hay] espíritu dentro de él.
20 Mas Jehová [está] en su santo templo; calle delante de Él toda la tierra.

Habacuc 3

1 Oración de Habacuc profeta, sobre Sigionot.
2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.
3 Dios viene de Temán, y el Santo del monte de Parán (Selah). Su gloria cubrió los cielos, y la tierra se llenó de su alabanza.
4 Su resplandor era como la luz, y cuernos salían de su mano; allí estaba escondido su poder.
5 Delante de su rostro iba mortandad, y a sus pies salían carbones encendidos.
6 Se paró, y midió la tierra; miró, e hizo temblar las naciones; y los montes antiguos fueron desmenuzados, los collados antiguos se humillaron. Sus caminos [son] eternos.
7 He visto las tiendas de Cusán en aflicción; las tiendas de la tierra de Madián temblaron.
8 ¿Se airó Jehová contra los ríos? ¿Contra los ríos [fue] tu enojo? ¿Tu ira contra el mar, cuando subiste sobre tus caballos, y sobre tus carros de salvación?
9 Se descubrió enteramente tu arco, los juramentos a las tribus, palabra segura (Selah). Hendiste la tierra con ríos.
10 Te vieron, [y] tuvieron temor los montes; pasó la inundación de las aguas; el abismo dio su voz, [y] a lo alto alzó sus manos.
11 El sol [y] la luna se pararon en su estancia; a la luz de tus saetas anduvieron, y al resplandor de tu fulgente lanza.
12 Con ira hollaste la tierra, con furor trillaste las naciones.
13 Saliste para salvar a tu pueblo, para salvar con tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, desnudando el cimiento hasta el cuello (Selah).
14 Horadaste con sus propias varas las cabezas de sus villas, que como tempestad acometieron para dispersarme; su regocijo [era] como para devorar al pobre encubiertamente.
15 Hiciste camino en el mar a tus caballos, [por] montón de grandes aguas.
16 Oí, y se conmovieron mis entrañas; a la voz temblaron mis labios; pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.
17 Aunque la higuera no florezca, ni [haya] fruto en las vides; aunque falte el fruto del olivo, y los labrados no den mantenimiento; y las ovejas sean quitadas del redil, y no [haya] vacas en los corrales;
18 con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.
19 Jehová el Señor es mi fortaleza, Él hará mis pies como de ciervas, y me hará andar sobre mis alturas. (Al principal de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas)

Hageo 1

1 En el año segundo del rey Darío en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová, por medio del profeta Hageo, a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, diciendo:
2 Así habla Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: El tiempo aún no ha venido, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.
3 Vino, pues, palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
4 ¿[Es] para vosotros tiempo, para vosotros, de morar en vuestras casas artesonadas, y esta casa [está] desierta?
5 Pues así dice Jehová de los ejércitos: Considerad vuestros caminos.
6 Sembráis mucho, y encerráis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no estáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco horadado.
7 Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad vuestros caminos.
8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella, mi voluntad, y seré glorificado, dice Jehová.
9 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y soplo en ello. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa [está] desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.
10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.
11 Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, y sobre el trigo, y sobre el vino, y sobre el aceite, y sobre todo lo que la tierra produce, y sobre los hombres y sobre el ganado, y sobre todo trabajo de manos.
12 Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como lo había enviado Jehová el Dios de ellos; y temió el pueblo delante de Jehová.
13 Entonces Hageo, mensajero de Jehová, habló el mensaje de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.
14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,
15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.

Hageo 2

1 En el [mes] séptimo, a los veintiún [días] del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
2 Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo:
3 ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su primera gloria? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No [es] ella como nada delante de vuestros ojos?
4 Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote; y esforzaos, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.
5 [Según] el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros: no temáis.
6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco aún yo haré temblar los cielos y la tierra, y el mar y la [tierra] seca;
7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, dice Jehová de los ejércitos.
8 Mía [es] la plata, y mío [es] el oro, dice Jehová de los ejércitos.
9 La gloria de esta casa postrera será mayor que la de la primera, dice Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
10 El día veinticuatro del noveno [mes], en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
11 Así dice Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes [acerca] de la ley, diciendo:
12 Si llevare alguno las carnes santificadas en el extremo de su vestidura, y con el extremo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: No.
13 Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de éstas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.
14 Y respondió Hageo y dijo: Así [es] este pueblo, y esta nación delante de mí, dice Jehová; y así es toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen [es] inmundo.
15 Ahora, pues, Considerad [esto] en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongáis piedra sobre piedra en el templo de Jehová.
16 Antes que fuesen estas cosas, venían al montón de veinte, [y] había diez; venían al lagar para sacar cincuenta [cántaros] del lagar, [y] había veinte.
17 Os herí con viento solano, y con tizoncillo, y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os [convertisteis] a mí, dice Jehová.
18 Considerad, pues, ahora en vuestro corazón desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno [mes], desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; Consideradlo.
19 ¿Todavía está la semilla en el granero? Si bien, la vid, la higuera, el granado y el árbol del olivo no han florecido todavía; mas desde este día [os] daré bendición.
20 Y vino otra vez palabra de Jehová a Hageo, el día veinticuatro del mes, diciendo:
21 Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra;
22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza del reino de las naciones; y trastornaré el carro, y los que en él suben; y vendrán abajo los caballos y los que en ellos montan, cada cual por la espada de su hermano.
23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel, hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.

Testimonio: 06-02-2021

6 de febrero del 2021. En sueños, se me dejó saber que debía ser testigo de algo, que fuera a ver y prestara gran atención. Se me dijo: “observa”.

Vi varias familias, conocidas y no conocidas, y todas vivían en diferentes tipos de caos. Les veía atormentados, unos. Y otros, con grande preocupación. Otros, con gran enojo, agraviaban a muchos. Su vida se había convertido en este caos, se me dejó saber, por sus malas decisiones. Pero, sin reconocerlo, le atribuían sus desgracias a todo, y a todos, menos a ellos mismos. Cada cosa que no reconocían, de la causa de su desgracia, aumentaba más el caos en sus vidas. Vivieron la vida sin pensar que el Eterno tomaba revisión de sus actos, y ahora —desprotegidos, a su suerte—, no se lamentaban, sino que renegaban de su grande desgracia. Vi [a] unas personas tratar de hacerles entender su real situación; más, éstos se tornaban más violentos. Vi que las personas que trataron de ayudarles se alejaron de ellos, pues no pudieron hacerles entrar en razón. Estas personas que vivían este caos, ¡era terrible estar cerca de ellos!, porque todo el que se acercaba, y les seguía [en] su forma de vida, se contagiaba con su caos. Así les vi, a su suerte. {Daisy Escalante: 06-02-2021 , es.p1}

La escena cambió y vi una gran depravación a nivel de ciudad; cada vez se tornaba [más] espantosa. Se me dejó saber que una mano magistral sigue su plan trazado para esta hora, y que ningún intento le detendrá, pues aún para esto hay plazo. {Daisy Escalante: 06-02-2021 , es.p2}

En ese momento, amados, ahí, desperté. Quiera Dios que podamos entender todas estas cosas. Quiera Dios que no seamos rebeldes a la Palabra del Eterno, porque ciertamente la sumisión a la Palabra del Señor es lo único que nos va a garantizar la vida eterna. Y no por nuestros méritos, porque sabemos que no tenemos ninguno, sino por los méritos de Cristo Jesús. {Daisy Escalante: 06-02-2021 , es.p3}

Dejemos que el Espíritu Santo inunde nuestras vidas, que busque en lo más recóndito de nuestra mente, de nuestro corazón, de nuestro ser, y que nos deje ver. Que esa sea nuestra oración: que nos deje ver nuestra real condición para que podamos ir a los pies del Maestro con un corazón contrito y humillado. Y podamos, allí, implorar su perdón, reconciliarnos con el Amado mientras todavía, aún, sigue ejerciendo como abogado. Y, allí, pongámonos a cuentas con Él, porque ciertamente esa va a ser la causa de que tengamos gran victoria en Cristo Jesús. Si no, de otra manera, amados hermanos, pereceremos, porque por nosotros mismos nada podremos hacer. Quiera Dios que podamos entender y que seamos hacedores de la Palabra de Verdad. ¡Que el Señor nos bendiga! {Daisy Escalante: 06-02-2021 , es.p4}

Himno 111: Ni en la tierra
Himno 422: Divina Luz