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Manjar Sabático

17-12-2021

Salmos 33

1 Alegraos, oh justos, en Jehová: A los rectos es hermosa la alabanza.
2 Alabad a Jehová con arpa, cantadle con salterio y decacordio.
3 Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien tañendo con júbilo.
4 Porque recta es la palabra de Jehová, y todas sus obras con verdad [son hechas].
5 Él ama justicia y juicio: De la misericordia de Jehová está llena la tierra.
6 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
7 Él junta como en un montón las aguas del mar: Él pone en depósitos los abismos.
8 Tema a Jehová toda la tierra: Témanle todos los habitantes del mundo.
9 Porque Él habló, y fue hecho; Él mandó, y se estableció.
10 Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos.
11 El consejo de Jehová permanece para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
12 Bienaventurada la nación cuyo Dios [es] Jehová; el pueblo a quien Él escogió como heredad para sí.
13 Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres:
14 Desde el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra.
15 Él formó el corazón de todos ellos; Él considera todas sus obras.
16 El rey no es salvo con la multitud del ejército: No escapa el valiente por la mucha fuerza.
17 Vanidad [es] el caballo para salvarse; no librará por la grandeza de su fuerza.
18 He aquí, el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia;
19 Para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempos de hambre.
20 Nuestra alma espera en Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo [es] Él.
21 Por tanto, en Él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado.
22 Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti.

Testimonios Selectos, tomo 1. Capítulo 18: Preparación para el fin

El 14 de mayo de 1851, vi la hermosura y belleza de Jesús. Al contemplar su gloria, no se me ocurrió el pensamiento de que pudiera verme separada para siempre de su presencia. Vi una luz que irradiaba del resplandor que circuía al Padre, y al acercarse a mí la luz, se estremeció mi cuerpo y temblé como las hojas. Creí que si se me acercaba perdería la existencia; pero la luz pasó de largo. Entonces tuve algún concepto del grande y terrible Dios con quien hemos de tratar. Entonces comprendí cuán débil idea tienen algunos de la santidad de Dios, y cuán mucho toman su santo y venerado nombre en vano, sin advertir que hablan de Dios, del grande y terrible Dios. Mientras oran, emplean algunas expresiones irreverentes y descuidadas que agravian al tierno Espíritu del Señor y motivan que sus peticiones no lleguen al cielo. {1TS 110.1}

También vi que muchos ignoran lo que deben ser a fin de vivir a la vista del Señor durante el tiempo de angustia, cuando no haya Sumo Sacerdote en el santuario. Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús. {1TS 110.2}

Vi que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando que el tiempo del “refrigerio” y la “lluvia tardía” los preparase para sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡y a cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia! Descuidaron la necesaria preparación, y por lo tanto, no podían recibir el refrigerio indispensable de un Dios santo. Quienes se nieguen a ser tallados por los profetas y no obedezcan la entera verdad para purificar su corazón, y presuman ser de mucho mejor condición de la que son realmente, llegarán al tiempo de las plagas, y entonces echarán de ver que les hubiera sido necesario que los tallasen y escuadrasen para la edificación. Pero entonces no habrá ya tiempo para ello ni tampoco Mediador que abogue por ellos ante el Padre. Antes de este tiempo se ha promulgado la solemne declaración que dice: ‘El que es injusto, sea injusto todavía: y el que es sucio, ensúciese todavía: y el que es justo, sea todavía justificado: y el santo sea santificado todavía.” Apocalipsis 22:11. Vi que nadie podía participar del “refrigerio” a menos de vencer todas las tentaciones y triunfar contra el orgullo, el egoísmo, el amor al mundo y toda palabra y obra mala. Por lo tanto, debemos nosotros acercarnos más y más al Señor y buscar anhelosamente la preparación necesaria que nos habilite para permanecer firmes en la batalla, el día del Señor. Recuerden todos que Dios es santo y que únicamente seres santos podrán morar alguna vez en su presencia. {1TS 111.1}

Testimonio: 19-07-2019 #02

Ese mismo día, 19 de julio del 2019, pero a la 1:58 de la tarde; el Señor me dejó saber qué hacer para que el Espíritu Santo esté en medio de los individuos, familias y campamentos. Me dijo Mateo 5, Mateo 6, Mateo 7, Mateo 8, Mateo 9, Mateo 10 y Mateo 11:1. {Daisy Escalante: 19-07-2019 #02, es.p1}

Amados, el cielo se abre ante las peticiones de sus hijos obedientes. Quiera Dios que cada uno de nosotros seamos así, delante de Él. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 19-07-2019 #02, es.p2}

Mateo 5

1 Y viendo las multitudes, subió al monte; y sentándose, sus discípulos vinieron a Él.
2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran; porque ellos serán consolados.
5 Bienaventurados los mansos; porque ellos heredarán la tierra.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia; porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Regocijaos y alegraos; porque vuestro galardón es grande en el cielo; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y ser hollada por los hombres.
14 Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
15 Ni se enciende un candil y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo.
17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
18 Porque de cierto os digo [que] hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo sea cumplido.
19 De manera que cualquiera que quebrantare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que [los] hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
21 Oísteis que fue dicho por los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare estará expuesto a juicio.
22 Mas yo os digo que cualquiera que sin razón se enojare contra su hermano, estará en peligro del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano: Raca, estará en peligro del concilio; y cualquiera que le dijere: Fatuo, estará expuesto al infierno de fuego.
23 Por tanto, si trajeres tu ofrenda al altar, y allí te acordares que tu hermano tiene algo contra ti;
24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
25 Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, mientras estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en la cárcel.
26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
27 Oísteis que fue dicho por los antiguos: No cometerás adulterio.
28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno.
30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que uno de tus miembros se pierda, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno.
31 También fue dicho: Cualquiera que repudiare a su esposa, déle carta de divorcio.
32 Pero yo os digo que cualquiera que repudiare a su esposa, salvo por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la divorciada, comete adulterio.
33 Además, oísteis que fue dicho por los antiguos: No perjurarás; mas cumplirás al Señor tus juramentos.
34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.
37 Mas sea vuestro hablar: Sí, sí: No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
39 Pero yo os digo: No resistáis el mal; antes a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
40 y a cualquiera que te demande ante la ley y tome tu túnica, déjale tomar también la capa;
41 y cualquiera que te obligue a ir una milla, ve con él dos.
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le rehúses.
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en el cielo; porque Él hace que su sol salga sobre malos y buenos; y envía lluvia sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también así los publicanos?
47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los publicanos?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto.

Mateo 6

1 Mirad que no hagáis vuestras limosnas delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tenéis recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados de los hombres; de cierto os digo: [Ya] tienen su recompensa.
3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha.
4 Que tu limosna sea en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, Él te recompensará en público.
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres. De cierto os digo: [Ya] tienen su recompensa.
6 Mas tú, cuando ores, entra en tu alcoba, y cerrada tu puerta ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.
7 Y cuando ores, no uses vanas repeticiones, como hacen los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
8 No seáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, [así] en la tierra como en el cielo.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre. Amén.
14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros.
15 Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
16 Y cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para parecer a los hombres que ayunan. De cierto os digo que [ya] tienen su recompensa.
17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro;
18 para no parecer a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan.
20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla, ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo estará lleno de luz.
23 Mas si tu ojo fuere maligno, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuánto más lo [serán] las mismas tinieblas?
24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o apreciará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo [más] que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
30 Y si a la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no [hará] mucho más por vosotros, hombres de poca fe?
31 Por tanto, no os afanéis, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; mas vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el mañana, que el mañana traerá su afán. Bástele al día su propio mal.

Mateo 7

1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os volverán a medir.
3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, pero no consideras la viga que está en tu propio ojo?
4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí [hay] una viga en tu propio ojo?
5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, entonces mirarás claramente para sacar la paja del ojo de tu hermano.
6 No deis lo santo a los perros; ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
9 ¿Y qué hombre hay de vosotros, a quien si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
10 ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente?
11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en el cielo dará buenas cosas a los que le pidan?
12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres os hagan, así también haced vosotros a ellos; porque esto es la ley y los profetas.
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha [es] la puerta, y espacioso el camino que lleva a perdición y muchos son los que entran por ella.
14 Porque estrecha [es] la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
17 Así todo buen árbol da buenos frutos, mas el árbol malo da malos frutos.
18 El árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
19 Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23 Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.
24 Cualquiera, pues, que oye estas mis palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
25 Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
26 Y todo el que oye estas mis palabras y no las hace, será comparado al hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó; y fue grande su ruina.
28 Y fue que, cuando Jesús hubo acabado estas palabras, la gente se maravillaba de su doctrina;
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Mateo 8

1 Y cuando Él descendió del monte, grandes multitudes le seguían.
2 Y he aquí vino un leproso y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
3 Y Jesús extendiendo [su] mano le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra.
4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para testimonio a ellos.
5 Y entrando Jesús en Capernaúm, vino a Él un centurión, rogándole,
6 y diciendo: Señor, mi siervo está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra, y mi siervo sanará.
9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo soldados bajo mi cargo; y digo a éste: Ve, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
10 Y oyéndolo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos.
12 Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su siervo fue sano en aquella misma hora.
14 Y vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste, postrada, y con fiebre.
15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
16 Y caída la tarde, trajeron a Él muchos endemoniados; y con [su] palabra echó fuera a los espíritus, y sanó a todos los que estaban enfermos;
17 para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó [nuestras] dolencias.
18 Y viendo Jesús a una gran multitud alrededor de sí, mandó que pasasen al otro lado.
19 Y cierto escriba vino y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
20 Y Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar [su] cabeza.
21 Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
22 Pero Jesús le dijo: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos.
23 Y cuando Él hubo entrado en una barca, sus discípulos le siguieron.
24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; mas Él dormía.
25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, [que] perecemos.
26 Y Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza.
27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
28 Y cuando Él llegó a la otra ribera, a la región de los gergesenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.
29 Y he aquí, clamaron diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?
30 Y lejos de ellos, estaba paciendo un hato de muchos puercos.
31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de puercos.
32 Y [Él] les dijo: Id. Y ellos saliendo, se fueron a aquel hato de puercos; y he aquí, todo el hato de puercos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.
33 Y los que los apacentaban huyeron; y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había acontecido con los endemoniados.
34 Y he aquí, toda la ciudad salió a encontrar a Jesús; y cuando le vieron, [le] rogaron que se fuera de sus contornos.

Mateo 9

1 Y entrando Él en una barca, pasó al otro lado, y vino a su ciudad.
2 Y he aquí, le trajeron a un paralítico echado en una cama; y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, ten ánimo, tus pecados te son perdonados.
3 Y he aquí, ciertos de los escribas decían dentro de sí: Éste blasfema.
4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: [Tus] pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dijo entonces al paralítico): Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
7 Entonces él se levantó y se fue a su casa.
8 Pero cuando las multitudes vieron [esto], se maravillaron y glorificaron a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
9 Y pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos; y le dijo: Sígueme. Y él se levantó y le siguió.
10 Y aconteció que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11 Y cuando vieron esto los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
12 Y oyéndolo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos.
13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
14 Entonces vinieron a Él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
15 Y Jesús les dijo: ¿Pueden, los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Mas los días vendrán, cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
16 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.
17 Tampoco echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; mas echan el vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan.
18 Hablándoles Él estas cosas, he aquí vino un principal y le adoró, diciendo: Mi hija ahora estará muerta; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
19 Y Jesús se levantó, y le siguió, y sus discípulos.
20 Y he aquí una mujer que estaba enferma de flujo de sangre por ya doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto.
21 Porque decía dentro de sí: Si tan sólo tocare su manto, seré sana.
22 Mas Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Hija, ten ánimo, tu fe te ha salvado. Y la mujer fue sana desde aquella hora.
23 Y cuando Jesús llegó a casa del principal, y vio los tañedores de flautas, y la gente que hacía bullicio,
24 les dijo: Apartaos, que la muchacha no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de Él.
25 Mas cuando hubieron echado fuera a la gente, entró, y la tomó de la mano, y la muchacha se levantó.
26 Y la fama de esto salió por toda aquella tierra.
27 Y partiendo Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
28 Y llegado a casa, los ciegos vinieron a Él; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le dijeron: Sí, Señor.
29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
31 Pero cuando ellos salieron, divulgaron su fama por toda aquella tierra.
32 Y al salir ellos, he aquí, le trajeron a un hombre mudo, endemoniado.
33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las multitudes se maravillaban, y decían: Jamás se había visto cosa semejante en Israel.
34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
35 Y recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en el pueblo.
36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies [es] mucha, mas los obreros pocos.
38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

Mateo 10

1 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio potestad [contra] los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia.
2 Y los nombres de los doce apóstoles son estos: El primero, Simón, que es llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo [hijo] de Zebedeo, y Juan su hermano,
3 Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo [hijo] de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo,
4 Simón el cananita, y Judas Iscariote, quien también le entregó.
5 A estos doce envió Jesús, y les mandó, diciendo: No vayáis por camino de los gentiles, y no entréis en ciudad de samaritanos,
6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
9 No [os] proveáis oro, ni plata, ni cobre en vuestras bolsas;
10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bordón; porque el obrero digno es de su alimento.
11 Y en cualquier ciudad o aldea donde entréis, inquirid quién en ella sea digno, y quedaos allí hasta que salgáis.
12 Y cuando entréis en una casa, saludadla.
13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.
14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.
15 De cierto os digo: En el día del juicio, será más tolerable [el castigo] para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.
16 He aquí yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, sabios como serpientes, y sencillos como palomas.
17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán.
18 Y seréis llevados ante reyes y gobernadores por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.
19 Mas cuando os entregaren, no os preocupéis de cómo o qué habéis de hablar; porque en aquella misma hora, os será dado lo que habéis de hablar.
20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
21 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra [sus] padres, y los harán morir.
22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre, mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.
23 Y cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo: No acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, sin que haya venido el Hijo del Hombre.
24 El discípulo no es más que [su] maestro, ni el siervo más que su señor.
25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Belcebú, ¿cuánto más a los de su casa?
26 Así que, no les temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.
27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.
28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a Aquél que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuadrante? Y ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
30 Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.
31 Así que, no temáis; de más estima sois vosotros que muchos pajarillos.
32 Cualquiera, pues, que me confesare delante de los hombres, también yo le confesaré delante de mi Padre que está en el cielo.
33 Y cualquiera que me negare delante de los hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en el cielo.
34 No penséis que he venido para meter paz en la tierra; no he venido para meter paz, sino espada.
35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra.
36 Y los enemigos del hombre [serán] los de su propia casa.
37 El que ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.
38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
39 El que hallare su vida, la perderá; mas el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.
40 El que a vosotros recibe, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
41 El que recibe a un profeta en nombre de profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo en nombre de justo, recompensa de justo recibirá.
42 Y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de [agua] fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

Mateo 11:1

1 Y aconteció que cuando Jesús terminó de dar comisión a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y predicar en las ciudades de ellos.

Testimonio: 20-09-2019

Amados, septiembre 20 del 2019. El Señor me dijo, a eso de las 5:30 de la tarde: “abre la biblioteca electrónica de Elena G de White. Busca las matutinas. No mires. Dale a una y lee lo que allí te mostraré”. Así hice, busqué la biblioteca electrónica y, cuando estaba en las matutinas, me di cuenta que ahí estaban todas. Cerré mis ojos. Piqué, toqué una de ellas y, cuando comencé a leer, allí estaba la historia de Esdras. Ese día era septiembre, 10. Y comencé a leer. ¡Qué maravilloso fue aquello de la matutina Conflicto y Valor! (que luego de leer fue que me di cuenta, al dar para atrás, en qué matutina estaba). Y, en ese momento, escuché las palabras del Señor que me dijo: “ahí está la verdadera clave para la transformación. Los entendidos entenderán”. {Daisy Escalante: 20-09-2019 , es.p1}

Dejo esto con ustedes, hermanos. ¡Es maravilloso cuando nos estamos acercando a las horas sagradas del Señor, porque vemos que, aunque en toda la semana el Señor y el cielo, todos ellos están muy activos en pro de la salvación del ser humano, acercándose las horas sagradas y en las horas sagradas vemos la gran bendición del Señor para cada uno de nosotros! Y, como dijo el Señor: Él está educando un pueblo, Él está educando un retoño. Y cada uno de nosotros debiera aprender, en este día sagrado, las palabras fieles y verdaderas del Señor. Espero que esto sea una bendición para ustedes, al igual que ha sido para todos nosotros. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 20-09-2019 , es.p2}

Esdras, estudiante y maestro, 10 de septiembre

Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla. Esdras 7:10. CV 259.1

Nacido entre los descendientes de Aarón, Esdras recibió preparación sacerdotal. Se familiarizó, además, con los escritos de los magos, astrólogos y sabios del reino medo-persa. Pero no estaba satisfecho con su condición espiritual. Anhelaba estar en completa armonía con Dios; deseaba tener sabiduría para cumplir la voluntad divina… {Daisy Escalante: 20-09-2019 , es.p3}

Esto le indujo a estudiar diligentemente la historia del pueblo de Dios, según estaba registrada en los escritos de los profetas y reyes. Escudriñó los libros históricos y poéticos de la Biblia, para aprender por qué había permitido el Señor que Jerusalén fuese destruida y su pueblo llevado cautivo a tierra pagana… CV 259.2 {Daisy Escalante: 20-09-2019 , es.p4}

Estudió las instrucciones dadas en el monte Sinaí y durante el largo plazo de las peregrinaciones por el desierto. A medida que aprendía cada vez más acerca de cómo Dios había obrado con sus hijos, y comprendía mejor el carácter sagrado de la ley dada en el Sinaí, Esdras sentía que se le conmovía el corazón. Experimentó una conversión nueva y cabal, y resolvió dominar los anales de la historia sagrada, con el fin de utilizar este conocimiento para beneficiar e ilustrar a su pueblo. CV 259.3 {Daisy Escalante: 20-09-2019 , es.p5}

Esdras procuró preparar su corazón para la obra que, según creía, le aguardaba. Buscaba fervientemente a Dios, a fin de ser sabio maestro en Israel. Y mientras aprendía a someter su espíritu y su voluntad al dominio divino, se fueron incorporando a su vida los principios de la santificación verdadera, que en años ulteriores ejercieron una influencia moderadora, no sólo en los jóvenes que procuraban sus instrucciones, sino también en todos los que estaban asociados con él… CV 259.4 {Daisy Escalante: 20-09-2019 , es.p6}

Llegó a ser Esdras un portavoz de Dios que educaba en los principios que rigen el cielo… Mientras estaba cerca de la corte del rey de Medo-Persia como cuando se hallaba en Jerusalén, su obra principal consistió en enseñar. A medida que comunicaba a otros las verdades que aprendía, aumentaba su propia capacidad para el trabajo. Era hombre piadoso y celoso. Fue delante del mundo un testimonio del poder que tiene la verdad bíblica para ennoblecer la vida diaria. La Historia de Profetas y Reyes, 446-448. Ezequiel 42-44 CV 259.5 {Daisy Escalante: 20-09-2019 , es.p7}

Esdras 7:10

10 Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová, y para hacer y enseñar a Israel mandamientos y juicios.

Ezequiel 42

1 Me sacó luego al atrio de afuera hacia el norte, y me llevó a la cámara que [estaba] delante del área reservada que [quedaba] enfrente del edificio, hacia el norte.
2 Por delante de la puerta del norte su longitud [era] de cien codos, y la anchura de cincuenta codos.
3 Frente a los veinte codos que [había] en el atrio de adentro, y enfrente del enlosado que [había] en el atrio exterior, [estaban] las cámaras, las unas enfrente de las otras en tres [pisos].
4 Y delante de las cámaras [había] un corredor de diez codos de ancho hacia adentro, con una vía de un codo; y sus puertas [daban] hacia el norte.
5 Y las cámaras más altas [eran] más estrechas; porque las galerías quitaban de ellas más que de las bajas y de las de en medio del edificio.
6 Porque [estaban] en tres [pisos], y no tenían columnas como las columnas de los atrios: por tanto, eran más estrechas que las de abajo y las del medio desde el suelo.
7 Y el muro que [estaba] afuera enfrente de las cámaras, hacia el atrio exterior enfrente de las cámaras, [tenía] cincuenta codos de largo.
8 Porque la longitud de las cámaras del atrio de afuera [era] de cincuenta codos; y delante de la fachada del templo [había] cien codos.
9 Y debajo de las cámaras [estaba] la entrada al lado oriental, para entrar en él desde el atrio de afuera.
10 A lo largo del muro del atrio, hacia el oriente, enfrente del área reservada, y delante del edificio, [había] cámaras.
11 Y el corredor que [había] delante de ellas [era] semejante al de las cámaras que [estaban] hacia el norte, conforme a su longitud, asimismo su anchura, y todas sus salidas; conforme a sus puertas, y conforme a sus entradas.
12 Y conforme a las puertas de las cámaras que [estaban] hacia el sur, [había] una puerta al comienzo del corredor, del corredor frente al muro hacia el oriente a los que entran.
13 Y me dijo: Las cámaras del norte [y] las del sur, que [están] delante del área reservada, son cámaras santas, en las cuales los sacerdotes que se acercan a Jehová comerán las cosas santísimas; allí pondrán las ofrendas santas, el presente, y la expiación, y el sacrificio por el pecado; porque el lugar [es] santo.
14 Cuando los sacerdotes entren, no saldrán del [lugar] santo al atrio de afuera, sino que allí dejarán sus vestimentas con que ministran, porque [son] santas; y se vestirán otras vestiduras, y así se acercarán a lo que es del pueblo.
15 Y luego que acabó las medidas de la casa de adentro, me sacó por el camino de la puerta que miraba hacia el oriente, y lo midió todo alrededor.
16 Midió el lado oriental con la caña de medir, quinientas cañas de la caña de medir en derredor.
17 Midió al lado del norte, quinientas cañas de la caña de medir alrededor.
18 Midió al lado del sur, quinientas cañas de la caña de medir.
19 Rodeó al lado del occidente, [y] midió quinientas cañas de la caña de medir.
20 A los cuatro lados lo midió; tenía un muro todo alrededor de quinientas [cañas] de longitud, y quinientas cañas de anchura, para hacer separación entre el santuario y el lugar profano.

Ezequiel 43

1 Luego me llevó a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente;
2 y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su voz [era] como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.
3 Y el aspecto de la visión que vi [era] como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones [eran] como la visión que vi junto al río de Quebar; y caí sobre mi rostro.
4 Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba hacia el oriente.
5 Y me alzó el Espíritu, y me metió en el atrio de adentro; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa.
6 Y oí [a uno] que me hablaba desde la casa; y el varón estaba junto a mí,
7 y me dijo: Hijo de hombre, éste es el lugar de mi trono, y el lugar de las plantas de mis pies, en el cual habitaré en medio de los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, [ni] ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos.
8 Porque al poner ellos su umbral junto a mi umbral, y su poste junto a mi poste, y [sólo] una pared entre ellos y yo, así han contaminado mi santo nombre con las abominaciones que han hecho; por tanto los consumí en mi furor.
9 Ahora, que echen lejos de mí su fornicación, y los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.
10 Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados, y midan el diseño de ella.
11 Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender la forma de la casa, y su diseño, y sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su forma, y todas sus reglas, y las pongan por obra.
12 Ésta [es] la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, todo su término alrededor [será] santísimo. He aquí que ésta [es] la ley de la casa.
13 Y éstas [son] las medidas del altar por codos ([cada] codo de un codo y un palmo menor). La base, de un codo, y de un codo el ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo menor. Éste [será] el podio del altar.
14 Y desde la base de [sobre] el suelo hasta el lugar de abajo, dos codos, y la anchura de un codo; y desde el lugar menor hasta el lugar mayor, cuatro codos, y la anchura de un codo.
15 Y el altar, de cuatro codos, y encima del altar, cuatro cuernos.
16 Y el altar tenía doce codos de largo, y doce de ancho, cuadrado a sus cuatro lados.
17 Y el área, de catorce [codos] de longitud y catorce de anchura en sus cuatro lados, y de medio codo el borde alrededor; y la base de un codo por todos lados; y sus gradas estaban al oriente.
18 Y me dijo: Hijo de hombre, así dice Jehová el Señor: Éstas [son] las ordenanzas del altar el día en que sea hecho, para ofrecer sobre él holocausto, y para esparcir sobre él sangre.
19 A los sacerdotes levitas que son del linaje de Sadoc, que se acercan a mí para ministrarme, dice Jehová el Señor, darás un becerro de la vacada para expiación.
20 Y tomarás de su sangre, y pondrás en los cuatro cuernos del altar, y en las cuatro esquinas del descanso, y en el borde alrededor; así lo limpiarás y purificarás.
21 Tomarás luego el becerro de la expiación, y lo quemarás conforme a la ley de la casa, fuera del santuario.
22 Y al segundo día ofrecerás un macho cabrío sin defecto, para expiación; y purificarán el altar como [lo] purificaron con el becerro.
23 Cuando acabes de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y un carnero sin tacha de la manada:
24 Y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos y los ofrecerán en holocausto a Jehová.
25 Por siete días sacrificarán un macho cabrío cada día en expiación; asimismo sacrificarán el becerro de la vacada y un carnero sin defecto del rebaño.
26 Por siete días harán expiación por el altar, y lo limpiarán, y así se consagrarán.
27 Y acabados estos días, del octavo día en adelante, los sacerdotes sacrificarán sobre el altar vuestros holocaustos y vuestras ofrendas de paz; y me seréis aceptos, dice Jehová el Señor.

Ezequiel 44

1 Y me hizo volver hacia la puerta de afuera del santuario, la cual mira hacia el oriente; y [estaba] cerrada.
2 Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella; por tanto permanecerá cerrada.
3 [Es] para el príncipe; el príncipe, él se sentará en ella para comer pan delante de Jehová; por el camino del vestíbulo de la puerta entrará, y por el mismo camino saldrá.
4 Y me llevó hacia la puerta del norte por delante de la casa, y miré, y he aquí, la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová; y caí sobre mi rostro.
5 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, pon tu corazón, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon tu corazón a las entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario.
6 Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: ¡Ya basta de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel!
7 De traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario, y para contaminar mi casa; de ofrecer mi pan, la grosura y la sangre; y de invalidar mi pacto con todas vuestras abominaciones.
8 Y no habéis guardado las ordenanzas de mis cosas santas, sino que habéis puesto [extranjeros como] guardas de mis ordenanzas en mi santuario.
9 Así dice Jehová el Señor: Ningún hijo de extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que [están] entre los hijos de Israel.
10 Y los levitas que se apartaron lejos de mí cuando Israel se descarrió, el cual se alejó de mí, yendo en pos de sus ídolos, llevarán su iniquidad.
11 Y serán ministros en mi santuario, porteros a las puertas de la casa, y sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto y la víctima para el pueblo, y estarán delante de ellos para servirles.
12 Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano contra ellos, y llevarán su iniquidad, dice Jehová el Señor.
13 No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas en el [lugar] santísimo; sino que llevarán su vergüenza, y las abominaciones que hicieron.
14 Los pondré, pues, por guardas de las ordenanzas del templo para todo su servicio, y para todo lo que en él hubiere de hacerse.
15 Mas los sacerdotes levitas, hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento de mi santuario, cuando los hijos de Israel se desviaron de mí, ellos se acercarán a mí para ministrarme, y estarán delante de mí para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová el Señor.
16 Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas.
17 Y será [que] cuando entraren por las puertas del atrio interior, se vestirán de vestiduras de lino; no llevarán sobre ellos lana, cuando ministraren en las puertas del atrio de adentro y en el templo.
18 Mitras de lino tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino en sus lomos; no se ceñirán nada que los haga sudar.
19 Y cuando salgan al atrio exterior, al atrio de afuera, al pueblo, se despojarán de sus vestiduras con que ministraron, y las dejarán en las cámaras del santuario, y se vestirán de otras vestimentas; para no santificar al pueblo con sus vestiduras.
20 Y no raparán su cabeza, ni dejarán crecer su cabello; sólo se recortarán el pelo de su cabeza.
21 Y ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior.
22 Ni viuda ni repudiada tomarán por esposa; sino que tomarán vírgenes del linaje de la casa de Israel, o viuda que fuere viuda de sacerdote.
23 Y enseñarán a mi pueblo a [hacer diferencia] entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.
24 Y en el pleito ellos estarán para juzgar; conforme a mis derechos juzgarán; y mis leyes y mis decretos guardarán en todas mis fiestas solemnes, y santificarán mis sábados.
25 Y a hombre muerto no entrarán para contaminarse; mas por padre, o madre, o hijo, o hija, hermano o hermana que no haya tenido marido, sí podrán contaminarse.
26 Y después de su purificación, le contarán siete días.
27 Y el día que entrare al santuario, al atrio de adentro, para ministrar en el santuario, ofrecerá su expiación, dice Jehová el Señor.
28 Y será a ellos por heredad; Yo seré su heredad; y no les daréis posesión en Israel: Yo soy su posesión.
29 Comerán la ofrenda y la expiación y el sacrificio por el pecado; y toda cosa consagrada en Israel, será de ellos.
30 Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda ofrenda de todo lo que se ofreciere de todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes; daréis asimismo las primicias de todas vuestras masas al sacerdote, para que haga reposar la bendición en vuestras casas.
31 Ninguna cosa mortecina, ni desgarrada, así de aves como de animales, comerán los sacerdotes.

Testimonio: 04-11-2019

Amados, noviembre 4 del 2019. En sueños, yo entré en una sala de conferencias donde había una alta tarima, y unos, allí, que hablaban. Éstos, que hablaban, les decían a todos: “¡quítense sus vestiduras! Dios les manda esto, y ¡vivan felices con ésta que les vamos a dar!”. La persona mostró la vestidura, y era oscura con huecos o rasgaduras como la ropa contemporánea que tiene rasgaduras hoy. Vi a todos deponer sus vestiduras y tomar lo que se les ofrecía y ponérsela. En eso se me dijo: “camina frente a ellos y habla”. Caminé frente a ellos y les dije: “no se pongan esas vestiduras, esas no son aprobadas por Dios, usen la vestidura divina, la que Dios da”. En esos momentos, mientras hablaba, mis vestiduras normales cambiaron y una bella bata blanca me fue a mí por vestido, y ésta resplandecía. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p1}

Todos me miraron, asombrados al principio, más, luego gritaron: “¡no, no la usaremos, no la usaremos! Esta nos protege de la suciedad, más [a] esa todo se le notará, ¡no la queremos!” Fui bajada de la tarima con violencia por los hombres que antes hablaban, y fui sacada de aquel grande lugar. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p2}

Me llevaron a una colina cerca de aquel lugar [de] donde fui sacada, y yo veía el enorme plantel desde aquel lugar. Escuché un gran ruido, de repente, y un enorme charco de agua arremetió contra aquella gran estructura y la derribó. Veía escombros junto con la gente que iba siendo arrasada por aquella impetuosa agua. Se me indicó acercarme al torrente de agua, y allí veía las caras de los que iban siendo arrastrados por estas violentas aguas. Una de ellas pedía auxilio, me tiré a la corriente de agua para ayudarle, y le dije: “¡no temas, agarrémonos de esta roca que está aquí!”. Así, allí quedamos ancladas hasta que las aguas se calmaron. Un fuerte brazo anclado en la roca nos rescató. Todas las demás perecieron en las aguas y no les vi más. Ya en seco miré mis vestiduras, temía que éstas estuviesen sucias, pero no, para mí asombro estaban relucientes, y dije: “¡oh Señor, santo eres, gracias por tus misericordias!” Nos arrodillamos a orar y agradecer a Dios por tan grande salvación. Al acabar, la persona que estaba conmigo, ya no portaba sus propias vestiduras, sino que tenía una blanca como la que yo tenía. Nos miramos, felices, y alabamos a Dios por sus inmensas maravillas. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p3}

En ese momento ese sueño cambió y tuve otro sueño. Yo veía cómo la incredulidad florecía en el pueblo creyente. Éstos, que antes estaban entusiasmados por la Palabra de Verdad, eran ahora presos de las dudas y la incredulidad. Sus ideas erradas, sus expectativas no llegadas les hacían retroceder. Vi que, cuando en la tierra sucede algo, también en el cielo pasa de igual manera; y que ambos lugares estaban en actividad al unísono. Frente a la gran apretura que vivimos, en el cielo, los adelantos se han agudizado más. Los libros son un trabajo de carácter arduo y minucioso, y todo lo que allí se borra o se escribe tiene efecto en la tierra. Se me dijo: “ven y ve”. Miré, y vi un bello libro resplandeciente con letras de oro y un nombre que no recuerdo. Luego se me dijo: “ven”. Fui a la tierra, al lugar donde estaba la persona de ese nombre, le vi dormido en su cama, y vi un ángel en el borde de su cama, sentado, mirándolo con tiernos ojos de amor y gran cuidado, ¡fue maravillosa aquella escena! Luego se me dijo: “vamos”. Fui llevada otra vez a la sala de los libros, y allí, en otro libro, vi un nombre que tampoco recuerdo, y luego vinimos otra vez a la tierra a ver a esa persona. También estaba dormida pero sus sueños eran intranquilos, estaba dormido de costado, y cuando nos acercamos, ¡vi un ser muy horrible!, como si fuera un enorme reptil, que, pegado a este hombre, dormía. Mi espanto fue tremendo y pedí no ver más, me fue concedido y salimos de aquel lugar. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p4}

Luego fuimos a una ciudad, y me dijo: “observa”. Vi una violencia tal, vi carros que [andaban] de aquí para allá y de allá para acá, y hombres en ellos que sacaban pistolas y disparaban a gentes, casas, a otros carros, a todo lo que estaba a su paso. Estos hombres eran civiles y uniformados, el caos era por doquier, ¡todos gritaban y corrían!, otros gritaban por los impactos y ahí quedaban. Se me dijo: “observa”. Mis ojos se abrieron, y vi cómo cada ser humano, frente a mí, tenía a su lado, o dentro de sí, un ser de esos que vi en la cama del hombre que dormía, que era como un reptil. Dije: “¡oh Señor, aquí todos están con esas horribles criaturas, y se matan entre ellos!” Me dijo: “esta es su suerte”. Vi, luego, que fueron a orillas de la ciudad. Y, ahí, de la misma forma, hacían disparos y [había] muerte por doquier. Vi muchos arrodillados, implorar, pero las balas les alcanzaban y quedaban allí, muertos en el suelo. Se me dijo: “la hora es venida, el que permanezca en lugar inseguro ciertamente perecerá. ¡Avanzad, avanzad, avanzad, porque aún para esto hay plazo!” En ese momento, amados, desperté, y se me dijo: “Isaías 2”. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p5}

Quiera Dios que cada uno de nosotros podamos avanzar, tener fe en las palabras de Cristo Jesús, y poder llegar a lugar seguro, para así poder ser cobijados bajo las alas del Altísimo. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 04-11-2019 , es.p6}

Isaías 2

1 Lo que vio Isaías, hijo de Amoz, tocante a Judá y a Jerusalén.
2 Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.
3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y Él nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.
5 Venid, oh casa de Jacob, y caminemos a la luz de Jehová.
6 Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos [de maldades] del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y hacen pacto con hijos de extranjeros.
7 Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos; sus carros [son] innumerables.
8 Además está su tierra llena de ídolos, y a la obra de sus manos se han arrodillado, a lo que fabricaron sus dedos.
9 Y el hombre vil se ha inclinado, y el hombre altivo se ha humillado; por tanto no los perdones.
10 Métete en la piedra, escóndete en el polvo, por la presencia temible de Jehová, y por el esplendor de su majestad.
11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día.
12 Porque día de Jehová de los ejércitos [vendrá] sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo enaltecido; y será abatido;
13 sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todos las encinas de Basán.
14 Y sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados levantados;
15 Y sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte;
16 Y sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas.
17 Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día.
18 Y quitará totalmente los ídolos.
19 Y se meterán en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
20 Aquel día arrojará el hombre, a los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase;
21 y se entrarán en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
22 Dejaos del hombre, cuyo aliento [está] en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

Testimonio: 01-05-2020 #01

1 de mayo 2020. En sueños, vi cómo muchas personas pedían, en súplica, que les dieran un apartamento en un residencial [edificio de pocos pisos]. Pedían alimento y que les organizaran su vida. Vi que la indolencia, malas decisiones y dejadez había hecho esto: que las personas desearan vivir en este lugar. Porque todo lo esencial se lo daban ahí: techo, sustento y abrigo. Esto creó tanta dejadez, conformidad, como un adormecimiento, en el cual pasaron años —en esto—. Y se me dejó saber que una nueva etapa, culminante, comenzó en el 2003, y ahora era 2020. Y su vida dependientemente estática de levantarse, comer y dormir, los hizo tan inactivos que su mente se nubló y no pudieron ver la puerta de la oportunidad. Eran inválidos, enfermos mentales. {Daisy Escalante: 01-05-2020 #01, es.p1}

Dije: “¡Oh Señor! ¿por qué me dices esto?” Me contestó: “hay mucho pueblo que conoce de Mí en estos lugares, y viven muy adormecidos. Más he encaminado una advertencia que les estremecerá, para ver si pudieran ser librados”. Dije: “¡Santo, Santo, mi Dios! ¡Lento para la ira y grande en misericordia y verdad! ¡Gracias por tus misericordias!” {Daisy Escalante: 01-05-2020 #01, es.p2}

En ese momento, amados, ahí desperté. Rogando y clamando para que éstos no desperdicien la oportunidad que Dios les concede. Quiera Dios que así sea. Es mi ruego y oración. Que el Señor nos bendiga a todos. {Daisy Escalante: 01-05-2020 #01, es.p3}

Testimonio: 02-05-2020

2 de mayo 2020. En sueños, veía cómo muchos jóvenes, niños y algunos adultos estaban en una sala con artefactos electrónicos. Me paré frente a ellos y les dije: “¡despierten, la vida es más que eso! ¿no se dan cuenta? ¡El tiempo de la preparación pasa y lo están desperdiciando!” Ellos no me prestaron atención. Les rogué, les supliqué, mis lágrimas corrieron como un riachuelo entre ellos, pero no me escucharon. Yo salí fuera de aquella sala, a las afueras de aquella casa. Bajo el cielo estrellado yo derramaba mi alma a Dios en súplica por aquellos que fueron sordos a mis palabras. Era agonizante saber que el hechicero de las almas los tenía hipnotizados y sobre ellos estaba la pena de muerte —porque, para llegar a ese estado, ellos mismos habían abierto la puerta a tan mortal mal—. {Daisy Escalante: 02-05-2020, es.p1}

Era angustioso todo aquello y mi pecho se sentía con grande angustia. De pronto, escuché un ruido que captó mi atención. Busqué a derecha, a izquierda, atrás y delante de mí, pero yo no veía nada. Volví a escuchar el ruido. Esta vez reconocí de dónde venía y alcé mis ojos y miré al cielo estrellado: allí veía como líneas cruzando el firmamento. Pero estas líneas tenían curvas que subían y bajaban como la gráfica que detecta la magnitud de los sismos. Las vi por todo el cielo y llegaban aún más allá de donde mis ojos podían mirar. Dije: “Señor, ¿qué es esto?” Se me dijo: “ven y ve”. Fui elevada y vi cómo todas aquellas ondas, como tela de araña, rodeaban la tierra. Frente a mí vi aquel globo terráqueo dando vueltas y rodeado de aquellas enormes ondas que lo envolvían. Pude observar que, donde había aglomeración de luces, había más líneas de estas ondas que en los lugares de menos luces. También pude observar que, donde no había tantas luces, las ondas no eran continuas, sino que había espacios prolongados en estas, era como si la onda acabara hasta cierto lugar y luego, muchos kilómetros después, continuaba. {Daisy Escalante: 02-05-2020, es.p2}

Fui, otra vez, introducida a la tierra, y comencé a ver comportamientos raros en la humanidad, y vi oficiales uniformados intervenir con ellos. Les oí decir: “el plan funcionó. Están todos trastornados. Encerrémoslos”. Entonces dije: “¡Oh!, ¿por qué ellos están bien y no son, también, afectados?”. Se me dijo: “ellos no tienen, por ahora, el recibidor”. Yo quise preguntar qué era el recibidor, pero rápidamente fui llevada a otro escenario. {Daisy Escalante: 02-05-2020, es.p3}

Vi muchos en cama, éstos no estaban atados, pero no se movían. Estaban vivos porque yo les veía respirar. Quedé observándolos y vi cómo, en cada uno de ellos, su respiración fue cada vez más lenta hasta que ya no respiraron más. Dije: “¡Oh Señor! Si esto es provocado por esas ondas, ¿cómo alguien podrá sobrevivir?” Me contestó: “sólo un apego estricto a mi plan podrá, con mi bendición y protección, salvarlos”. Me preguntó: “¿cómo, pues, sobrevivió mi pueblo en el desierto por 40 años? ¿quién los guió, los alimentó y les deparó de toda provisión? Yo, el gran Yo Soy”, contestó. “Esa era mi parte del pacto entre Yo y mi pueblo. La parte de ellos, en ese pacto, era cumplir mis mandamientos, mis leyes y mis estatutos. Hoy hago pacto con mi pueblo para que, así, mi voluntad en ellos sea cumplida. Diles que se guarden en obedecer mi voluntad y Yo les protegeré de toda potestad maligna”. {Daisy Escalante: 02-05-2020, es.p4}

“Habrá mucha tempestad, violencia y gran aflicción, pero de todas ellas mi pueblo será librado. Escuchad atentamente:

– estén mucho tiempo bajo los árboles,

– caminen descalzos un tiempo considerable,

– coman hojas del campo y productos íntegros de la tierra,

– bebed el agua que Yo les doy y no la que proviene del hombre,

– descansad temprano cada noche,

– ‘Vosotros sois la sal de la tierra y, si ésta se desvaneciere, ¿con qué será salada?’ ¿Recordáis esto?, la sal, el mineral más preciado de la tierra, junto al líquido más preciado os mantendrá vuestra salud mental en esta hora. Usad sal cruda como os la doy; {Daisy Escalante: 02-05-2020, es.p5}

– repetid y memorizad Salmos. Esto ahuyentará la depresión mental;

– trabajad al aire libre y recréense en la tranquilidad de mi naturaleza;

– escuchen el cantar de las aves y mediten en quién las cuida y les provee;

– disfruten del viento fresco y suave que acaricia sus mejillas”.

“Pronto estará entre ustedes el hombre de pecado, aquel que con lengua engañosa y mentirosa seducirá al mundo entero. Estad apercibidos pues la batalla final se acerca. Sólo bajo mis alas estaréis seguros. Acercaos a Mí y Yo me acercaré a vosotros, y haré por vosotros más maravillas de las que hice en Egipto para liberar a mi pueblo. Estos, para una herencia pasajera, más ahora será, tanto para aquellos que vencieron como para vosotros, una herencia incorruptible, eterna. Descansad prestos hoy, y aumentad vuestra fe en Mí porque muy pronto vuestros pies no tendrán, por un tiempo, reposo hasta llegar a Canaán. Humillaos, afligid vuestro espíritu, pedid al Dios de la siega que quite toda iniquidad de vosotros, para que, así, vuestra dicha sea completada y mi salvación os sea otorgada. Cualquiera que venga a Mí con un corazón indiviso será aceptado. Temblad y no pequéis, meditad en vuestras camas y callad y confiad sólo en Jehová, porque en el Señor está la fortaleza de los siglos perpetuamente. Vivid en estricta santidad, porque Yo Soy santo y sin Mí nada podéis hacer, y en mí no hay disvariación”. {Daisy Escalante: 02-05-2020, es.p6}

Palabras fieles y verdaderas del Señor. Paz a vosotros. {Daisy Escalante: 02-05-2020, es.p7}

Himno 10: Engrandecido sea Dios
Himno 24: ¡Oh Dios, mi soberano Rey!