Manjar Sabático
18-07-2020
Oseas 12
1 Efraín se apacienta de viento, y sigue al viento solano; mentira y destrucción aumenta continuamente; porque hicieron alianza con los asirios, y el aceite es llevado a Egipto.
2 Pleito tiene Jehová con Judá para castigar a Jacob conforme a sus caminos: le pagará conforme a sus obras.
3 En el vientre tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder luchó con Dios.
4 Sí, luchó con el Ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Betel le encontró, y allí habló con nosotros.
5 Mas Jehová es Dios de los ejércitos: Jehová [es] su memorial.
6 Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios espera siempre.
7 Es mercader que tiene en su mano peso falso, amador de opresión.
8 Y dijo Efraín: Ciertamente yo he enriquecido, he hallado riquezas para mí: nadie hallará en mí iniquidad, ni pecado en todos mis trabajos.
9 Pero yo [soy] Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; aún te haré morar en tiendas, como en los días de la fiesta.
10 Y he hablado a los profetas, y yo aumenté la profecía, y por medio de los profetas puse semejanzas.
11 ¿[Hay] iniquidad [en] Galaad? Ciertamente vanidad han sido; en Gilgal sacrificaron bueyes; y aún sus altares son como montones en los surcos del campo.
12 Mas Jacob huyó a tierra de Aram, y sirvió Israel por esposa, y por esposa fue pastor.
13 Y por un profeta hizo subir Jehová a Israel de Egipto, y por un profeta fue preservado.
14 Efraín ha provocado [a Dios] con amarguras; por tanto, su sangre se derramará sobre él, y su Señor le pagará su oprobio.
Profetas y Reyes, Cap. 4. ''Resultados de la Transgresión''
Entre las causas primarias que indujeron a Salomón a practicar el despilfarro y la opresión, se destacaba el hecho de que no conservó ni fomentó el espíritu de abnegación. {PR 44.1}
Cuando, al pie del Sinaí, Moisés habló al pueblo de la orden divina: “Hacerme han un santuario, y yo habitaré entre ellos,” la respuesta de los israelitas fué acompañada por dones apropiados. “Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dió voluntad” (Éxodo 25:8; 35:21), y trajeron ofrendas. Fueron necesarios grandes y extensos preparativos para la construcción del santuario; se necesitaban grandes cantidades de materiales preciosos, pero el Señor aceptó tan sólo las ofrendas voluntarias. “De todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda” (Éxodo 25:2), fué la orden repetida por Moisés a la congregación. La devoción a Dios y un espíritu de sacrificio eran los primeros requisitos para preparar una morada destinada al Altísimo. {PR 44.2}
Otra invitación similar, a manifestar abnegación, fué hecha cuando David entregó a Salomón la responsabilidad de construir el templo. David preguntó a la multitud congregada: “¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda a Jehová?” 1 Crónicas 29:5. Esta invitación a consagrarse y prestar un servicio voluntario debían recordarla siempre los que tenían algo que ver con la erección del templo. {PR 44.3}
Para la construcción del tabernáculo en el desierto, ciertos hombres escogidos fueron dotados por Dios de una habilidad y sabiduría especiales. “Y dijo Moisés a los hijos de Israel: Mirad, Jehová ha nombrado a Bezaleel, … de la tribu de Judá; y lo ha henchido de espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, y en ciencia, y en todo artificio… Y ha puesto en su corazón el que pueda enseñar, así él como Aholiab, … de la tribu de Dan: y los ha henchido de sabiduría de corazón, para que hagan toda obra de artificio, y de invención, y de recamado en jacinto, y en púrpura, y en carmesí, y en lino fino, y en telar; para que hagan toda labor, e inventen todo diseño. Hizo, pues, Bezaleel y Aholiab, y todo hombre sabio de corazón, a quien Jehová dió sabiduría e inteligencia.” Éxodo 35:30-35; 36:1. Los seres celestiales cooperaron con los obreros a quienes Dios mismo había escogido. {PR 44.4}
Los descendientes de estos obreros heredaron en gran medida los talentos conferidos a sus antepasados. Durante un tiempo, esos hombres de Judá y de Dan permanecieron humildes y abnegados; pero gradual y casi imperceptiblemente, dejaron de estar relacionados con Dios y perdieron su deseo de servirle desinteresadamente. Basándose en su habilidad superior como artesanos, pedían salarios más elevados por sus servicios. En algunos casos les fueron concedidos, pero con mayor frecuencia hallaban empleo entre las naciones circundantes. En lugar del noble espíritu de abnegación que había llenado el corazón de sus ilustres antecesores, albergaron un espíritu de codicia y fueron cada vez más exigentes. A fin de ver complacidos sus deseos egoístas, dedicaron a servir a los reyes paganos la habilidad que Dios les había dado, y sus talentos a la ejecución de obras que deshonraban a su Hacedor. {PR 45.1}
Entre esos hombres buscó Salomón al artífice maestro que debía dirigir la construcción del templo sobre el monte Moria. Habían sido confiadas al rey especificaciones minuciosas, por escrito, acerca de toda porción de la estructura sagrada; y él podría haber solicitado con fe a Dios que le diese ayudantes consagrados, a quienes se habría dotado de habilidad especial para hacer con exactitud el trabajo requerido. Pero Salomón no percibió esta oportunidad de ejercer la fe en Dios. Solicitó al rey de Tiro “un hombre hábil, que sepa trabajar en oro, y en plata, y en metal, y en hierro, en púrpura, y en grana, y en cárdeno, y que sepa esculpir con los maestros que están conmigo en Judá y en Jerusalem.” 2 Crónicas 2:7. {PR 45.2}
El rey fenicio contestó enviando a Hiram, “hijo de una mujer de las hijas de Dan, mas su padre fué de Tiro.” 2 Crónicas 2:14. Hiram era por parte de su madre descendiente de Aholiab a quien, centenares de años antes, Dios había dado sabiduría especial para la construcción del tabernáculo. {PR 46.1}
De manera que se puso a la cabeza de los obreros que trabajaban para Salomón a un hombre cuyos esfuerzos no eran impulsados por un deseo abnegado de servir a Dios, sino que servía al dios de este mundo, Mammón. Los principios del egoísmo estaban entretejidos con las mismas fibras de su ser. {PR 46.2}
Considerando su habilidad extraordinaria, Hiram exigió un salario elevado. Gradualmente los principios erróneos que él seguía llegaron a ser aceptados por sus asociados. Mientras trabajaban día tras día con él, hacían comparaciones entre el salario que él recibía y el propio, y empezaron a olvidar el carácter santo de su trabajo. Perdieron el espíritu de abnegación, que fué reemplazado por el de codicia. Como resultado pidieron más salario, y éste les fué concedido. {PR 46.3}
Las influencias funestas así creadas penetraron en todos los ramos del servicio del Señor, y se extendieron por todo el reino. Los altos salarios exigidos y recibidos daban a muchos oportunidad de vivir en el lujo y el despilfarro. Los pobres eran oprimidos por los ricos; casi se perdió el espíritu de altruísmo. En los efectos abarcantes de estas influencias puede encontrarse una de las causas principales de la terrible apostasía en la cual cayó el que se contó una vez entre los más sabios de los mortales. {PR 46.4}
El agudo contraste entre el espíritu y los motivos del pueblo que había construído el tabernáculo en el desierto y los que impulsaron a quienes erigían el templo de Salomón, encierra una lección de profundo significado. El egoísmo que caracterizó a quienes trabajaban en el templo halla hoy su contraparte en el egoísmo que existe en el mundo. Abunda el espíritu de codicia, que impulsa a buscar los puestos y los sueldos más altos. Muy rara vez se ve el servicio voluntario y la gozosa abnegación manifestada por los que construían el tabernáculo. Pero un espíritu tal es el único que debiera impulsar a quienes siguen a Jesús. Nuestro divino Maestro nos ha dado un ejemplo de cómo deben trabajar sus discípulos. A aquellos a quienes invitó así: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19), no ofreció ninguna suma definida como recompensa por sus servicios. Debían compartir su abnegación y sacrificio. {PR 46.5}
Al trabajar no debemos hacerlo por el salario que recibimos. El motivo que nos impulsa a trabajar para Dios no debe tener nada que se asemeje al egoísmo. La devoción abnegada y un espíritu de sacrificio han sido siempre y seguirán siendo el primer requisito de un servicio aceptable. Nuestro Señor y Maestro quiere que no haya una sola fibra de egoísmo entretejida con su obra. Debemos dedicar a nuestros esfuerzos el tacto y la habilidad, la exactitud y la sabiduría, que el Dios de perfección exigió de los constructores del tabernáculo terrenal; y sin embargo en todas nuestras labores debemos recordar que los mayores talentos o los servicios más brillantes son aceptables tan sólo cuando el yo se coloca sobre el altar, como un holocausto vivo. {PR 47.1}
Otra de las desviaciones de los principios correctos que condujeron finalmente a la caída del rey de Israel, se produjo cuando éste cedió a la tentación de atribuirse a sí mismo la gloria que pertenece sólo a Dios. {PR 47.2}
Desde el día en que fué confiada a Salomón la obra de edificar el templo hasta el momento en que se terminó, su propósito abierto fué “edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel.” 2 Crónicas 6:7. Este propósito lo confesó ampliamente delante de las huestes de Israel congregadas cuando fué dedicado el templo. En su oración el rey reconoció que Jehová había dicho: “Mi nombre estará allí.” 1 Reyes 8:29. {PR 47.3}
Uno de los pasajes más conmovedores de la oración elevada por Salomón es aquel en que suplica a Dios en favor de los extranjeros que viniesen de países lejanos a aprender más de Aquel cuya fama se había difundido entre las naciones. Dijo el rey: “Porque oirán de tu grande nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido.” Y elevó esta petición en favor de cada uno de esos adoradores extranjeros: “Tú oirás, … y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere a ti clamado: para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.” 1 Reyes 8:42, 43. {PR 48.1}
Al final del servicio, Salomón había exhortado a Israel a que fuese fiel a Dios, para que, dijo él, “todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro.” 1 Reyes 8:60. {PR 48.2}
Uno mayor que Salomón había diseñado el templo, y en ese diseño se revelaron la sabiduría y la gloria de Dios. Los que no sabían esto admiraban y alababan naturalmente a Salomón como arquitecto y constructor; pero el rey no se atribuyó ningún mérito por la concepción ni por la construcción. {PR 48.3}
Así sucedió cuando la reina de Seba vino a visitar a Salomón. Habiendo oído hablar de su sabiduría y del magnífico templo que había construído, resolvió “probarle con preguntas” y conocer por su cuenta sus renombradas obras. Acompañada por un séquito de sirvientes y de camellos que llevaban “especias, y oro en grande abundancia, y piedras preciosas,” hizo el largo viaje a Jerusalén. “Y como vino a Salomón, propúsole todo lo que en su corazón tenía.” Conversó con él de los misterios de la naturaleza; y Salomón la instruyó acerca del Dios de la naturaleza, del gran Creador, que mora en lo más alto de los cielos, y lo rige todo. “Salomón le declaró todas sus palabras: ninguna cosa quedó que Salomón no le declarase.” 1 Reyes 10:1-3; 2 Crónicas 9:1, 2. {PR 48.4}
“Y cuando la reina de Seba vió toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, … quedóse enajenada.” Reconoció: “Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; mas yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto, que ni aun la mitad fué lo que se me dijo: es mayor tu sabiduría y bien que la fama que yo había oído. Bienaventurados tus varones, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.” 1 Reyes 10:4-8; 2 Crónicas 9:3-6. {PR 48.5}
Al llegar al fin de su visita, la reina había sido cabalmente enseñada por Salomón con respecto a la fuente de su sabiduría y prosperidad, y ella se sintió constreñida, no a ensalzar al agente humano, sino a exclamar: “Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia.” 1 Reyes 10:9. Tal era la impresión que Dios quería que recibiesen todos los pueblos. Y cuando “todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, por oír su sabiduría, que Dios había puesto en su corazón” (2 Crónicas 9:23), Salomón honró a Dios durante un tiempo llamándoles la atención al Creador de los cielos y la tierra, gobernante omnisciente del universo. {PR 49.1}
Si con humildad Salomón hubiese continuado desviando de sí mismo la atención de los hombres para dirigirla hacia Aquel que le había dado sabiduría, riquezas y honores, ¡cuán diferente habría sido su historia! Pero así como la pluma inspirada relata sus virtudes, atestigua también con fidelidad su caída. Elevado al pináculo de la grandeza, y rodeado por los dones de la fortuna, Salomón se dejó marear, perdió el equilibrio y cayó. Constantemente alabado por los hombres del mundo, no pudo a la larga resistir la adulación. La sabiduría que se le había dado para que glorificase al Dador, le llenó de orgullo. Permitió finalmente que los hombres hablasen de él como del ser más digno de alabanza por el esplendor sin parangón del edificio proyectado y erigido para honrar el “nombre de Jehová Dios de Israel.” {PR 49.2}
Así fué cómo el templo de Jehová llegó a ser conocido entre las naciones como “el templo de Salomón.” El agente humano se atribuyó la gloria que pertenecía a Aquel que “más alto está sobre ellos.” Eclesiastés 5:8. Aun hasta la fecha el templo del cual Salomón declaró: “Tu nombre es invocado sobre esta casa que he edificado yo” (2 Crónicas 6:33), se designa más a menudo como “templo de Salomón,” que como templo de Jehová. {PR 50.1}
Un hombre no puede manifestar mayor debilidad que la de permitir a los hombres que le tributen honores por los dones que el Cielo le concedió. El verdadero cristiano dará a Dios el primer lugar, el último y el mejor en todo. Ningún motivo ambicioso enfriará su amor hacia Dios, sino que con perseverancia y firmeza honrará a su Padre celestial. Cuando exaltamos fielmente el nombre de Dios, nuestros impulsos están bajo la dirección divina y somos capacitados para desarrollar poder espiritual e intelectual. {PR 50.2}
Jesús, el divino Maestro, ensalzó siempre el nombre de su Padre celestial. Enseñó a sus discípulos a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” Mateo 6:9. No debían olvidarse de reconocer: “Tuya es … la gloria.” Mateo 6:13. Tanto cuidado ponía el gran Médico en desviar la atención de sí mismo a la Fuente de su poder, que la multitud asombrada, “viendo hablar los mudos, los mancos sanos, andar los cojos, y ver los ciegos,” no le glorificó a él, sino que “glorificaron al Dios de Israel.” Mateo 15:31. En la admirable oración que Cristo elevó precisamente antes de su crucifixión, declaró: “Yo te he glorificado en la tierra.” “Glorifica a tu Hijo—rogó,—para que también tu Hijo te glorifique a ti.” “Padre justo, el mundo no te ha conocido, mas yo te he conocido; y éstos han conocido que tú me enviaste; y yo les he manifestado tu nombre, y manifestarélo aún; para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.” Juan 17:4, 1, 25, 26. {PR 50.3}
“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová.” Jeremías 9:23, 24. {PR 50.4}
“Alabaré yo el nombre de Dios, …
Ensalzarélo con alabanza.” {PR 51.1}
“Señor, digno eres de recibir gloria y honra y virtud.” {PR 51.2}
“Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón;
Y glorificaré tu nombre para siempre.” {PR 51.3}
“Engrandeced a Jehová conmigo,
Y ensalcemos su nombre a una.”
Salmos 69:30; Apocalipsis 4:11; Salmos 86:12; 34:3. {PR 51.4}
La introducción de principios que apartaban a la gente de un espíritu de sacrificio y la inducían a glorificarse a sí misma, iba acompañada de otra grosera perversión del plan divino para Israel. Dios quería que su pueblo fuese la luz del mundo. De él debía resplandecer la gloria de su ley mientras la revelaba en la práctica de su vida. Para que este designio se cumpliese, había dispuesto que la nación escogida ocupase una posición estratégica entre las naciones de la tierra. {PR 51.5}
En los tiempos de Salomón, el reino de Israel se extendía desde Hamath en el norte hasta Egipto en el sur, y desde el mar Mediterráneo hasta el río Eufrates. Por este territorio cruzaban muchos caminos naturales para el comercio del mundo, y las caravanas provenientes de tierras lejanas pasaban constantemente en un sentido y en otro. Esto daba a Salomón y a su pueblo oportunidades favorables para revelar a hombres de todas las naciones el carácter del Rey de reyes y para enseñarles a reverenciarle y obedecerle. Este conocimiento debía comunicarse a todo el mundo. Mediante la enseñanza de los sacrificios y ofrendas, Cristo debía ser ensalzado delante de las naciones, para que todos pudiesen vivir. {PR 51.6}
Puesto a la cabeza de una nación que había sido establecida como faro para las naciones circundantes, Salomón debiera haber usado la sabiduría que Dios le había dado y el poder de su influencia para organizar y dirigir un gran movimiento destinado a iluminar a los que no conocían a Dios ni su verdad. Se habría obtenido así que multitudes obedeciesen los preceptos divinos, Israel habría quedado protegido de los males practicados por los paganos, y el Señor de gloria habría sido honrado en gran manera. Pero Salomón perdió de vista este elevado propósito. No aprovechó sus magníficas oportunidades para iluminar a los que pasaban continuamente por su territorio o se detenían en las ciudades principales. {PR 51.7}
El espíritu misionero que Dios había implantado en el corazón de Salomón y en el de todos los verdaderos israelitas fué reemplazado por un espíritu de mercantilismo. Las oportunidades ofrecidas por el trato con muchas naciones fueron utilizadas para el engrandecimiento personal. Salomón procuró fortalecer su situación políticamente edificando ciudades fortificadas en las cabeceras de los caminos dedicados al comercio. Cerca de Joppe, reedificó Gezer, que estaba sobre la ruta entre Egipto y Siria; al oeste de Jerusalén, Beth-orón, que dominaba los pasos del camino que conducía desde el corazón de Judea a Gezer y a la costa; Meguido, situada sobre el camino de las caravanas que iban de Damasco a Egipto y de Jerusalén al norte; así como “Tadmor en el desierto” (2 Crónicas 8:4), sobre el camino que seguían las caravanas del Oriente. Todas esas ciudades fueron fortificadas poderosamente. Las ventajas comerciales de una salida en el extremo del mar Rojo fueron desarrolladas por la construcción de “navíos en Ezión-geber, que es junto … en la ribera del mar Bermejo, en la tierra de Edom.” Adiestrados marineros de Tiro, “con los siervos de Salomón,” tripulaban estos navíos en los viajes “a Ophir,” y sacaban de allí oro y “muy mucha madera de brasil, y piedras preciosas.” 2 Crónicas 8:18; 1 Reyes 9:26, 28; 10:11. {PR 52.1}
Las rentas del rey y de muchos de sus súbditos aumentaron enormemente, pero ¡a qué costo! Debido a la codicia y a la falta de visión de aquellos a quienes habían sido confiados los oráculos de Dios, las innumerables multitudes que recorrían los caminos fueron dejadas en la ignorancia de cuanto concernía a Jehová. {PR 52.2}
¡Cuán sorprendente contraste hay entre la conducta de Salomón y la que siguió Cristo cuando estuvo en la tierra! Aunque el Salvador poseía “toda potestad,” nunca hizo uso de ella para engrandecerse a sí mismo. Ningún sueño de conquistas terrenales ni de grandezas mundanales manchó la perfección de su servicio en favor de la humanidad. Dijo: “Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza.” Mateo 8:20. Los que, respondiendo al llamamiento del momento, hayan comenzado a servir al Artífice maestro, deben estudiar sus métodos. El aprovechaba las oportunidades que encontraba en las grandes arterias de tránsito. {PR 53.1}
En los intervalos de sus viajes de un lado a otro, Jesús moraba en Capernaúm, que llegó a conocerse como “su ciudad.” Situada sobre un camino que llevaba de Damasco a Jerusalén, así como a Egipto y al Mediterráneo, se prestaba para constituir el centro de la obra que realizaba el Salvador. Por ella pasaban, o se detenían para descansar, personas de muchos países. Allí Jesús se encontraba con habitantes de todas las naciones y de todas las jerarquías, de modo que sus lecciones eran llevadas a otros países y a muchas familias. De esta manera se despertaba el interés en las profecías que anunciaban al Mesías, la atención se dirigía hacia el Salvador, y su misión era presentada al mundo. {PR 53.2}
En esta época nuestra, las oportunidades para tratar con hombres y mujeres de todas clases y de muchas nacionalidades son aún mayores que en los días de Israel. Las avenidas de tránsito se han multiplicado mil veces. {PR 53.3}
Como Cristo, los mensajeros del Altísimo deben situarse hoy en esas grandes avenidas, donde pueden encontrarse con las multitudes que pasan de todas partes del mundo. Ocultándose en Dios, como lo hacía él, deben sembrar la semilla del Evangelio, presentar a otros las verdades preciosas de la Santa Escritura, que echarán raíces profundas en las mentes y los corazones y brotarán para vida eterna. {PR 53.4}
Solemnes son las lecciones que nos enseña el fracaso sufrido por Israel en aquellos años durante los cuales tanto el gobernante como el pueblo se apartaron del alto propósito que habían sido llamados a cumplir. En aquello precisamente en que fueron débiles y fracasaron, el moderno Israel de Dios, los representantes del Cielo que constituyen la verdadera iglesia de Cristo, deben ser fuertes; porque a ellos les incumbe la tarea de terminar la obra confiada a los hombres y de apresurar el día de las recompensas finales. Sin embargo, es necesario hacer frente a las mismas influencias que prevalecieron contra Israel cuando reinaba Salomón. Las fuerzas del enemigo de toda justicia están poderosamente atrincheradas; y sólo por el poder de Dios puede obtenerse la victoria. El conflicto que nos espera exige que ejercitemos un espíritu de abnegación; que desconfiemos de nosotros mismos y dependamos de Dios solo para saber aprovechar sabiamente toda oportunidad de salvar almas. La bendición del Señor acompañará a su iglesia mientras sus miembros avancen unidos, revelando a un mundo postrado en las tinieblas del error la belleza de la santidad según se manifiesta en un espíritu abnegado como el de Cristo, en el ensalzamiento de lo divino más que de lo humano, y sirviendo con amor e incansablemente a aquellos que tanto necesitan las bendiciones del Evangelio. {PR 54.1}
Testimonio: 19-04-2019
Amados, abril 19, 2019. En sueños se me ha dejado saber que la anarquía, dentro del pueblo que conoce, se levantará aún con más fuerza. Dijo mi acompañante: “la persecución empieza por la casa”. {Daisy Escalante: 19-04-2019 , es.p1}
Vi cómo muchos, que profesan ser el pueblo remanente de Dios, están tomando el [camino del] mal contra aquellos que se rigen por un Escrito Está. Vi cómo sus miradas eran diferentes, para con nosotros, y su hablar enfurecido daba muestra de su odio por nosotros. Mientras alabábamos a Dios y buscábamos su rostro en humillación y ruego, vi cómo a ellos se les pasaba el tiempo en la misma rutina diaria. {Daisy Escalante: 19-04-2019 , es.p2}
Dijo mi acompañante: “¿quién podrá permanecer ante el juicio? El limpio de manos, el que no albergó cohecho en su corazón, el que no ama la mentira y es apartado del mal. En el cielo hay libros”, me dijo, “y [en] cada uno de ellos, el Dios de la siega, pasa sus hojas [en] revisión de cada mortal. Allí, sólo su dedo puede escribir la palabra ‘perdón’ en el Libro de la Vida. Allí, también, está el Libro de las Memorias de donde se traspasan nombres a los Libros de la Vida y de la Muerte. Ningún mortal podrá ver los movimientos que hay hoy en estos libros, más estos son revisados con gran escrutinio. La rebeldía humana, fruto del pecado acariciado, los hace ciegos a tan solemne momento, y sus ojos sólo fijados en el mundo visible los incapacita [para] entender las glorias del mundo invisible, pero real, que está ante nosotros. Recordad a Tomás, éste creyó porque vio; más, ¡bienaventurados fueron los que creyeron sin ver! El hombre se envalentona ante el Único que puede ser su garante y él mismo pone sobre sus hombros la sentencia de muerte”. {Daisy Escalante: 19-04-2019 , es.p3}
En esos momentos, amados, fui llevada a un grande granero. Éste era enorme, yo no podía ver dónde terminaba su altura. Vi cómo ángeles entraban y salían de él. Cuando entraban, llevaban algo en sus manos, más, cuando salían sus manos estaban vacías. Les vi salir prestamente y llegaban a un campo precioso de espigas maduras y gruesas que colectaban con presteza, y las ponían en un saco. Al llenarlo, regresaban al enorme granero. Se me permitió acercarme a aquel gran campo precioso y pude notar que estos ángeles no tomaban todas las espigas. Vi cómo, de un perímetro de un pie cuadrado [30 cm cuadrados], tomó una espiga y dejó las demás. Yo me preguntaba [a] mí misma el por qué éstos habían dejado aquellas espigas si eran idénticas a las demás que habían tomado. Entonces, fui al lugar y toqué aquellas espigas que se veían lozanas y gruesas, al tocarlas, éstas, se desmenuzaron en mis manos y llegó un gran viento y se las llevó. ¡No lo podía creer! ¡Eran idénticas en tamaño, grosor y hermosura, más estaban vacías, no había en ellas fruto! Seguía observando la obra de aquellos bellos ángeles; éstos trabajaban arduamente, sin detenerse. Mientras observaba esto fui llevada de vuelta frente al granero que no podía ver donde terminaba por lo enorme que era. Vi entonces cómo llegaban más ángeles para poner sus sacos llenos. Mi acompañante dijo: “observa”. Vi cómo este granero estaba lleno en su totalidad y ya no había más espacio para otro saco. Los ángeles, que salieron prestamente de aquel lugar, miraron el precioso campo lleno de espigas, aparentemente lozanas y gruesas. Y, mientras ellos miraban, vi cómo un viento fortísimo arremetió contra aquel hermoso campo y todas las espigas fueron arrancadas y [no] las vi más. Estos, los ángeles, lloraban y les oí decir: “ya está listo el granero, soberano Rey”. Vi cómo una luz refulgente alumbró aquel enorme granero, este brillaba con una luz indescriptible que cegaba la vista. Escuché, entonces, una voz proveniente del cielo que dijo: “es hora”. Pregunté: “¿es hora de qué?” Y mi acompañante contesto: “es llegada la última fase antes de la venida del Mesías Príncipe, todo lo que pueda ser removido lo será, y todo lo que pueda ser guardado lo será. Estad apercibidos y rogad al Dios de la siega que os junte en su granero”. {Daisy Escalante: 19-04-2019 , es.p4}
Vi entonces una gran conmoción, cómo los humanos eran investidos, por decisión propia, por espíritus malignos o por el Espíritu Santo. Comenzó un movimiento mundial sin precedentes y todo hombre fue probado en extremo. Vi cómo, los investidos del Espíritu Santo, salían movidos por un poder proveniente de lo Alto, y, aunque los malignos los trataban de detener, éste [poder] era indetenible. Vi, entonces, descender otro granero del cielo, tan enorme como el anterior. Vi el movimiento de ángeles nuevamente y cómo éstos iban a todos lados en el mundo recogiendo espigas. Estos, los que eran movidos por el Espíritu Santo, los malos querían detenerlos a toda costa, más esto era indetenible. Vi que el infierno con todo su poder batallará en vano tratando de parar este movimiento indetenible. Y el maligno rugía, como cuando al león le es arrebatada su presa. Éste no podía controlar, ya, a los que antes había controlado, y sus esfuerzos eran en vano. {Daisy Escalante: 19-04-2019 , es.p5}
Vi, entonces, un parar de todo movimiento. Y escuché una voz del cielo que decía: “los reinos del mundo han pasado a ser de Dios y de su reino y todo será hecho nuevamente”. La voz surcó el mundo y todos pudieron escuchar. {Daisy Escalante: 19-04-2019 , es.p6}
En este momento, amados, cuando esto estaba ocurriendo desperté, y me dijeron: “Ezequiel 2:9-10”. Quiera Dios que cada uno de nosotros podamos estar en el granero del Señor. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 19-04-2019 , es.p7}
Ezequiel 2:9-10
9 Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella [había] un rollo de libro.
10 Y lo extendió delante de mí, y [estaba] escrito por delante y por detrás; y [había] escritas en él endechas, lamentaciones y ayes.
Testimonio: 23-04-2019
Amados, 23 de abril 2019. En sueños vi niños que jugaban en un parque, que era como una jaula gigante. Estos se reían y corrían de un lado para otro. Pronto esta escena pasó, y vi cómo en otro parque, idéntico al anterior, escuchaba risas y ruido como de niños al correr en su juego, más al mirar no veía niños de carne y hueso sino muchos robots con estatura de niños que hacían los ruidos, risas, de estos niños, más sin ninguna expresión humana. Éstos caminaban lento y sus movimientos robotizados eran todos al unísono. Vi muchos padres y madres mirar a aquellos niños robots, y éstos, los padres, lloraban amargamente, su angustia era tal que su desespero les hacía desmayar. {Daisy Escalante: 23-04-2019 , es.p1}
Entonces pregunté: “¿qué es esto?” Y contestó mi acompañante: “estos, los padres, no echaron a ver su perdición, ni reprendieron sus actos. Estos, los niños, eran dueños de sus actos a su antojo y ahora son máquinas sin alma; la desesperación será tal que sus padres agonizarán, más no echarán a ver su real condición hasta esto ser cumplido”. {Daisy Escalante: 23-04-2019 , es.p2}
Amados, desperté horrorizada al ver y saber esto, porque hay camino que al hombre parece derecho pero su fin es camino de muerte. Les exhorto a no ser como Elí que, por congraciarse con sus hijos, ofendió a Dios. Por el contrario, si queréis ayudarles a andar por el buen camino, sed firmes y con vuestro ejemplo encaminadlos por la senda del bien, de paz y de justicia para que, así, podáis ser ayudados por pequeño socorro. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 23-04-2019 , es.p3}
Testimonio: 24-04-2019 #01
Amados, abril 24 del 2019. En sueños, yo estaba en una guagua [autobús] pública, iba con unos niños, adultos y jóvenes; nuestro destino era llegar a un campo. Los niños estaban inquietos pero alegres. Pasamos por una ciudad y escuchamos un ruido, era un ruido como de una explosión, y seguido a esto [a] algunos niños y jóvenes se les cambió [la] mirada y querían morder y desgarrar todo a su paso. Se me dejó saber que debía apartarme de ellos y así lo hice con lágrimas en mis ojos, pues sabía que esas almas estaban, ya, poseídas para destruir y ser destruidos. Alerté a muchos a salir de aquel lugar, pues yo veía, y sabía, que aquellos poseídos, ya, en ellos no había esperanza. Yo les veía como cuando el león salta sobre su presa y ésta ya no puede escapar. Pregunté: “¡Oh, Señor! Y, ¿por qué esto?” Mi acompañante contestó: “observa”. Vi entonces una casa con una familia. Ésta, según [decía] había salido de la ciudad, más sus costumbres, pensamientos y deseos estaban en lo aprendido en esta ciudad. No tenían sometimiento a Dios ni a sus palabras, y sólo su conveniencia y deseo era su forma de vida. Sus ojos se dieron a la lujuria y su pensar a vanidades de abominaciones, no desearon lo eterno, porque sus pasiones dominaban [a] la orden del día. Vi cómo todos caían, de una forma u otra, en las siete diferentes formas de caída, y sus familiares los alentaban. Tan deformes eran sus caracteres que algo maligno los airaba y atacaban, aún, a sus progenitores. Estos atacaban sin afecto natural y su fin era abrirse paso sin importar las consecuencias que arrojaban. {Daisy Escalante: 24-04-2019 #01, es.p1}
No había allí lugar [para] la tranquilidad y el raciocinio, todo era algarabía y disipación. Entonces, dijo mi acompañante: “hay senda ancha y espaciosa, de gran mortandad; más hay una estrecha, de gran trabajo, [cuyo] su fin es la salvación. Muchos transitan por la vida en el sendero de la apariencia y su fin ya es sabido, más el que recorre su camino de penuria sembrando, al fin, cosechará”. {Daisy Escalante: 24-04-2019 #01, es.p2}
Cuando terminó de decirme esto, me dijo: “Colosenses 2:4”. En ese momento, amados, ahí, desperté. Quiera Dios que cada uno de nosotros podamos entender las palabras que el Eterno nos quiere decir y expresar a cada uno de nosotros. {Daisy Escalante: 24-04-2019 #01, es.p3}
Que el Señor les bendiga. {Daisy Escalante: 24-04-2019 #01, es.p4}
Colosenses 2:4
4 Y esto digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas.
Testimonio: 25-04-2019
Amados, 25 de abril 2019. Dijo mi acompañante: “esto es de carácter celestial, todo lo que es desatado en el cielo es desatado en la tierra, y todo lo que es atado en el cielo es atado en la tierra. Muchos aborrecen lo bueno y atribuyen a belcebú lo que es de Dios. Más, estad atentos porque no hay cosa más abominable entre los hombres que sus líderes mortales falseen el derecho y desprecien la verdad. Cantar, cuando es válido llorar. Y [se] envalentonan contra el Altísimo, quien rige los cielos y la tierra. Cae el justo y se levanta, más el injusto, al caer, no se ve más. No hay cosa que no se sepa, ni luz que no brille. Muchos levantarán su cabeza, y muchos se esconderán al saber que el Soberano rige y no es con mente mortal, pues suyo es el mundo y sus habitantes. Él quita y Él pone, sea su Nombre bendito por todas las naciones. Él gobierna y rige a su tiempo, y nada es contrario a su Palabra, porque el mortal sabrá que suyo es el poder para siempre. Amén.” {Daisy Escalante: 25-04-2019 , es.p1}
En ese momento, amados, mi acompañante terminó de hablar. Y yo vi un camino por dónde caminaba, y una división. En un momento, este camino se dividía en dos, y en el mismo medio, en la misma división de este camino, había un ángel con una espada desenvainada, que apuntaba a los que llegaban, casi, a él. Y él les decía: “tú allá, y tú, acá”. Así los distribuía por aquellos dos caminos. No había espacio para que ellos decidieran. Cada uno debía transitar por donde se les ordenaba. Estos, estaban caminando por estos caminos y no tenían derecho a cuestionar nada sino, solamente, obedecer. Ambos caminos, en su comienzo, eran totalmente parecidos. Unos, [desde] un camino, podían observar a los otros del otro lado. Unos, los de la izquierda, iban riendo, hablando en voz muy alta. Los del otro camino iban avanzando llorando y gimiendo. Unos a los otros se escuchaban y se veían, más, mientras seguían caminando, árboles frondosos se interponían entre ambos caminos, y los caminos comenzaban a tomar distancia al punto de que estos no se veían más. {Daisy Escalante: 25-04-2019 , es.p2}
Entonces, yo quedé observando y vi cómo [en] el camino donde iban riéndose y hablando fuerte, salían de las orillas de la calle unas criaturas horribles que, en su cola, tenían una cola de escorpión. Sus caras eran como caras humanas, y atacaban con gran furia a los que transitaban por aquel camino. Entonces volteé a ver a los que transitaban el otro camino y yo les veía llorar y clamar. Vi, entonces que, desde el aire, al lado del camino donde ellos transitaban, salían manos con letreros que las personas leían y sus rostros de llanto se tornaban en rostros de gozo. Y así fue su camino mientras los vi transitar por él. Dijo mi acompañante: “muchos transitan esta vida sin medir consecuencias, más todo es de carácter celestial. Estad apercibidos porque la hora ha de llegar cuando, allí, correrá el valiente y el fuerte caerá, porque no reconocieron el día de su visitación. Muchos no serán, ya, iguales por dentro, y, pronto, su verdadera naturaleza atestiguará de ello, más el que confía en su Señor, su Dios, se esforzará y actuará”. En ese momento me dijo: “Isaías 2”. {Daisy Escalante: 25-04-2019 , es.p3}
Quiera Dios que cada uno de nosotros sean de aquellos que transitan por el lado derecho, viendo estos letreros, que son la Palabra de Dios, que nos dan fortaleza, confianza, fuerza, para poder seguir hacia adelante. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 25-04-2019 , es.p4}
Isaías 2
1 Lo que vio Isaías, hijo de Amoz, tocante a Judá y a Jerusalén.
2 Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.
3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y Él nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.
5 Venid, oh casa de Jacob, y caminemos a la luz de Jehová.
6 Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos [de maldades] del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y hacen pacto con hijos de extranjeros.
7 Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos; sus carros [son] innumerables.
8 Además está su tierra llena de ídolos, y a la obra de sus manos se han arrodillado, a lo que fabricaron sus dedos.
9 Y el hombre vil se ha inclinado, y el hombre altivo se ha humillado; por tanto no los perdones.
10 Métete en la piedra, escóndete en el polvo, por la presencia temible de Jehová, y por el esplendor de su majestad.
11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día.
12 Porque día de Jehová de los ejércitos [vendrá] sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo enaltecido; y será abatido;
13 sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todos las encinas de Basán.
14 Y sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados levantados;
15 Y sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte;
16 Y sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas.
17 Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día.
18 Y quitará totalmente los ídolos.
19 Y se meterán en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
20 Aquel día arrojará el hombre, a los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase;
21 y se entrarán en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
22 Dejaos del hombre, cuyo aliento [está] en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?