Manjar Sabático
19-09-2020
EGW- El Camino a Cristo, Cap. 5 “ La consagración”
La promesa de Dios es: “Me buscaréis y me hallaréis cuando me buscareis de todo vuestro corazón.”1 {CC 43.1}
Debemos dar a Dios todo el corazón, o no se realizará el cambio que se ha de efectuar en nosotros, por el cual hemos de ser transformados conforme a la semejanza divina. Por naturaleza estamos enemistados con Dios. El Espíritu Santo describe nuestra condición en palabras como éstas: “Muertos en las transgresiones y los pecados,”2 “la cabeza toda está ya enferma, el corazón todo desfallecido,” “no queda ya en él cosa sana.”3 Nos sujetan firmemente los lazos de Satanás, “por el cual” hemos “sido apresados, para hacer su voluntad.”4 Dios quiere sanarnos y libertarnos. Pero como esto exige una transformación completa y la renovación de toda nuestra naturaleza, debemos entregarnos a El completamente. {CC 43.2}
La guerra contra nosotros mismos es la batalla más grande que jamás se haya reñido. El rendirse a sí mismo, entregando todo a la voluntad de Dios, requiere una lucha; mas para que el alma sea renovada en santidad, debe someterse antes a Dios. {CC 43.3}
El gobierno de Dios no se funda en una sumisión ciega ni en una reglamentación irracional, como Satanás quiere hacerlo aparecer. Al contrario, apela al entendimiento y a la conciencia. “¡Venid, pues, y arguyamos juntos!”5 es la invitación del Creador a los seres que formó. Dios no fuerza la voluntad de sus criaturas. No puede aceptar un homenaje que no le sea otorgado voluntaria e inteligentemente. Una mera sumisión forzada impediría todo desarrollo real del entendimiento y del carácter: haría del hombre un simple autómata. Tal no es el designio del Creador. El desea que el hombre, que es la obra maestra de su poder creador, alcance el más alto desarrollo posible. Nos presenta la gloriosa altura a la cual quiere elevarnos mediante su gracia. Nos invita a entregarnos a El para que pueda cumplir su voluntad en nosotros. A nosotros nos toca decidir si queremos ser libres de la esclavitud del pecado para compartir la libertad gloriosa de los hijos de Dios. {CC 43.4}
Al consagrarnos a Dios, debemos necesariamente abandonar todo aquello que nos separaría de El. Por esto dice el Salvador: “Así, pues, cada uno de vosotros que no renuncia a todo cuanto posee, no puede ser mi discípulo.”6 Debemos renunciar a todo lo que aleje de Dios nuestro corazón. Las riquezas son el ídolo de muchos. El amor al dinero y el deseo de acumular fortunas constituyen la cadena de oro que los tiene sujetos a Satanás. Otros adoran la reputación y los honores del mundo. Una vida de comodidad egoísta, libre de responsabilidad, es el ídolo de otros. Pero estos lazos de servidumbre deben romperse. No podemos consagrar una parte de nuestro corazón al Señor, y la otra al mundo. No somos hijos de Dios a menos que lo seamos enteramente. {CC 44.1}
Hay quienes profesan servir a Dios a la vez que confían en sus propios esfuerzos para obedecer su ley, desarrollar un carácter recto y asegurarse la salvación. Sus corazones no son movidos por algún sentimiento profundo del amor de Cristo, sino que procuran cumplir los deberes de la vida cristiana como algo que Dios les exige para ganar el cielo. Una religión tal no tiene valor alguno. Cuando Cristo mora en el corazón, el alma rebosa de tal manera de su amor y del gozo de su comunión, que se aferra a El; y contemplándole se olvida de sí misma. El amor a Cristo es el móvil de sus acciones. {CC 44.2}
Los que sienten el amor constreñidor de Dios no preguntan cuánto es lo menos que pueden darle para satisfacer lo que El requiere; no preguntan cuál es la norma más baja que acepta, sino que aspiran a una vida de completa conformidad con la voluntad de su Redentor. Con ardiente deseo lo entregan todo y manifiestan un interés proporcional al valor del objeto que procuran. El profesar que se pertenece a Cristo sin sentir ese amor profundo, es mera charla, árido formalismo, gravosa y vil tarea. {CC 45.1}
¿Creéis que es un sacrificio demasiado grande darlo todo a Cristo? Preguntaos: “¿Qué dió Cristo por mí?” El Hijo de Dios lo dió todo para redimirnos: vida, amor y sufrimientos. ¿Es posible que nosotros, seres indignos de tan grande amor, rehusemos entregarle nuestro corazón? Cada momento de nuestra vida hemos compartido las bendiciones de su gracia, y por esta misma razón no podemos comprender plenamente las profundidades de la ignorancia y la miseria de que hemos sido salvados. ¿Es posible que veamos a Aquel a quien traspasaron nuestros pecados y continuemos, sin embargo, menospreciando todo su amor y sacrificio? Viendo la humillación infinita del Señor de gloria, ¿murmuraremos porque no podemos entrar en la vida sino a costa de conflictos y humillación propia? {CC 45.2}
Muchos corazones orgullosos preguntan: “¿Por qué necesitamos arrepentirnos y humillarnos antes de poder tener la seguridad de que somos aceptados por Dios?” Mirad a Cristo. En El no había pecado alguno, y lo que es más, era el Príncipe del cielo; y sin embargo, por causa del hombre se hizo pecado. “Con los transgresores fué contado: y él mismo llevó el pecado de muchos, y por los transgresores intercedió.”7 {CC 46.1}
¿Y qué abandonamos cuando lo damos todo? Un corazón manchado de pecado, para que el Señor Jesús lo purifique y lo limpie con su propia sangre, para que lo salve con su incomparable amor. ¡Y sin embargo, los hombres hallan difícil renunciar a todo! Me avergüenzo de oírlo decir y de escribirlo. {CC 46.2}
Dios no nos pide que renunciemos a cosa alguna cuya retención contribuiría a nuestro mayor provecho. En todo lo que hace, tiene presente el bienestar de sus hijos. ¡Ojalá que todos aquellos que no han decidido seguir a Cristo pudieran comprender que El tiene algo muchísimo mejor que ofrecerles que cuanto están buscando por sí mismos! El hombre inflige el mayor perjuicio e injusticia a su propia alma cuando piensa y obra de un modo contrario a la voluntad de Dios. Ningún gozo real puede haber en la senda prohibida por Aquel que conoce lo que es mejor y proyecta el bien de sus criaturas. La senda de la transgresión es el camino de la miseria y la destrucción. {CC 46.3}
Es un error dar cabida al pensamiento de que Dios se complace en ver sufrir a sus hijos. Todo el cielo está interesado en la felicidad del hombre. Nuestro Padre celestial no cierra las avenidas del gozo a ninguna de sus criaturas. Los requerimientos de Dios nos invitan a rehuir todos los placeres que traen consigo sufrimiento y contratiempos, que nos cierran la puerta de la felicidad y del cielo. El Redentor del mundo acepta a los hombres tales como son, con todas sus necesidades, imperfecciones y debilidades; y no solamente los limpiará de pecado y les concederá redención por su sangre, sino que satisfará el anhelo de todos los que consientan en llevar su yugo y su carga. Es su designio dar paz y descanso a todos los que acudan a El en busca del pan de vida. Sólo nos pide que cumplamos los deberes que guíen nuestros pasos a las alturas de una felicidad que los desobedientes no pueden alcanzar. La vida verdadera y gozosa del alma consiste en que se forme en ella Cristo, esperanza de gloria. {CC 46.4}
Muchos dicen: “¿Cómo me entregaré a Dios?” Deseáis hacer su voluntad, mas sois moralmente débiles, esclavos de la duda y dominados por los hábitos de vuestra vida de pecado. Vuestras promesas y resoluciones son tan frágiles como telarañas. No podéis gobernar vuestros pensamientos, impulsos y afectos. El conocimiento de vuestras promesas no cumplidas y de vuestros votos quebrantados debilita la confianza que tuvisteis en vuestra propia sinceridad, y os induce a sentir que Dios no puede aceptaros; mas no necesitáis desesperar. Lo que debéis entender es la verdadera fuerza de la voluntad. Esta es el poder gobernante en la naturaleza del hombre, la facultad de decidir o escoger. Todo depende de la correcta acción de la voluntad. Dios dió a los hombres el poder de elegir; a ellos les toca ejercerlo. No podéis cambiar vuestro corazón, ni dar por vosotros mismos sus afectos a Dios; pero podéis escoger servirle. Podéis darle vuestra voluntad, para que El obre en vosotros tanto el querer como el hacer, según su voluntad. De ese modo vuestra naturaleza entera estará bajo el dominio del Espíritu de Cristo, vuestros afectos se concentrarán en El y vuestros pensamientos se pondrán en armonía con El. {CC 47.1}
Desear ser bondadosos y santos es rectísimo; pero si no pasáis de esto, de nada os valdrá. Muchos se perderán esperando y deseando ser cristianos. No llegan al punto de dar su voluntad a Dios. No deciden ser cristianos ahora. {CC 48.1}
Por medio del debido ejercicio de la voluntad, puede obrarse un cambio completo en vuestra vida. Al dar vuestra voluntad a Cristo, os unís con el poder que está sobre todo principado y potestad. Tendréis fuerza de lo alto para sosteneros firmes, y rindiéndoos así constantemente a Dios seréis fortalecidos para vivir una vida nueva, es a saber, la vida de la fe. {CC 48.2}
Himno 220: Del trono celestial
Himno 174: Siervos de Dios, la trompeta tocad
Testimonio: 13-01-2018 #01
Amados, enero 13, 2018. En sueños, esta madrugada fui instruida en la importancia solemne de cómo guardar el sábado del Señor. Antes se me había hablado de esto, pero esta vez volvió a tocárseme el mismo tema. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p1}
Entonces fui llevada a una iglesia. En esta iglesia, allí estaba con mi acompañante a mi lado y me dijo: ¿qué ves?” Entonces le dije que estaban en la escuela sabática, pues porque eso era lo que veía; así que deduje que era sábado, y [que] estaba en una iglesia adventista. Entonces me dijo: “has visto bien”. Y me dijo otra vez: “vuelve a mirar”. Entonces miré y vi cómo, unos hablaban entre sí, otros jugaban con sus celulares, otros comían y bebían mientras se invocaba la presencia de Jehová. Vi mujeres vestidas con sus pechos y muslos por fuera y, aún, otras, con sus ropas tapadas en esa área, [pero] eran tan pegadas sus ropas, que no daban espacio a la imaginación. Entonces, en esos momentos, también escuché una música contemporánea. Había chistes de los instructores y risas a carcajadas de los oidores, y vi cómo pantallas se desdoblaban para leer y cantar, y los presentes no ejercían la vocación antigua de llevar la espada de Dios. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p2}
Entonces, luego, vi un banquete de comida y había muchas habladurías y conversaciones seculares. Vi también en los departamentales, los niños con juegos y marionetas. Con esto eran instruidos en, según ellos, la observancia del sábado. Vi también en ese momento, oficiales que se preparaban para subir a la plataforma muy ensimismados y orgullosos, que sólo les importaba su apariencia y ser parte, lo más rápido posible, allí, para, ya, terminar. Entonces, el predicador daba instrucciones, y lo comencé a escuchar cuando dijo: “cuando llegue este momento, pongan esta música para que se mueva su corazón y den más ofrendas”. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p3}
Entonces, todos parecían absortos en sus puestos y acciones y no echaban a ver la solemnidad de aquel día, ni de ese momento. Entonces mi acompañante me dijo: “salgamos de aquí”. Y salimos de allí, y de repente un movimiento de tierra movió aquella estructura, y sacudió bajo los escombros todo aquello. Entonces yo grité: “¡Dios mío! ¿y las personas?”. Entonces me contestaron: “ya están muertos”. Entonces le dije: “no, ellos se movían, ellos estaban vivos”. Y él me dijo: “no, estaban vivos al mundo, pero muertos en el espíritu”. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p4}
Entonces, mi ser se estremeció y fuimos llorando —me fui llorando y mi acompañante también—, a otro lugar. Era un lugar más recóndito. Entonces, entramos en una casa. Allí vi unos cuantos hermanos, y todos lloraban y oraban al abrir la Biblia. Entonces pregunté: “¿por qué lloran?”. Y entonces mi acompañante me contestó: “ellos leen, pero no entienden, y temen que eso les cause su pérdida de vida eterna”. En ese momento me dio una orden y me dijo: “ve e instrúyeles”. Y le dije: “¿cómo? ¿qué les diré?”. Entonces me dijo: “camina y preséntate, y se te dirá que decir”. Entonces fui en ese momento y me paré frente a las personas, y me presenté allí, delante de ellos. Entonces, de repente, sin echar a ver, cuando de mi cabeza fluían palabras de vida e instrucciones para ellos, y ellos las recibían con gozo. Y mi discurso fue este: {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p5}
“Amados hermanos, cada sábado el Santo de Israel camina entre vosotros, y es vuestro deber saber cómo se conducirán todos ustedes este día tan solemne ante tan majestuosa presencia”. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p6}
“No vayan a hacer obra servil en ese día. Coman comida cruda, eviten a toda costa cocinar, pero si no pueden, entonces solamente calienten su comida. No escuchen ningún hombre con música secular que les induzca a esto, solamente escuchen la música que honre a Dios, pues el cielo sólo aprueba la música celestial”. Entonces, una hermana, en ese momento, preguntó que cuál era esa música. Entonces levanté mi mano al cielo y sobre mi mano apareció el Himnario Adventista viejo, y lo abrí, y comenzamos a cantar. Entonces, yo seguía diciéndoles a ellos que se apartaran de la vanidad, y que el sábado no lo vieran como un día cualquiera, un día de ostentación y vanagloria de vestuarios, pues para El Eterno, solo importaba el corazón. Y, luego de eso, en ese momento, fui vestida con una ropa muy sencilla, ¡pero era hermosa, amados hermanos! Eran zapatos sin tacón y mi cabeza estaba cubierta. Y una hermana preguntó: “¿por qué cubres tu cabeza?” Entonces, iba a hablar cuando mi acompañante apareció, y su resplandor nos iluminó a todos, y caímos al suelo de rodillas. Y todos, con sus manos e himnarios tapaban, unos, sus rostros y otros, sus cabezas. Pero algo secular y peculiar, mejor dicho, vi, y fue que, cuando vi esto, que cayeron al piso tapando sus rostros y sus cabezas, los varones se tapaban sus caras más no la cabeza, pero las damas se tapaban, todas, la cabeza con los himnarios. Entonces, él exclamó: “¡mi presencia no es nada ante nuestro grande y soberano Dios! Que toda rodilla se postre ante el Santo de Israel, y toda alabanza, gloria y majestad que su presencia representa, sea venerada” dijo. Y terminó diciendo: “es ley universal”. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p7}
En ese momento, mi acompañante dejó de brillar. Nunca antes lo había visto de esta manera. Entonces, ellos ya no lo vieron y se levantaron de sus rodillas y se maravillaban de tan grande declaración. Mi boca siguió hablando y siguió diciendo: “limpien sus vidas, apártense del pecado. Dejen las comelatas en sábado, trayendo comidas que no honran a Dios, violando su reforma pro salud. Saquen toda música que no sea celestial. Clamen por sabiduría divina; y vistan como herederos de la Patria Celestial y su galardón será grande. Aparten la malignidad de sus pensamientos y corazón, y purifiquen sus almas, pues el día está cercano en que toda alma se postrará ante el rostro del Santo de Israel”. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p8}
Al decir esto, amados, la casa donde estábamos allí reunidos se elevó en los aires, y mi discurso, pues, lo seguía, pero estaba viendo cómo la casa se elevaba y yo misma me maravillaba de escucharme hablar aquellas palabras. Entonces vi, por la puerta y ventana de aquella casa, cómo pasábamos por aguas y tierras, y la casa bajaba y podían subir las personas que tenían hambre y sed de la Palabra de Dios. No llegábamos hasta las mismas aguas ni hasta la misma tierra y tocábamos, pero si, bajaba un poco, y ahí las personas, pues, podían subir. Vi damas, caballeros, niños y jóvenes que comenzaron a subir allí a la casita, pero también vi cómo, hombres instigados por huestes malignas, querían abordar para destruir, pero mi acompañante se los impedía. Así que seguimos flotando alrededor del globo terráqueo, y muchos eran impactados por las verdades de Dios referentes a su sábado. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p9}
¡Eso fue maravilloso y solemne, amados! ¡Aquel momento era como si ya estuviéramos en casa, fuera de este mundo oscuro! Entonces, en un momento, toda tribu, lengua, y nación estábamos allí reunidos, ¡estábamos disfrutando aquel maravilloso sábado! Entonces, en ese momento, seguimos en el aire y fuimos llevados a un monte con un hermoso río, había allí un manantial precioso, y allí posó la pequeña casa con todos nosotros. Salimos fuera y había allí árboles frutales, y comenzamos a comer de aquellos árboles y a tomar del agua de un manantial maravilloso que estaba ahí, también. Entonces, en ese momento, yo pregunté que cuál era ese lugar, y me dijo: “es todo aquello que Dios tiene reservado para el tiempo final, para sus verdaderos hijos”. Y me siguió diciendo: “ve y diles que siembren la semilla, pues el gran agricultor la hará crecer”. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p10}
“La bendición está en aquel que sabe hacer lo bueno y lo hace, recuerda el patrón”, me volvió a repetir. “Es un regalo de amor para mi pueblo, haced esto y viviréis. No os afanéis por el mundo y sus afanes pues, he aquí, Yo traigo, muy pronto, cielos nuevos y nueva tierra. ¿Acaso pondréis vuestra edificación en tierra movediza?” me seguía diciendo. “De esa manera obra aquel arquitecto que confía su vida a las cosas de este mundo, pues como la edificación será tragada en la arena, así mismo su vida será ahogada en el fin de este mundo oscuro. Buscadme y viviréis. Pero buscadme de todo vuestro corazón para que vuestro galardón sea grande en el reino de los cielos”, me dijo. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p11}
Entonces, amados, ahí en ese momento desperté y ahí fue donde dije: “voy a hacer una búsqueda en internet bajo el título: ‘cómo se debe guardar el sábado'”. Por eso les compartí a ustedes, en el día de hoy, esas citas que Dios vio a bien que yo encontrara esta mañana y fueran tan útiles en mi vida. Y, espero que, también sean de gran bendición para todos ustedes. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p12}
Así que, amados hermanos, nuestro galardón está cerca. Está muy, muy, muy cerca; pero también, la prueba final está cerca. Y debemos, desde ya, anclarnos, anclarnos en la roca que es Cristo Jesús. No andar en arenas movedizas deseando y buscando las cosas de este mundo. Nosotros debemos buscar estar cerca de Dios y las cosas de la Patria Celestial. Espero, amados hermanos, que esto pueda calar hondo en nuestras vidas, y que cada sábado sea la oportunidad de acercarnos más a Dios. Pero, para esto, durante la semana tenemos que hacer el hábito de buscarlo para que el sábado sea aún más —cada día en nuestras vidas—, más solemne, y más solemne, hasta que lleguemos al punto de que lo guardemos como agrada a nuestro Dios. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 13-01-2018 #01, es.p13}
Testimonio: 18-01-2018
Amados, enero 15, 16 y 18 del 2018. Fui instruida acerca del mensaje de la justificación por la fe. Aunque soy nacida y criada en este evangelio, siendo Adventista del Séptimo Día desde el vientre de mi madre, nunca había entendido esto de esta forma, y qué vital importancia tiene este mensaje para cada uno de los que queremos ser salvos. Así que, amados hermanos, se los voy a decir igual que como me lo dijeron, porque esto es bien importante. Hay tantas cosas que debemos saber, es un mensaje tan sencillo, pero a la vez nos lo han hecho, a veces, tan complicado. Sin embargo, todo lo de Dios es tan sencillo que lo podemos entender. Según en el antaño este mensaje llegó porque estaban en ese momento, en el umbral, de la segunda venida de Cristo, pero, por alguna razón, se tuvo que parar; porque el pueblo, esa razón fue, que el pueblo no estaba preparado, no quiso este mensaje. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p1}
Ahora, que estamos en el umbral de la segunda venida de Cristo, debemos entender esto, amados, para que nos pongamos total y absolutamente a cuentas con Dios. Estamos en el umbral de la eternidad, toda lucha recia, como nunca antes, será vista ante nuestros ojos, ya sea física, mental o espiritual. No hay nada en absoluto que podamos hacer contra esto, humanamente hablando, sino que humillarnos a Dios y someter nuestro yo completamente a Él. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p2}
El mensaje de 1888 debe ser, no solamente profundamente estudiado, sino que debe ser cabalmente comprendido por cada uno de nosotros, amados hermanos. Este mensaje no minimiza a los demás pilares de fe, sino que los exalta hasta lo sumo; pero este incomprendido mensaje fue, lo que fue: la antesala del derramamiento del Espíritu Santo en aquellos días de antaño. El cual, cuando fue tenazmente desechado, puso, pues, en alto los eventos precursores de la segunda venida de Jesús en aquellos días. Y, ¿cuáles fueron esos eventos? Pues, la lluvia tardía comenzó a ser derramada, pero se tuvo que detener y recoger, y la ley dominical que, abiertamente, surgió, fue detenida. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p3}
El cielo, amados, en su eterna misericordia, tristemente vio a bien pasar tan sublime evento de la aparición de nuestro amado Señor, pues el pueblo no gozaba de la preparación [para] recibir a su Salvador. Ahora mismo, amados hermanos, estamos en el curso de semejante y similar evento, y ninguno que no comprenda este mensaje, y sobre todo, amados, [que no lo ponga] en práctica, podrá recibir el refrigerio del Espíritu Santo. Por ende, la ley dominical, que ya existe tras el telón y que esta vez no será parada por orden divina, será para muchos la marca que les generará la perdición; y, para pocos, la fortaleza de decidir contundentemente por el sábado que es el sello del Dios vivo y eterno. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p4}
1888 no es un mero mensaje de opción, es un requisito, amados hermanos, para poder entrar en la tierra prometida. Rechazar el mensaje de la justificación por la fe —que es aceptar que, por mí mismo, no puedo salvarme, no importa lo que haga, sino que únicamente puedo ser salvo por [la] gracia y [la] justicia de Cristo, que ésta se imputa a mi vida cuando caigo rendido a sus pies”—, será la perdición para aquellos que no lo entiendan, será la perdición total de la eternidad. Pero cuando yo acepto esto, y a su Hacedor, comienzo, entonces, a ser ciudadano celestial, y puedo ser parte de esto por la eternidad. Solamente por [la] gracia y [la] justicia de Cristo Jesús, solamente por sus únicos méritos —porque en cada uno de nosotros no existe nada, amados, nada que podamos hacer para ser salvos—. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p5}
Así que cuando rechazamos el mensaje de la justificación por la fe, rechazamos por ende la existencia y la obra del Espíritu Santo en mí, en mi vida, en nuestras vidas. Y Dios nos dice que no contristemos al Espíritu Santo por el cual vamos a ser sellados. Por ende, también, cuando rechazamos el mensaje de la justificación por la fe, no recibimos el sello de Dios, porque 1888 es sometimiento y humillación a un Escrito Está. Y tampoco vamos a recibir la lluvia tardía. No hay nada más peligroso que estar en guerra y obviar las estrategias de la misma. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis vemos a un Dios de amor, verdad, y justicia, educando. Pero también guiando un pueblo para entrar a Canaán. Justificar mis actos con un “Dios entiende”, es infringir la ley a sabiendas. No es cosa liviana coger la Palabra de Dios por sugerencia y no por mandato. Si deseamos ser ciudadanos de la Patria Celestial, debemos obedecer las reglas de entrada a dicha patria. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p6}
Ninguno que tome, amados, a la ligera esto, será hallado sin culpa. Así que 1888 no debe ser, o [no] debiera ser, dejado sin comprender por aquellos que anhelan de todo corazón ser herederos de la Patria Celestial. No hay tiempo que perder, amados, solo hay tiempo para que podamos avanzar. 1888, el rechazo a este mensaje, es no aceptar la sangre de Cristo Jesús imputada a mi vida. Es no llegar a reflejar el carácter de Cristo Jesús en mi vida, por lo tanto, el rechazo del mensaje de la justificación por la fe nos cohíbe de entrar a la tierra prometida. Nos cohíbe [de] ponernos a cuentas con Dios porque nuestra suficiencia propia está al frente, en vez de humillarnos ante un Escrito Está. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p7}
Entonces surge la pregunta, ¿qué es el Himnario Adventista? ¿por qué tan terriblemente rechazado? El Himnario Adventista antiguo es terriblemente rechazado, terriblemente perseguido. Vamos a analizar estos himnos, y se los estoy dando no porque se me antojaron sino porque me los dieron. El himno 404, “Prefiero a mi Cristo”; el himno 400, “Ando con Cristo”, como anduvo Elías, Eliseo, Moisés y Juan; el himno 327, “Salvo en los Tiernos Brazos”; el himno 323, “En Jesucristo Mártir de Paz”; todos estos nos llevan al sometimiento bajo el mandato de Cristo Jesús, todos estos son mensajes de justificación por la fe. Así que la erudición, el clero, la suficiencia propia es rechazo al mensaje de la justificación por la fe. Rechazar el mensaje de la justificación por la fe, es rechazar, amados, total y absolutamente el plan de salvación de Cristo Jesús. Rechazar el plan de salvación, es eso: rechazar el mensaje de la justificación por la fe —ya no querer el plan de salvación de Cristo Jesús—. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p8}
El rechazo a 1888 es el rechazo al Espíritu Santo, y esto, amados, es el pecado imperdonable. Dios nos dijo bien claro, que el rechazo contra la contrición, contra el Espíritu Santo, ese rechazo, ese llamado de ese gemido indecible que está ahí tras nosotros, es el pecado imperdonable. Así que, ¿por qué, entonces, la persecución al Espíritu Santo? Porque, amados, Éste es el que nos invita al sometimiento y a la aceptación de las instrucciones dadas por Dios al hombre, para justificación y santificación sólo por medio de Cristo Jesús en mi vida, y por ende ser heredero de la vida eterna. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p9}
Así que ¿qué recibiremos en el cielo de entrada?, vamos a tener una piedra con un nombre nuevo, es una esculpida, una piedra que está tallada, ahí está mi nombre, cuando tallamos algo en piedra dura muchísimo, símbolo de la eternidad. Palmas, palmas de victoria, las palmas si ustedes las ven, amados hermanos, se distinguen a lo lejos en las montañas, así vamos a ser distinguidos, ¿verdad?, nosotros, los que vamos a ser salvos de este mundo. Coronas de estrellas. Las coronas, dice, que no va a haber corona sin estrellas, todo va a ser abnegación, ¿por qué? Porque, para tener estrellas en la corona, tuvimos que haber compartido este mensaje con otros. Cualquiera que sea egoísta y no quiera compartir este mensaje, no va a poder entrar, por eso es que dice que no va a haber coronas sin estrellas. Una vestimenta, la vestimenta que significa la justicia de Cristo imputada a cada uno de nosotros. Una bella arpa para tocar esos himnos de alabanza y gloria a nuestro Dios. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p10}
Amados hermanos, el mensaje de la justificación por la fe no es tan complicado para que nosotros, cada uno de nosotros, lo podamos entender. Dios ha dejado su Palabra, que aún los niños la pueden entender, nos la han hecho un poco difícil, nos han dicho que si no estudiamos no lo podemos entender, pero no. El mensaje de 1888, como cualquier otro mensaje, es un mensaje tan maravilloso que Dios nos ha dejado a cada uno de nosotros, para que nosotros entendamos la vital importancia que hay en poder entender y poner en práctica; pedirle al Señor que nos ayude a poner en práctica esto. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p11}
¡Quiera Dios que hallamos entendido! Por favor, sigan buscando, sigan analizando, sigan pidiéndole al Señor que les de entendimiento, que les dé sabiduría, para que, así, podamos, todos, entender este mensaje tan maravilloso. Y poder poseer la Canaán celestial, no por méritos propios sino por los méritos de Cristo Jesús en cada uno de nosotros. Espero que esto les sea de bendición, oro por cada uno de ustedes para que el Dios, el Dios nuestro, el santo y divino Dios que vino a morir en la cruz del calvario por cada uno de nosotros e intercede ahora en el lugar santísimo por cada uno de nosotros; podamos, cada uno, recibirlo en nuestras vidas, a su Espíritu Santo que está aquí como segundo consolador que lo envió para cada uno de nosotros, para que así podamos ir a toda verdad y aceptar este mensaje que nos va hacer entrar, amados hermanos, a Canaán. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 18-01-2018, es.p12}
Testimonio: 26-02-2018
Amados, febrero 26, 2018. En sueños, me fue mostrada una casa con una sala grande y allí se estaba llevando a cabo un tema sobre cómo ser un verdadero hijo de Dios y ser aceptado por Él. Era un tema muy interesante, muy elevador y, mientras se desarrollaba el tema, vi cómo se comenzaban a parar algunos oyentes y salían y se montaban en sus carros. En ese momento me quedé muy sorprendida, al ver cómo sólo unos poquitos quedamos, allí, escuchando aquel bello e importante tema de salvación. {Daisy Escalante: 26-02-2018, es.p1}
Entonces salí y fui a uno de los carros. Yo toqué el cristal del carro de aquella puerta y me abrieron, entonces le dije: ¿por qué se salió? ¡El tema es vital para salvación!” Entonces, en ese momento, me miró como con ojos no muy alegres y me contestó: “lo que él dice, ya yo lo sé, y eso ya me aburre; no voy a entrar a escuchar más, vaya usted”, me dijo, “y disfrúteselo”. {Daisy Escalante: 26-02-2018, es.p2}
Entonces, en ese momento, yo dije: “Señor, ¡¿cómo puede ser?!” No podía creer que ante estas personas estaba la salvación, sin rodeos, y no la querían. Entonces fui a otro, y a otro, y todos buscaban excusas para no entrar. Entonces, triste y sin saber qué más hacer, me retiré de ellos para volver a la casa donde se llevaba la prédica a cabo. Entonces comencé a subir las escaleras y mi acompañante me dijo estas palabras: “sólo, [¿podrá?] vencer aquel que disfrute de todo corazón la Palabra de Dios y medite en ella día y noche. [Éste] lo podrá alcanzar, los que no logren esto, no podrán vencer”. En ese momento me dijo: “Salmo 24”, y ahí desperté. {Daisy Escalante: 26-02-2018, es.p3}
Salmos 24
1 «Salmo de David» De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan.
2 Porque Él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos.
3 ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?
4 El limpio de manos, y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a la vanidad, ni jurado con engaño.
5 Él recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de su salvación.
6 Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Jacob. (Selah)
7 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.
8 ¿Quién [es] este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.
9 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.
10 ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, Él [es] el Rey de gloria. (Selah)
1 Corintios 8
1 Y en cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, mas el amor edifica.
2 Y si alguno piensa que sabe algo, aún no sabe nada como debe saber.
3 Pero si alguno ama a Dios, el tal es conocido de Él.
4 Y en cuanto a comer de aquello que es sacrificado a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no [hay] más que un solo Dios.
5 Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, ya sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),
6 mas para nosotros [sólo hay] un Dios, el Padre, de quien [son] todas las cosas, y nosotros en Él; y un Señor, Jesucristo, por el cual [son] todas las cosas, y nosotros por Él.
7 Pero no en todos [hay] este conocimiento; porque algunos con conciencia del ídolo hasta ahora, comen como sacrificado a ídolos; y su conciencia, siendo débil, se contamina.
8 Si bien el alimento no nos hace más aceptos a Dios; pues ni porque comamos, seremos más; ni porque no comamos, seremos menos.
9 Mas mirad que esta vuestra libertad de ninguna manera venga a ser tropezadero a los que son débiles.
10 Porque si te ve alguno a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en el templo de los ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será incitada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
11 Y por tu conocimiento se perderá el hermano débil por el cual Cristo murió.
12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos, e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
13 Por lo cual, si la comida hace tropezar a mi hermano, jamás comeré carne para no ser tropiezo a mi hermano.