Manjar Sabático
20-03-2021
Oseas 4
1 Oíd la palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no [hay] verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra.
2 Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y derramamiento de sangre tras derramamiento de sangre.
3 Por lo cual, se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo, y las aves del cielo: y aun los peces del mar fallecerán.
4 Ciertamente hombre no contienda ni reprenda a hombre, porque tu pueblo [es] como los que resisten al sacerdote.
5 Caerás por tanto en el día, y caerá también contigo el profeta de noche; y a tu madre talaré.
6 Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Porque tú desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
7 Conforme a su grandeza así pecaron contra mí; [por tanto], cambiaré su honra en afrenta.
8 Comen del pecado de mi pueblo, y en su maldad levantan su alma.
9 Tal será el pueblo como el sacerdote: y visitaré sobre él sus caminos, y le pagaré conforme a sus obras.
10 Y comerán, mas no se saciarán; fornicarán, mas no se aumentarán; porque dejaron de escuchar a Jehová.
11 Fornicación, vino, y mosto quitan el corazón.
12 Mi pueblo a su ídolo de madera consulta, y su vara le responde; porque el espíritu de fornicaciones los ha engañado, y se han dado a la fornicación dejando a su Dios.
13 Sobre las cabezas de los montes sacrificaron, e incensaron sobre los collados, debajo de encinas, y álamos, y olmos que tuviesen buena sombra; por tanto, vuestras hijas fornicarán, y adulterarán vuestras nueras.
14 No visitaré sobre vuestras hijas cuando fornicaren, y sobre vuestras nueras cuando adulteraren: porque ellos ofrecen sacrificios con las rameras, y con las malas mujeres sacrifican; por tanto, el pueblo sin entendimiento caerá.
15 Si fornicares tú, Israel, a lo menos no peque Judá; y no entréis en Gilgal, ni subáis a Betaven; ni juréis: Vive Jehová.
16 Porque como becerra rebelde se apartó Israel: ¿los apacentará ahora Jehová como a carneros en lugar espacioso?
17 Efraín [es] dado a ídolos; déjalo.
18 Su bebida se corrompió; fornicaron pertinazmente; sus príncipes amaron lo que avergüenza.
19 La ató el viento en sus alas, y se avergonzarán de sus sacrificios.
Jeremías 4:8
8 Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.
Patriarcas y Profetas, capítulo 40: ''Balaam''
Este capítulo está basado en Números 22 y 24.
Cuando regresaron al Jordán, después de la conquista de Basán, los israelitas, mientras se preparaban para invadir a Canaán, acamparon a la orilla del río un poco más arriba que el punto de su desembocadura en el Mar Muerto, frente a la llanura de Jericó. Estaban en la misma frontera de Moab, y los moabitas se llenaron de terror al tener tan cerca a los invasores. {PP 415.1}
La gente de Moab no había sido molestada por Israel; pero había observado con presentimientos inquietantes todo lo que había ocurrido en los países vecinos. Los amorreos ante quienes había tenido que retroceder, habían sido vencidos por los hebreos, y el territorio que los amorreos habían arrebatado a Moab estaba ahora en posesión de Israel. Los ejércitos de Basán habían cedido ante el poder misterioso que encerraba la columna de nube, y las gigantescas fortalezas estaban ocupadas por los hebreos. Los moabitas no se atrevieron arriesgarse a sacarlos; ante las fuerzas sobrenaturales que obraban en su favor, apelar a las armas era futil. Pero, como el faraón, decidieron acudir al poder de la hechicería para contrarrestar la obra de Dios. Atraerían una maldición sobre Israel. {PP 415.2}
La gente de Moab estaba estrechamente relacionada con los madianitas, por vínculos nacionales y religiosos. Así que Balac, rey de Moab, despertó los temores de ese pueblo pariente, y obtuvo su cooperación en sus propósitos contra Israel mediante el siguiente mensaje: “Ahora esta gente va a devorar todos nuestros contornos, como devora el buey la grama del campo”. Véase Números 22-24. Era fama que Balaam, habitante de Mesopotamia, poseía poderes sobrenaturales, y esa fama había llegado a la tierra de Moab. Se acordó solicitar su ayuda. {PP 416.1}
Por consiguiente, enviaron mensajeros “los ancianos de Moab, a los ancianos de Madián”, para asegurarse los servicios de sus adivinaciones y su magia contra Israel. {PP 416.2}
Los embajadores emprendieron en seguida su largo viaje a través de las montañas y los desiertos hacia Mesopotamia; al encontrar a Balaam, le entregaron el mensaje de su rey: “Un pueblo que ha salido de Egipto cubre toda la tierra y se ha establecido frente a mí. Ven pues, ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra, pues yo sé que el que tú bendigas bendito quedará, y el que tú maldigas maldito quedará”. {PP 416.3}
Balaam había sido una vez hombre bueno y profeta de Dios; pero había apostatado, y se había entregado a la avaricia; no obstante, aun profesaba servir fielmente al Altísimo. No ignoraba la obra de Dios en favor de Israel; y cuando los mensajeros le dieron su recado, sabía muy bien que debía rehusar los presentes de Balac, y despedir a los embajadores. Pero se aventuró a jugar con la tentación, pidió a los mensajeros que se quedaran aquella noche con él, y les dijo que no podía darles una respuesta decisiva antes de consultar al Señor. Balaam sabía que su maldición no podía perjudicar en manera alguna a los israelitas. Dios estaba de parte de ellos; y siempre que fueran fieles, ningún poder terrenal o infernal adverso podría prevalecer contra ellos. Pero halagaron su orgullo las palabras de los embajadores: “El que tú bendigas, será bendito, y el que maldigas, maldito quedará”. El soborno de los regalos costosos y de la exaltación en perspectiva excitaron su codicia. Ávidamente aceptó los tesoros ofrecidos, y luego, aunque profesando obedecer estrictamente a la voluntad de Dios, trató de cumplir los deseos de Balac. {PP 416.4}
Durante la noche el ángel de Dios vino a Balaam con el mensaje: “No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque es bendito”. {PP 416.5}
Por la mañana, Balaam de mala gana despidió a los mensajeros; pero no les dijo lo que había dicho el Señor. Airado porque sus deseos de lucro y de honores habían sido repentinamente frustrados, exclamó con petulancia: “Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros”. {PP 417.1}
Balaam “amó el premio de la maldad”. 2 Pedro 2:15. El pecado de la avaricia que, según la declaración divina, es idolatría, lo hacía buscar ventajas temporales, y por ese solo defecto, Satanás llegó a dominarlo por completo. Esto ocasionó su ruina. El tentador ofrece siempre ganancia y honores mundanos para apartar a los hombres del servicio de Dios. Les dice que sus escrúpulos excesivos les impiden alcanzar prosperidad. Así muchos se dejan desviar de la senda de una estricta integridad. Después de cometer una mala acción les resulta más fácil cometer otra, y se vuelven cada vez más presuntuosos. Una vez que se hayan entregado al dominio de la codicia y a la ambición de poder se atreverán a hacer las cosas más terribles. Muchos se lisonjean creyendo que por un tiempo pueden apartarse de la verdadera honradez para alcanzar alguna ventaja mundana, y que después de haber logrado su fin, podrán cambiar de conducta cuando quieran. Estos se enredan en los lazos de Satanás, de los que rara vez escapan. {PP 417.2}
Cuando los mensajeros dijeron a Balac que el profeta había rehusado acompañarlos, no dieron a entender que Dios se lo había prohibido. Creyendo que la dilación de Balaam se debía a su deseo de obtener una recompensa más cuantiosa, el rey mandó mayor número de príncipes y más encumbrados que los primeros, con promesas de honores más grandes y con autorización para aceptar todas las condiciones que Balaam pusiera. El mensaje urgente de Balac al profeta fue este: “Te ruego que no dejes de venir a mí, pues sin duda te honraré mucho y haré todo lo que me digas. Ven, pues, ahora, y maldíceme a este pueblo”. {PP 417.3}
Por segunda vez Balaam fue probado. En su respuesta a las peticiones de los embajadores hizo alarde de tener mucha conciencia y honradez, y les aseguró que ninguna cantidad de oro y de plata podría persuadirlo a obrar contra la voluntad de Dios. Pero anhelaba acceder al ruego del rey; y aunque ya se le había comunicado la voluntad de Dios en forma definitiva, rogó a los mensajeros que se quedaran, para consultar otra vez a Dios, como si el Infinito fuera un hombre sujeto a la persuasión. {PP 417.4}
Durante la noche se le apareció el Señor a Balaam y le dijo: “Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga”. Números 22:20. Hasta ese punto el Señor le permitiría a Balaam que hiciera su propia voluntad, ya que se empeñaba en ello. No procuraba hacer la voluntad de Dios, sino que decidía su conducta y luego se esforzaba por obtener la sanción del Señor. {PP 417.5}
Hoy son miles los que siguen una conducta parecida. No tendrían dificultad en comprender su deber, si este armonizara con sus inclinaciones. Lo hallan claramente expuesto en la Biblia, o lisa y llanamente indicado por las circunstancias y la razón. Pero, porque estas evidencias contrarían sus deseos e inclinaciones, con frecuencia las hacen a un lado y pretenden acudir a Dios para saber cuál es su deber. Aparentan tener una conciencia escrupulosa y en fervientes y largas oraciones piden ser iluminados. Pero Dios no tolera que los hombres se burlen de él. A menudo permite a tales personas que sigan sus propios deseos y que sufran las consecuencias. “Pero mi pueblo no oyó mi voz […]. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos”. Salmos 81:11, 12. Cuando uno ve claramente su deber, no procura ir presuntuosamente a Dios para rogarle que le dispense de cumplirlo. Más bien debe ir con espíritu humilde y sumiso, pedir fortaleza divina y sabiduría para hacer lo que le exige. {PP 418.1}
Los moabitas eran un pueblo envilecido e idólatra; sin embargo, de acuerdo con la luz que habían recibido, su culpabilidad no era, a los ojos del cielo, tan grande como la de Balaam. Por el hecho de que él aseveraba ser profeta de Dios, se atribuiría autoridad divina a todo lo que diría. Por lo tanto no se le iba a permitir hablar como quisiera, sino que habría de anunciar el mensaje que Dios le diera. “Harás lo que yo te diga”, fue la orden divina. {PP 418.2}
Balaam había recibido permiso para acompañar a los mensajeros de Moab en caso de que vinieran por la mañana a llamarlo. Pero enfadados por la tardanza de él y creyendo que otra vez se negaría a ir, salieron para su tierra sin consultar más con él. Había sido eliminada la excusa para cumplir lo pedido por Balac. Pero Balaam había decidido obtener la recompensa; y tomando el animal en el cual solía montar, se puso en camino. Temía que se le retirara aun ahora el permiso divino, y se apresuraba ansiosamente, impaciente y temeroso de perder por uno u otro motivo la recompensa codiciada. {PP 418.3}
“Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro”. El animal vio al divino mensajero, a quien el hombre no había visto, y se apartó del camino real y entró en el campo. Con golpes crueles, Balaam hizo volver la bestia al camino; pero nuevamente, en un sitio angosto y cerrado por murallas de piedra, le apareció el ángel, y el animal, tratando de evitar la figura amenazadora, apretó el pie de su amo contra la muralla. Balaam no veía la intervención divina, y no sabía que Dios estaba poniendo obstáculos en su camino. Se enfureció, y golpeando sin misericordia al asna, la obligó a seguir adelante. {PP 418.4}
“El ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en un sendero angosto donde no había camino para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda”. Números 22:26. Apareció el ángel, como anteriormente, en actitud amenazadora, y el pobre animal, temblando de terror, se detuvo por completo, y cayó al suelo debajo de su amo. La ira de Balaam no conoció límites, y con su vara golpeó al animal aun más cruelmente que antes. Dios abrió entonces la boca a la burra, y la “bestia, hablando en voz de hombre, refrenó la locura del profeta”. 2 Pedro 2:16. “¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?”, dijo. {PP 419.1}
Lleno de ira al verse así estorbado en su viaje, Balaam contestó a la bestia como si esta fuese un ser racional: “Porque te has burlado de mí. ¡Si tuviera una espada en mi mano, ahora mismo te mataría!” ¡Allí estaba un hombre que se hacía llamar mago, que iba de camino para pronunciar una maldición sobre un pueblo con el objeto de paralizarle su fuerza, en tanto que no tenía siquiera poder suficiente para matar el animal en que montaba! {PP 419.2}
Los ojos de Balaam fueron entonces abiertos, y vio al ángel de Dios de pie con la espada desenvainada, listo para darle muerte. Aterrorizado, “hizo una reverencia, y se postró sobre su rostro”. El ángel le dijo: “¿Por qué has azotado a tu asna estas tres veces? Yo soy el que ha salido a resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. El asna me ha visto y se ha apartado de mí estas tres veces. Y si de mí no se hubiera apartado, ya te hubiera matado a ti, y a ella la habría dejado viva”. {PP 419.3}
Balaam debió la conservación de su vida al pobre animal tan cruelmente tratado por él. El hombre que alegaba ser profeta del Señor, el que declaraba ser “varón de ojos abiertos”, y “que vio la visión del Omnipotente”, estaba tan cegado por la codicia y la ambición, que no pudo discernir al ángel de Dios que era visible para su bestia. “El dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos”. 2 Corintios 4:4. ¡Cuántos son así cegados! Se precipitan por sendas prohibidas, traspasan la divina ley, y no pueden reconocer que Dios y sus ángeles se les oponen. Como Balaam, se molestan contra los que procuran evitar su ruina. {PP 419.4}
Por la manera en que tratara su bestia, Balaam había demostrado qué espíritu le dominaba. “El justo cuida de la vida de su ganado, pero el corazón de los malvados es cruel”. Proverbios 12:10. Pocos comprenden debidamente cuán inicuo es abusar de los animales o dejarlos sufrir por negligencia. El que creó al hombre también creó a los animales inferiores, y extiende “sus misericordias sobre todas sus obras”. Salmos 145:9. Los animales fueron creados para servir al hombre, pero este no tiene derecho a imponerles mal trato o exigencias crueles. {PP 420.1}
A causa del pecado del hombre, “la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora”. Romanos 8:22. Así cayeron los sufrimientos y la muerte no solamente sobre la raza humana, sino también sobre los animales. Le incumbe pues al hombre tratar de aligerar, en vez de aumentar, el peso del padecimiento que su transgresión ha impuesto a los seres creados por Dios. El que abusa de los animales porque los tiene en su poder, es un cobarde y un tirano. La tendencia a causar dolor, ya sea a nuestros semejantes o a los animales irracionales, es satánica. Muchos creen que nunca será conocida su crueldad, porque las pobres bestias no la pueden revelar. Pero si los ojos de esos hombres se abrieran como se abrieron los de Balaam, verían a un ángel de Dios de pie como testigo, para testificar contra ellos en las cortes celestiales. Asciende al cielo un registro, y vendrá el día cuando el juicio se pronunciará contra los que abusan de los seres creados por Dios. {PP 420.2}
Cuando vio al mensajero de Dios, Balaam exclamó aterrorizado: “He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; pero ahora, si te parece mal, yo regresaré”. El Señor le permitió proseguir su viaje, pero le dio a entender que sus palabras serían controladas por el poder divino. Dios quería dar a Moab evidencia de que los hebreos estaban bajo la custodia del Dios del cielo; y lo hizo en forma eficaz cuando les demostró cuán imposible era para Balaam pronunciar una maldición contra ellos sin el permiso divino. {PP 420.3}
El rey de Moab, informado de que Balaam se acercaba, salió con un gran séquito hasta los confines de su reino, para recibirlo. Cuando expresó su asombro por la tardanza de Balaam, en vista de las ricas recompensas que le esperaban, el profeta le dio esta contestación: “Mira, ya he venido ante ti; pero ¿podré ahora decir alguna cosa? La palabra que Dios ponga en mi boca, esa hablaré”. Balaam lamentaba que se le hubiera impuesto esta restricción; temía que sus fines no pudieran cumplirse porque el poder del Señor le dominaba. {PP 420.4}
Con gran pompa, el rey y los dignatarios de su reino escoltaron a Balaam “a los altos de Baal”, desde donde iba a poder divisar al ejército hebreo. Contemplemos al profeta de pie en la altura eminente, mirando hacia el campamento del pueblo escogido de Dios. ¡Qué poco saben los israelitas de lo que está ocurriendo tan cerca de ellos! ¡Qué poco saben del cuidado de Dios, que los protege de día y de noche! ¡Cuán embotada tiene la percepción el pueblo de Dios! ¡Cuán tardos han sido sus hijos en todas las edades para comprender su gran amor y misericordia! Si tan solo pudieran discernir el maravilloso poder que Dios manifiesta constantemente en su favor, ¿no se llenarían sus corazones de gratitud por su amor, y de reverencia al pensar en su majestad y poder? {PP 421.1}
Balaam tenía cierta noción de los sacrificios y ofrendas de los hebreos, y esperaba que, superándolos en donativos costosos, podría obtener la bendición de Dios y asegurar la realización de sus proyectos pecaminosos. Así iban dominando su corazón y su mente los sentimientos de los moabitas idólatras. Su sabiduría se había convertido en insensatez; su visión espiritual se había ofuscado; cediendo al poder de Satanás, se había enceguecido él mismo. {PP 421.2}
Por indicación de Balaam, se erigieron siete altares, y él ofreció un sacrificio en cada uno. Luego se retiró a una altura, para comunicarse con Dios, y prometió que le haría saber a Balac cualquier cosa que el Señor le revelara. {PP 421.3}
Con los nobles y los príncipes de Moab, el rey se quedó de pie al lado del sacrificio, mientras que la multitud se congregó alrededor de ellos, y todos esperaban el regreso del profeta. Por último volvió, y el pueblo esperó oír las palabras capaces de paralizar para siempre aquel poder extraño que se manifestaba en favor de los odiados israelitas. Balaam dijo: {PP 421.4}
“De Aram me trajo Balac,
rey de Moab, desde los montes del oriente.
“¡Ven, maldíceme a Jacob; ven, execra a Israel!”.
¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?
¿Por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?
Porque desde la cumbre de las peñas puedo verlo,
desde los collados puedo mirarlo;
es un pueblo que habita confiado y no se cuenta entre las naciones.
¿Quién contará el polvo de Jacob
o el número de la cuarta parte de Israel?
Que muera yo la muerte de los rectos
y mi fin sea como el suyo”. {PP 421.5}
Balaam confesó que había venido con el objeto de maldecir a Israel; pero las palabras que pronunció contradijeron rotundamente los sentimientos de su corazón. Se lo obligó a pronunciar bendiciones, mientras que su alma estaba llena de maldiciones. {PP 422.1}
Mientras Balaam miraba el campamento de Israel, contempló con asombro la evidencia de su prosperidad. Se lo habían pintado como una multitud ruda y desorganizada que infestaba el país con grupos de merodeadores que afligían y aterrorizaban las naciones circunvecinas; pero lo que veía era todo lo contrario. Notó la vasta extensión y el orden perfecto del campamento, y que todo denotaba disciplina y orden cabales. Le fue revelado el favor que Dios dispensaba a Israel, y el carácter distintivo de ese pueblo escogido. No había de equipararse a las otras naciones, sino de superarlas en todo. El “pueblo que habita confiado, y no se cuenta entre las naciones”. Cuando se pronunciaron estas palabras, los israelitas aun no se habían establecido permanentemente en un sitio, y Balaam no conocía su carácter particular y especial ni sus modales y costumbres. Pero ¡cuán sorprendentemente se cumplió esta profecía en la historia ulterior de Israel! A través de todos los años de su cautiverio y de todos los siglos de su dispersión, han subsistido como pueblo distinto de los demás. Así también los hijos de Dios, el verdadero Israel, aunque dispersados entre todas las naciones, no son sino advenedizos en la tierra, y su ciudadanía está en los cielos. {PP 422.2}
No solo se le mostró a Balaam la historia del pueblo hebreo como nación, sino que contempló el incremento y la prosperidad del verdadero Israel de Dios hasta el fin. Vio cómo el favor especial del Altísimo asistía a los que lo aman y le temen. Los vio, sostenidos por su brazo, entrar en el valle de la sombra de muerte. Y los vio salir de la tumba, coronados de gloria, honor e inmortalidad. Vio a los redimidos regocijarse en las glorias imperecederas de la tierra renovada. Mirando la escena, exclamó: “¿Quién contará el polvo de Jacob, o el número de la cuarta parte de Israel?” Y al ver la corona de gloria en cada frente y el regocijo que resplandecía en todos los semblantes, contempló con anticipación aquella vida ilimitada de pura felicidad, y rogó solemnemente: “¡Qué muera yo la muerte de los rectos, y mi fin sea como el suyo!” {PP 422.3}
Si Balaam hubiera estado dispuesto a aceptar la luz que Dios le había dado, habría cumplido su palabra; e inmediatamente habría cortado toda relación con Moab. No hubiera presumido ya más de la misericordia de Dios, sino que se habría vuelto hacia él con profundo arrepentimiento. Pero Balaam amaba el salario de iniquidad, y estaba resuelto a obtenerlo a todo trance. {PP 423.1}
Balac había esperado confiadamente que una maldición caería como plaga fulminante sobre Israel; y al oír las palabras del profeta exclamó apasionadamente: “¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y tú has proferido bendiciones”. Balaam, procurando hacer de la necesidad una virtud, aseveró que, movido por un respeto concienzudo de la voluntad de Dios, había pronunciado palabras que habían sido impuestas a sus labios por el poder divino. Su contestación fue: “¿No debo cuidarme de decir lo que Jehová ponga en mi boca?” {PP 423.2}
Aun así Balac no podía renunciar a sus propósitos. Decidió que el espectáculo imponente ofrecido por el vasto campamento de los hebreos, había intimidado de tal modo a Balaam que no se atrevió a practicar sus adivinaciones contra ellos. El rey resolvió llevar al profeta a algún punto desde el cual solamente pudiera verse una parte de la hueste. Si se lograba inducir a Balaam a que la maldijera por pequeños grupos, todo el campamento no tardaría en verse entregado a la destrucción. En la cima de una elevación llamada Pisga, se hizo otra prueba. Una vez más se construyeron siete altares, sobre los cuales se colocaron las mismas ofrendas y sacrificios que antes. El rey y los príncipes permanecieron al lado de los sacrificios, en tanto que Balaam se retiraba para comunicarse con Dios. Otra vez se le confió al profeta un mensaje divino, que no pudo callar ni alterar. {PP 423.3}
Cuando se presentó a la compañía que esperaba ansiosamente, se le preguntó: “¿Qué ha dicho Jehová?” La contestación, como anteriormente, infundió terror al corazón del rey y de los príncipes: {PP 423.4}
“Dios no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta.
¿Acaso dice y no hace?
¿Acaso promete y no cumple?
He recibido orden de bendecir;
él dio una bendición, y no podré revocarla. No ha notado iniquidad en Jacob
ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová, su Dios, está con él,
y ellos lo aclaman como rey”. {PP 423.5}
Embargado por el temor reverente que le inspiraban estas revelaciones, Balaam exclamó: “Porque contra Jacob no vale agüero, ni adivinación contra Israel”. Números 23:23. Conforme al deseo de los moabitas, el gran mago había probado el poder de su encantamiento; pero precisamente con respecto a esta ocasión se iba a decir de los hijos de Israel: “¡Lo que ha hecho Dios!” Mientras estuvieran bajo la protección divina, ningún pueblo o nación, aunque sea auxiliado por todo el poder de Satanás, podría prevalecer contra ellos. El mundo entero iba a maravillarse de la obra asombrosa de Dios en favor de su pueblo, a saber, que un hombre empeñado en seguir una conducta pecaminosa fuera de tal manera dominado por el poder divino que se viera obligado a pronunciar, en vez de imprecaciones, las más ricas y las más preciosas promesas en el lenguaje sublime y fogoso de la poesía. Y el favor que en esa ocasión Dios concedió a Israel había de ser garantía de su cuidado protector hacia sus hijos obedientes y fieles en todas las edades. Cuando Satanás indujera a los impíos a que calumniaran, maltrataran y exterminaran al pueblo de Dios, este mismo suceso les sería recordado y fortalecería su ánimo y fe en Dios. {PP 424.1}
El rey de Moab, desalentado y angustiado, exclamó: “Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas”. No obstante, subsistía una débil esperanza en su corazón, y decidió hacer otra prueba. Condujo a Balaam al monte Peor, donde había un templo dedicado, al culto licencioso de Baal, su dios. Allí se erigió el mismo número de altares que antes, y el mismo número de sacrificios fueron ofrecidos; pero Balaam no se apartó solo como en las otras ocasiones, para averiguar la voluntad de Dios. No pretendió hacer hechicería alguna, sino que, de pie al lado de los altares, miró a lo lejos a las tiendas de Israel. Otra vez el Espíritu de Dios vino sobre él, y brotó de sus labios el divino mensaje: {PP 424.2}
“¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob,
y tus habitaciones, Israel!
Como arroyos están extendidas,
como huertos junto al río, como áloes plantados por Jehová,
como cedros junto a las aguas.
De sus manos destilan aguas,
y su descendencia tiene agua en abundancia.
Su rey es más grande que Agag,
y su reino es engrandecido. […]
Se agazapa y se echa como un león,
como una leona.
¿Quién lo despertará?
¡Benditos sean los que te bendigan
y malditos los que te maldigan!” {PP 424.3}
La prosperidad del pueblo de Dios se presenta aquí mediante algunas de las más bellas figuras ofrecidas por la naturaleza. El profeta compara a Israel a los valles fértiles cubiertos de abundantes cosechas; a huertos florecientes regados por manantiales inagotables; al perfumado árbol de sándalo y al majestuoso cedro. Esta última figura es una de las más hermosas y apropiadas que se encuentran en la Palabra inspirada. El cedro del Líbano era honrado por todos los pueblos del Oriente. El género de árboles al que pertenece se encuentra dondequiera que el hombre haya ido, por toda la tierra. Florecen desde las regiones árticas hasta las zonas tropicales, y si bien gozan del calor, saben arrostrar el frío; brotan exuberantes en las orillas de los ríos, y no obstante, se elevan majestuosamente sobre el páramo árido y sediento. Clavan sus raíces profundamente entré las rocas de las montañas, y audazmente desafían la tempestad. Sus hojas se mantienen frescas y verdes cuando todo lo demás ha perecido bajo el soplo del invierno. Sobre todos los demás árboles, el cedro del Líbano se distingue por su fuerza, su firmeza, su vigor perdurable; y se lo usa como símbolo de aquellos cuya vida “está escondida con Cristo en Dios”. Colosenses 3:3. Las Escrituras dicen: “El justo florecerá como la palma: crecerá como cedro en el Líbano”. Salmos 92:12. La mano divina elevó el cedro a la categoría de rey del bosque. “Los cipreses no fueron semejantes a sus ramas ni los castaños fueron semejantes a su ramaje”. Ezequiel 31:8. El cedro se usa a menudo como emblema de la realeza; y su empleo en la Escritura, para representar a los justos, demuestra cómo el cielo considera y aprecia a los que hacen la voluntad de Dios. {PP 425.1}
Balaam profetizó que el rey de Israel sería más grande y más poderoso que Agag. Tal era el nombre que se daba a los reyes de los amalecitas, entonces nación poderosa; pero Israel, si era fiel a Dios, subyugaría a todos sus enemigos. El Rey de Israel era el Hijo de Dios; su trono se había de establecer un día en la tierra, y su poder se exaltaría sobre todos los reinos terrenales. {PP 425.2}
Al escuchar las palabras del profeta, Balac quedó abrumado por la frustración de su esperanza, por el temor y la ira. Lo indignaba el hecho de que Balaam se hubiera atrevido a darle la menor promesa de una respuesta favorable, cuando todo estaba resuelto contra él. Miraba con desprecio la conducta transigente y engañosa del profeta. El rey exclamó airado: “Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, pero Jehová te ha privado de honra”. La contestación que recibió el rey fue que se le había prevenido que Balaam únicamente podría pronunciar el mensaje dado por Dios. Antes de volver a su pueblo, Balaam emitió una hermosísima y sublime profecía con respecto al Redentor del mundo y a la destrucción final de los enemigos de Dios: {PP 426.1}
“Lo veo, mas no ahora; lo contemplo,
mas no de cerca: Saldrá estrella de Jacob,
se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab
y destruirá a todos los hijos de Set”. {PP 426.2}
Y concluyó prediciendo el exterminio total de Moab y de Edom, de Amalec y de los cineos, con lo que privó al rey de los moabitas de todo rayo de esperanza. {PP 426.3}
Frustrado en sus esperanzas de riquezas y de elevación, en desgracia con el rey, y sabiendo que había incurrido en el desagrado de Dios, Balaam volvió de la misión que se había impuesto a sí mismo. Después de llegar a su casa, lo abandonó el poder del Espíritu de Dios que lo había dominado, y prevaleció su codicia, que hasta entonces había sido tan solo refrenada. Estaba dispuesto a recurrir a cualquier ardid para obtener la recompensa prometida por Balac. Balaam sabía que la prosperidad de Israel dependía de obedecer a Dios y que no había manera alguna de ocasionar su ruina sino induciéndolo a pecar. Decidió entonces conseguir el favor de Balac, aconsejándoles a los moabitas el procedimiento que se debía seguir para traer una maldición sobre Israel. {PP 426.4}
Regresó inmediatamente a la tierra de Moab y expuso sus planes al rey. Los moabitas mismos estaban convencidos de que mientras Israel permaneciera fiel a Dios, él sería su escudo. El proyecto propuesto por Balaam consistía en separarlos de Dios, induciéndolos a la idolatría. Si es posible hacerlos participar en el culto licencioso de Baal y Astarté, ello los enemistaría con su omnipotente Protector, y pronto serían presa de las naciones feroces y belicosas que vivían en derredor suyo. De buena gana aceptó el rey este proyecto, y Balaam mismo se quedó allí para ayudar a realizarlo. {PP 426.5}
Balaam presenció el éxito de su plan diabólico. Vio cómo caía la maldición de Dios sobre su pueblo y cómo millares eran víctimas de sus juicios; pero la justicia divina que castigó el pecado en Israel no dejó escapar a los tentadores. En la guerra de Israel contra los madianitas, Balaam fue muerto. Había presentido que su propio fin estaba cerca cuando exclamó: “¡Qué muera yo la muerte de los rectos, y mi fin sea como el suyo!” Pero no había escogido la vida de los rectos, y tuvo el destino de los enemigos de Dios. {PP 427.1}
La suerte de Balaam fue semejante a la de Judas, y los caracteres de ambos son muy parecidos. Trataron de reunir el servicio de Dios y el de Mammón, y fracasaron completamente. Balaam reconocía al verdadero Dios y profesaba servirle; Judas creía en Cristo como el Mesías y se unió a sus discípulos. Pero Balaam esperaba usar el servicio de Jehová como escalera para alcanzar riquezas y honores mundanos; al fracasar en esto, tropezó, cayó y se perdió. Judas esperaba que su unión con Cristo le asegurara riquezas y elevación en aquel reino terrestre que, según creía, el Mesías estaba por establecer. El fracaso de sus esperanzas lo empujó a la apostasía y a la perdición. Tanto Balaam como Judas recibieron mucha iluminación espiritual y ambos gozaron de grandes prerrogativas; pero un solo pecado que ellos abrigaban en su corazón, envenenó todo su carácter y causó su destrucción. {PP 427.2}
Es cosa peligrosa albergar en el corazón un rasgo anticristiano. Un solo pecado que se conserve irá depravando el carácter, y sujetará al mal deseo todas sus facultades más nobles. La eliminación de una sola salvaguardia de la conciencia, la gratificación de un solo hábito pernicioso, una sola negligencia con respecto a los altos requerimientos del deber, quebrantan las defensas del alma y abren el camino a Satanás para que entre y nos extravíe. El único procedimiento seguro consiste en elevar diariamente con corazón sincero la oración que ofrecía David: “Afirma mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen”. Salmos 17:5. {PP 427.3}
Testimonio: 10-10-2017
Amados, octubre 10, 2017, 6:45 de la mañana. Vino a mi palabra de Dios y me dijo:
“¡Ay de los que tuercen la verdad para sentirse tranquilos! Pues, ellos, sólo recibirán escarnios. ¡Dichoso aquel que confíe en Mí! Hay camino que al hombre parece derecho pero su fin es camino de muerte. Pronto llorará Israel, pues confió en sus adivinos y falsos profetas que presagiaron el bien cuando Yo, el Eterno, he declarado el mal. ¿Por qué dudáis de mis palabras y tenéis por especulación mis dichos?” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p1}
“¡Ay de ti que pones tus sentimientos por encima de un Escrito Está, y luego, clamas por protección que no tendrás! Porque has usurpado, con tus razonamientos, mis mandatos y no divulgas lo enseñado.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p2}
“¡Ay que vendrá sobre ti y no escaparás! Porque aún los niños reconocen el verano. ¿De qué te vale,” seguía diciendo, “explicaciones y evidencias si tu razonamiento es lo único que cuenta?” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p3}
“¡Ay de ti,” seguía diciendo la voz, “pues en un momento sólo será tu lamento! Y, ¿quién te consolará? Desechaste los profetas y ni aún mi propia voz quisiste oír. Sólo oirás agoreros que decían paz, y paz, cuando Yo he hablado de guerra. Más, como no te arrepentiste”, seguía diciendo, “aun así, un espíritu de error vendrá sobre ti y no sabrás ni cuándo naciste. Por cuanto has desechado al Santo de Israel, así, el Santo de Israel te ha desechado.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p4}
“No hay entendimiento en Israel”, seguía diciendo, “porque me desecharon y no quisieron mi consejo. Y ahora, ¿quién te guiará? ¡Dichoso el que confía en Mí y hace de Mí su consejo y [de] mis mandatos su regla de acción! He aquí que: fuego, azufre, humo y pestilencia están al acecho, pues mi mano está alzada. ¿Por qué ignoran mis palabras y luego por Mí claman?”, —seguía diciendo. Entonces, hizo una pausa y dijo: “¿habrá salvador en Sodoma y podrá librarse por sí sola Gomorra? Vendrá sobre ti Asiria, y Egipto te esclavizará por cuanto desechaste el consejo y pisoteaste el derecho. Babilonia reinará y cree que nada le sucederá, y sus súbditos la alaban.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p5}
“¡Ay de las naves de Quitim! ¡Ay de Adma, y Zeboim! ¡Ay de los que te siguen sin saber a dónde van! Porque la destrucción les seguirá.”
Entonces, otra vez, hizo una pausa y continuó diciendo:
“¡Ay de ti, Jerusalén, que te congregas con Babilonia! Estás junto con ella para sentirte aceptada. ¿Acaso no he sido Yo un buen esposo que debes ir tras tus amantes? Si aun cuando cayere fuego del cielo ante tus ojos, no me buscarás porque tus deleites amaste más que la rectitud y tu poder más que la verdad.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p6}
“¡Ay de los que trabajan en ti por precio y venden su libertad por precio! ¿Acaso no podré Yo arremeter en una hora contra ellos? Y lo que tienen, ¿de quién será?” preguntaba. “Vivo Yo,” dice el Eterno, “que juicio tras juicio, y castigo tras castigo vendrán sobre ti, y no escaparás, porque no fuiste guardador ni celador de Mi verdad”. “¡Sal de ella, pueblo mío! Ve a tus aposentos, cierra tras ti tus puertas mientras pasa la indignación. Porque Jerusalén será desolada y sus seguidores, de precio y cohecho, serán barridos. Porque, para esto, hay plazo. Porque desecharon el consejo y se apartaron de la rectitud y pisotearon la causa y la verdad y no buscaron al Santo de Israel.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p7}
Seguía diciendo: “Yo”, dice el Eterno, “declaro sobre ti: destrucción, temor y tormento. Y tu gloria, ¿para quién será?”—preguntaba. “Ensuciaste mi verdad, decretaste maldad al recto y te regocijaste con el impío, llegaste a ser cueva de toda ave aborrecible porque lo desechaste y lo deseaste. Yo te preservé con Mi verdad, pura y santa, más no quisiste y ahora tu disfraz es caído y tu maldad abiertamente será conocida; porque dices ser la guardadora de mis mandamientos, más los pisoteas.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p8}
“¡Ay de ti! Vivo Yo”, dice el Eterno, “que no te sufriré más. No protestaré ya más por Mí, porque tus protestas han sido compradas por precio y has desechado al Santo de Israel y te has vuelto a ser hermana consentida de una ramera. ¿Acaso te protegerá ella? ¿y no te escarnecerá?” —preguntaba. “¿Acaso serás para ella la niña de sus ojos como lo has sido para Mí?” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p9}
“Vivo Yo”, dice el Eterno, “que harán de ti despojo. Y, [por] cuanto diste la espalda al que te guiaba y sustentaba, el Santo de Israel, Yo no seré más tú guiador. Y sólo serán ciegos guiando ciegos. Y sabrás que Yo Soy un Dios celoso que visito la maldad y abomino la iniquidad. Tu aliada te alabará y te engrandecerá. Y, en un momento, pero de repente, caerás, y no [habrá] quién te ayude. Porque pisoteaste al Justo y detuviste la verdad y no anduviste en integridad. Todos te verán, y harán fiesta por ti pensando que la unión es cumplida, pero pronto verán que hay un puñado que me sigue y vive escondido en Mí. Te unirás a las leyes opresoras, y tratarás de someterlo y de destruirlo, pero no te darás cuenta que mi mano los protege y ellos viven bajo la sombra del Altísimo.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p10}
“¡Ay de tí, pues cosa grande es caer bajo la mano del Altísimo! Ellos huirán primero con Mi protección. Pero, cuando te toque a ti, ¿quién te protegerá? Les di mis sábados por señal y, ¿qué habéis hecho con ellos? No hay en ti quién enseñe el derecho y la justicia que no sea pisoteado. Esta es tu hora, pero tu recompensa te aguarda.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p11}
“Mi pueblo real no está en ti, pues Mi guía los lleva lejos de tí por tus abominaciones. Desechaste la profecía y tuerces el derecho, y no llevas mi nombre. ¿Cómo pensaste en ser mi amada bajo tal traición? Vivo Yo,”—dice El Eterno—, “que todo está escrito para tu destrucción.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p12}
Entonces, amados, hizo otra pausa y dijo: “¡pueblo mío, desamparado y perseguido! Hoy te recojo en mis aposentos y te redimiré y te sustentaré con la diestra de mi justicia. Y, aunque son muy pocos, junto a Mí, serás fuerte. Tras la penuria, estarás por un momento, y, al fin, mi Espíritu reposará en vosotros a plenitud, y saldrás de tus aposentos, que Yo te he llevado, y serás un heraldo de fe y verdad. Te verá la gran ramera, y sus seguidoras, y te verá la que llevaba mi verdad y la torció, y fue desechada. Y, luego de ser espantada, te odiará y tratará de echarte mano, más no prevalecerá. Porque en Mí, es la hora de alumbrar con gran luz, luz final a este mundo de oscuridad. Muchos vendrán, y a muchos rescatarán. Más, culminado el conteo, la luz será escondida por Mí; y tus perseguidores no escaparán de mi mano. Por siete veces los heriré y, en su agonía, buscarán solución. Más aún para esto hay plazo. Más, cuando deseen arremeter a sangre contra ti y comience su cacería, Yo me levantaré de mi lugar y vendrá sobre ellos lo que he hablado. Y no habrá escapatoria [de] mi mano. Y todos sabrán que Yo Soy Dios y que no hay ninguno como Yo. Pero mis verdaderos hijos están escondidos bajo mis alas y verán a los lejos tu tormento. Más no perecerán, pues su alimento y su agua estarán seguros. ¿Acaso no lo estipulé por mis siervos los profetas? — decía el Eterno, “¿acaso lo he olvidado?” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p13}
“Yo Soy el Alfa y la Omega”, seguía diciendo, “el Principio y el Final. Y mi dicho se cumplirá como está estipulado. ¡Avanza, pueblo mío, no te detengas!” —decía, “pues vuestro adversario, el diablo, trama contra ustedes para destruirlos. ¡Entra en tus aposentos!” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p14}
“Mis castigos con misericordia están en todo lugar y, ni aun así, los malos se arrepienten. Corren por su vida de aquí para allá, más no prevalecerán.”
“Pero tú, mi pueblo, mantén la calma, pues Yo seré tu sustentador en medio de esto. Confía en mí”, decía, “y avanza por fe y no por vista. Y serás recompensado por tu fe. No te afanes,” seguía diciendo, “ni [te creas en] desamparo, ni te desesperes, pues estás esculpido en la palma de mis manos y, aunque ruja la tempestad, mis alas te guardarán. ¿Acaso te he fallado?” Y Él mismo contestó: “¡de ninguna manera!” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p15}
Entonces, siguió diciendo: “¡vivo Yo!”, dice el Eterno, “que mis ojos están sobre los que me buscan y obedecen, y mi paz estará con ellos. He aquí Yo he revelado lo que ha de acontecer rápidamente, pues el plazo está por cumplirse. Lleva este mensaje” —me dijo, “y no te detengas, pues los entendidos entenderán; y, todos aquellos que están escritos en el Libro de la Vida, sabrán lo que estoy diciendo.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p16}
“Mis escogidos los recogeré Yo y ya no estarán más dispersos, porque me siguieron, aún, en la tribulación. Y guardaron mis mandamientos, por lo cual, Yo les aumenté su fe. Dichoso el que en Mí confía y guarda todas estas cosas porque vuestra redención está cerca,” —decía. “¡A la ley y al testimonio, si no dicen conforme a esto es porque no les ha amanecido! Avanza, diles” —me decían, “que se apresuren a ubicarse y que no olviden mis instrucciones: casa pequeña”, me repitió, “terreno donde puedan sembrar, agua, agua propia —río, manantial, pozo—, que tenga agua.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p17}
“Buscadme y viviréis decía, desechadme y moriréis. Es hora de clamar por la unción total del Espíritu Santo, pues si no lo recibes no podrás soportar la gran tempestad que se avecina. Entonces, habiendo dicho esto, ¿en qué otra cosa estaréis ocupados?”, dijo. “Procurad mi aprobación, con temor y temblor, para que en esta hora puedan vivir. Dejad a un lado el afán del mundo y procurad vuestra salvación, pues no hay en mi mudanza, y la hora final ya está avanzada. Temblad y no pequéis, meditad en vuestras camas, y callad, y confiad en Jehová. Estoy a la puerta y llamo, todo aquel cuya alma es recta, va a oír mi voz, mi voz, y va a entender. Sé, pues, vigilante,” me decía, “¡y apresúrate! Pues todo esto pasará, más mi Palabra, no pasará. Corre y di estas palabras para que mi deseo en ellos esté cumplido.” {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p18}
Entonces, terminó con estas palabras: “sé fiel hasta la muerte y Yo te daré la corona de la vida.” Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 10-10-2017 , es.p19}
Testimonio: 02-11-2017
Anoche, amados, noviembre 2 del 2017, el Señor me dio un sueño. En este sueño yo veía cómo las personas, en los diferentes lugares donde estaban, salían —por la desesperación—, buscando refugio en otros lugares. Entonces, yo veía cómo las personas se iban, y por más que yo trataba de decirles: “miren, pero, ¡quédense! ¡porque aquí es donde Dios nos tiene, y aquí es donde nosotros tenemos que estar! ¡Ahora es el momento de ayudar, de ayudar al que está al lado de nosotros!” Ellos escapaban por su vida, en la desesperación, porque como no se habían preparado no sabían qué hacer. Su desesperación los llevaba a buscar otras tierras, otros rumbos. Entonces yo me trataba de parar al frente de ellos porque vi una línea muy larga, y ellos entraban por esa puerta, y ya cuando entraban por esta puerta pues ya no los veía más, era como que esa puerta los llevaba a los diferentes destinos a donde ellos querían ir. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p1}
Entonces mientras yo estaba en esa desesperación de tratarlos, de que ellos entendieran, y agarrarlos para que no se fueran, apareció entonces mi acompañante y me dijo: “Daisy, déjalos. Su suerte ya está echada”. Entonces yo dije: “Señor, pero yo estoy tratando de que se despierten, de que se den cuenta que, no importa donde quiera que se vayan, esto va a ser mundial, y va a llegar. Entonces, va a ser más difícil para ellos, porque si no se prepararon ahora, o sea antes en tiempo de paz, ahora en tiempo de guerra va a ser más difícil”. Entonces me dijo: “tranquila”. Entonces me llevó a otro lugar, en ese otro lugar, cuando fui allí, vi personas que estaban sentadas, estas personas habían perdido su casa, tenían muy poco que comer, pero tenían un arroyo. Ellos, de ahí, tomaban su agua, y lo poco que tenían de comer no solamente comían ellos, sino que compartían con otros. Entonces yo decía: “Señor, pero, ¡mira! Están ahí tratando de levantar sus paredes, su casita, porque se les vino abajo. Y, ¿por qué ellos no están en desesperación? Y aquellos que tenían, hasta, casas de cemento, que no se les cayó nada y no perdieron nada, ¿por qué están con esa desesperación?” Entonces mi acompañante me dijo: “es que no es la preparación material únicamente, necesitamos la preparación espiritual. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p2}
Entonces yo veía cómo estas personas se desenvolvían, y cómo, a su vez, mientras en el diario de su vida, de ellos desenvolverse, en el camino, también ayudaban a otras personas que también estaban caídas, a que se levantasen. ¡Fue tan linda aquella escena! Se pareció mucho a lo que estamos viviendo ahora aquí en Puerto Rico, y en México, y en otros lugares que ustedes ya conocen [pues] esto es de ámbito, ya, nacional lo que está pasando, [se conoce] en todo el mundo. Entonces, en ese momento, cuando ya estoy en un lugar, ahí viendo todo lo que estaba pasando, desperté. Y, cuando desperté: “¿ya?” -dije-, “¿ya? ¿ya se acabó?” —dije para adentro de mí, en mi mente—. Entonces, la voz volvió y me dijo: “tu esposo te va a decir algo”. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p3}
Entonces, en este momento yo me quedé así. Eran alrededor de las tres y media de la mañana, casi las cuatro, por ahí. Entonces me quedo mirando a mi esposo y digo: “pero, ¿cómo que mi esposo me va a decir algo? ¡[si] él está totalmente dormido!” Y en este momento mi esposo me dice: “Daisy, tuve un sueño”, y comenzó a contarme el sueño. Entonces me dijo: “tengo que leer algo, y cuando abrió su biblia, cayó en Jeremías 40. Entonces como ya me habían dado este capítulo para otra persona que tenía que enviárselo anteriormente, éste, me llamó mucho la atención. Entonces comencé a leer Jeremías 40 y cuando leí Jeremías 40 el Señor me dijo: lee Jeremías 40 pero lee también hasta el 44. Entonces este es el matinal que tuvimos esta mañana todos acá en nuestra casa y nos pudimos dar cuenta de que, cuando Dios habla a los que van a traer el castigo sobre las naciones desobedientes, muchas veces los que traen el castigo son aún más obedientes que los que realmente nos decimos ser los hijos de Dios. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p4}
Entonces allí vemos esta dinámica, amados hermanos, de cómo Dios, pues, fue llevando a Jeremías a instruir al pueblo, más el pueblo no hizo caso. Ellos pensaron que, yendo a Egipto a buscar comida, a buscar lo que ellos necesitaban, allí encontraron la espada, allí encontraron la muerte, allí encontraron el hambre y la sed para ellos y sus familias. Quiera Dios que cada uno de nosotros que escuchemos esto, recapacitemos y nos demos cuenta, porque yo los pude ver en el sueño que ellos salían más no podían regresar, porque la situación se había puesto tan terrible y tan precaria que había sido bien difícil, bien difícil, y ellos estaban enterrando sus manos en la tierra para buscar comida más no la encontraban. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p5}
Quiera Dios que sigamos las instrucciones de Dios y nos estemos quietos, y que podamos darnos cuenta que estamos bajo la dirección de un Dios todopoderoso, que todo lo que está pasando en este mundo no está pasando de incógnito ante sus ojos, sino que él está al control de todo, esto es un tiempo de que tiene que pasar lo que tiene que pasar, más Dios está pendiente de sus verdaderos hijos. Si confiamos en Él, no vamos a salir huyendo a ningún lugar, sencillamente vamos a esperar en Cristo Jesús, vamos a esperar sus órdenes. Si el Señor dice: “muévete”, te mueves. Si el Señor dice: “quédate”, te quedas. Si el Señor dice: “ve, haz esto, di esto, come esto, no comas esto”, hazlo. Porque el Señor está dando instrucciones contundentes en estos últimos días para que sus hijos sepan lo que tienen que hacer. Quiera Dios que esto no caiga en oídos sordos y que todos nos podamos preparar, y que todos más que prepararnos físicamente, materialmente, más que eso, es prepararnos espiritualmente en Cristo Jesús. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 02-11-2017 , es.p6}
Jeremías 40
1 Palabra que vino a Jeremías de parte de Jehová, después que Nabuzaradán capitán de la guardia le envió desde Ramá, cuando le tomó estando atado con esposas entre todos los que fueron llevados cautivos de Jerusalén y de Judá que fueron desterrados a Babilonia.
2 Tomó pues, el capitán de la guardia a Jeremías, y le dijo: Jehová tu Dios habló este mal contra este lugar;
3 y Jehová lo ha traído y hecho según lo había dicho; porque pecasteis contra Jehová, y no oísteis su voz, por eso os ha venido esto.
4 Y ahora yo te he soltado hoy de las esposas que tenías en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo miraré por ti; mas si no te parece bien venir conmigo a Babilonia, déjalo; mira, toda la tierra está delante de ti; ve a donde mejor y más cómodo te pareciere ir.
5 Y aún no se había vuelto él, cuando [le dijo]: Vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo; o ve a donde te pareciere más cómodo ir. Y el capitán de la guardia le dio provisiones y un presente, y le despidió.
6 Se fue entonces Jeremías a Gedalías hijo de Ahicam, a Mizpa, y moró con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.
7 Y como oyeron todos los príncipes del ejército que estaba por el campo, ellos y sus hombres, que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ahicam sobre la tierra, y que le había encomendado los hombres, y las mujeres, y los niños, y los pobres de la tierra, que no fueron llevados cautivos a Babilonia.
8 Vinieron luego a Gedalías en Mizpa, [esto es], Ismael hijo de Netanías, y Johanán y Jonatán hijos de Carea, y Seraías hijo de Tanhumet, y los hijos de Efi netofatita, y Jezanías hijo de un maacatita, ellos y sus hombres.
9 Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y tendréis bien.
10 Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros, tomad el vino, los frutos del verano y el aceite, y ponedlo en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado.
11 Asimismo todos los judíos que [estaban] en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que [estaban] en todas las tierras, cuando oyeron decir como el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá, y que había puesto sobre ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán,
12 todos estos judíos regresaron entonces de todas las partes adonde habían sido echados, y vinieron a tierra de Judá, a Gedalías en Mizpa; y tomaron vino y muchísima fruta de verano.
13 Y Johanán, hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban en el campo, vinieron a Gedalías en Mizpa,
14 y le dijeron: ¿No sabes de cierto como Baalis, rey de los hijos de Amón, ha enviado a Ismael hijo de Netanías, para matarte? Mas Gedalías hijo de Ahicam no los creyó.
15 Entonces Johanán hijo de Carea habló a Gedalías en secreto, en Mizpa, diciendo: Yo iré ahora, y heriré a Ismael hijo de Netanías, y ningún hombre lo sabrá: ¿por qué te ha de matar, y todos los judíos que se han reunido a ti se dispersarán, y perecerá el resto de Judá?
16 Pero Gedalías hijo de Ahicam dijo a Johanán hijo de Carea: No hagas esto, porque falso es lo que tú dices de Ismael.
Jeremías 41
1 Y aconteció en el mes séptimo, que vino Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la simiente real, y algunos príncipes del rey, y diez hombres con él, a Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y juntos comieron pan allí en Mizpa.
2 Y se levantó Ismael hijo de Netanías, y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, matando así a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto sobre la tierra.
3 Asimismo hirió Ismael a todos los judíos que estaban con él, con Gedalías en Mizpa, y a los soldados caldeos que allí se hallaron.
4 Sucedió además, un día después que mató a Gedalías, cuando nadie [lo] sabía [aún],
5 que venían unos hombres de Siquem y de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba, y rotas las ropas, y arañados y traían en sus manos ofrenda y perfume para llevar a la casa de Jehová.
6 Y de Mizpa les salió al encuentro, llorando, Ismael hijo de Netanías: y aconteció que como los encontró, les dijo: Venid a Gedalías, hijo de Ahicam.
7 Y fue que cuando llegaron al medio de la ciudad, Ismael hijo de Netanías los degolló, [y los echó] dentro de una cisterna, él y los hombres que con él estaban.
8 Mas entre aquellos fueron hallados diez hombres que dijeron a Ismael: No nos mates; porque tenemos en el campo tesoros de trigos, y cebadas, y aceite, y miel. Y los dejó, y no los mató entre sus hermanos.
9 Y la cisterna en que echó Ismael todos los cadáveres de los hombres que él había matado a causa de Gedalías, era la misma que el rey Asa había hecho a causa de Baasa, rey de Israel; la llenó de muertos Ismael, hijo de Netanías.
10 Después Ismael llevó cautivo a todo el resto del pueblo que [estaba] en Mizpa; a las hijas del rey y a todo el pueblo que en Mizpa había quedado, el cual Nabuzaradán, capitán de la guardia, había encargado a Gedalías, hijo de Ahicam. Los llevó, pues, cautivos Ismael hijo de Netanías, y se fue para pasarse a los hijos de Amón.
11 Y oyó Johanán hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban con él, todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Netanías.
12 Entonces tomaron todos los hombres, y fueron a pelear con Ismael hijo de Netanías, y lo hallaron junto al gran estanque que [está] en Gabaón.
13 Y aconteció que como todo el pueblo que [estaba] con Ismael vio a Johanán hijo de Carea, y a todos los príncipes de la gente de guerra que estaban con él, se alegraron.
14 Y todo el pueblo que Ismael había traído cautivo de Mizpa, se tornaron, y volvieron, y se fueron a Johanán hijo de Carea.
15 Mas Ismael hijo de Netanías se escapó delante de Johanán con ocho hombres, y se fue a los hijos de Amón.
16 Y Johanán hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que con él [estaban], tomaron todo el resto del pueblo que habían recobrado de Ismael hijo de Netanías, de Mizpa, después que hirió a Gedalías hijo de Ahicam: hombres de guerra, y mujeres, y niños, y los eunucos que Johanán había hecho tornar de Gabaón;
17 y fueron y habitaron en Gerut-quimam, que es cerca de Belén, a fin de partir y meterse en Egipto,
18 por causa de los caldeos; porque temían de ellos, por haber herido Ismael hijo de Netanías a Gedalías hijo de Ahicam, al cual el rey de Babilonia había puesto sobre la tierra.
Jeremías 42
1 Y vinieron todos los capitanes de la gente de guerra, y Johanán hijo de Carea, y Jezanías hijo de Osaías, y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor,
2 y dijeron al profeta Jeremías: Sea acepta nuestra súplica delante de ti, y ora por nosotros a Jehová tu Dios, por todo este remanente (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como nos ven tus ojos),
3 para que Jehová tu Dios nos enseñe camino por donde vayamos, y lo que hemos de hacer.
4 Y el profeta Jeremías les dijo: Ya he oído. He aquí que voy a orar a Jehová vuestro Dios, como habéis dicho; y será que todo lo que Jehová os respondiere, os [lo] declararé; no os reservaré palabra.
5 Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea testigo entre nosotros de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros.
6 Sea bueno, o sea malo, a la voz de Jehová nuestro Dios, al cual te enviamos, obedeceremos; para que, obedeciendo a la voz de Jehová nuestro Dios, tengamos bien.
7 Y aconteció que al cabo de diez días vino palabra de Jehová a Jeremías.
8 Y llamó a Johanán hijo de Carea, y a todos los capitanes de la gente de guerra que con él [estaban], y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor;
9 Y les dijo: Así dice Jehová Dios de Israel, al cual me enviasteis para presentar vuestras súplicas delante de Él:
10 Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré, y no os destruiré; os plantaré, y no os arrancaré: porque arrepentido estoy del mal que os he hecho.
11 No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del cual tenéis temor; no temáis de su presencia, ha dicho Jehová, porque con vosotros [estoy] yo para salvaros y libraros de su mano:
12 Y os daré misericordias, y tendrá misericordia de vosotros, y os hará volver a vuestra tierra.
13 Mas si dijereis: No moraremos en esta tierra, no obedeciendo así a la voz de Jehová vuestro Dios,
14 y diciendo: No, antes nos entraremos en tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni tendremos hambre de pan, y allá moraremos;
15 Ahora por eso, oíd la palabra de Jehová, remanente de Judá: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Si vosotros volviereis vuestros rostros para entrar en Egipto, y entrareis para peregrinar allá,
16 entonces sucederá que la espada que teméis, os alcanzará allí en tierra de Egipto, y el hambre de que tenéis temor, allá en Egipto se os pegará; y allí moriréis.
17 Será pues, que todos los hombres que tornaren sus rostros para entrarse en Egipto, para peregrinar allí, morirán a espada, de hambre, y de pestilencia: no habrá de ellos quien quede vivo, ni quien escape delante del mal que traeré yo sobre ellos.
18 Porque así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi enojo y mi ira sobre los moradores de Jerusalén, así se derramará mi ira sobre vosotros, cuando entrareis en Egipto; y seréis por juramento y por espanto, y por maldición y por afrenta; y no veréis más este lugar.
19 Jehová habló sobre vosotros, oh remanente de Judá: No entréis en Egipto: sabed por cierto que os aviso hoy.
20 ¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Porque vosotros me enviasteis a Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros a Jehová nuestro Dios; y conforme a todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, háznoslo saber así, y [lo] pondremos por obra.
21 Y os lo he denunciado hoy, y no habéis obedecido a la voz de Jehová vuestro Dios, ni a todas las cosas por las cuales me envió a vosotros.
22 Ahora, pues, sabed de cierto que moriréis a espada, de hambre y de pestilencia, en el lugar donde deseasteis entrar para peregrinar allí.
Jeremías 43
1 Y aconteció que como Jeremías acabó de hablar a todo el pueblo todas las palabras de Jehová su Dios, [esto es], todas las palabras por las cuales Jehová su Dios le había enviado a ellos,
2 dijo Azarías hijo de Osaías, y Johanán hijo de Carea, y todos los varones soberbios dijeron a Jeremías: Mentira dices; no te ha enviado Jehová nuestro Dios para decir: No entréis en Egipto a peregrinar allí;
3 sino que Baruc, hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en mano de los caldeos, para matarnos y para hacernos trasportar a Babilonia.
4 No obedeció, pues, Johanán hijo de Carea, y todos los capitanes de la gente de guerra, y todo el pueblo, a la voz de Jehová para quedarse en tierra de Judá;
5 sino que tomó Johanán hijo de Carea, y todos los capitanes de la gente de guerra, a todo el remanente de Judá que había vuelto de todas las naciones adonde habían sido echados, para habitar en la tierra de Judá.
6 a hombres y mujeres y niños, y a las hijas del rey, y a toda alma que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado con Gedalías, hijo de Ahicam hijo de Safán, y al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías;
7 y entraron en tierra de Egipto; porque no obedecieron a la voz de Jehová; y llegaron hasta Tafnes.
8 Y vino palabra de Jehová a Jeremías en Tafnes, diciendo:
9 Toma con tu mano piedras grandes, y escóndelas en el barro, en el enladrillado que [está] a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de los hombres de Judá;
10 y diles: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y extenderá su pabellón sobre ellas.
11 Y vendrá, y herirá la tierra de Egipto: los que a muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio, y los que a espada, a espada.
12 Y yo pondré fuego a las casas de los dioses de Egipto; y las quemará, y a ellos llevará cautivos; y él se vestirá la tierra de Egipto, como el pastor se viste su capa, y saldrá de allá en paz.
13 Además, quebrará las estatuas de Bet-semes, que está en tierra de Egipto, y las casas de los dioses de Egipto quemará a fuego.
Jeremías 44
1 Palabra que vino a Jeremías acerca de todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, que moraban en Migdol, y en Tafnes, y en Nof, y en tierra de Patros, diciendo:
2 Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá: y he aquí que ellas [están] el día de hoy asoladas, y ni hay en ellas morador;
3 A causa de la maldad que ellos cometieron para hacerme enojar, yendo a ofrecer incienso, honrando a dioses ajenos que ellos no habían conocido, [ni] vosotros, ni vuestros padres.
4 Y envié a vosotros a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviándolos, diciendo: No hagáis ahora esta cosa abominable que yo aborrezco.
5 Mas no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para no ofrecer incienso a dioses ajenos.
6 Se derramó, por tanto, mi furor y mi ira, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron destruidas y desoladas, como están hoy.
7 Ahora, pues, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande mal contra vuestras almas, para ser talados varón y mujer, y niño de pecho, de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno;
8 haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para morar, de suerte que os acabéis, y seáis por maldición y por oprobio a todas las naciones de la tierra?
9 ¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros padres, y de las maldades de los reyes de Judá, y de las maldades de sus esposas, y de vuestras maldades, y de las maldades de vuestras esposas, que hicieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén?
10 No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley, ni en mis estatutos que puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.
11 Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo pongo mi rostro contra vosotros para mal, y para destruir a todo Judá.
12 Y tomaré el remanente de Judá que puso su rostro para entrar en la tierra de Egipto para morar allí, y en la tierra de Egipto serán todos consumidos. Caerán a espada y por el hambre serán consumidos; por la espada y el hambre morirán desde el menor hasta el mayor; y serán [causa] de blasfemia, de espanto, de maldición y de oprobio.
13 Pues castigaré a los que moran en tierra de Egipto, como castigué a Jerusalén, con espada, y con hambre, y con pestilencia.
14 Y del remanente de Judá que entraron en tierra de Egipto para morar allí, no habrá quien escape, ni quien quede vivo, para volver a la tierra de Judá, por la cual suspiran ellos por volver para habitar allí; porque no volverán sino los que escaparen.
15 Entonces todos los que sabían que sus esposas habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran multitud, y todo el pueblo que habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo:
16 [En cuanto a] la palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti;
17 sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y fuimos saciados de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno.
18 Mas desde que cesamos de ofrecer incienso a la reina del cielo, y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y a hambre somos consumidos.
19 Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso nosotras hicimos tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin [saberlo] nuestros maridos?
20 Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres, y a todo el vulgo que le había respondido esto, diciendo:
21 ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso que ofrecisteis en las ciudades de Judá, y en las plazas de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes, y el pueblo de la tierra?
22 Y no pudo soportar más Jehová a causa de la maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho: por tanto vuestra tierra fue en asolamiento, y en espanto, y en maldición, hasta no quedar morador, como hoy.
23 Porque habéis quemado incienso y pecasteis contra Jehová, y no obedecisteis a la voz de Jehová, ni anduvisteis en su ley, ni en sus estatutos, ni en sus testimonios; por tanto ha venido sobre vosotros este mal, como en este día.
24 Y dijo Jeremías a todo el pueblo, y a todas las mujeres: Oíd palabra de Jehová, todos los de Judá que [estáis] en tierra de Egipto:
25 Así habla Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, diciendo: Vosotros y vuestras esposas hablasteis con vuestras bocas, y con vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo: Cumpliremos efectivamente nuestros votos que hicimos, de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones; confirmáis a la verdad vuestros votos, y ponéis vuestros votos por obra.
26 Por tanto, oíd palabra de Jehová, todo Judá que habitáis en tierra de Egipto: He aquí he jurado por mi grande nombre, dice Jehová, que mi nombre no será más invocado en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre judío, diciendo: Vive el Señor Jehová.
27 He aquí que yo velo sobre ellos para mal, y no para bien; y todos los hombres de Judá que [están] en la tierra de Egipto, serán consumidos a espada y de hambre, hasta que perezcan del todo.
28 Y los pocos hombres que escaparen de la espada, volverán de tierra de Egipto a tierra de Judá, y todo el remanente de Judá, que ha entrado en Egipto a morar allí sabrá la palabra de quién ha de permanecer, si la mía, o la suya.
29 Y esto [tendréis] por señal, dice Jehová, de que en este lugar os visito, para que sepáis que de cierto permanecerán mis palabras para mal sobre vosotros.
30 Así dice Jehová: He aquí que yo entrego a Faraón Hofra rey de Egipto en mano de sus enemigos, en mano de los que buscan su vida, como entregué a Sedequías rey de Judá en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, su enemigo que buscaba su vida.
Testimonio: 20-02-2019
Amados, febrero 20, 2019. En sueños estaba en una guagua [autobús]. Era una guagua, o tráiler de pasajeros, bien grande, que tenía muchos cuartos de cocina, sala, baño, etcétera. Allí vi muchos conocidos, unos cocinaban para vender, otros hacían cosas para negociar. Luego de ver dentro de este tráiler, que tenía muchas personas, se me indicó salir. Salí del tráiler y comencé a verlo por fuera, como se me indicó. Por dentro, ese tráiler, tenía toda la comodidad para vivir y negociar y todos se sentían seguros. Ya, al verlo por fuera, comencé a darme cuenta que el tráiler estaba en una cuesta muy pronunciada y tenía gomas [ruedas]. {Daisy Escalante: 20-02-2019 , es.p1}
Vi entonces un hombre alto con sombrero de ala ancha, ¡y su aspecto era terrible! Él subía al tráiler. Le seguí hasta la puerta del mismo, y lo vi apretar un botón. El tráiler comenzó a moverse y grité: “¡salgan, salgan!”. Pero todos, aterrados, no se movían. Unos decían: “¡no puedo tirarme de aquí! tengo mis cosas, deja recogerlas”. Otros decían: “si salto me robarán las cosas”. Oí una mujer decir: “¿cómo mantendré mis hijos? Ya ni aún puedo cuidar bien su salud con lo que tengo, y si salto, lo poco que tengo, se perderá”. {Daisy Escalante: 20-02-2019 , es.p2}
Fuera del tráiler, veía el tráiler moverse calle abajo hacia la deriva. Vi a través de las ventanas del tráiler un joven conocido y grité con todas mis fuerzas su nombre y le dije: “¡salta, salta!” Y él me miró y, angustiado, comenzó a tratar de salir. Las ventanas, cerradas no se las podía abrir, más éste cogió algo dentro del tráiler y rompió una ventana y salió por ella. Se cortó y se golpeó, pero pudo salir. {Daisy Escalante: 20-02-2019 , es.p3}
En ese momento, al ver yo que la ventana estaba abierta, escuchaba lo que hablaban los del tráiler y grité, otra vez, y les dije: “¡salgan, salgan!”. Más ninguno más salió. El tráiler agarró velocidad y ahí muchos comenzaron a gritar. Pero, en ese momento, llegó el fin de la carretera y vi cómo el tráiler se despeñó y ya no los pude ver más. Agarré al joven herido por la mano y caminamos hacia una pequeña casa, donde había pocas personas orando y clamando y aferrándose a Dios por el sufrimiento de, todos, haber perdido a alguien en aquel tráiler. Allí, consolados por Dios, y descansando en sus brazos de amor, agradecimos a Dios por su protección y salvación. Todo era caos, desgracia a nuestro alrededor, más nos sentíamos seguros de su grande y poderosa salvación. {Daisy Escalante: 20-02-2019 , es.p4}
¡Bendito Dios por su amor y por su misericordia! Porque, a pesar de que no hacemos las cosas, muchas veces, como Él quiere que las hagamos, su misericordia siempre, su apelación siempre está ante nosotros para que podamos, por su ayuda y por su misericordia, ser más que vencedores. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 20-02-2019 , es.p5}
Testimonio: 05-08-2019
Amados, 5 de agosto 2019. En sueños, yo estaba con varias personas ayudándoles en algo que ellos querían hacer. Por alguna razón, ellos no podían, así que yo luché con todas mis fuerzas para ayudarles. Y así lo hice. Más, al terminar, escuché una voz que me dijo: “obsérvalos”. Observé, y vi que sus rostros reflejaban envidia y odio hacia mí. Pregunté: “¿por qué esto, si yo les ayudé en todo? Todo está listo, ¿por qué esto?” Les vi caminar determinadamente hacia mí, con malas intenciones que les afloraban en su rostro. Temí por mi vida, en ese momento me dijeron estas palabras: “de la traición sacad valentía, y del frío odio sacad el caliente amor. El que venciere hasta el fin, éste será salvo”. {Daisy Escalante: 05-08-2019 , es.p1}
En ese momento, ahí, desperté. Quiera Dios que cada uno de nosotros, aferrados a Cristo Jesús, podamos ser más que vencedores en Él. Bendiciones. {Daisy Escalante: 05-08-2019 , es.p2}
Testimonio: 12-09-2020 #01
12 de septiembre 2020. En sueños, vi que hermanos salían a las montañas. Iba un camión de carga lleno de personas, y personas, también, en sus carros. Vi que, al llegar al lugar, la congregación era mixta, en acciones y pensamientos. Unos, comenzaron rápidamente a sembrar, araron la tierra, hacían bancos y surcos, y sembraban semilla. Otros, cercaban la propiedad. Otros, levantaban sus casetas cerca de donde construirían. Y otros, se acomodaban en la única estructura existente en ese lugar. Entre toda esa congregación pude notar que había dominicanos, mexicanos, puertorriqueños, salvadoreños, americanos. Había muchos niños y algunos jóvenes. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p1}
Pude notar que todos tenían una idea diferente de cómo hacer funcionar aquel lugar. Les reuní y les comencé a exhortar de los deseos de Dios para aquel lugar, que Él había provisto para ellos; más ninguno escuchaba. Todos pasaban mucho trabajo allí. Sólo se escuchaban quejas y murmuraciones. Vi, entonces, una dama conocida, muy servicial, ayudadora y facilitadora, ella amaba ayudar y ver a los demás felices, y por esa razón comenzó a cumplir los deseos de todos los allí presentes. Le exhorté a no hacerlo, más mis palabras cayeron en oídos sordos. Yo veía que, mientras más se complacía la solicitud de aquellas personas, más prepotentes, arrogantes y de brazos caídos se tornaban, dando por sentado que todo se les tenía que proveer, y que era mandatorio el suplirles todo deseo. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p2}
Comenzaron grandes problemas, que afloraban con una mirada, una palabra, un gesto; vi cómo, todo, detonaba en contiendas. La dama facilitadora, bondadosa, se sintió herida por esto y comenzó a reclamarles. Mientras esto pasaba frente a mí, veía la escena de hijos abandonando esos lugares para volver a la ciudad, y que declaraban —con su boca—, que anhelaban las diversiones mundanales. Veía a otros arando la tierra, y ocupados en esto, pero cada quien en su pedazo, pues no lograban trabajar unidos sin un pleito. Así también, los que construían estaban en problemas entre ellos constantemente. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p3}
La hermana bondadosa ya no sabía qué hacer. Traté de que escuchara lo que ella tendría que decirles a ellos, pero una dama brincó sobre mí, en son —según ella—, de juego. Y me mordió, y me dijo: “mire, mejor cállese, pues cada uno de nosotros haremos de todas formas lo que queramos hacer y nadie lo impedirá”. La hermana comenzó a llorar, se sentía despreciada, impotente ante semejante descontrol humano. Le vi, entonces, usar persuasión; más no funcionó. Y muchos estaban enfurecidos ante tal infortunio. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p4}
Me asomé por una ventana, eran fuertes y muy seguras, y se lo comenté a una persona que estaba a mi lado. Y ésta me dijo: “pues si son así, quiero de esas mismas para mi cabaña, y no me conformaré con menos”. Le exhorté a que fuera agradecida con la persona facilitadora; más, prepotente, se quejaba de no realizar sus deseos en aquel lugar. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p5}
Ante tal caos y confusión, escuché una voz que dijo: “que cada quien se ocupe de su tarea y paren las contenciones”. Al escuchar estas palabras, noté el tono de las mismas y sentí una voz de desagrado. Los alerté, pero no me escucharon. La dama facilitadora mudó su forma de ser para congraciarse con los allí presentes. Le exhorté a no hacerlo, más no me escuchaba. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p6}
Entonces, una voz me dijo: “mira por la ventana otra vez”. Miré, y vi a lo lejos un ángel, que sus pies tocaban el piso y sus alas rozaban las nubes. Sus ojos penetrantes escudriñaban todo a su paso y no había nada que escapara de su vista. En su mano derecha, una espada que rozaba el cielo. Yo le vi que tenía esa espada doble filo y, luego, se volvió fuego. Corrí a decirles a todos: “el ángel de Jehová viene con espada desenvainada a hacer justicia, ¡alístense!” Pero como ellos no lo vieron, no me hacían caso. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p7}
El ángel, con ojos y rostro amenazante, se acercaba, y yo luchaba por que me entendieran la solemnidad del momento, ¡pero no hacían caso! El ángel llegó, y mi ser desfallecía. Se paró frente a mí, ¡sentí que iba a perecer! Me habló y me dijo: “todos conocen mis designios, más su corazón es de continúo el mal. He venido a limpiar este lugar y separar la paja del trigo”. Dije: “¡oh, SEÑOR! ¡misericordia!” Y él me contestó: “sólo tendré misericordia del que tendré misericordia”. Comenzó éste a pasar, entonces, en medio del campamento. Y veía cómo, todos, eran aquejados por alguna enfermedad. Salían corriendo, algunos, tras grande dolor y no les vi más. Sólo vi a tres personas que quedamos, de las sesenta que éramos, en aquel lugar. La mujer facilitadora, era una dama, también había un hombre, y yo. Fuimos los únicos que quedamos en aquel lugar. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p8}
Pronto, vi las espaldas del ángel que seguía su camino tras habernos pasado, y le dije: “¡oh, SEÑOR!, ¿por qué te vas? ¿a dónde irás?”. Y me contestó sin voltearse: “voy a todo lugar de aquellos que dicen amarme”. La cara de la mujer facilitadora estaba con verrugas, su cabello se le caía, y sus uñas se descuartizaban llenas de hongo. El hombre, lloraba amargamente y no tenía consuelo. Y yo, me sentía desfallecer y me senté, pues mis piernas temblaban. Volví a mirar a las espaldas del ángel, ya distante, y dije: “¡SEÑOR, perdónanos! ¡sálvanos que perecemos!” Pronto, levantó su brazo al cielo, donde llevaba la espada desenvainada, y una luz del cielo llegó donde nosotros. Yo sentí como si me hubieran abierto el pecho con una incisión temple y limpia. Y una gran mano tocó mi pecho, y mi corazón, desfalleciente, se curó y se recuperó con fuerza y vigor. Miré a la mujer facilitadora y al hombre que, también, yacía en el piso y vi cómo, la mano resplandeciente como el sol, operaba su pecho y sacaba un corazón de ellos, ya arrugado, descuartizado, de color grisáceo, y ponía otro sin estrías, precioso y brillante. Así, tocó también su frente y éstos pudieron levantarse. Nos miramos todos, la mujer facilitadora ya no tenía las verrugas en su cara, y el hombre ya no tenía tristeza ni pesar, mi debilidad había desaparecido, ¡nos sentíamos regocijados! {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p9}
Entonces, fui llevada a ver el recorrido de aquel poderoso ángel. Le vi cruzar islas y continentes, pasando por medio de todo aquel que declaraba ser realmente el pueblo de Dios. Vi que por donde pasaba todo era ínfimamente diezmado, comunidad, familiares. Vi el odio acrecentarse en los que eran paja, por el trigo que prevalecía, más no podían éstos prevalecer en ese lugar y tenían que huir de él. Yo les veía preparándose, con otros, en perfectos escuadrones, y oía sus palabras donde se consolaban con la idea de que pronto destruirían a esos pocos. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p10}
Vi que esos pocos recibían la misma operación de corazón y el mismo toque de mano en su frente, y, aunque entendían el peligro frente a ellos, les vi confiados. Pronto, el poderoso ángel rodeó el globo terráqueo, y le vi acabar su obra y ascender como un relámpago al cielo. Entonces, escuché una fuerte voz que dijo: “días de grande solemnidad están frente a vosotros, el que a sabiendas los desperdiciare, ciertamente perecerá”. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p11}
Oh amados, oro al SEÑOR para que podamos entender, y podamos buscar de todo corazón el favor del Eterno. Que el SEÑOR nos bendiga. {Daisy Escalante: 12-09-2020 #01, es.p12}